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CONSTRUCTORES DE GARANTÍA

 

Miguel del Río | 18.12.2016


 

Hay una gran diferencia entre el encuentro informativo de los constructores cántabros con la prensa del año 2015 a este del 2016. Se trata de un salto desde el pesimismo más absoluto a un optimismo moderado, que viene en parte por la recuperación económica pero también, aunque no lo digan muy alto, por el nombramiento de Iñigo de la Serna como ministro de Fomento. El ex alcalde de Santander no lleva ni dos meses en el cargo y ya ha dado pasos importantes para dotar a la comunidad de Cantabria de obras de infraestructura que van a cambiar sustancialmente la escasez total de proyectos por el inicio de planes concretos respecto a vía ferroviaria y trenes, así como ampliaciones en las carreteras del Estado.

Lentamente, pero las obras regresan. Aunque los constructores cántabros se han encontrado en el camino con la suspensión del Plan General de Ordenación Urbana de Santander y también de Laredo, y aprovechan este final de año para pedir que en el 2017 las reformas legislativas que se hagan sobre el suelo gocen de las garantías jurídicas necesarias para que ningún plan vuelva a suspenderse, con la inseguridad a la hora de invertir y construir que ello conlleva. No es pedir mucho para el gran parón a toda actividad constructora que ha habido desde el 2008. Ver grúas de la construcción en el panorama de nuestras ciudades sigue siendo un bien económico escaso.

La explosión de la burbuja inmobiliaria ha acarreado no pocos quebraderos de cabeza en un país que estaba a la cabeza dentro de Europa en la construcción de pisos, carreteras, aeropuertos, bibliotecas o ciudades de la justicia. Fue una auténtica locura que no puede repetirse porque más vale hacer menos, cobrarlo pronto, y que luego tenga la utilidad pública que se pretende. Creo que este es nuevo ánimo de nuestros constructores y promotores, conscientes como somos todos de que hay que contar con casa, carreteras para moverse y conservar adecuadamente todo lo que se ha levantado hasta ahora. La construcción vuelve poco a poco a la senda de tirar para adelante, con la gran diferencia de que ya no se acometerán infraestructuras archimillonarias, terminadas, y que luego resulta que no tienen utilidad alguna. Cantabria ha sido una de las comunidades españolas más ejemplares a la hora de no hacer por hacer y tirar el dinero. Sigamos así, sin dejar de mirar hacia nuestras empresas de construcción y la magnífica garantía que ofrecen en cada proyecto que acometen.

 

Miguel del Río