Tribunas
20/02/2025
Lo que toca es rezar por el Papa
José Francisco Serrano Oceja
El Papa Francisco en una foto de archivo.
Cuando escribo estas líneas en el mundo de los medios de comunicación cunde ya el nerviosismo sobre lo que le pueda pasar al Papa Francisco.
La maquinaria se ha puesto en funcionamiento para la producción de textos. Los primeros son los referidos al balance del pontificado. El periodismo es así, previsión.
Dios quiera que el Papa se recupere pronto y bien, y el alocado trabajo de estos días se quede en la carpeta del escritorio y no sea más que un susto de salud añadido a los anteriores.
Si no mal recuerdo, el Papa ha estado ingresado cuatro veces antes de la actual. En marzo de 2023 fueron tres días para una neumonía grave. En noviembre de 2023, una bronquitis que hizo que no pudiera viajar a Dubai. En febrero de 2024, un ingreso para el control médico y algún tratamiento añadido. Y en junio de 2023, no para nada referido a los pulmones, sino para abordar la cuestión de la hernia abdominal.
Se dice que hace unos días tuvo una visita, previa al ingreso que ahora nos ocupa, para unos análisis en un hospital romano.
Da la impresión de que, respecto a la salud de los papas, nunca sabemos toda la verdad. Esto no quiere decir que lo que sabemos no sea verdad, sino que no conocemos toda la verdad. Algún dato informativo que se ha colado en redes sociales estos días, desde los entornos paralelos del Papa, apuntan en el sentido de desviar la atención.
Antes, en el tiempo del periodismo clásico, la prensa decía que “los papas no enferman, solo mueren”. Juan Pablo II, con su ironía eslava, solía confesar que se enteraba de su salud por la prensa. Recordemos ahora el libro de Nelson Castro, “La Salud de los Papas. Medicina, Complots y fe desde León XIII hasta Francisco”. La salud del Papa es también una cuestión de Estado y un motivo de inquietud y preocupación para la Iglesia.
Francisco siempre ha hablado con naturalidad de sus dolencias, ha sido la fuente más acreditada sobre su estado y evolución. En no pocas ocasiones ha ido por delante de las comunicaciones oficiales del Vaticano.
“Siempre que el Papa está enfermo, corre brisa o huracán de cónclave” le dijo el Papa Francisco a Carlos Herrera.
Otra cuestión es la de la renuncia, que por cierto, ha vuelto a aparecer estos días por entre las piedras del Vaticano. Les confieso que lo de la renuncia no me encaja en la psicología del Papa Francisco.
No olvidemos por cierto lo que el cardenal Óscar Á. Rodríguez Madariaga dijo a este propósito, en el libro entrevista con el entonces sólo claretiano, Fernando Prado, sobre la Constitución “Praedicate Evangelium”: “El mismo Francisco ha dicho varias veces que lo que hizo el papa Benedicto XVI no era una excepción, sino una “institución” y, por ello, entendemos que Francisco se siente libre para actuar como mejor le parezca, desde el discernimiento y la lucidez. El desenlace del pontificado del papa Benedicto fue modélico”.
Pase lo que pase, ahora lo que toca es rezar por el Papa y su pronta recuperación:
“Oremos por la pronta recuperación de la salud del santo padre el Papa Francisco para que, confortado por la oración de los fieles y el auxilio de la gracia divina, vuelva al ejercicio cotidiano de su ministerio al servicio de toda la Iglesia”.
José Francisco Serrano Oceja