Tribunas
10/04/2025
Lecciones comunicativas del “Caso Valle de los Caídos”
José Francisco Serrano Oceja
Lo ocurrido con el que podemos denominar ya “Caso Valle de los Caídos” va a dar mucho que hablar, entre otras razones porque no es un proceso cerrado.
Al margen del análisis de lo ocurrido, de sus causas, de sus consecuencias, quisiera ahora fijarme en algo que me parece evidente, la dimensión comunicativa del proceso y la incapacidad de la Iglesia en estos días pasados por asentar en la opinión pública un relato propio sobre de qué se estaba hablando, de las negociaciones, de las actitudes y propuestas iniciales y finales, de lo que se consiguió, que no es poco, de lo que no se consiguió, de por qué se consiguió lo que se consiguió, del papel de los intervinientes en el proceso.
Supongo que si alguien está en Roma “monitorizando” este proceso, algo que es obvio, tendrá en cuenta esta perspectiva.
Un análisis que debe partir de los hechos en su contexto.
Pese a que ya se había hablado de la negociación entre la Iglesia y el Gobierno en los días previos, sobre todo en lo referido al prior Cantera y su futuro, la bomba explotó en la tarde del miércoles 26 de marzo a partir de una filtración del Gobierno a un medio eclesial afín y a su espejo, un medio digital destinatario habitual de filtraciones gubernamentales.
Primera lección: la vía engrasada de relación informativa entre Bolaños y los suyos y ese entorno mediático.
Segunda cuestión. Ya en esa tarde noche las redes sociales empezaron a hervir en el sentido de la dialéctica propia de ese mecanismo comunicativo, que es la de Carl Schmitt, amigo-enemigo, bueno-malo, la de la simplificación y la fácil instrumentalización del Caso.
A última hora de la tarde de ese día, ante la repercusión que estaba tomando la noticia, lo que se había buscado con la filtración, el arzobispado de Madrid emite un comunicado con una compleja estructura narrativa y argumentativa, con una finalidad clara, que no es necesario especificar, que tuvo un escaso impacto en las versiones de los medios y en el conjunto del proceso, sobre todo en el de las redes.
Mientras, la bola seguía aumentando utilizada por determinados sectores políticos, sociales y eclesiales, obviando lo que había dicho el arzobispado de Madrid.
Se percibía ya una focalización del proceso en una brutal estrategia de deslegitimación del cardenal Cobo, como si se asentara una premisa mayor de un silogismo del que luego se sacarían las consecuencias.
Lo que implicaba que se estaba construyendo un complejo proceso de instrumentalización del caso a la altura del viernes por la mañana.
Ya en el fin de semana, pese las explicaciones sobre lo que se había acordado y lo que no que se daban en determinados medios eclesiales, aquí jugó un papel clarificador el Grupo Ábside –COPE, TRECE-, tenemos como dato significativo un programa de televisión de una cadena privada montado expresamente para crear clima social contrario al Gobierno, lógicamente, y con duras críticas a la Iglesia jerárquica que ha intervenido en el proceso.
La Conferencia Episcopal sigue en silencio oficial y público, quizá porque no había sido parte actora del proceso de relación con el Gobierno y eso debilita su presencia y actuación en el escenario mediático. Aunque lo que se dice en los medios de la Iglesia responde a un interés de clarificar. Hubo un tiempo en el que el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal, por ejemplo, intervenía raudo en cuestiones candentes.
En el escenario de la conversación pública están actuando, por un lado, la versión de lo que ha conseguido el Gobierno, que por cierto no ha dado precisamente satisfacción a los suyos, tal y como se puede ver en una información del diario “El País” que seguro no le gustó mucho a Bolaños.
Y por otra una campaña contra quien ha sido actor español del proceso de negociación, el cardenal de Madrid, y por ende contra los obispos.
Todo ello en vísperas de la Asamblea Plenaria, que comenzaba el lunes, y que debía prever a esas alturas que se iba a encontrar con una sorpresa no muy agradable, las concentraciones ante su sede.
Comienza la semana de la Plenaria con manifestaciones a la puerta que sitian la sede de la Conferencia Episcopal.
Sigue sin asentarse en la opinión pública una versión detallada, explicativa, por parte de la Iglesia, del proceso de las negociaciones, de lo que se ha conseguido y de porqué se ha conseguido lo que se ha conseguido.
Esto ocurre además, una vez que se muestra, desde el minuto uno en la calle Añastro, la agresividad de algunas personas.
El episcopado lógicamente cierre filas con el arzobispo de Madrid, cardenal Cobo, en esta cuestión, antes incluso de las informaciones que el mismo arzobispo de Madrid ofrece en la Asamblea Episcopal sobre este Caso.
Estamos a la altura del viernes de la semana pasada, toda vez que el jueves se ha producido una añadida concentración delante de un edificio vacío, día en el que el secretario general de la Conferencia Episcopal, en la rueda de prensa, asienta definitivamente una narrativa oficial del proceso, en una comparecencia que marca un antes y un después de su forma de actuar ante los medios.
Ofrece monseñor Magán la síntesis de lo que es, por un lado, la versión de lo que la Iglesia ha conseguido en este proceso, y por otro del apoyo “unánime” de los obispos al arzobispo de Madrid, que es como decir, del apoyo “unánime” de los obispos al cardenal Parolin, que ha sido el actor romano de este proceso.
Apoyo evidente dado que sería ilógico que alguien pudiera pensar que los obispos españoles no van a apoyar al cardenal Parolin en el proceso de negociación con el Gobierno. No olvidemos que de Roma viene lo que a Roma va.
Por otra parte, un arzobispo, el de Oviedo, escribe ya el fin de semana post-Plenaria sobre el tema haciendo afirmaciones sensatas, intentado clarificar aspectos complejos y orientando el foco. Se le suma un obispo mediático, con mayor o menor éxito en determinados públicos que se consideran suyos.
Estas dos intervenciones son interpretadas por algunos como ruptura de la unanimidad de apoyo episcopal al cardenal Cobo. Más especies sin matices pululando por el sistema.
Dicho lo cual, cuando escribo estas líneas no se ha producido aún el desayuno que en la sede de un diario madrileño, se ha montado, quizá antes de que todo esto se produjera, quizá no, con el arzobispo de Madrid.
Estoy seguro que ahí el cardenal profundizará en la argumentación clarificadora de lo que se ha pretendido, de lo que se ha conseguido.
Ojalá sea así.
Pero desde el 26 de marzo han pasado muchos días, demasiados, y se han generado determinadas dinámicas en la Iglesia y fuera de la Iglesia, por parte de personas que se confiesan católicas, y se ha puesto en evidencia la debilidad, al menos comunicativa, frente a lo que hace y dice el Gobierno.
José Francisco Serrano Oceja