Sociedad y Familia

 

Los avances contra el sida no curan a una sociedad obsesionada con el sexo

 

La moderación habría de guiar los apetitos humanos, pero una sociedad regida por la satisfacción instantánea no consigue reducir las infecciones por VIH

 

 

16 julio, 2019 | ForumLibertas.com


 

 

La enfermedad del sida consigue progresivamente avances en su tratamiento y en cómo se aborda médicamente. Hace unos 10 años que se aplica en Estados Unidos un tratamiento que todavía no ha llegado a España.

Sin embargo, ese sistema prometedor no ha reducido los casos. Y la razón es que el problema es la estructura social basada en el impulso y la satisfacción del deseo instantáneo que proponen las culturas occidentales.

Actualmente, en los Estados Unidos se estima que hay 1 millón de personas viviendo con el VIH. En este país, el número de casos reportados anualmente alcanzó su punto máximo en 1993 cuando hubo aproximadamente 80.000 personas infectadas.

Entre 1993 y 1998, la incidencia de casos nuevos disminuyó de forma constante hasta nivelarse entre 1999 y el 2001. Sin embargo, cada año desde el 2001, el número de casos nuevos ha aumentado ligeramente con aproximadamente 42.500 casos nuevos de sida reportados en el 2004.

En nuestras tierras el sida, sin embargo, sigue creciendo. En Cataluña se dan 700 nuevos casos de personas infectadas, en España suman 4.000 anuales.

 

El problema real del sida

Sin embargo, poco se dice sobre un hecho concreto y claro: encontrar tratamientos que ayuden a enfrentar a la enfermedad del VIH no es la solución.

y no es la solución por una sencilla razón: se ataca la consecuencia, pero no la causa, y la causa es una sociedad obsesionada por preservar un modelo sexual liberal.


El sida, ¿un problema social?

La lógica dice que la moderación ha de guiar los apetitos humanos, como ejemplo tenemos la historia de La lámpara de Aladino, que aborda precisamente este tema humano.

Un tema humano derivado del problema del sexo, que planteaba Freud, y es que a diferencia de la mayoría de mamíferos, el ser humano no tiene período de celo. Eso se puede traducir en un deseo ilimitado sumado a una lógica sexual actual que lo convierte en un cocktail explosivo.