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Cuidado con los medios de comunicación

 

Francisco Rodríguez Barragán | 26.04.2016


Con motivo de un encontronazo entre el estrafalario líder del populismo ultraizquierdista y un periodista se ha publicado la postura del señor Iglesias sobre los medios de comunicación. Según su sesudo razonamiento, los medios de comunicación privados no deberían existir, pues están al servicio de los intereses de sus propietarios mientras que lo público estaría al servicio de los ciudadanos.

Resulta curioso que la “nueva política” pretenda resucitar la prensa del Movimiento Nacional de la tan vituperada dictadura y seguramente la censura previa de periódicos, revistas, películas y hasta obras de teatro.

Naturalmente prefiero que existan medios privados donde cada cual pueda elegir lo que considere oportuno, aunque también hay que notar que los gobernantes que, hasta el momento se han turnado en el poder, han manejado a su antojo y posible beneficio la adjudicación de frecuencias y canales tanto de radio como de televisión.

Me refiero, claro está, a las cadenas de propiedad privada que se oyen mayoritariamente, sometidas a la preceptiva autorización administrativa como a la dictadura del famoso share que “regula” la publicidad que mantiene todo el tinglado. Publicidad, por cierto, que repercute en el precio del producto y que pagamos todos los españoles lo mismo que el IVA.

Recuerdo el lema de La Codorniz que decía “donde no hay publicidad resplandece la verdad” y otro lema proclamaba que era “la revista más audaz para el lector más inteligente”. En época de censura previa los que escribían en aquella revista eran gente estupenda y leerlos una gozada: Mihura, Tono, Chumy Chumez, Álvaro de la Iglesia, Kalikatres, la cárcel de papel o los dameros malditos de Conchita Montes. ¡Qué tiempos aquellos!, decimos los viejos que tratábamos de oír la radio Pirenaica, que estaba en Rumanía, para enterarnos de lo que prohibía la censura.

Junto a los medios de audiencia masiva ahora tenemos acceso a páginas de internet de muy variada orientación, con blogs en los que se puede opinar y que cada cual elige según sus preferencias, además contamos con facebook y twiter como medios de intercambio permanente de noticias y opiniones,  aunque ignoro la incidencia de todas estas nuevas herramientas en los medios de comunicación.

Las cadenas de televisión que emiten en abierto no son solo las de propiedad privada, sino las gubernamentales, autonómicas y municipales que viven de los presupuestos. Aunque todas dedican amplios espacios a los problemas políticos a través de entrevistas y tertulias periodísticas, con bastante audiencia en la población, son muchas más las horas dedicadas a entretenimientos, incluso morbosos, con el fin de ganar oyentes.

En cuanto a los diarios de papel pienso que están bastante decaídos y sus tiradas ignoro si aumentan o disminuyen. En muchos casos  creo que sobreviven gracias a las cuentas de publicidad institucional, pues resulta más barato echarles un vistazo en sus ediciones de internet que bajar a buscarlos al kiosco.

Ya es bastante la voracidad de los sucesivos gobiernos por ocuparlo todo con instituciones públicas, sanidad pública, enseñanza pública, universidad pública, pero si llegaran a gobernar los populistas pienso que sería aun peor. Sueñan con tener en sus manos el Boletín Oficial.

La solución a nuestros problemas no pasa por más estado sino por menos estado, pero más eficaz, transparente, económico y sostenible. No podemos pagar tantas administraciones como nos agobian con sus leyes y reglamentos, desde los bandos municipales a las normas de Bruselas.

 

Francisco Rodríguez Barragán