Servicio diario - 13 de junio de 2019


 

El Papa Francisco ofrece un decálogo para los Nuncios Apostólicos
Larissa I. López

“La esperanza de los pobres nunca se frustrará” – Mensaje del Papa Francisco
Redacción

Fallece Mons. León Kalenga, Nuncio Apostólico en Argentina
Larissa I. López

“La Jornada Mundial de los Pobres se está consolidando”
Rosa Die Alcolea

El Papa agradece la nobleza del pueblo panameño
Larissa I. López

Federación Internacional de Patinaje: El deporte, “al servicio de la humanidad”
Larissa I. López

Perú: Mons. Cabrejos pide al gobierno continuar con la ayuda a los venezolanos
Redacción

“Abriendo caminos”: V Encuentro de Nuevas Formas de Vida Consagrada
Rosa Die Alcolea

iMisión: Primera iJornada tuitera de formación
Redacción

Filipinas: El Papa nombra obispo de Iligan a Jose R. Repadas
Redacción

Monseñor Enrique Díaz Díaz: “El Dios de la Vida”
Enrique Díaz Díaz

Beata Francisca de Paula de Jesús, 14 de junio
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

13/06/2019-11:43
Larissa I. López

El Papa Francisco ofrece un decálogo para los Nuncios Apostólicos

(ZENIT — 13 junio 2019).- El Santo Padre ha recibido en la mañana de hoy, 13 de junio de 2019, a los participantes en la reunión de los Representantes pontificios que se celebra, del 12 al 15 de junio, en el Vaticano.

En la oración previa a la audiencia con los Nuncios Apostólicos, el Papa ha recordado a Monseñor Léon Kalenga Badikebele, representante del Vaticano en Argentina fallecido ayer, 12 de junio.

Francisco se ha dirigido a los presentes y les ha entregado su discurso: “Una especie de ‘decálogo’” que, a través de los nuncios, “se dirige también a vuestros colaboradores y, de hecho, a todos los obispos, sacerdotes y personas consagradas que se encuentran en todas las partes del mundo”.

 

1. El nuncio es un hombre de Dios

Esto supone, dice el Papa Francisco, “seguir a Dios en todo y por todo; obedecer sus mandamientos con alegría; vivir por las cosas de Dios y no por las del mundo; dedicarle libremente todos los recursos, aceptando con un espíritu generoso los sufrimientos que surgen como resultado de la fe en Él”.

Además, el Obispo de Roma indicó que el hombre de Dios “no engaña ni defrauda al prójimo”, no se entretiene con “chismes y calumnias” y mantiene “la mente y el corazón puros”.

 

2. El nuncio es un hombre de Iglesia

El nuncio representa a la Iglesia y, en particular, al sucesor de Pedro. Para Francisco, constituye un “contratestimonio” que este ostente lujos mientras hay personas que carecen de lo necesario. El mayor honor de dicho representante es “ser ‘siervo de todos’”.

Al mismo tiempo, los nuncios deben ser humildes para dejar de lado las opiniones personales y “representar el rostro, las enseñanzas y las posiciones de la Iglesia” y defenderla “valientemente” cuando intenten “desacreditarla, difamarla o calumniarla”.

 

3. El nuncio es un hombre de celo apostólico

El nuncio es un apóstol del Evangelio “tiene la tarea de iluminar el mundo con la luz del Resucitado, de llevar a Cristo a los confines de la tierra”, “sembrando la buena semilla de la fe en los corazones de quienes encuentra”, describió el Pontífice.

El Santo Padre advirtió a los presentes sobre la indiferencia, una actitud que se ha propagado también entre los religiosos y ha recordado que “el compromiso principal de nuestra misión apostólica será procurar la salvación y la santificación del mayor número de almas”.

 

4. El nuncio es un hombre de reconciliación

El Obispo de Roma expuso que el nuncio debe intentar “ser imparcial y objetivo, para que todas las partes encuentren en él al árbitro correcto que busca sinceramente defender y proteger solo la justicia y la paz, sin dejarse nunca involucrar negativamente”.

Igualmente, afirmó que los nuncios no deben “encerrarse” en las nunciaturas, sino que, como factores de “comunión y reconciliación”, deben salir al encuentro de las personas.

 

5. El nuncio es un hombre del Papa

Al representar al Papa, el nuncio interviene como tal, esto es, “concreta, implementa y simboliza la presencia del Papa entre los fieles y las poblaciones. Es hermoso que en varios países la Nunciatura se llame ‘Casa del Papa'”, señaló el Santo Padre.

Francisco reconoció que son posibles las reservas y antipatías, pero un nuncio “no puede ser hipócrita” y, en consecuencia, es incompatible con su trabajo el “criticar al Papa por detrás, tener blogs o incluso unirse  a grupos hostiles a él, a la Curia y a la Iglesia de Roma”.

 

6. El nuncio es un hombre de iniciativa

El Papa Francisco indicó que dichos representantes pontificios deben “desarrollar la capacidad y la agilidad para promover o adoptar una conducta adecuada a las necesidades del momento sin caer nunca en la rigidez mental, espiritual y humana, o en la flexibilidad hipócrita y camaleónica”.

