Tribunas

Sobredosis de datos de la Conferencia Episcopal

 

 

José Francisco Serrano Oceja


El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE),
Francisco César García Magán y
la directora de la Oficina de Transparencia de la CEE, Esther Martín.

 

 

 

 

 

 

En los primeros días de esta semana hemos vivido una sobredosis de datos procedentes de la Conferencia Episcopal.

No sé si también sobrecarga de información numérica como estrategia informativa. Los doctores de la santa madre Iglesia sabrán responder.

Un día, el lunes, se hicieron públicos los datos, adelantados, de la Asignación Tributaria y al día siguiente los de la Memoria de Actividades de la Iglesia Católica. Poco tiempo, dentro de la gestión del tiempo y del espacio de los medios, para analizar los guarismos en series históricas de forma estadística.

A este proceso de que las fuentes inunden de datos, en el periodismo, se le denomina fascinación numérica. Una dinámica propia de la comunicación en la medida en que los números sintetizan realidades que deben ser conocidas en su magnitud por la opinión pública. Lo que pasa es que los números, números son, y hay que leerlos en contexto del mundo-vida.

La Nota de prensa de la Memoria de Actividades lo explicaba en los primeros párrafos:

“La Conferencia Episcopal Española (CEE) presenta la Memoria anual de actividades de la Iglesia católica en España correspondiente al año 2023. Un documento que elabora la Oficina de Transparencia para dar cuenta del destino de los 382.437.998 euros que han asignado los contribuyentes a la Iglesia católica marcando la X en la Declaración de la Renta de 2024 (ejercicio fiscal 2023)”.

Es decir, un día se presenta lo que se recibe mediante el sistema de la Asignación Tributaria y al siguiente día para lo que se destina.

Añade el comunicado que “fiel a su compromiso con estos contribuyentes, y con toda la sociedad, estas páginas muestran también el verdadero rostro de la Iglesia dando a conocer su estructura y la actividad que desarrolla en el marco de sus fines propios: anunciar, celebrar y vivir la fe. El adelanto en la recopilación de datos -330 indicadores- es ahora mismo viable gracias a los avances que se han producido en estos años en los sistemas de contabilidad y de rendición de cuentas de las entidades de la Iglesia, el desarrollo de códigos de buen gobierno, o la aplicación de las nuevas tecnologías en la gestión diocesana”.

En este sentido, si analizamos los números generales de la Iglesia ofrecidos en estos días pasados, a partir de la afirmación de la Nota de que “estas páginas muestran también el verdadero rostro de la Iglesia en España”, diríamos que estamos en una época ascendente, de aliento estadístico.

Lo que se ha pretendido hacer estos días es asentar una narrativa, un relato, una versión de la situación de la Iglesia en la opinión pública. Al menos en la eclesial.

Sin embargo, estos números hay que cruzarlos y contextualizarlos en perspectiva. Y ahí es donde comienzan los problemas. También hay otros números. Pongamos por caso el de la creencia según el CIS.

Otra cuestión que veo, en el poco tiempo que ha pasado desde la publicación de la Memoria y el momento en el que escribo esta columna, es la menor repercusión de estas informaciones en medios generalistas que en los especializados y una especie de incapacidad crónica para salir en televisión.

Sobre los datos de la declaración de la Renta hay unanimidad en la euforia solo rota, digamos, por un titular, voz discordante, que decía: “XTantos: 8º año consecutivo de descenso del porcentaje de españoles que marcan la X, más de medio punto”.

La cuestión, sin entrar a más detalles a la espera de que se ofrezcan los definitivos con todas las tablas, es que las versiones ofrecidas son las dos verdaderas.

Me pregunto si el criterio que debe dominar en los titulares es el del número de contribuyentes que marcan la X para la Iglesia católica, en proporción con el número total de contribuyentes según los perfiles, o si lo que debe primar es la cuantía general que se recibe.

Si analizamos la tabla del desglose por provincias, inserta en la Nota de prensa, vemos que hay una columna en la que mayoritariamente los datos son negativos, la que refleja el tanto por ciento de Declaraciones con asignación a la Iglesia Católica Diferencia 2023-2022. Tendencia que viene de hace años.

Ahí está por cierto el caso de Guipúzcoa, que es la única provincia que en vez de tener datos negativos los tiene positivos con un incremento del 3,43%. Me gustaría que alguien pudiera dar una explicación sobre este hecho.

No hace mucho un importante eclesiástico decía que “no hay que obsesionarse con los números en la Iglesia”. ¿Tampoco esta semana?

 

 

José Francisco Serrano Oceja