Oído Cocina

MAYORES Y SEGUROS

 

Miguel del Río | 14.05.2017


 

Siempre nos ha sonado muy bien la expresión Estado del Bienestar. Lo achacamos a llegar a mayores en buenas condiciones físicas y mentales, sin tener problema económico alguno porque se cobra religiosamente una pensión. En estos años oscuros, las pensiones de los mayores han servido incluso para ocuparse de los hijos desempleados y desahuciados de sus casas. En Europa, cuando llegan las elecciones, el ruido de nuevos experimentos políticos puede ser muy alto, pero al final el votante se inclina por la seguridad que supone mantener la sanidad, la educación y las prestaciones sociales tal y como las vivimos hoy.

La Comisión Europea, que es el Gobierno de Europa, salvo Inglaterra, quiere volver a aquella comunidad de socios en la que el ciudadano está por encima de todo, abandonando así el miedo que nos han metido en el cuerpo en este último decenio de crisis, que nadie asegura tajantemente que no regrese, por decisiones políticas y económicas que no están al alcance comprensivo del pueblo. Con la discusión encima de la mesa sobre si la crisis económica está superada o no, las desigualdades han crecido un montón en este periodo, y solo hay que observar el dato que se da especialmente en nuestro país sobre un mayor crecimiento de los concursos de acreedores en los hogares, incluso por encima de las propias empresas.

Hay que sumar también en negativo que las prejubilaciones se han disparado, con la carga añadida que algo así supone para la caja general de las pensiones. Los que somos de la generación de los 60 lo vemos mejor unos días que otros, pero la verdad es que el futuro es incierto por los muchos claroscuros que presenta. El paro, el cierre de empresas y la bajada general de sueldos, menos para los altos ejecutivos, nos ha dejado tocado el bolsillo pero también la moral de creer más allá. Hacerse mayores está bien, anteponiendo la seguridad personal. Los que peinamos canas tenemos en los jóvenes y su porvenir la medida exacta para ser más o menos optimistas. ¡Veremos cómo les va!

 

Miguel del Río