EL EVANGELIO DEL DOMINGO

por Gervasio Portilla García

22.06.2014


Domingo, CORPUS CHRISTI, solemnidad (A):

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (6, 51-58)

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:

- Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.

Disputaban los judíos entre sí:

- ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?

Entonces Jesús les dijo:

- Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.

Palabra del Señor


COMENTARIO.

En esta solemnidad del Corpus Christi, resuenan con más fuerza las palabras de Cristo:"Yo soy el pan de vida, el que coma de este pan vivirá eternamente".

Entramos en comunión con el destino de Jesús; se trata de aceptar el compromiso que Él nos da a través de el Evangelio.

Quienes comulgan, se comprometen con sus vidas a secundar el objetivo supremo de Jesús: dignificar al hombre hasta las últimas consecuencias.

Por eso, participar en la comunión no es un rito mágico, sino aceptar los mandatos del Señor.

En estos días en que tantos niños reciben su primera Comunión, debieran saber que no es un acto social, ni una fiesta de primavera; es algo, infinitamente más importante: un compromiso con Jesús; su vida y sus obras.

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.