 

7. El nuncio es un hombre de obediencia

Para el Pontífice, “solo en libertad podemos obedecer realmente, y solo obedeciendo el Evangelio podemos entrar en la plenitud de la libertad”. Así, la  llamada de los nuncios a la obediencia “es la llamada a seguir el estilo de vida de Jesús de Nazaret”.

 

8. El nuncio es un hombre de oración

Con el fin de describir la figura del nuncio, el Santo Padre ha utilizado las palabras de san Giovanni Battista Montini: “Es la de alguien que verdaderamente tiene la conciencia de llevar a Cristo con él” (abril de 1951) y para quien Dios es el único bien precioso. Y añadió que “esto requiere un desapego de uno mismo que solo se puede lograr con una relación constante con el Señor y la unificación de la vida en torno a Cristo”.

 

9. El nuncio es un hombre de caridad operosa

Francisco resaltó que la caridad es gratuita, y, por ello, ha hecho referencia al “peligro de las regalías”: “La caridad operosa debe llevarnos a ser prudentes  a la hora de aceptar los regalos que  nos ofrecen para ofuscar nuestra objetividad y, en algunos casos, desafortunadamente, para comprar nuestra libertad”.

Además, recalcó que ningún regalo debe “esclavizarnos” e instó a no aceptar presentes “demasiado caros” o a destinarlos a la caridad.

 

10. El nuncio es hombre de humildad

El Papa ha concluido su decálogo hablando sobre la humildad y citando las “Letanías de la humildad” del Cardenal Rafael Merry del Val, Secretario de Estado y colaborador de San Pío X, antiguo “colega” de los nuncios:

“Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón parecido al tuyo.

Del deseo de ser alabado, Líbrame, Señor

Del deseo de ser honrado, Líbrame, Señor

Del deseo de ser aplaudido, Líbrame, Señor

Del deseo de ser preferido a otros, Líbrame, Señor

Del deseo de ser consultado, Líbrame, Señor

Del deseo de ser aceptado, Líbrame, Señor

Del temor a ser humillado, Líbrame, Señor

Del temor a ser despreciado, Líbrame, Señor

Del temor a ser reprendido, Líbrame, Señor

Del temor a ser calumniado, Líbrame, Señor

Del temor a ser olvidado, Líbrame, Señor

Del temor a ser ridiculizado, Líbrame, Señor

Del temor a ser injuriado, Líbrame, Señor

Del temor a ser rechazado, Líbrame, Señor

Concédeme Señor el deseo de que otros sean más amados que yo,

Concédeme Señor el deseo de que otros sean más estimados que yo,

Concédeme Señor el deseo de que otros crezcan susciten mejor opinión de la gente y yo disminuya,

Concédeme Señor el deseo de que otros sean alabados y de mí no se haga caso,

Concédeme Señor el deseo de que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,

Concédeme Señor el deseo de que otros sean preferidos a mí en todo,

Concédeme Señor el deseo de que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda”.

 

 

 

13/06/2019-12:21
Redacción

"La esperanza de los pobres nunca se frustrará" — Mensaje del Papa Francisco

(ZENIT— 13 junio 2019).- «La esperanza de los pobres nunca se frustrará» (Sal 9,19). "Las palabras del salmo se presentan con una actualidad increíble". Este es el tema elegido por el Papa Francisco para el Mensaje de la 3a Jornada Mundial de los Pobres, que se celebrará el 17 de noviembre de 2019, )00011 domingo del Tiempo Ordinario.

Este salmo se escribió en una época en la que la gente arrogante y sin ningún sentido de Dios perseguía a los pobres para apoderarse incluso de lo poco que tenían y reducirlos a la esclavitud. "Hoy no es muy diferente", aclara el Papa en su mensaje.

Las palabras del salmo "no se refieren al pasado, sino a nuestro presente, expuesto al juicio de Dios", señala el Pontífice. "También hoy debemos nombrar las numerosas formas de nuevas esclavitudes a las que están sometidos millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños".

 

Pobre, "hombre de la confianza"

El contexto que el salmo describe "se tiñe de tristeza por la injusticia, el sufrimiento y la amargura que afecta a los pobres". A pesar de ello, —añade Francisco— se ofrece una "hermosa definición del pobre": Él es aquel que «confía en el Señor» (cf. v. 11), porque tiene la certeza de que nunca será abandonado. "El pobre, en la Escritura, es el hombre de la confianza", indica.

En este sentido, la Sagrada Escritura recoge una descripción de la acción de Dios en favor de los pobres: Él es aquel que "escucha", "interviene", "protege", "defiende", "redime", "salva"... En definitiva, el pobre nunca encontrará a Dios indiferente o silencioso ante su oración. "Dios es aquel que hace justicia y no olvida".

 

El Reino de Dios les pertenece

Así, Francisco cita la bienaventuranza: «Bienaventurados los pobres» (Lc 6,20) y explica que el sentido de este anuncio paradójico es que "el Reino de Dios pertenece precisamente a los pobres, porque están en condiciones de recibirlo".

