REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN

 

MIL SEISCIENTOS CIENTÍFICOS CONTRA LA MENTIRA

 

 

 

Gervasio Portilla | 31.08.2023


 

 

 

Nada menos que 1.600 científicos y profesionales, con dos premios Nobel incluidos, han firmado ya la Declaración Climática Mundial, bajo el titulo: “No hay emergencia climática”.

La declaración promovida por la fundación Climate Intelligence (CLINTEL), indica que la ciencia del clima debería de ser menos política y más científica.

Los científicos deberían abordar abiertamente las incertidumbres y exageraciones de sus predicciones sobre el calentamiento global, mientras que los políticos deberían contar desapasionadamente los costes reales, así como los beneficios imaginarios de sus medidas políticas.

«En particular, los científicos deberían enfatizar que los resultados de sus modelos no son el resultado de la magia: los modelos computacionales son hechos por humanos. Lo que resulte depende totalmente de lo que los teóricos y programadores hayan aportado: hipótesis, suposiciones, relaciones, parametrizaciones, limitaciones de estabilidad, etc. Desafortunadamente, en la ciencia climática dominante la mayor parte de estos aportes no se declaran.

Creer en el resultado de un modelo climático es creer en lo que sus creadores han incluido. Éste es precisamente el problema del debate climático actual en el que los modelos climáticos son centrales. La ciencia del clima ha degenerado en una discusión basada en creencias, no en una ciencia autocrítica sólida. Deberíamos liberarnos de la creencia ingenua en modelos climáticos inmaduros. En el futuro, la investigación climática deberá dar mucho más énfasis a la ciencia empírica».

Entre las consideraciones de los firmantes, entre los que se encuentran los premios Nobel de 2.022 John F. Clauser, por sus investigaciones sobre mecánica cuántica e Ivar Giaver, Nobel de Física de 1.973.

Clauser, afirma que “no existe una verdadera crisis climática”. “La narrativa popular sobre el cambio climático refleja una peligrosa corrupción de la ciencia que amenaza la economía mundial y el bienestar de de miles de millones de personas”.

Entre los aspectos que destaca la declaración se recoge que el archivo geológico revela que el clima de la Tierra ha variado desde que existe el planeta, con fases naturales frías y calidas.

La Pequeña Edad del Hielo terminó en 1.850. Por lo tanto no sorprende que ahora estemos experimentando un periodo de calentamiento.

El calentamiento es mucho más lento de lo previsto.

El mundo se ha calentado significativamente menos de lo previsto, por el IPCC sobre la la base del efecto antropogénico modelado. La brecha entre el mundo real y el mundo modelado nos dice que estamos lejos de comprender el cambio climático.

Un aspecto fundamental de la declaración, es que el CO2 no es un contaminante. Es esencial para la vida en la tierra. La fotosíntesis es una bendición. Más el CO2 es beneficioso para la naturaleza, reverdece la tierra: el CO2 adicional en el aire ha promovido el crecimiento de la biomasa vegetal mundial. También es bueno para la agricultura, ya que aumenta el rendimiento de los cultivo en todo el mundo.

La clave de esta declaración es la independencia de estos científicos, respecto al poder político, que es la verdadera causa de una de las manipulaciones de nuestra historia con intenciones inconfesables y muy peligrosas para el bienestar de los seres humanos.

Nunca una mentira tantas veces repetida, ha tenido tantas personas que lleguen a creerla; por ello es fundamental la opinión de personas independientes de organizaciones políticas y de poder.

 

 

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista