Oído Cocina

DAR RESPUESTA AL CÁNCER

 

Miguel del Río | 05.02.2017


 

Solo con oír la palabra cáncer damos un paso atrás y entramos en el silencio. Dicen que la prevención y el componente suerte están en el extremo de no contraerlo, pero lo cierto es que la ciencia sabe aún bien poco, y mucha de la culpa la tiene la falta de investigación y utilizar para ello los recursos que sean necesarios, y que muchas veces se van por la alcantarilla de cuestiones innecesarias para la humanidad. ¿Qué puede haber más importante que superar las grandes enfermedades que contraemos? Cuando el ébola amenazó con saltar de África a Europa y seguidamente a Estados Unidos, el antídoto surgió de la noche a la mañana. Al decirlo así, se puede entender que hay cura cuando interesa y lo que hay en juego es mucho. Efectivamente, eso es lo que he querido decir. Muchos tipos de tumores son ya curables, pero queda aún mucho por investigar para dar solución a los más agresivos y mortíferos. Igual tratamiento requieren las denominadas enfermedades raras, cuyos pacientes y familiares viven en permanente angustia e impotencia total por la falta de una atención debida.

Hace demasiado tiempo que convivimos con el cáncer, y se ha llevado ya a demasiados amigos y conocidos, como para acostumbrarse a ello y cruzarse de brazos. Esto es lo último, y están muy bien las llamadas a la atención que se hacen constantemente contra el cáncer y para concienciar a la población. Pero esperamos más, y tenemos derecho a que la ciencia avance en este sentido, como lo hace constantemente al inventar nuevas máquinas y tecnologías de todo tipo. Lo primero ha de ser la salud y poder combatir las enfermedades que más nos preocupan. No hay duda de que en este temor y preocupación el cáncer ocupa el primer lugar. Cuando se bautizó a este siglo como el de los avances, conviene tenerlo muy presente y ofrecer poco a poco las soluciones que tantos pacientes, familias, amigos y conocidos anhelan.

 

Miguel del Río