Editorial

 

El rito y el Principito, y la Sociedad desvinculada

 

 

12 julio, 2019 | por ForumLibertas.com


 

 

La nuestra es una sociedad donde los grandes ritos han sido destruidos. Las razones son distintas, la consecuencia única. Me refiero por ejemplo al noviazgo y al compromiso matrimonial, a ese rito de paso tan relevante que era el servicio militar, el duelo por la muerte de un familiar. Nada los ha sustituido, y esa es una característica de la sociedad desvinculada: la nada.  De hecho, algunos de aquellos conceptos ya no significan nada para la gente más joven. Y no se trata de añorar el pasado, no va por ahí la cosa, sino de la capacidad de la sociedad para dar sentido a la vida de sus miembros. Todos aquellos ritos estructuraban el tiempo, le daban sentido.

Saint Exupery escribe en el Principito:

    ¿Qué es un rito? -pregunta el Principito.

Es algo muy olvidado- le contesta el Zorro sabio-. Es lo que hace que un día sea diferente de los otros; una hora de las otras. Hay un rito, por ejemplo, en el país de los que me cazan. Bailan los domingos con mozas del pueblo. Entonces para mí el domingo es un día maravilloso…Me paseo hasta la misma viña. Si mis cazadores bailasen en cualquier día, los días serian todos semejantes y yo no tendría vacaciones…”

El rito es necesario “porque es bueno que el tiempo que corre no nos produzca la impresión de algo que nos gasta y nos pierde, sino algo que nos realiza y madura.

Por eso hoy nadie quiere ser considerado anciano, porque la vejez no es percibida como la realización humana, sino algo molesto de lo que hay que prescindir. Tanto es así que Ada Colau en su manual de lenguaje correcto para Barcelona, ha prescrito la palabra abuelo.

La destrucción de nuestros ritos colectivos, la expresión social de prácticas consuetudinarias, sin alternativa, es negativa, y posee una fuerte capacidad destructora de las instituciones sociales insustituibles socialmente valiosas. La secuencia de destrucción noviazgo- compromiso- matrimonio- pareja de hecho cohabitación, tiene un efecto demoledor que la ideología dominante busca que no sea debatido.

 

Sociedad desvinculada

El resultado salta a la vista: la sociedad está estallando en pedazos. Es el fin lógico de la sociedad desvinculada. Sin vínculos, las fuerzas centrífugas del yo lo desintegran todo, y cada vez el ser humano se encuentra más solo y aislado en su individualismo radical, que ha cercenado la otra dimensión humana, la comunitaria, la social, la que te convierte en persona. Esto es evidente en muchos ámbitos. Refiero solo dos e invito al lector a la identificación de muchos más. Uno es la crisis de la democracia liberal. La democracia se forma a partir del dos palabras griegas Demos, que significa pueblo, comunidad, y kratos, autoridad. El problema es que el pueblo como comunidad cada vez existe menos, porque los vínculos, los acuerdos fundamentales que los unen, son mínimos. Existe una multitud, un agregado de individuos, pero no una comunidad. El único sucedáneo son las leyes obtenidas gracias a procedimientos- medios- que obedecen a una determinada correlación de fuerzas. Son importantes, quien lo duda, pero insuficientes y frágiles, porque sin acuerdos fundamentales que las sustenten se basan en la coerción o la inaplicación. Y este carácter instrumental y fragilidad, es una causa principal de las guerras culturales de nuestro tiempo, dirigidas a formatear las mentes. Se trata de convertir las leyes en acuerdos fundamentales para que sean irreversibles, o bien de evitarlo. Cuando Ada Colau pone en marcha su manual de lenguaje performativo, está utilizando el poder para transformar las concepciones de los barceloneses a través de la palabra. Es el último ejemplo práctico de esta manipulación de la palabra, que es, sea dicho de paso, una característica de los sistemas autoritarios. Conocemos numerosas aplicaciones, como “matrimonio igualitario” para designar su aplicación a personas del mismo sexo, como si el matrimonio entre hombre y mujer fuera desigual, o “interrupción voluntaria del embarazo” en lugar de aborto, como si fuera realmente una “suspensión temporal del proceso” que eso es el significado de interrupción, en lugar de su destrucción.

La otra parte del concepto de democracia, la autoridad, está evaporándose a pasos de Polifemo. Tanto que es una palabra prescrita en buena medida. La dificultad para que la asuman tantos adolescentes y jóvenes es un signo evidente de su deterioro.

La desintegración que comporta la sociedad desvinculada tiene una víctima de enorme importancia. El estado del bienestar. Lo degrada por medio de dos vectores: el que destruye sus cimientos, la familia estable con hijos, y los costes sociales crecientes generados por el estallido; desde más y más personas ancianas viviendo solas, hasta los desmanes de un ocio cada vez más orgiástico.