Crónica de Roma

 

Carlo y Pier Giorgio, “testimonials” desarmantes del cristianismo en 2025

 

Ochenta mil personas han participado en la canonización de estos dos jóvenes que trataron de vivir su fe en Dios con coherencia

 

 

08/09/2025


 

 

 

Este domingo se ha convertido en el día icónico del gran Jubileo al presentar el testimonio de santidad de Acutis, representante de la Generación Z, y de Frassati, universitario y alpinista. En tiempos en los que se hace sentir la falta de credibilidad del clero, estos dos muchachos sorprenden al mundo mostrando cómo el cristianismo mantiene toda su capacidad para encontrar la felicidad.

 

 

 

  1. Ochenta mil personas
  2. El mensaje de Carlo y Pier Giorgio
  3. Frassati, una luz para la espiritualidad laical
  4. Carlo: oración, deporte, estudio y caridad
  5. Testigos desarmantes del cristianismo
  6. La santidad es posible para todos
  7. La centralidad de la oración y la Eucaristía
  8. Amor concreto a los marginados
  9. Alegría, no moralismo
  10. Testigos de esperanza

 

 

 


Canonización de los Beatos Carlo Acutis y
Pier Giorgio Frassati en la Plaza de San Pedro.

@Vatican Media.

 

 

 

Ochenta mil personas

Las 80 mil personas que participaron este domingo en la canonización de Pier Giorgio Frassati (1901-1925) y Carlo Acutis (1991-2006), dos jóvenes que afrontaron con serenidad la enfermedad y la muerte, se han convertido en testigos del mensaje central que lanza el gran Jubileo de año 2025, la esperanza.

En este año, a diferencia de lo que sucedió con frecuencia en el pasado, la Iglesia no ha destacado el modelo de hombres con doctorados en teología y grandes dotes de gobierno, ni siquiera ha subrayado el ejemplo de intrépidos misioneros capaces de entregar su vida en tierras lejanas o de religiosas que se entregan a los enfermos o más necesitados.

En este jubileo, dedicado a la esperanza, que según cifras oficiales del Dicasterio vaticano para la Evangelización ya ha atraído a 24 millones de peregrinos en Roma, presenta el desarmante testimonio de dos chicos, fallecidos a los 15 y 24 años, que simplemente han tratado de vivir su fe en Dios con coherencia.

De este modo, este 7 de septiembre se ha convertido en uno de los momentos más icónicos de este año santo (el año del relevo entre Francisco y León), junto al Jubileo de los Jóvenes en Tor Vergata, vivido entre el 28 de julio y el 3 de agosto.

 

El mensaje de Carlo y Pier Giorgio

El Papa León XIV, en la homilía de la misa de canonización, presidida en la plaza de San Pedro del Vaticano, en una maravillosa jornada resplandeciente de sol, mostró cómo estos dos muchachos enseñan al mundo que “el riesgo más grande de la vida consiste en desaprovecharla fuera del proyecto de Dios”.

El Papa Leon añadía: “Los santos Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis son una invitación para todos nosotros, sobre todo para los jóvenes, a no malgastar la vida, sino a orientarla hacia lo alto y hacer de ella una obra maestra. Nos animan con sus palabras: ‘No yo, sino Dios’, decía Carlo. Y Pier Giorgio: ‘Si tienes a Dios como centro de todas tus acciones, entonces llegarás hasta el final’. Esta es la fórmula, sencilla pero segura, de su santidad. Y es también el testimonio que estamos llamados a imitar para disfrutar la vida al máximo e ir al encuentro del Señor en la fiesta del cielo”.

 

Frassati, una luz para la espiritualidad laical

Al referirse a Pier Giorgio Frassati, el Pontífice dijo que, él encontró al Señor por medio de la escuela y los grupos eclesiales y dio testimonio de ello a través de su alegría de vivir y de ser cristiano en la oración, en la amistad y en la caridad. Hasta el punto de que, a fuerza de verlo recorrer las calles de Turín con carritos repletos de ayuda para los pobres, sus amigos lo llamaban “Empresa de Transportes Frassati”.

“También hoy, la vida de Pier Giorgio representa una luz para la espiritualidad laical. Para él la fe no fue una devoción privada; impulsado por la fuerza del Evangelio y la pertenencia a asociaciones eclesiales, se comprometió generosamente en la sociedad, dio su contribución en la vida política, se desgastó con ardor al servicio de los pobres”, recoge Vatican News.

 

Carlo: oración, deporte, estudio y caridad

De Carlo Acutis, el Santo Padre dijo que este joven encontró a Jesús en su familia, gracias a sus padres, Andrés y Antonia y después en la escuela, también él, y sobre todo en los sacramentos, celebrados en la comunidad parroquial.

“De ese modo, creció integrando naturalmente en sus jornadas de niño y de adolescente la oración, el deporte, el estudio y la caridad”.

