Sotto Voce

Nos vamos de boda

 

 

América Fernández Sagol 04/05/2017


 

Antes de hablar de la música que debe sonar en nuestra boda y que es, sin duda alguna, el objetivo de este artículo, es interesante hacer un recorrido por lo que la historia nos dice de las bodas. Aunque las palabras boda y matrimonio se utilizan indistintamente, en realidad no significan lo mismo. Boda es una palabra que viene del latín votum que significa voto, es decir promesa. Con la palabra boda nos referimos a la fiesta con la que se solemniza un matrimonio. También recibe el nombre de boda el asteroide Nº 1487 descubierto por Reinmuth en 1938. Hay bodas de plata, de oro, de diamante y de brillante, que son celebraciones que se realizan al cumplir 25, 50, 60 y 75 años de matrimonio. Seguramente pocos han oído hablar de las bodas de hongos, que son las bodas pobres que se hacen sin lo necesario no sólo para la fiesta sino para la casa y el ajuar; y bodas de negros? es cuando nos referimos a una reunión o fiesta que va a terminar en alboroto, escándalo o confusión. Las bodas de Camacho aluden a un episodio en el que don Quijote de la Mancha acompañado de su fiel escudero Sancho Panza asistieron a la comida de bodas de un rico labrador llamado Camacho, comida tan abundante y bien servida que se ha hecho proverbial para significar cualquier festín opíparo y fastuoso. Con el matrimonio la cosa se complica. Matrimonio viene del latín matrimonium que a su vez significa mater (madre) y monium (calidad de). Esta palabra es en su origen, parecida al patrimonio, que se refiere a la herencia, pero en este caso se trata de la unión entre marido y mujer. Significa el status jurídico de una mujer casada, la maternidad legal, el derecho a ser madre legítima y todos los derechos que de ello se derivan para la mujer, como la condición de mater familias, matrona y otras implicaciones. A partir de expresiones latinas como llevar in matrimonium, o sea llevar al matrimonio, o lo que es lo mismo, a la condición de esposa y madre legítima, las lenguas modernas han entendido el vocablo latino como sinónimo de boda legal, pero no es así, es bastante más complejo y una de las razones por las que muchos se oponen a que se denomine matrimonio a la unión homosexual, ya que en origen se trata de uno de los mayores logros femeninos de la civilización. Gracias al matrimonio la mujer consiguió que, en caso de enviudar, sus derechos patrimoniales no fueran usurpados por su padre, hermanos o hijos varones y no tiene nada que ver con la religión, pues se trata de un derecho civil conseguido por la mujer con respecto al hombre.

Todas las culturas disponen de ritos destinados a formalizar la unión de dos personas. El Estado español es aconfesional, aunque la Corona española es de fe católica; tal como se refleja en el artículo 16.3 de la Constitución, todos somos libres de celebrar nuestra boda por el rito que se desee, pero siempre debe estar asentado en el Registro Civil para que tenga valor legal. A la hora de celebrar la boda, debemos tener en cuenta una serie de principios básicos de coherencia y madurez. Las personas no creyentes, deben celebrar su boda civilmente, pues no tiene ningún sentido participar en un ritual en el que no se cree, además de ser una falta de respeto hacia todas aquellas personas que profesan una religión. Casarse de acuerdo a los principios de una fe que no se profesa, es una blasfemia innecesaria y ofensa gratuita. Una boda civil puede ser tan formal y elegante como se quiera…

(continuará)

 

 

América Fernández Sagol