Él ha inaugurado, "pero nos ha confiado a nosotros, sus discípulos, la tarea de llevarlo adelante, asumiendo la responsabilidad de dar esperanza a los pobres", explica Francisco. "Es necesario, sobre todo en una época como la nuestra, reavivar la esperanza y restaurar la confianza".

 

Jean Vanier, "santo de la puerta de al lado"

Asimismo, en el mensaje, el Papa ha recordado a Jean Vanier, recientemente fallecido, quien "recibió de Dios el don de dedicar toda su vida a los hermanos y hermanas con discapacidades graves, a quienes la sociedad a menudo tiende a excluir.

Este laico suizo "fue un 'santo de la puerta de al lado' de la nuestra; con su entusiasmo supo congregar en torno suyo a muchos jóvenes, hombres y mujeres, que con su compromiso cotidiano dieron amor y devolvieron la sonrisa a muchas personas débiles y frágiles, ofreciéndoles una verdadera 'arca' de salvación contra la marginación y la soledad", escribe el Santo Padre.

A continuación, reproducimos el Mensaje del Santo Padre Francisco, publicado hoy por la Santa Sede.

***

 

La esperanza de los pobres nunca se frustrará

1. «La esperanza de los pobres nunca se frustrará» (Sal 9,19). Las palabras del salmo se presentan con una actualidad increíble. Ellas expresan una verdad profunda que la fe logra imprimir sobre todo en el corazón de los más pobres: devolver la esperanza perdida a causa de la injusticia, el sufrimiento y la precariedad de la vida.

El salmista describe la condición del pobre y la arrogancia del que lo oprime (cf. vv. 22-31); invoca el juicio de Dios para que se restablezca la justicia y se supere la iniquidad (cf. vv. 35-36). Es como si en sus palabras volviese de nuevo la pregunta que se ha repetido a lo largo de los siglos hasta nuestros días: ¿cómo puede Dios tolerar esta disparidad? ¿Cómo puede permitir que el pobre sea humillado, sin intervenir para ayudarlo? ¿Por qué permite que quien oprime tenga una vida feliz mientras su comportamiento debería ser condenado precisamente ante el sufrimiento del pobre?

Este salmo se compuso en un momento de gran desarrollo económico que, como suele suceder, también produjo fuertes desequilibrios sociales. La inequidad generó un numeroso grupo de indigentes, cuya condición parecía aún más dramática cuando se comparaba con la riqueza alcanzada por unos pocos privilegiados. El autor sagrado, observando esta situación, dibuja un cuadro lleno de realismo y verdad.

Era una época en la que la gente arrogante y sin ningún sentido de Dios perseguía a los pobres para apoderarse incluso de lo poco que tenían y reducirlos a la esclavitud. Hoy no es muy diferente. La crisis económica no ha impedido a muchos grupos de personas un enriquecimiento que con frecuencia aparece aún más anómalo si vemos en las calles de nuestras ciudades el ingente número de pobres que carecen de lo necesario y que en ocasiones son además maltratados y explotados. Vuelven a la mente las palabras del Apocalipsis: «Tú dices: "soy rico, me he enriquecido; y no tengo necesidad de nada"; y no sabes que tú eres desgraciado, digno de lástima, ciego y desnudo» (Ap 3,17). Pasan los siglos, pero la condición de ricos y pobres se mantiene inalterada, como si la experiencia de la historia no nos hubiera enseñado nada. Las palabras del salmo, por lo tanto, no se refieren al pasado, sino a nuestro presente, expuesto al juicio de Dios.

2. También hoy debemos nombrar las numerosas formas de nuevas esclavitudes a las que están sometidos millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños.

Todos los días nos encontramos con familias que se ven obligadas a abandonar su tierra para buscar formas de subsistencia en otros lugares; huérfanos que han perdido a sus padres o que han sido separados violentamente de ellos a causa de una brutal explotación; jóvenes en busca de una realización profesional a los que se les impide el acceso al trabajo a causa de políticas económicas miopes; víctimas de tantas formas de violencia, desde la prostitución hasta las drogas, y humilladas en lo más profundo de su ser. ¿Cómo olvidar, además, a los millones de inmigrantes víctimas de tantos intereses ocultos, tan a menudo instrumentalizados con fines políticos, a los que se les niega la solidaridad y la igualdad? ¿Y qué decir de las numerosas personas marginadas y sin hogar que deambulan por las calles de nuestras ciudades?

Con frecuencia vemos a los pobres en los vertederos recogiendo el producto del descarte y de lo superfluo, para encontrar algo que comer o con qué vestirse. Convertidos ellos mismos en parte de un vertedero humano son tratados como desperdicios, sin que exista ningún sentimiento de culpa por parte de aquellos que son cómplices en este escándalo. Considerados generalmente como parásitos de la sociedad, a los pobres no se les perdona ni siquiera su pobreza. Se está siempre alerta para juzgarlos. No pueden permitirse ser tímidos o desanimarse; son vistos como una
amenaza o gente incapaz, sólo porque son pobres.

