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Cardenal Pizzaballa, a los cristianos de Gaza: "Nunca he escuchado de ustedes una palabra de ira"

 

El patriarca latino de Jerusalén fue recibido por el párroco de Gaza, P. Romanelli en una visita a una panadería reconstruida que da trabajo a cristianos y musulmanes

 

 

 

28/05/24


 

 

 

  1. Decenas de víctimas entre los católicos
  2. Familias que lloran a sus muertos inocentes
  3. Empezar una nueva vida
  4. Cristianos en la Franja de Gaza
  5. Esperanza con la visita del patriarca

 

 

 


El cardenal Pierbattista Pizzaballa con el párroco de Gaza
y los propietarios de la panadería reconstruida.

 

 

 

En la homilía de la misa de Pentecostés, el Card. Pizzaballa se dirigió a los cristianos de Gaza de esta manera: "Nunca he escuchado de ustedes una palabra de ira", esta es la "señal de su fuerza". Ni una sola casa está "intacta", pero hay que mirar al futuro.

"No queremos poder, pero pedimos ser fuertes" y aunque hay un sentimiento de "cansancio, de profundo cansancio" debido a estos meses de guerra, en realidad "ustedes son fuertes" porque durante las conversaciones que he tenido con ustedes "nunca escuché una sola palabra de ira. Esta es la señal más evidente de su fuerza", dijo el patriarca latino de Jerusalén, Card. Pierbattista Pizzaballa, a la comunidad cristiana de Gaza en la misa de Pentecostés, según narra para Asia News el P. Romanelli, Párroco de la Sagrada Familia en Gaza.

 

Decenas de víctimas entre los católicos

El cardenal concluyó la visita de tres días, inesperada pero largamente ansiada por él y por los fieles de la Sagrada Familia, a la Franja desgarrada por el conflicto que lanzó Israel contra Hamás en respuesta al ataque del 7 de octubre. Y que ha provocado una profunda devastación y decenas de víctimas entre los católicos.

“He venido - siguió diciendo en la homilía - para dar testimonio, ante todo, de mi amor personal y también del amor de toda la Iglesia, unido a nuestro fuerte compromiso de sostenerlos y ayudarlos en todo lo posible”. “Ustedes están aislados - añadió - pero no están solos. Que el Espíritu Santo descienda sobre todos nosotros. Que descienda especialmente sobre nuestros dos jóvenes que recibirán la Confirmación. Que descienda sobre todos nosotros y nos dé la fuerza para vivir en estas circunstancias especiales, no sólo para quedarnos y resistir, sino para ser el futuro de nuestros hijos aquí en Gaza”.

 

Familias que lloran a sus muertos inocentes

El cardenal Pizzaballa ha observado con sus propios ojos la destrucción, las casas reducidas a montones de escombros y las familias que lloran a los muertos inocentes. "Realmente aprecio mucho la forma en que me han acogido y la actitud que ustedes tienen" y, a pesar de que ha encontrado mucho "cansancio por esta situación" y de que "no ha quedado ni una sola casa intacta", exhortó a no mirar sólo el pasado sino hacerlo hacia el futuro.

"El futuro - concluyó el purpurado - es el de las casas, el de las escuelas, sobre todo de las escuelas para los niños”. Educación y trabajo, comenzando por uno de los bienes primarios y alimento básico de la vida cotidiana: el pan. Durante los días que pasó en la Franja el Card. Pizzaballa visitó y bendijo la panadería "De las familias", gravemente dañada por los bombardeos y que volvió a abrir recientemente gracias al apoyo y la contribución del Patriarcado Latino. Fue fundada en 1984 por Bishara Shehadeh y ofrece trabajo a cristianos y musulmanes.

 

Empezar una nueva vida

La visita del cardenal también permitió el regreso del párroco de la Sagrada Familia, p. Gabriel Romanelli, sacerdote del Verbo Encarnado, quien se encontraba en Belén en los días en que comenzó la guerra y nunca pudo regresar.

El sacerdote ofreció a AsiaNews un breve testimonio sobre la situación de la comunidad y sus esperanzas para el futuro. “Las personas - afirma - están serenas; aunque es fuerte la sensación de cansancio y de agotamiento, es igualmente cierto que muchos quieren reanudar la vida, reconstruir, y otros piensan en empezar una nueva vida en otra parte, aunque con mucho dolor".

"Encontramos a la comunidad cristiana en Gaza en condiciones bastante buenas, tan buenas como pueden serlo tras más de siete meses de guerra y con un conflicto todavía en curso. La comunidad de nuestra parroquia de la Sagrada Familia está formada por más de 500 personas, incluyendo los niños de Madre Teresa", señaló el párroco.

Romanelli dijo que la gente está serena, aunque la sensación de cansancio y de agotamiento es fuerte, es igualmente cierto que muchos quieren reanudar la vida, reconstruir, y otros piensan en empezar una nueva vida en otra parte, aunque con mucho dolor. Todos ellos amaban y aman su tierra.

 

Cristianos en la Franja de Gaza

"En la comunidad cristiana, en efecto, hay muchos que siempre han vivido y siguen viviendo en la Franja, y se sienten unidos a ella. También hay cristianos que se refugiaron aquí provenientes de otras partes, de Jerusalén, de Jaffa o Tel Aviv, de Migdalia y Ashkelon, que perdieron sus casas y tuvieron que partir debido a las guerras del pasado", relata el párroco.

Nosotros como parroquia hemos continuado con las actividades, primero que nada con la vida espiritual gracias al padre Yusuf [Assad, el vice párroco], que ha permanecido con los fieles durante todos estos meses y seguirá aquí conmigo. Yo me quedo en la parroquia, y también vino conmigo el P. Carlos Ferrero nuestro provincial [de la congregación del Verbo Encarnado], explica.

 

Esperanza con la visita del patriarca

Además, hay un grupo de religiosas que están ayudando en la parroquia. Han comenzado de nuevo el oratorio, algunas lecciones para reanudar las actividades con los niños y tratan de emprender otras iniciativas con la ayuda de los jóvenes y, sobre todo, de las familias más jóvenes.

"La visita del patriarca card. Pierbattista Pizzaballa fue espléndida, que terminó con Pentecostés y la administración del sacramento de la Confirmación a dos muchachos de la parroquia. Todo esto es un signo de esperanza, las personas también se alegraron mucho de volver a vernos y de saber que he regresado y seguiré aquí, con la ayuda de Dios", concluye.

 

 

 


El cardenal Pierbattista Pizzaballa en la panadería.