Tribunas

Lo que nos enseña la vida de Rafael Merry del Val

 

 

José Francisco Serrano Oceja


 

 

 

 

El Papa León XIV ha pronunciado un precioso discurso a los participantes en el encuentro de estudios sobre el cardenal Merry del Val. Una personalidad de la historia de la Iglesia que me apasiona, quizá desde que leyera la biografía que de él escribió José María Javierre.

Si no mal recuerdo, la última biografía que añadí a las lecturas sobre quien fue Secretario de Estado de Pío X con 38 años fue la de Alberto González Chaves.

Recuerda León XIV que “tenía apenas 35 años cuando fue nombrado arzobispo titular de Nicea, y pocos años después, en 1903, con sólo 38, san Pío X lo creó cardenal y lo eligió como su Secretario de Estado. Su juventud, sin embargo, no fue obstáculo, porque la historia de la Iglesia enseña que la verdadera madurez no depende de los años, sino de la identificación con la medida de la plenitud de Cristo (cf. Ef 4,13). Lo que siguió fue un camino de fidelidad, discreción y entrega que lo convirtió en una de las figuras más significativas de la diplomacia pontificia del siglo XX”.

Como señala León XIV, el nombre de Merry del Val ha quedado asociado a una oración que muchos conocemos, las “Letanías de la Humildad”.

En este texto, el Papa glosa algunas de ellas. Señala sobre la que se refiere al deseo de ser aceptado… Líbranos Señor:

“Intentó vivir su misión con fidelidad al Evangelio y libertad de espíritu, sin dejarse guiar por el deseo de agradar, sino por la verdad sostenida siempre por la caridad. Y comprendió que la fecundidad de la vida cristiana no depende de la aprobación humana, sino de la perseverancia de quien, unido a Cristo como el sarmiento a la vid, da fruto a su tiempo (cf. Jn 15,5)”.

Son muchas las frases de quien se consideraba español que merecen meditarse. Por ejemplo la que dice: “Dios no pide a nadie cosas extraordinarias; nos pide, sencillamente, que cada uno hagamos lo que tenemos que hacer, porque, si no, se queda sin hacer”.

Permítanme que reproduzca un párrafo de la biografía de González Chaves: “Quien piense que ir “ascendiendo” en la Iglesia es plato de gusto, no sabe de la misa la media. Y quien, pobre, sueñe con “ascensos”, no sabe ni el comienzo. No entiendo yo cómo esos curas que, víctimas de una promoción, o de un golpe de azar, se ven colocados en los entresijos del gobierno eclesiástico, “a gran escala”, puedan ser objeto sino de una sincera conmiseración”.

Por cierto, no voy a profundizar en cómo murió el cardenal Rafael Merry del Val. Una operación de apendicitis en el Vaticano de la que no salió. Operación que despertó todos los rumores…

 

 

José Francisco Serrano Oceja