Para aumentar el drama, no se les permite ver el final del túnel de la miseria. Se ha llegado hasta el punto de teorizar y realizar una arquitectura hostil para deshacerse de su presencia, incluso en las calles, últimos lugares de acogida. Deambulan de una parte a otra de la ciudad, esperando conseguir un trabajo, una casa, un poco de afecto... Cualquier posibilidad que se les ofrezca se convierte en un rayo de luz; sin embargo, incluso donde debería existir al menos la justicia, a menudo se comprueba el ensañamiento en su contra mediante la violencia de la arbitrariedad. Se ven obligados a trabajar horas interminables bajo el sol abrasador para cosechar los frutos de la estación, pero se les recompensa con una paga irrisoria; no tienen seguridad en el trabajo ni condiciones humanas que les permitan sentirse iguales a los demás. Para ellos no existe el subsidio de desempleo, indemnizaciones, ni siquiera la posibilidad de enfermarse.

El salmista describe con crudo realismo la actitud de los ricos que despojan a los pobres: «Están al acecho del pobre para robarle, arrastrándolo a sus redes» (cf. Sal 10,9). Es como si para ellos se tratara de una jornada de caza, en la que los pobres son acorralados, capturados y hechos esclavos. En una condición como esta, el corazón de muchos se cierra y se afianza el deseo de volverse invisibles. Así, vemos a menudo a una multitud de pobres tratados con retórica y soportados con fastidio. Ellos se vuelven como transparentes y sus voces ya no tienen fuerza ni consistencia en la sociedad. Hombres y mujeres cada vez más extraños entre nuestras casas y marginados en nuestros barrios.

3. El contexto que el salmo describe se tiñe de tristeza por la injusticia, el sufrimiento y la amargura que afecta a los pobres. A pesar de ello, se ofrece una hermosa definición del pobre. Él es aquel que «confía en el Señor» (cf. v. 11), porque tiene la certeza de que nunca será abandonado. El pobre, en la Escritura, es el hombre de la confianza. El autor sagrado brinda también el motivo de esta confianza: él "conoce a su Señor" (cf. ibíd.), y en el lenguaje bíblico este "conocer indica una relación personal de afecto y amor.

Estamos ante una descripción realmente impresionante que nunca nos hubiéramos imaginado. Sin embargo, esto no hace sino manifestar la grandeza de Dios cuando se encuentra con un pobre. Su fuerza creadora supera toda expectativa humana y se hace realidad en el "recuerdo" que él tiene de esa persona concreta (cf. v. 13). Es precisamente esta confianza en el Señor, esta certeza de no ser abandonado, la que invita a la esperanza. El pobre sabe que Dios no puede abandonarlo; por eso vive siempre en la presencia de ese Dios que lo recuerda. Su ayuda va más allá de la condición actual de sufrimiento para trazar un camino de liberación que transforma el corazón, porque lo sostiene en lo más profundo.

4. La descripción de la acción de Dios en favor de los pobres es un estribillo permanente en la Sagrada Escritura. Él es aquel que "escucha", "interviene", "protege", "defiende", "redime", "salva"... En definitiva, el pobre nunca encontrará a Dios indiferente o silencioso ante su oración. Dios es aquel que hace justicia y no olvida (cf. Sal 40,18; 70,6); de hecho, es para él un refugio y no deja de acudir en su ayuda (cf. Sal 10,14).

Se pueden alzar muchos muros y bloquear las puertas de entrada con la ilusión de sentirse seguros con las propias riquezas en detrimento de los que se quedan afuera. No será así para siempre. El "día del Señor, tal como es descrito por los profetas (cf. Am 5,18; /s 2-5; JI 1-3), destruirá las barreras construidas entre los países y sustituirá la arrogancia de unos pocos por la solidaridad de muchos. La condición de marginación en la que se ven inmersas millones de personas no podrá durar mucho tiempo. Su grito aumenta y alcanza a toda la tierra. Como escribió D. Primo Mazzolari: «El pobre es una protesta continua contra nuestras injusticias; el pobre es un polvorín. Si le das fuego, el mundo estallará».

5. No hay forma de eludir la llamada apremiante que la Sagrada Escritura confía a los pobres. Dondequiera que se mire, la Palabra de Dios indica que los pobres son aquellos que no disponen de lo necesario para vivir porque dependen de los demás. Ellos son el oprimido, el humilde, el que está postrado en tierra. Aun así, ante esta multitud innumerable de indigentes, Jesús no tuvo miedo de identificarse con cada uno de ellos: «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40). Huir de esta identificación equivale a falsificar el Evangelio y atenuar la revelación. El Dios que Jesús quiso revelar es éste: un Padre generoso, misericordioso, inagotable en su bondad y gracia, que ofrece esperanza sobre todo a los que están desilusionados y privados de futuro.

