Oído Cocina

LIGA SANTANDER

 

Miguel del Río | 24.07.2016


 

Uno de los grandes anhelos del alcalde de Santander, Iñigo de la Serna, es extender por el mundo lo que el denomina muy bien la “Marca Santander”. Estamos hechos de tal manera, que tendemos a terminar visitando todo aquello que más suena y se repite. Desde Nueva York, pasando por el Machu Picchu, las Pirámides, siguiendo por la Torre Eiffel y Santander. La Liga de Fútbol Profesional lo tiene más que claro y acaba de incorporar a su denominación al Banco Santander, porque busca una mayor proyección internacional del campeonato español. La auténtica Santander, la ciudad, la capital de Cantabria, va a ser todavía más conocida y no existe mejor marketing y publicidad para dar a conocer Cantabria y las muchas oportunidades que ofrece, y no hablo sólo de turismo. Santander es su Puerto, su Centro de Arte Botín, el Anillo Cultural, su Festival Internacional, la excelencia de sus universidades a lo que se ha sumado la nueva Universidad Europea del Atlántico, y sus principales instituciones. Todo ello hace de este territorio un lugar magnífico para vivir, establecerse y emprender todo tipo de proyectos empresariales e industriales.

Cuando nació el Club de Prensa, otro nombre que pretende sumarse a los anteriores, enseguida incorporó a sus pretensiones la mejor difusión posible de la Marca Santander. El deporte es sin duda la mejor manera de visualizarlo y sirva de ejemplo lo que supone la presencia de Banco Santander en la Fórmula 1. Ahora es la Liga española de fútbol, con todo lo que esto supone. En la que es definida como una de las mejores ligas del mundo, a partir de ahora el nombre de Santander se va a ver en millones de hogares de España, pero también del resto del mundo. Como reclamo publicitario, es algo inigualable para Cantabria. Como reputación del nombre Santander, no se puede ya pedir más. En lo que va a suponer de ahora en adelante La Liga Santander es ya cuestión de ver y esperar las repercusiones positivas en turismo, cultura y economía que algo semejante va a acarrear.

 

Miguel del Río