Fe y Obras

 

Ahora quieren la eutanasia

 

 

 

08.02.2019 | por Eleuterio Fernández Guzmán


 

Ya sabemos, por la experiencia de lo que ha sucedido en las últimas décadas, que los servidores del Mal y discípulos aventajados de Satanás no procuran, precisamente, el bien para los hijos de Dios e, incluso, para los que no reconocen que lo son. Ellos nunca se hartan de maldecir al Todopoderoso con sus acciones...

Con esto queremos decir que hacen todo lo posible para sembrar todo el daño que sus malas mentes engendran. Y, así, han ido instalando temas como el aborto, la manipulación genética o la ideología de género. Las cosas claras, para que nadie se lleve a engaño, siempre han de ser dichas.

Por cierto, en estos temas, los católicos no podemos ni debemos ser, para nada, políticamente correctos o estar al qué dirán porque al Único que debemos tener en cuenta es a Dios y a qué dirá nuestro Creador de su semejanza (“Aquel que me niegue ante los hombres...”, ¿recuerdan?)

Pues bien, los mandamases del Mal (que son muchos y tienen ramificaciones en toda organización social, política e, incluso, religiosa) parece que nunca tienen bastante. Están ansiosos por malmeter y no dejan de idear malas acciones porque todas ellas sirven, al fin y al cabo, a su nigérrimo señor, el príncipe de este mundo.

Esto lo decimos porque ahora le toca a la eutanasia.

Sí, como siempre hacen, manipulando las cosas, utilizan determinados temas que pueden causar sensiblería social para poner sobre la mesa que, al fin y al cabo, “ayudar” a morir a una persona en según qué circunstancias, tampoco es tanto…

Lo que pasa es que, como suele pasar en esto, se empieza por ahí y se acaba facilitando la muerte, incluso, a quien no quiere vivir porque está asqueado de la vida. ¿Y es que si una persona enferma puede tener tal derecho, quién es nadie para impedir que cualquiera pueda ejercitarlo sobre su vida?

Recordemos, para empezar, que la vida de un ser humano no es suya. ¡Sí!, no es suya sino que es de Aquel que la ha creado o, lo que es lo mismo, de Dios. Y ya tendrá a bien nuestro Creador decidir cuándo debemos rendir cuentas ante su Tribunal y ante su magnánima, pero justa, Justicia.

Esto, claro está, dicho así, importa a según qué tipo de personas un pepino, un pimiento y una mota de polvo. Pero para los creyentes católicos es algo tan importante que no debería pasar ni un sólo día, cuando llegue (que llegará) la puesta en práctica de la muerte legal provocada de un ser humano, sin que haga escuchar y oír la voz de quien cree que la vida es de Dios y no nuestra. Y por eso el suicidio es un pecado tan grave que condena, directamente, al Infierno a quien lo comete…

Sí, ciertamente, habrá situaciones muy duras que sobrellevar por parte de, por ejemplo, familiares y amigos de alguien que se pueda encontrar en situación terminal. Pero, seguramente, ha de haber (que los hay) otros medios que no sea el desenganche de los aparatos o la provocada muerte por inanición…

La eutanasia está a la vuelta de la esquina y todos aquellos que nada hagan en su contra tendrán, también, la culpa si algún día se les aparece alguien con una aguja u otro método parecido para “evitarles” el dolor o, incluso, para dejar de causar graves perjuicios económicos a las administraciones públicas… que de todo hay y habrá.

Eso mismo pasó con el aborto y miren ustedes… ahora, como si nada, ¡Bah!, un tema baladí, una muerte más, con la de personas que hay en el mundo… minucias sin importancia (¿?)

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net