¿Cómo no destacar que las bienaventuranzas, con las que Jesús inauguró la predicación del Reino de Dios, se abren con esta expresión: «Bienaventurados los pobres» (Lc 6,20)? El sentido de este anuncio paradójico es que el Reino de Dios pertenece precisamente a los pobres, porque están en condiciones de recibirlo. ¡Cuántas personas pobres encontramos cada día! A veces parece que el paso del tiempo y las conquistas de la civilización aumentan su número en vez de disminuirlo. Pasan los siglos, y la bienaventuranza evangélica parece cada vez más paradójica; los pobres son cada vez más pobres, y hoy día lo son aún más. Pero Jesús, que ha inaugurado su Reino poniendo en el centro a los pobres, quiere decirnos precisamente esto: Él ha inaugurado, pero nos ha confiado a nosotros, sus discípulos, la tarea de llevarlo adelante, asumiendo la responsabilidad de dar esperanza a los pobres. Es necesario, sobre todo en una época como la nuestra, reavivar la esperanza y restaurar la confianza. Es un programa que la comunidad cristiana no puede subestimar. De esto depende que sea creíble nuestro anuncio y el testimonio de los cristianos.

6. La Iglesia, estando cercana a los pobres, se reconoce como un pueblo extendido entre tantas naciones cuya vocación es la de no permitir que nadie se sienta extraño o excluido, porque implica a todos en un camino común de salvación. La condición de los pobres obliga a no distanciarse de ninguna manera del Cuerpo del Señor que sufre en ellos. Más bien, estamos llamados a tocar su carne para comprometernos en primera persona en un servicio que constituye auténtica evangelización. La promoción de los pobres, también en lo social, no es un compromiso externo al anuncio del Evangelio, por el contrario, pone de manifiesto el realismo de la fe cristiana y su validez histórica. El amor que da vida a la fe en Jesús no permite que sus discípulos se encierren en un individualismo asfixiante, soterrado en segmentos de intimidad espiritual, sin ninguna influencia en la vida social (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 183).

Hace poco hemos llorado la muerte de un gran apóstol de los pobres, Jean Vanier, quien con su dedicación logró abrir nuevos caminos a la labor de promoción de las personas marginadas. Jean Vanier recibió de Dios el don de dedicar toda su vida a los hermanos y hermanas con discapacidades graves, a quienes la sociedad a menudo tiende a excluir. Fue un "santo de la puerta de al lado" de la nuestra; con su entusiasmo supo congregar en torno suyo a muchos jóvenes, hombres y mujeres, que con su compromiso cotidiano dieron amor y devolvieron la sonrisa a muchas personas débiles y frágiles, ofreciéndoles una verdadera "arca" de salvación contra la marginación y la soledad. Este testimonio suyo ha cambiado la vida de muchas personas y ha ayudado al mundo a mirar con otros ojos a las personas más débiles y frágiles. El grito de los pobres ha sido escuchado y ha producido una esperanza inquebrantable, generando signos visibles y tangibles de un amor concreto que también hoy podemos reconocer.

7. «La opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha» (ibíd., 195) es una opción prioritaria que los discípulos de Cristo están llamados a realizar para no traicionar la credibilidad de la Iglesia y dar esperanza efectiva a tantas personas indefensas. En ellas, la caridad cristiana encuentra su verificación, porque quien se compadece de sus sufrimientos con el amor de Cristo recibe fuerza y confiere vigor al anuncio del Evangelio.

El compromiso de los cristianos, con ocasión de esta Jornada Mundial y sobre todo en la vida ordinaria de cada día, no consiste sólo en iniciativas de asistencia que, si bien son encomiables y necesarias, deben tender a incrementar en cada uno la plena atención que le es debida a cada persona que se encuentra en dificultad. «Esta atención amante es el inicio de una verdadera preocupación» (ibíd., 199) por los pobres en la búsqueda de su verdadero bien. No es fácil ser testigos de la esperanza cristiana en el contexto de una cultura consumista y de descarte, orientada a acrecentar el bienestar superficial y efímero. Es necesario un cambio de mentalidad para redescubrir lo esencial y darle cuerpo y efectividad al anuncio del Reino de Dios.

La esperanza se comunica también a través de la consolación, que se realiza acompañando a los pobres no por un momento, cargado de entusiasmo, sino con un compromiso que se prolonga en el tiempo. Los pobres obtienen una esperanza verdadera no cuando nos ven complacidos por haberles dado un poco de nuestro tiempo, sino cuando reconocen en nuestro sacrificio un acto de amor gratuito que no busca recompensa.

8. A los numerosos voluntarios, que muchas veces tienen el mérito de ser los primeros en haber intuido la importancia de esta preocupación por los pobres, les pido que crezcan en su dedicación. Queridos hermanos y hermanas: Os exhorto a descubrir en cada pobre que encontráis lo que él realmente necesita; a no deteneros ante la primera necesidad material, sino a ir más allá para descubrir la bondad escondida en sus corazones, prestando atención a su cultura y a sus maneras de expresarse, y así poder entablar un verdadero diálogo fraterno. Dejemos de lado las divisiones que provienen de visiones ideológicas o políticas, fijemos la mirada en lo esencial, que no requiere muchas palabras sino una mirada de amor y una mano tendida. No olvidéis nunca que «la peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual» (ibíd., 200).

