Tribunas

Monseñor Saiz Meneses y el universo cofrade

 

 

José Francisco Serrano Oceja


Monseñor Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla.
Imagen: Archidiócesis de Sevilla.

 

 

 

 

Es indiscutible que el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, uno de los “cursus” biográficos más interesantes de la Iglesia en la España reciente, le ha cogido el punto a las Hermandades y Cofradías, que no es lo mismo que decir que las Cofradías le han cogido el punto al arzobispo.

Está claro que las relaciones ministerio episcopal y mundo cofrade no siempre han sido fáciles. Tampoco en Sevilla y no solo en Sevilla.

De hecho, en el tiempo en el que don José Ángel lleva en la magna Hispalense, que lo es, hay ya una serie de hitos que no deben pasar inadvertidos.

Estos tienen que ver, sin duda, con un olfato pastoral que lleva implícita y explícita una propuesta ante un fenómeno eclesial, el cofrade, -mucho más que eclesial, por cierto-, que, como toda realidad humana está en evolución y necesita de acompañamiento.

Fenómeno, el de las Hermandades y Cofradías, que vertebra la religiosidad en no pocos de los espacios geográficos de la piel de toro y que, con sus diferencias, debiera ser objeto de estudio por las provincias eclesiásticas. Estoy pensando por ejemplo en mis amadas Castillas, la vieja y la nueva.

De entre los capítulos ya escritos en ese sur que existe y se manifiesta tenemos el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, organizado por la Archidiócesis de Sevilla, que se celebró en la ciudad hispalense entre los días 4 y 8 de diciembre de 2024.

Por testimonios de algunos de los ponentes y participantes, fue ese encuentro, del que ahora se han presentado las Actas, un momento que marcará un antes y un después. La peregrinación a Roma quizá pertenece a otra historia.

En el acto de presentación de las Actas del Congreso, monseñor Saiz Meneses, hizo siete subrayados de las Conclusiones. A saber,

 

1. Redescubrir la mirada transformadora de Dios: Encuentro con Dios y contemplación.

2. Comunión y sinodalidad frente al individualismo y subjetivismo que reina en la sociedad. La hermandad como signo de unidad.

3. El misterio divino, fuente de la santificación.

4. Ser fermento en medio del mundo: Misión y testimonio.

5. Hacer presente el amor de Dios en medio de su pueblo.

6. Dar razón de la fe y la esperanza: Formación en las hermandades.

7. Observatorio de piedad popular, un foro de estudio permanente.

 

 

Esta última, la del Observatorio de piedad popular, me parece la de más amplio recorrido fáctico.

No será ciertamente por dinero, pero la existencia de ese Observatorio puede contribuir decisivamente a que el mundo de las Hermandades y Cofradías se convierta en expresión de una experiencia de fe que se hace cultura. De una cultura capaz de oxigenar la experiencia cristiana y contribuir a la transformación social según el modelo del Reino.

Recordemos que el Papa Francisco escribió aquello de que “la piedad popular es una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia y una forma de ser misioneros; lleva en sí la gracia de ser un movimiento evangelizador, portador de una rica espiritualidad”.

Una vez que, en no pocas ocasiones más a regañadientes que por convicción, en la Iglesia se ha aceptado este fenómeno de las Hermandades y Cofradías, incluso en lo que tiene de protagonismo de los fieles laicos ante las nuevas formas de clericalismo, este Observatorio puede dar mucho juego.

Ojalá que así sea.

 

 

José Francisco Serrano Oceja