Oído Cocina

20 AÑOS DEL ASESINATO DE MIGUEL ÁNGEL BLANCO

 

Miguel del Río | 09.07.2017


 

 

Ya han pasado 20 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco, el joven concejal de Ermua ejecutado sin piedad por la banda terrorista ETA. En el salto del XX al siglo XXI, hay generaciones que ya no saben quien fue. Conviene por eso recordar su memoria, lo que supuso este joven, como claro ejemplo de la intolerancia y barbarie que hubo en otro tiempo en España. En palabras de un pacifista como Gandhi, lo más atroz de las cosas malas de la gente es el silencio de la gente buena. Hace veinte años, invadidos por el miedo y el terror de hablar y expresarse dentro y fuera del País Vasco, lo ocurrido con Miguel Ángel Blanco acabó con toda aquella oscuridad en nuestras vidas. Personalmente, jamás olvidaré aquel 10 de julio de 1997, escuchando por la radio la última hora del secuestro y deseando en voz alta, como tantos y tantos ciudadanos, que no se produjera la amenaza real de matarle. Era demasiado esperar por parte de alimañas sin alma que, aún hoy, pese al cese del terrorismo, siguen sin plasmar su arrepentimiento ante lo peor que puede haber como es arrebatar al prójimo el derecho a la vida.

Algo cambió en aquel verano del 97, por tantísimas voces en la calle que se alzaron pidiendo la liberación del joven político. Hoy cuenta con una Fundación que no dejará caer en el olvido quién fue Miguel Ángel Blanco, lo que hizo y el alto precio que pago por ello. Pero somos los demás los que debemos tener la conciencia despierta, como es el lema de este triste aniversario, y seguir propagando siempre aquel “Espíritu de Ermua” que brotó tras un asesinato más sin sentido, y que supuso la exigencia general de vivir en paz respetando a los demás. Para alcanzar el final de la violencia, han sido 829 las victimas de ETA, y la actualidad del momento habla de que la historia se escriba con la objetividad de lo que realmente sucedió. Podríamos pensar que es tarea fácil, pero no es así. De ahí que cuando las fuerzas flaquean, podemos pensar en los Miguel Ángel Blanco ausentes, y seguir preguntándose siempre el por qué de aquello y qué consiguieron con la muerte de tantos seres inocentes.

 

Miguel del Río