Antes que nada, los pobres tienen necesidad de Dios, de su amor hecho visible gracias a personas santas que viven junto a ellos, las que en la sencillez de su vida expresan y ponen de manifiesto la fuerza del amor cristiano. Dios se vale de muchos caminos y de instrumentos infinitos para llegar al corazón de las personas. Por supuesto, los pobres se acercan a nosotros también porque les distribuimos comida, pero lo que realmente necesitan va más allá del plato caliente o del bocadillo que les ofrecemos. Los pobres necesitan nuestras manos para reincorporarse, nuestros corazones para sentir de nuevo el calor del afecto, nuestra presencia para superar la soledad. Sencillamente, ellos necesitan amor.

9. A veces se requiere poco para devolver la esperanza: basta con detenerse, sonreír, escuchar. Por un día dejemos de lado las estadísticas; los pobres no son números a los que se pueda recurrir para alardear con obras y proyectos. Los pobres son personas a las que hay que ir a encontrar: son jóvenes y ancianos solos a los que se puede invitar a entrar en casa para compartir una comida; hombres, mujeres y niños que esperan una palabra amistosa. Los pobres nos salvan porque nos permiten encontrar el rostro de Jesucristo.

A los ojos del mundo, no parece razonable pensar que la pobreza y la indigencia puedan tener una fuerza salvífica; sin embargo, es lo que enseña el Apóstol cuando dice: «No hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor» (/ Co 1,26-29). Con los ojos humanos no se logra ver esta fuerza salvífica; con los ojos de la fe, en cambio, se la puede ver en acción y experimentarla en primera persona. En el corazón del Pueblo de Dios que camina late esta fuerza salvífica, que no excluye a nadie y a todos congrega en una verdadera peregrinación de conversión para reconocer y amar a los pobres.

10. El Señor no abandona al que lo busca y a cuantos lo invocan; «no olvida el grito de los pobres» (Sal 9,13), porque sus oídos están atentos a su voz. La esperanza del pobre desafía las diversas situaciones de muerte, porque él se sabe amado particularmente por Dios, y así logra vencer el sufrimiento y la exclusión. Su condición de pobreza no le quita la dignidad que ha recibido del Creador; vive con la certeza de que Dios mismo se la restituirá plenamente, pues él no es indiferente a la suerte de sus hijos más débiles, al contrario, se da cuenta de sus afanes y dolores y los toma en sus manos, y a ellos les concede fuerza y valor (cf. Sal 10,14). La esperanza del pobre se consolida con la certeza de ser acogido por el Señor, de encontrar en él la verdadera justicia, de ser fortalecido en su corazón para seguir amando (cf. Sal 10,17).

La condición que se pone a los discípulos del Señor Jesús, para ser evangelizadores coherentes, es sembrar signos tangibles de esperanza. A todas las comunidades cristianas y a cuantos sienten la necesidad de llevar esperanza y consuelo a los pobres, pido que se comprometan para que esta Jornada Mundial pueda reforzar en muchos la voluntad de colaborar activamente para que nadie se sienta privado de cercanía y solidaridad. Que nos acompañen las palabras del profeta que anuncia un futuro distinto: «A vosotros, los que teméis mi nombre, os iluminará un sol de justicia y hallaréis salud a su sombra» (Mal 3,20).

Vaticano, 13 de junio de 2018
Memoria litúrgica de San Antonio de Padua

FRANCISCO

 

 

 

13/06/2019-12:34
Larissa I. López

Fallece Mons. León Kalenga, Nuncio Apostólico en Argentina

(ZENIT — 13 junio 2019).- Ayer, 12 de junio de 2019, falleció Monseñor León Kalenga Badikebele, Arzobispo titular de Magneto y Nuncio Apostólico en Argentina. El arzobispo, de 62 años de edad, murió en Roma tras una imprevista enfermedad.

Así informó ayer en un comunicado la Nunciatura Apostólica de Argentina.

Hoy, 13 de junio, al principio de la audiencia con los Nuncios Apostólicos, el Santo Padre ha recordado a Monseñor Kalenga en el momento de la oración.

Según la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), el pasado 21 de mayo, la Conferencia Episcopal Argentina convocó a los católicos a una cadena de oración para pedir por la salud del Nuncio, que se encontraba ya ingresado en un hospital de Roma.

 

Monseñor León Kalenga Badikebele

Nació en Kamina, República Democrática del Congo, en 1956. Fue ordenado sacerdote en 1982, y sirvió en la diócesis congoleña de Leubo.

En 1990 ingresó en el servicio diplomático de la Santa Sede y trabajó en las representaciones pontificias de Haití, Guatemala, Zambia, Brasil, Egipto, Zimbabue y Japón.

En 2008 se produjo su nombramiento como Nuncio Apostólico en Ghana, en 2013 fue trasladado a la nunciatura en El Salvador y en ese mismo año en Belice, con residencia en El Salvador.

El Papa Francisco lo nombró Nuncio Apostólico en Argentina en 2018.

 

 

 

13/06/2019-17:25
Rosa Die Alcolea

"La Jornada Mundial de los Pobres se está consolidando"

(ZENIT — 13 junio 2019).- Esta mañana se ha presentado en la Oficina de Prensa de la Santa Sede el Mensaje del Papa para la III Jornada Mundial de los Pobres, que tendrá lugar el próximo 17 de noviembre de 2019, con el lema "La esperanza de los pobres nunca se frustrará".

