Tribunas

El arzobispo hiperactivo y su catedral

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

La diócesis de Burgos acaba de editar un precioso folleto sobre el “VIII Centenario de la Catedral de Burgos” que es, al fin y al cabo, un vademecum sobre lo que un obispo no activo, sino hiperactivo, debe hacer en su diócesis.

Me refiero, lógicamente, a monseñor Fidel Herráez Vegas, que otrora fuera obispo auxiliar de Madrid. Creo que por veinticuatro horas, o algo así, fue arzobispo de Zaragoza in pectore –un dato que leí el pasado fin de semana en “El Mundo” para ratificar la errática gestión del nuncio Fratini, según el autor del artículo-. Ahora, don Fidel es arzobispo de Burgos.

Bueno, quizá esta arzobispo no ha hecho nada más que lo que se debe hacer. Pero como estamos en tiempos en lo que lo normal parece extraordinario, pues ha elaborado un itinerario de preparación del VIII Centenario, que culminará el 20 de julio de 2021, que me parece ejemplar.

Lo primero. Ha implicado a todo el que se mueve por Burgos. Hasta los chicos de Unidas Podemos están encantados con este proyecto de revitalización de la cabeza de Castilla. Claro que nunca lo dirán en público, solo lo comentan en privado.

La psicología profunda subyacente nos habla de las rivalidades implícitas entre los castellanos de Valladolid y Burgos. Pucela le quitó la capitalidad administrativa, pero Burgos mantiene la pátina de la historia. En el ámbito eclesial, Burgos incluso avanza con una resucitada Facultad de Teología con el eje Atapuerca-Catedral de Burgos que da mucho juego intelectual. Un eje en el que trabajó, cosas de la vida, el hoy desaparecido monseñor Raúl Berzosa.

El plan del Centenario ha colocado a Burgos en la cabecera de la presencia pública de la Iglesia en esa Comunidad Autónoma. Por cierto, no hay más que ver la prensa regional para darse cuenta de este dato.

La Santa Iglesia Catedral de Burgos fue mandada construir por el obispo D. Mauricio y por el rey de Castilla y León Fernando III, el santo, “para gloria de Dios”. La primera piedra se colocó el día 20 de julio de 1221. A esta construcción de un pueblo en honor de su Señor fueron convocados los artistas más punteros de la Europa cristiana toda. Por cierto que no se entendería la catedral, su historia, sin el Camino de Santiago. Burgos y Santiago están más cerca de lo que parece.

De la publicación que se acaba de presentar hay que destacar un texto que se refiere al marco teológico-pastoral y su relación con la revitalizada vida diocesana. El marco ideal para un profundo diálogo fe-cultura. Ah, muy acertada la orientación de la dimensión social de este proyecto en la línea más cierta del Papa Francisco.

Enhorabuena, por tanto, a los fieles de esa archidiócesis y mucha estabilidad y ánimo en esta efeméride que hará historia.

 

José Francisco Serrano Oceja