EL EVANGELIO DEL DOMINGO

 

 

por Gervasio Portilla García

02.06.2019


 

VII Domingo de Pascua. La Ascensión del Señor (C)

 

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (24, 46-53)

 

En aquél tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

― «Así esta escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que viene de lo alto».

Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

 

Palabra del Señor


 

COMENTARIO.

 

Esta celebración de la Ascensión del Señor, que durante siglos fue una de las fechas más emotivas y entrañables del calendario litúrgico, brilla por si misma y perdurará para siempre como el propio mensaje de Jesús.

La fe libertadora en Cristo resucitado, debe sanar nuestras inseguridades y nuestras miserias.

Cristo, ha terminado su ciclo terrestre y ahora vive para siempre junto a Dios, en ese misterio insondable y fundamental de nuestra fe.

Pero Jesús, no nos deja solos, vive también en medio de nosotros en esta comunidad creyente, en el prójimo, en el desamparado, en el que sufre, en el Santísimo Sacramento, en definitiva vive en aquel lugar que le dejemos, respetando nuestra libertad de hijos de Dios.

Dejemos que Jesús, este siempre en nuestros corazones, en nuestros actos, en nuestras vidas.

La Ascensión del Señor, es el triunfo definitivo sobre la muerte.

 

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.