Colaboraciones
El principal problema de la democracia de los partidos
28 octubre, 2025 | Javier Úbeda Ibáñez
Paradójicamente, mientras más democráticos somos, más mal gobernado está nuestro mundo, y menos honrados y desinteresados parecen ser nuestros gobernantes.
El principal problema de la democracia de los partidos —la que hoy vivimos y padecemos— está en la competitividad que se da entre los partidos políticos, que es una verdadera guerra solapada. Se trata de la negativa competitividad del tipo «gano-pierdes», en la que el triunfo de un partido implica la derrota de los otros. Este tipo de competitividad quedó prohibido en la Sagrada Escritura, en las siguientes palabras de san Pablo:
«No hagáis nada por espíritu de competencia, nada por vanagloria; antes, llevados de la humildad, teneos unos a otros por superiores, no atendiendo cada uno a su propio interés, sino al de los otros. Tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, quien, existiendo en la forma de Dios, no reputó codiciable tesoro mantenerse igual a Dios, antes se anonadó, tomando la forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres; y en la condición de hombre se humilló, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz, por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó un nombre sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús doble la rodilla cuanto hay en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre» (Filipenses 2, 3-11).