Oído Cocina

CATALUÑA / CATALUNYA

 

Miguel del Río | 08.10.2017


 

 

Cuando escribo este artículo, el Rey Felipe VI ha hablado ya por televisión, Puigdemont ha contestado en TV3 (por sí sola merece una opinión reprobatoria), y el desafío catalán, ya no está caliente, es que arde. Al monarca se han sumado voces tan autorizadas como la de Alfonso Guerra, con una clarividencia total sobre este golpe que se compara con el 23F, y lo que hay que hacer para mantener intacto el actual Estado Social y Democrático de Derecho. La situación del relato, de manejarlo casi totalmente los independentistas, ha cambiado. Y ha girado no tanto por las declaraciones políticas que se han hecho desear, y han venido a demostrar el gran desencuentro actual de los partidos nacionales, y lo que cada uno haría con Cataluña y España (cuando llegara la solución, ¡todos calvos!).

Pienso más bien que está siendo el hartazgo y el desasosiego de millones de españoles el que trata de reconducir esta difícil papeleta, porque las llagas van a permanecer ya por años. Todo lo que está sucediendo en Cataluña es un despropósito colosal, mucho mejor definido el actor Antonio Banderas que lo asemeja a una película de Berlanga. En España, Cataluña es igual, el caso es auto infringirnos dolor, ahora precisamente que empezábamos a sacar cabeza tras diez años de una espantosa crisis (las empresas huyen de Cataluña). Hasta Ada Colau se ha olvidado ya desde su sillón en el ayuntamiento de Barcelona.

El talibanismo del Govern catalán está golpeando de lleno a la economía y el bolsillo de todos; vuelve a la actualidad diaria la puñetera prima de riesgo; y bancos y empresarios de todas partes empiezan a verse con el agua al cuello, por culpa de un puñado de locos, desalmados e interesados. No sé lo que sucederá en la semana del 9 al 13 de octubre, pasando por el festivo 12, mira tú por dónde, Día de la Hispanidad. Los tambores suenan a canguelo, porque se ha llegado demasiado lejos y no tiene vuelta atrás la sinrazón independentista, utilizando a Mossos, colegios y niños. En todo caso, he querido plasmar mi impresión sobre una maravillosa tierra en la que viví, Cataluña / Catalunya, que no merece el trato que le están dando algunos de sus dirigentes políticos que respiran odio, rencor y resentimiento por todos sus poros.

 

Miguel del Río