Oído Cocina

AQUEL BUEN AGOSTO DE 2016

 

Miguel del Río | 25.09.2016


 

Tras años de crisis y dar cerrojazo a salidas y vacaciones, el agosto del 2016 será recordado como uno de los mejores de la historia en todo lo relacionado con el turismo. Cantabria es una de las regiones españolas que más ha experimentado este subidón de visitantes. Madrileños, castellano leoneses y catalanes suponen el grueso de este despegue, que ya se preveía, y que sin duda supone un dato positivo a tener en cuenta a la hora de zanjar el debate sobre si la crisis ha pasado. A falta de otro tipo de inversiones empresariales e industriales, el turismo se reafirma como el gran recurso para ingresar dinero que tienen muchas ciudades y pueblos. Estamos en una nueva revolución industrial que también conlleva un cambio sustancial en la forma de ver y disfrutar del turismo. Sol y playa siguen siendo importantes, pero ya no son decisivos para elegir destino vacacional. Cuando las Islas Canarias, que gozan durante todo el año de un clima inmejorable, quieren tornar su turismo hacia lo cultural, gastronómico y el ocio, es que se aprecia ya un cierto cansancio del turismo masificado que pelea por pinchar la sombrilla en la arena de playa a primeras horas del día.

Rincones tan bellos como Cantabria ofrecen una extraordinaria calidad en su turismo. Queda mucho por hacer en promoción para que aumente la estancia de franceses e ingleses, que siguen mirando mayoritariamente hacia el sur y las islas españolas. Pero todo ello dentro de un reconocimiento a un trabajo bien hecho que ha llenado los hoteles españoles durante el pasado mes de agosto. El sector se muestra también optimista para lo que queda de año y cree que el año que viene puede ser incluso mejor que este. De esto se trata también; si algo necesitamos es buen rollo y dejar atrás casi un decenio negro para la economía general y la economía familiar, que van paralelas. El turismo extranjero coloca a España cada año en una buena posición dentro del mundo, pero el turismo interior, ese que hacen madrileños, castellano leoneses y catalanes, por citar los que más vienen a Cantabria, resulta primordial. Por muchas cosas juntas, cada final del verano toca recordar aquel agosto vivido y, en este caso, el magnífico que ha sido el de 2016.

Imagen: Uno de los grandes museos de Cantabria está en Camargo, el Museo Etnográfico de Cantabria.

 

Miguel del Río