Colaboraciones

 

El fisicismo del movimiento «Acción Francesa» y el individualismo de Rousseau. Doctrina católica de la política

 

 

 

24 enero, 2025 | Javier Úbeda Ibáñez


Charles Maurras, fotografiado por Pierre Petit.

 

 

 

 

 

El movimiento «Acción Francesa»

El movimiento «Acción Francesa» (movimiento político fundado en 1898 a raíz del llamado caso Dreyfuss por Henri Vaugeois y Maurice Pujo. Poco tiempo después se uniría al grupo quien sería —en realidad— su más destacado representante: Charles Maurras, Martigues, Francia, 1868-Tours, Francia, 1952) tuvo cierta gravitación durante el siglo XX, concibió a la política como una ciencia física, que comprueba fenómenos de la naturaleza y los organiza en leyes, del mismo modo que, por ejemplo, la botánica. La sociedad no sería una realización libre del hombre que actualiza las virtualidades sociales depositadas en su ser, sino el producto necesario de necesarios instintos. Queda, por lo tanto, eliminado de la fundación y estructura de la sociedad el elemento virtud, ya que en ella no interviene ninguna determinación libre. Excluida la virtud, resulta que la vida política es ajena a la justicia. Su fin específico no será el bien común temporal, como enseña la moral cristiana, sino el interés nacional.

«Acción Francesa» («Action Française») fue un movimiento u organización de extrema derecha de Francia.

Nuevas personalidades pasarán por las filas del grupo: el polemista y novelista Léon Daudet (hijo de Alphonse Daudet), el historiador Jacques Bainville, el crítico Jules Lemaître, el filósofo Jacques Maritain, o los escritores Robert Brasillach, Georges Bernanos, Lucien Rebatet, Louis Dimier, Thierry Maulnier; e incluso destacados representantes de la izquierda y el anarcosindicalismo tales como Georges Sorel, el economista Georges Valois o Maurice Barrès, quien se había autodefinido como «socialista, nacionalista y dictatorial».

«Acción Francesa» fue condenada a finales de 1926 por el Papa Pío XI. Pío XII levantaría la condena en 1939 al terminar la Guerra Civil española.

 

El individualismo de Jean-Jacques Rousseau

Al fisicismo de la «Acción Francesa», se opone diametralmente el individualismo de Jean-Jacques Rousseau (Ginebra, Suiza, 1712-Ermenonville, Francia, 1778); para él, la política es un mero arte, derivado íntegramente de la voluntad libre del hombre. Para Rousseau el hombre ha nacido libre, con la libertad del salvaje en un bosque, y así ha de permanecer esencialmente. Como todos los hombres son libres, es inconcebible e injusta la menor subordinación. Pero, como la sociedad política es inevitable —para mejorar el nivel de vida—, Rousseau busca construirla en forma tal que nadie se vea quebrantado en su libertad e igualdad esenciales. Para ello, finge un pacto social, por el cual los hombres hasta entonces libres consienten en vivir en sociedad, concebida como un producto artificial, donde sólo rige la voluntad general, o sea la multitud numéricamente computada.

 

Doctrina católica de la política

Para determinar la esencia de la política, es necesario distinguir dos tipos de acciones humanas:

a) Lo factible: se refiere al hacer del hombre; las acciones ejercidas sobre la naturaleza externa (construir una mesa, levantar un edificio). Está regido por la virtud intelectual de arte.

b) Lo agible: se refiere al obrar humano; acciones ejercidas dentro del hombre (pensar, decidir). Está regido por la virtud intelectual y moral de la prudencia, que obtiene de los principios morales, conclusiones prácticas aplicables a cada caso concreto.

Como la política persigue el bien común, que no es un bien físico, y la principal actividad del político es mandar o liderar a otros, no cabe duda que pertenece al campo del obrar humano, no al del hacer. Por consiguiente, si es una actividad agible, debe estar regida por la prudencia, no por el arte, como se ha entendido generalmente, desde Maquiavelo. No es, entonces, «el arte de lo posible».

No pueden caber dudas sobre la naturaleza moral de la política, a la que podemos definir como: «La actividad prudencial, que consiste en hacer posible lo necesario para el bien común».