En voz baja

 

La respuesta del Gabinete de Comunicación de la Compañía de Jesús

 

 

 

05/11/25


 

 

 


Compañía de Jesús.

 

 

 

No estoy de acuerdo con la tercera acepción que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española ofrece del significado de la palabra jesuita.

Dice así: “adj. coloq. Hipócrita, disimulado. U. potencialmente como ofensivo. Apl. a pers., u. t. c. s.”

Es más, no sé cómo algún reputado académico no ha hecho ya algo para que esa acepción, en total desuso, sea eliminada.

 

El lunes, después de que descubriéramos que el que aparecía en la web como responsable del secretariado de pastoral penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española, el jesuita José Antonio García Quintana, en realidad había sido sustituido por el mercedario José María Carod, cuando el jesuita había estado en ese puesto poco más de un año, en Religión Confidencial nos hicimos la pregunta de a qué se debía este cambio, tan rápido y, además, sin notificarlo. No era normal un movimiento así, una vez que el sustituto del hoy arzobispo de Pamplona en ese puesto hubiera acreditado su competencia en la materia.

Como seguimos bastante de cerca los nombramientos y cambios dentro de la Compañía de Jesús, no nos sonaba que García Quintana hubiera sido destinado a otro puesto de mayor servicio que el trabajar para la Conferencia Episcopal.

Así que preguntamos por el motivo del cambio al Gabinete de Comunicación de la Compañía de Jesús, que para eso está ahí y entendemos les pagan. A media mañana del lunes.

La primera repuesta que nos dieron, ya al mediodía, fue que nos enviaría una comunicación oficial por correo electrónico. El tiempo pasaba y había que dedicar tiempo a otras informaciones. Volvimos a preguntar y se nos dijo que nuestro correo, solicitando la información no les había llegado, y que quizá estaba en la bandeja del spam.

A media tarde volvimos a insistir, y nos respondieron que estaban preparando la respuesta. A esas alturas, vistas las reservas que encontrábamos, ya habíamos concluido que habíamos dado con algo relevante. Pasaban las horas, se colaban otras noticias y parecía que nos habíamos olvidado.

Como resulta bien conocido, nuestra forma de hacer periodismo no es publicar informaciones no contrastadas. A esas alturas, por nuestra cuenta, ya estábamos sobre la pista de lo que había ocurrido, pero no lo publicaríamos sin la confirmación de la fuente institucional.

Eso hizo que llegáramos al martes por la mañana, día en el que advertimos de que dábamos de plazo hasta primera hora de la tarde para recibir una contestación. Si no, no tendríamos más remedio que publicar la noticia, señalando que habíamos pedido la versión oficial y aún la estábamos esperando.

No tuvimos que hacerlo. A primera hora de la tarde del martes, ¡oh sorpresa!, se nos remitió un vínculo con el comunicado oficial sobre el caso, que ya estaba colgado en la página web de la Compañía. ¡Nos habían ‘pisado’ la noticia los mismos a los que habíamos preguntado!

En esto del periodismo las exclusivas diferencian a los medios. Nosotros no trabajamos para que publiquen las noticias otros medios. Podíamos haber lanzado la información sin esperar más de veinticuatro horas una respuesta. Pero respetar el ritmo de los medios es condición de entender su naturaleza. Y lo que había hecho el Gabinete de Comunicación de la Compañía de Jesús era colgar la noticia para que la leyera todo el mundo: nos había dejado, aparentemente, sin la exclusiva. No nos importaba. Ya la verdad era otra.

Se nos podría decir que hubo más medios que preguntaron por ese caso. ¿Sí? ¿Qué casualidad? ¿Al mismo tiempo que nosotros? ¿Quién? Por lo que se ha publicado hasta ahora, nadie se ha atribuido la historia. También nosotros sabemos analizar las formas en las que se difunden las noticias.

Ya el lunes por la noche nos sospechábamos que iban a utilizar esa antigua estrategia de no respuesta al medio que ha hecho la pregunta, rompiendo así el “buen juego” de la comunicación fuente-medio. Les dimos la oportunidad de que el caso fuera publicado por nosotros, con su versión incluida, y así se “quemara” para otros medios que tendrían que citarnos, pero no lo entendieron.

En lo que a nosotros respecta, estamos satisfechos con haber contribuido a que la Compañía de Jesús haga público su enésimo esfuerzo por clarificar las denuncias de abusos. Ojalá, y de verdad lo deseamos, que haya un sobreseimiento del caso.

Pero, dado que lo propio de los periodistas es preguntar, tal y como hicimos al Gabinete de Comunicación de la Compañía de Jesús en España, y lo propio de los Gabinetes, que entendemos están para eso, es responder a quien pregunta y no al universo web, a partir de ahora nos va a costar mucho volver a dirigirnos al Gabinete de Comunicación de la Compañía de Jesús. Para que no nos vuelvan a ‘pisar’ una exclusiva. Y entonces, que no se quejen.