Diócesis
Se trata de un grupo de sacerdotes, laicos y una religiosa, que entregaron su vida por amor a Cristo y perdonando a sus verdugos
14/12/25
Jaén ha vivido un acontecimiento histórico y luminoso con la solemnidad de la beatificación de 124 mártires del siglo XX que entregaron su vida por fidelidad a Cristo, víctimas del odio a la fe. La mañana del 13 de diciembre, miles de fieles, familiares, autoridades civiles y representantes de la vida eclesial se dieron cita en la Catedral de Jaén, donde tuvo lugar esta celebración presidida por el Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto para la Causa de los Santos, en representación del Santo Padre León XIV.
- Por amor derramaron su sangre
- Hijos, nietos y tataranietos de los mártires
- Inscritos en el libro de los beatos
- Urnas de las reliquias
- Homilía del Cardenal Semeraro: esperanza y testimonio
- La primera aprobación de causa de martirio de León XIV
Los 124 mártires de Jaén ya son beatos.
Por amor derramaron su sangre
"Cumpliendo los deseos de nuestro hermano, Sebastián Chico Martínez, Obispo de Jaén, así como de muchos otros hermanos en el Episcopado y de numerosos fieles cristianos, tras consultar al Dicasterio para las Causas de los Santos, por nuestra autoridad Apostólica, concedemos que los Venerables Siervos de Dios.
MANUEL IZQUIERDO IZQUIERDO y 58 compañeros mártires y ANTONIO MONTAÑÉS CHIQUERO y 64 compañeros mártires, sacerdotes diocesanos, religiosos, fieles laicos, testigos heroicos y constantes del Señor Jesús, por cuyo amor no temieron derramar su propia sangre, sean de ahora en adelante llamados Beatos y puedan ser celebrados el día seis de noviembre de cada año, en los lugares y formas establecidos por la ley. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén".
Así daba lectura el cardenal Semeraro la Carta Apostólica del Papa León XIV, en la que Su Santidad proclama la solemne beatificación.
Eran un grupo de sacerdotes, laicos y una religiosa, que entregaron su vida por amor a Cristo in odium fidei durante la guerra civil española.
Hijos, nietos y tataranietos de los mártires
Alrededor de 2.000 personas, entre ellas hijos, nietos, hermanos, sobrinos y tataranietos de los mártires, se congregaron en una ceremonia que contó también con la presencia del Obispo de Jaén, Sebastián Chico Martínez, concelebrada por casi 20 obispos, 150 sacerdotes venidos de toda la provincia y de diócesis cercanas, además de autoridades civiles como el Delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Jaén, Jesús Estrella, así como numerosos alcaldes de los pueblos de donde eran naturales o fueron martirizados los ya declarados beatos.
La celebración fue enriquecida con la intervención musical de MusicAlma, bajo la dirección de José Gregorio Trujillo.
Inscritos en el libro de los beatos
El obispo de Jaén abrió el rito leyendo la solicitud enviada al Santo Padre para que los Venerables Siervos de Dios Manuel Izquierdo, Antonio Montañés y 122 compañeros mártires, hijos de esta Diócesis, fueran inscritos en el libro de los beatos. A continuación, el vicepostulador de la causa presentó un breve relato de las vidas y el testimonio de estos mártires.
Tras la proclamación, la Catedral vibró con el canto del Pleni sunt coeli – Te Deum y la presentación de una obra pictórica de los nuevos beatos, del pintor torrecampeño Francisco Galán, mientras las campanas repicaban jubilosas y los fieles aplaudían entusiasmados. A la vez que se abrían 14 de los balcones interiores del Templo Catedral y eran descolgadas las imágenes de los ya declarados beatos, las campanas de la Catedral repicaban jubilosas.
Cuatro sacerdotes portaron la urna de las reliquias.
Urnas de las reliquias
Después, cuatro sacerdotes portaban la urna de las reliquias, acompañada por familiares de los mártires, así como por cuatro contemplativas de las Clarisas de Jaén que acompañaban el cortejo con flores y familiares de los mártires, con velas.
El rito ha concluido con las palabras de agradecimiento de Monseñor Chico Martínez: “La Iglesia de Dios que peregrina en Jaén da gracias al Sucesor del Apóstol Pedro, Su Santidad el Papa León XIV, por haber proclamado beatos a nuestros mártires”.
Cardenal Prefecto para la Causa de los Santos,
Marcello Semeraro.
Homilía del Cardenal Semeraro: esperanza y testimonio
El cardenal no ha pronunciado su homilía y en su lugar la ha leído Mons. Gianpaolo Rizzotti, Capo Ufficio del Dicasterio para las Causas de los Santos.
En sus palabras ha subrayando el espíritu martirial de la diócesis de Jaén a lo largo del tiempo, lo que la convierte en “cuna de mártires y tierra abundantemente regada con la sangre de los mártires”, para, a continuación, resaltar algunas palabras de la Carta Pastoral del Obispo de Jaén a cerca de estos mártires: “Su única arma fue el amor. Y murieron perdonando a sus verdugos… Este perdón martirial es el fruto más sublime de la esperanza que no se rinde ante el mal”.
Basando su reflexión en la encíclica Spe salvi de Benedicto XVI, el cardenal destacó la importancia de la esperanza sólida en la vida cristiana: "En nuestra vida hay muchas situaciones en las que nos pueden bastar incluso las esperanzas humanas, las pequeñas esperanzas. Hay otras, sin embargo, en las que necesitamos algo más sólido, más consistente, más válido. Se trata de circunstancias en las que se necesita una “gran esperanza”.
El Prefecto para la Causa de los Santos subrayó el valor de su testimonio, al afirmar que: "Los mártires beatificados hoy son sin duda un modelo de cristianismo. El martirio es el testimonio más elevado de la fe cristiana, porque encarna el amor total a Cristo y a los hermanos, transformando el sufrimiento en redención y la sangre en semilla de evangelización".
Citando al Papa Francisco, recordó que: hoy "hay más mártires que en los primeros tiempos de la Iglesia. Muchos de nuestros hermanos y hermanas… son perseguidos. Son condenados por poseer una Biblia… La vida cristiana no es una ventaja comercial… es simplemente seguir a Jesús".
La primera aprobación de causa de martirio de León XIV
Los nuevos beatos —sacerdotes, religiosos y laicos— vivieron su tiempo con humanidad plena y fidelidad, algunos llevando el sustento a sus familias, otros anunciando el Evangelio, otros consagrados a la oración.
Fueron reconocidos oficialmente por el Papa León XIV el 20 de junio, como la primera aprobación de causa de martirio de su pontificado publicada en el Boletín de la Santa Sede, por haber muerto por odio a la fe en distintos lugares de la provincia de Jaén.
Con esta beatificación, la Iglesia de Jaén abre un nuevo capítulo en su historia que recuerda que incluso en los tiempos más oscuros la luz de Cristo permanece y da fruto.