Tribunas

Movimientos en el magisterio del Papa

 

 

José Francisco Serrano Oceja


El Papa Francisco, en la mesa de trabajo del sínodo de la sinodalidad.

 

 

 

 

 

 

En este camino de comprensión y asimilación histórico-hermenéutica de lo que es la Sinodalidad, y por tanto, de lo que no es, me ha llamado la atención la polémica suscitada sobre si el Documento conclusivo del Sínodo es o no magisterio ordinario del Papa.

Cuestión que se ha debatido en diversos foros y que en la solemnidad de Cristo Rey del Universo el Papa aclaró mediante una Nota.

Y lo hizo en el sentido de que el citado documento final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, aprobado por el Papa Francisco el pasado 26 de octubre, “participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro y como tal pido que sea aceptado”.

El Papa, según la Nota, reitera, como ya dijo con ocasión de su aprobación, que “no es estrictamente normativo” y que “su aplicación necesitará diversas mediaciones”.

Pero “esto no significa que no comprometa desde ahora a las Iglesias a hacer opciones coherentes con lo que en él se indica”. El documento en sí “representa una forma de ejercicio de la auténtica enseñanza del Obispo de Roma que tiene algunos rasgos de novedad” señala la Nota.

Tendría que repasar lo que aprendí en eclesiología sobre los grados del Magisterio con su asentimiento. Creo que no es el lugar. Al margen de que no voy a entrar por los derroteros de la relación magisterio- autoridad en la sociedad actual.

Dado que el Papa Francisco pasará a la historia, indudablemente, también por haber puesto en funcionamiento la Sinodalidad, el proceso de la Sinodalidad, la relación entre el documento final de este proceso y los famosos diez grupos de estudio es lo que me parece más llamativo.

Entiendo que, en la historia de la Iglesia, para dinámicas similares de cambio de época se habían convocado Sínodos incluso Concilios.

La figura del Sínodo de obispos emergió después del Vaticano II en íntima relación con él y con unas características.

¿Se podría decir ahora que la forma de trabajo de comisiones en íntima relación con el Sínodo emerge en analogía a la de los Sínodos con el Concilio?

De entrada, a las Comisiones les tengo un poco de reparo por su propia naturaleza y finalidad, no sólo por el hecho de que preguntarme por qué están formadas por unas personas y no por otras. Está claro, a criterio de quien las constituye y elige a sus miembros.

Al margen de que ya saben ustedes lo que se dice sobre que si quieres que algo no salga adelante, nombra una comisión.

Por cierto, que tuvimos varias comisiones sobre el tema del diaconado femenino y ya vamos sabiendo cuál ha sido el resultado.

Entiendo lo que dijo el 26 de octubre el Papa: “Se necesita tiempo para llegar a opciones que impliquen a toda la Iglesia”, y que “esto es particularmente cierto para los temas confiados a los diez grupos de estudio, a los que se podrán añadir otros, en vista de las decisiones necesarias”.

En este sentido recordó lo escrito en la Exhortación postsinodal Amoris Laetitia, que “no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben resolverse mediante intervenciones del Magisterio”. Así como que “en cada país o región se pueden buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y desafíos locales”.

¿Significa esto un cambio en la comprensión no sólo del ejercicio del magisterio pontificio sino de su propia naturaleza en los procesos incluso de recepción?

Esta dinámica en la que se sustantiva el proceso en el proceso mismo, ¿no está configurando una forma de historicismo desde la dinámica existencial del ejercicio fáctico de magisterio?

Por cierto que si entramos a hacer hermenéutica de la Nota del Papa había que plantearse, en primer lugar, si en la primera parte no está echando el freno y en la segunda soltándolo.

Y además por qué el Papa siente la necesidad de subrayar la relevancia cualificativa de los actos de su magisterio que se entiende está en la misma naturaleza de su magisterio por el hecho de ser magisterio del Papa.

Yo no sé si esto tiene que ver con algún embrollo, por ejemplo con las declaraciones en la rueda de prensa de monseñor Riccardo Battochio o con el trabajo de monseñor Víctor Manuel Fernández y su función de salir al quite.

Pero lo que da la impresión es de que algo se está moviendo…

 

 

José Francisco Serrano Oceja