La prensa del pasado sábado, día 21, recogía de manera destacada una
fotografía que ha causado indignación a muchos creyentes y no
creyentes en España y en todo el mundo. El Presidente de la
Generalidad de Cataluña, D. Pascual Maragall y el Presidente del
Partido Esquerra Republicana de Cataluña, D. José Luis Carod-Rovira,
junto con otras personas que les acompañaban, se mostraban utilizando
un símbolo de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la corona de
espinas, como objeto de bromas y de risas. El lugar de estos hechos
era la ciudad santa de Jerusalén y el contexto de los mismos, un viaje
institucional a Israel y Palestina.
Las personas verdaderamente sensibles a la libertad religiosa y a los
sentimientos de los creyentes respetan los lugares y los símbolos
religiosos y se abstienen de mofarse de ellos y de herir de este modo
a quienes los reverencian. La mayor parte de los obispos españoles,
reunidos ayer domingo en Zaragoza, procedentes de todas las
Comunidades Autónomas, que habían tenido conocimiento de los hechos
aludidos, han expresado su hondo malestar y su disgusto ante un
comportamiento impropio de ciudadanos respetuosos y menos aún, si
cabe, de quienes en virtud de sus responsabilidades políticas habrían
de mostrar exquisito respeto a los derechos fundamentales de aquéllos
a quienes representan.
Hacemos constar, pues, nuestra enérgica protesta por unos hechos
lamentables que, por haber acontecido en un lugar tan querido y tan
visible para toda la Cristiandad, han afectado en cierto modo a toda
la Iglesia y han dejado mal el nombre de nuestro pueblo en todo el
mundo.
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