Este jueves, 13 de junio de 2019, ha tenido lugar la presentación del mensaje, en la que han intervenido el arzobispo Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, y Mons. Graham Bell, Secretario del mismo dicasterio, a la vez que han informado acerca de la acogida y de las iniciativas que en todo el mundo ha despertado esta "intuición" del Papa Francisco a lo largo del último año y en el actual.

 

Acción de esperanza

Citando el tema central de esta Jornada "La esperanza de los pobres nunca se frustrará", Mons. Rino Fisichella ha afirmado que de las palabras del Papa brotan una "mirada" y una "acción de esperanza", porque, sobre todo, "los pobres tienen que vivir este momento con la certeza que proviene de la confianza en la intervención del Señor".

Asimismo, ha señalado que la trama del documento lleva a reflexionar sobre dos coordenadas: la descripción de las nuevas formas de pobreza que están ante nuestros ojos todos los días, y la acción concreta de aquellos que con su testimonio pueden ofrecer esperanza.

 

Jean Vanier, apóstol de nuestro tiempo

El prelado ha comentado que no es casual que el Papa haya mencionado en el Mensaje la figura de un gran apóstol de nuestro tiempo fallecido hace unas semanas, Jean Vanier. "Ciertamente —ha dicho Fisichella— testimonios tan fuertes hacen que emerjan aún más claramente la desigualdad de nuestros días y las dramáticas formas de injusticia, a menudo resultado del enriquecimiento anómalo de unos pocos frente a la pobreza de tantos. La Iglesia no puede cerrar los ojos ante este drama, y ??mucho menos callar. En este contexto, el valor de la llamada a encontrar al pobre se vuelve urgente".

 

Atención médica gratuita

El Arzobispo Fisichella describió varias iniciativas que el Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización prepara para la Jornada: el ambulatorio en la Plaza de San Pedro donde los necesitados pueden recibir atención médica gratuita y por el que el año pasado pasaron más de 3.000 personas, de las cuales el 77.8% sin trabajo y el 19.7% % subempleados.

Otro acto será el almuerzo con el Santo Padre para 1.500 pobres en el Aula Pablo VI, que seguirá la celebración de la Santa Misa en San Pedro. Las celebraciones concluirán con el concierto "Con los pobres por los pobres" siempre en el Aula Pablo VI, en el que participará el maestro Nicola Piovani, ganador de un Oscar junto con el maestro Mons. Marco Frisina.

 

En años anteriores

"El Mensaje de este año parece concluir una primera etapa -notó el arzobispo- En 2017: "No amemos de palabra sino con obras" se refería a una acción concreta que expresa la caridad; en 2018: «Este pobre gritó y el Señor lo escuchó» se tocaba el tema de la confianza y de la fe, de quienes se confían a Dios con todo su ser; en 2019: "La esperanza de los pobres nunca se frustrará", se refiere a la esperanza, un poco como en la visión de Charles Péguy, que la describe como la hermana menor de la fe y la caridad; es la más pequeño, la más escondida, pero empuja a las otros dos y les da la fuerza necesaria".

 

Eco mundial de la Jornada

Por su parte Mons. Graham Bell habló del eco de la II Jornada Mundial de los Pobres, celebrada en noviembre pasado en todas las diócesis del mundo. En Europa se han organizado almuerzos para los pobres en Ales-Terralba (Italia), Westminster (Reino Unido) o Berlín (Alemania), acompañados siempre de iniciativas de concienciación sobre la necesidad de una atención especial para los grupos más débiles y marginados de la sociedad.

En América del Norte, la diócesis de Edmonton (Alberta) ha hecho lo propio, mientras en América Central, los obispos mexicanos, publicaron una carta titulada "El grito del pobre", para llamar la atención sobre la Jornada y reflexionar sobre el concepto de pobre en México.

"Como se puede ver —terminó Mons. Bell- la Jornada Mundial de los Pobres se está consolidando. La intuición del Papa Francisco, por lo tanto, permanece como una acción concreta que en esta semana se llena de iniciativas para llegar al domingo como punto culminante".

 

 

 

13/06/2019-15:12
Larissa I. López

El Papa agradece la nobleza del pueblo panameño

(ZENIT- 13 junio 2019).- "Yo también estoy muy agradecido por lo que vi: un pueblo noble, lo repito. Y la nobleza no se compra, se engendra, se hereda, se respira, se vive", afirmó el Papa Francisco sobre su experiencia en Panamá.

Hoy, 13 de junio de 2019, el Santo Padre se ha reunido en audiencia con un grupo de peregrinos panameños y les ha dedicado unas palabras.

En primer lugar, Francisco se ha referido al mensaje de agradecimiento pronunciado por el Arzobispo -que formaba parte del grupo- para recordar que “es bueno darse las gracias mutuamente” y que “gracias” es una palabra que olvidamos con frecuencia, “agradecer nos ennoblece”, añadió.

Después, el Obispo de Roma ha continuado resaltando la nobleza del pueblo panameño, al que visitó a principios de año, para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud: “Yo también estoy muy agradecido por lo que vi: un pueblo noble, lo repito. Y la nobleza no se compra, se engendra, se hereda, se respira, se vive”.

