El
nadador
de 30 años Ernie Gawilan, atleta
paralímpico es todo un ejemplo de superación. Sobrevivió
a un intento de aborto que lo dejó sin piernas y con un
brazo izquierdo subdesarrollado. Su padre lo
abandonó y, cuando solo tenía 5 meses, su madre murió de
cólera.
Ernie saltó a la fama después de competir en los
Juegos Paralímpicos de 2016 y convertirse en el primer
medallista de oro filipino en los Juegos Paralímpicos de Asia en 2018.
Ahora participa en las olimpiadas de Tokio 2021
y será el abanderado de su país en la ceremonia de clausura, informa
Townhall.
“Debo haber sido un buen nadador incluso en el
vientre de mi madre porque sobreviví al aborto. Simplemente nadé”,
bromeó en una entrevista concedida a
SPIN.
En una residencia de monjas
Al quedarse huérfano, sus abuelos le acogieron. De
pequeño, sufrió por su apariencia pero su vida cambió cuando un
empresario se fijó en él y convenció a su abuelo para que lo enviara a
un centro para jóvenes con discapacidades cuando tenía 9 años.
Fue allí donde abrazó a una nueva familia: las
Hermanas Maryknoll de Santo Domingo dirigían el Centro de
Entrenamiento Our Lady of Victory. En 2000, Ernie se trasladó a la
isla Samal para servir como mayordomo de llaves de las monjas.
Fue entonces cuando descubrió su amor por el
agua. “Cuando estoy en el agua mi discapacidad física no se
ve. Parezco una persona normal", afirma.
De nuevo, alguien se fijó en él. Un entrenador de
natación, Jude Corpuz, vio el deseo de Ernie de nadar y lo invitó a
unirse a su equipo de natación para personas con discapacidades.
Más de una docena de medallas
En 2008, Ernie participó en su primera competencia
de natación en el Festival Olímpico de Filipinas de 2008. Pero casi lo
echan después de olvidar su bañador. Pidió a los funcionarios que
le dejaran competir con sus pantalones más pesados, algo que le dejó
en desventaja. Aún así, terminó segundo pero atrapó la atención del
ganador, Arnel Aba, quien llevó a Ernie a Manila para unirse a la
selección nacional.
La carrera de Ernie despegó y compitió en todo el
mundo, incluso en Indonesia, Malasia, Singapur, Myanmar, India, Japón,
Nueva Zelanda e Italia. Regresó a casa con más de una docena de
medallas internacionales.
Documental sobre su superación
En un documental estrenado en 2017 titulado "Gawilan",
Ernie reveló su pasión por la natación y su confianza en el amor y el
apoyo de su familia y entrenadores para ayudarle a superarse.
“Solía esconderme. Solía sentirme
avergonzado de mí mismo, avergonzado de por qué nací así. Pero gracias
a la natación, sentí que me escapé de un caparazón", afirma en el
vídeo.
Un propósito para cada uno
“Hay un propósito para nosotros en este
mundo. "Necesitamos luchar en esta vida", enfatiza.
Aunque no suele mencionar el papel de Dios
en su vida, las cámaras le han filmado rezando el rosario. También
habla abiertamente de su fe tanto en entrevistas con los medios como
en las redes sociales. En una ocasión que cayó enfermo, agradeció a
Dios su recuperación. “Sin Él no puedo hacerlo, confío todo en Él“,
afirma.
En Facebook, ha compartido versículos
de la Biblia y escribe mensajes como "Dios es la clave". Y, en una publicación
de Instagram de 2019 , agradeció a la alumna de
séptimo grado Rose Charlize Bustos, compañera de equipo, por escribir
un artículo sobre su fe.
En el texto, Rose subrayaba que Ernie pasó de
culpabilizar a Dios por su discapacidad a encontrárselo nadando. "De
hecho, Dios nunca lo ha abandonado. Le dio una vida que Ernie nunca
imaginó", publicacó Rose.