 

 

 


Dos adolescentes presentan ofrendas
durante la Eucaristía presidida por el Papa León XIV.

@Vatican Media.

 

 

 

Testigos desarmantes del cristianismo

En tiempos en los que los escándalos han hecho perder mucha credibilidad a hombres de Iglesia, la mirada de millones y millones de fieles se ha dirigido espontáneamente en los últimos años a estos dos jóvenes, convirtiéndose en un clamor del pueblo de Dios en los cinco continentes a favor de su canonización, lo que ha llevado al Vaticano a acelerar el proceso de Carlo (fallecido hace 19 años) y a superar dudas y bloqueos que detenían la causa de Pier Giorgio (fallecido exactamente hace un siglo).

El Papa Francisco, que había impulsado esos procesos de canonización, y el Papa León que ahora los ha culminado, han querido lanzar a la Iglesia y al mundo un mensaje que nadie puede refutar ante la inocencia de sus vidas.

Estas son las lecciones que dejan a la Iglesia y al mundo los santos Carlo y Pier Giorgio.

 

La santidad es posible para todos

Ante todo, los nuevos santos muestran que la santidad es posible para todos. Carlo murió a los 15 años y Pier Giorgio a los 24, enamorado de Laura Hidalgo; pero ambos vivieron con una intensidad y plenitud que desmienten la idea de que la santidad sea solo para personas maduras, en particular religiosas, religiosos o sacerdotes.

Su vida demuestra que Dios llama a todos, incluso a quienes están aún estudiando, disfrutando de la montaña, programando en Internet o divirtiéndose con videojuegos… En cierto sentido, se puede decir que esta canonización constituye un fruto maduro del legado que dejó el Concilio Vaticano II (1962-1965) al subrayar la vocación universal de todo bautizado a la santidad.

Esto significa, por tanto, que es posible ser santo y vivir en el mundo. Pier Giorgio vivió en el siglo XX; Carlo en pleno siglo XXI, pero ambos supieron hablar el lenguaje de su tiempo. Pier Giorgio, como estudiante universitario de ingeniería de minas, integró su fe con el compromiso social y la justicia. Carlo usó Internet para evangelizar, creando una web sobre milagros eucarísticos. Su ejemplo muestra que la tecnología, la cultura y la fe no se oponen, sino que pueden convivir y fecundarse mutuamente.

 

La centralidad de la oración y la Eucaristía

El papel decisivo que desempeña en la vida la oración y la Eucaristía constituye otra de las lecciones evidentes que dejan ambos jóvenes. Carlo, quien falleció de leucemia fulminante, definía la Eucaristía como su “autopista hacia el Cielo”. Pier Giorgio, quien murió de poliomielitis, encontraba su fuerza en la adoración y la comunión diaria. En un mundo acelerado y fragmentado, comprendieron que la fuente de paz y esperanza es Cristo presente en la Eucaristía.

 

Amor concreto a los marginados

El amor y servicio concreto a los pobres es algo que caracteriza a los dos nuevos santos. Pier Giorgio dedicaba gran parte de su tiempo y su dinero a ayudar a enfermos y necesitados, incluso en secreto. Carlo compartía su paga semanal con personas sin hogar y apoyaba causas solidarias. Ambos muestran que la fe no consiste sólo en rezar, sino también en mostrar a cada persona el amor de que Dios siente por ella, transformando así la sociedad con gestos concretos de ayuda y caridad.

 

Alegría, no moralismo

Ambos son hoy testimonios de alegría, no de moralismoPier Giorgio era alegre, deportivo, apasionado por la montaña y la amistad; Carlo a pesar de ser negado para el fútbol, lo disfrutaba para pasar buenos momentos con sus amigos, amaba los videojuegos, la informática y su perro. Estas dos vidas eran normales, pero quedó impregnada por un sentido profundo. Esto sigue haciendo que millones de personas sientan a estos dos chicos como cercanos: enseñan que la santidad no consiste en vivir menos, sino en vivir más y mejor, con plenitud y coherencia.

 

Testigos de esperanza

En coherencia con el mensaje central del Jubileo de 2025, ambos se convierten en testigos de esperanza para un mundo desesperanzado. Pier Giorgio reunía a jóvenes de distintas clases sociales para hacer excursiones, rezar y ayudar a los pobres. Carlo conectaba realidades distintas a través de Internet, tendiendo puentes entre la tradición y la tecnología. Ambos representan una santidad que construye puentes, algo urgente en un mundo polarizado.

Carlo y Pier Giorgio son hoy testigos de esperanza frente a la muerte. Ambos vivieron enfermedades graves y aceptaron la muerte con paz y fe profunda. En un mundo que teme el sufrimiento y evita hablar de la muerte, su ejemplo recuerda que la vida no termina aquí, y que el amor es nuestra vocación eterna.