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NADA MEJOR QUE INFRAESTRUCTURAS PARA CANTABRIA

 

Miguel del Río | 12.03.2017


 

Casi todos los trenes industriales que ha perdido Cantabria han sido culpa de la falta de infraestructuras por tierra, mar y aire. Hoy somos la última comunidad autónoma en cuanto a implantación de trenes y alta velocidad, y las autovías principales que nos conectan con el norte o centro de España han tardado tantos años en hacerse, que las actuales resultan ya insuficientes. Frente a este escenario, no deja de ser reconfortante que las noticias buenas que llegan para la región vengan de la mano de nuevas inversiones en carreteras, contar con un nuevo y más rápido tren (aunque no sea el AVE), o el soterramiento de vías como va a suceder en Torrelavega, ciudad que lo venía demandando desde hace 50 años.

Las obras, máxime si son grandes obras, claro que crean empleo pero más importante es si cabe que abren el camino a la necesaria instalación de nuevas empresas, que contribuyan de verdad a rebajar la alta tasa de desempleo que tenemos en la actualidad. Cuando se genera una gran infraestructura, el empleo directo e indirecto viene dado de su mano. En plena crisis, ya hubiéramos querido poder contar con proyectos semejantes. Todos los estudios llevados a cabo sobre el futuro empresarial de la región pasan por mejorar las infraestructuras, para cambiar a mejor todo lo relacionado con los transportes por carretera y mercancías ferroviarias, donde el Puerto de Santander es destino principal de las mismas, sin olvidar tampoco la asignatura pendiente que para toda la comarca del Besaya tiene la reapertura del Puerto de Requejada.

Devolver a Cantabria al puesto industrial en que estuvo antaño, y mantener activo y mejorable todo lo que tenemos ahora, es crear este nuevo escenario de vías y comunicaciones, competitividad en las mercancías y acceso rápido a una región, que aspira a ser referente nacional del turismo y la cultura. Para algo así, nada hay comparable a llegar fácilmente y sin contratiempos desde cualquier punto de España y del resto de Europa.

 

Miguel del Río