También ha recordado que observó cómo los obispos y las autoridades se mezclaban con naturalidad con el pueblo “eso es nobleza, es nobleza de pueblo, es respetar al pueblo, amar al pueblo. Sabemos que América Latina está muy amenazada con cosas que tienden a romper esta nobleza. Esta nobleza que nos viene en la sangre. Que la Virgen nos defienda de eso”.

Después, el Papa les ha agradecido su labor con los jóvenes y el diálogo intergeneracional que se fomenta en este país, pidiéndoles que insistan en promover todo ello. “Hoy hay que fortalecer el puente ‘chicos-abuelos’ para que recuperen las raíces, la memoria de las raíces. Que no se vayan a las raíces para esconderse. Eso hacen los integristas, no, eso no. Pero que tomen la savia de las raíces y crezcan y florezcan. Y den fruto (…)”, explicó.

Finalmente Francisco les agradeció el respeto “para con su pueblo”, con los afroamericanos y los indígenas, que supone reconocer e integrar los orígenes de su nación y que también es muestra de la consabida nobleza de Panamá.

El Santo Padre les indicó que se prepararan para la próxima visita “que, seguramente… un Sucesor mío convocará de aquí a 150 años, ¡no hay problema!”

A continuación exponemos el texto íntegro del saludo del Papa Francisco.

***

 

Saludo del Santo Padre

 Les agradezco esta visita porque expresa la gratitud. El señor Arzobispo ha manifestado la gratitud de un pueblo, en este caso concentrada en mí, pero es una gratitud mutua, entre todos. En tus palabras vos agradecés a cada uno de los panameños también, a cada uno de la curia aquí, a todos los que hemos trabajado. Es bueno darse gracias mutuamente. Es una palabra que olvidamos con frecuencia: “agradecer”, nos olvidamos, cuando necesitamos pedimos y después “si te he visto no me acuerdo”. Entonces esa necesidad de agradecer nos ennoblece.

Hablando de agradecer, cuando los esposos, los jóvenes esposos me preguntan cómo sobrevivir al matrimonio —porque hoy hay que hablar así, en esos términos—, yo les digo: “Mirá, hay tres palabras mágicas: permiso, para no ser invasivo; gracias, agradecer al cónyuge continuamente, y perdón, cuando uno hace una macana, pide perdón”. Bueno, ustedes están actuando una de esas tres palabras mágicas, que es la gratitud. Yo también estoy muy agradecido por lo que vi: un pueblo noble, lo repito. Y la nobleza no se compra, se engendra, se hereda, se respira, se vive. Sos noble o no sos noble. Un certificado no te da la nobleza. Yo encontré un país noble. Además, un país donde el protocolo pesa, pero el protocolo tiene la necesidad de ser popular también. Y cuando yo veía autoridades como el presidente, en jeans y camiseta, esa noche andando por toda la gente ahí metida como uno más, otras autoridades haciendo otra cosa; o cuando veía los obispos metidos hasta acá en el pueblo y los curas… eso es nobleza, es nobleza de pueblo, es respetar al pueblo, amar al pueblo. Sabemos que América Latina está muy amenazada con cosas que tienden a romper esta nobleza. Esta nobleza que nos viene en la sangre. Que la Virgen nos defienda de eso.

Les quiero agradecer por todo el trabajo hasta minucioso. La delicadeza de hacer una mini juventud para los chicos. Eso solamente un alma noble lo piensa, un pueblo noble. Pensar en sus chicos y en el diálogo intergeneracional que vos mencionaste. Yo insistiría en eso. No lo dejen. Hoy hay que fortalecer el puente “chicos-abuelos” para que recuperen las raíces, la memoria de las raíces. Que no se vayan a las raíces para esconderse. Eso hacen los integristas, no, eso no. Pero que tomen la savia de las raíces y crezcan y florezcan. Y den fruto, pero desde las raíces, no desde la primera teoría que le vende el imperio. No, eso no. Y en eso no dejen entrar las colonizaciones ideológicas, que son las que matan la nobleza. Este puente ayudará a la propia identidad.

También les quiero agradecer el respeto para con su pueblo en los dos encuentros previos: con los afroamericanos y con los indígenas. Eso es genial, es decir: No, nuestro pueblo no empezó de acá; no, nuestro pueblo tiene raíces también que tienen que ser integradas. Esa capacidad de integrar es también una de las cosas de la nobleza. Yo quedé muy contento en Panamá, quedé muy contento. Se respiraba normalidad, ternura, una cosa muy bella. Así que gracias yo a ustedes que han hecho posible todo esto, y prepárense para la segunda que, seguramente… un Sucesor mío convocará de aquí a 150 años, ¡no hay problema! Muchas gracias.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

13/06/2019-14:19
Larissa I. López

Federación Internacional de Patinaje: El deporte, "al servicio de la humanidad"

(ZENIT- 13 junio 2019).- “Los valores de respeto, valor, altruismo, equilibrio y autocontrol, aprendidos en el deporte, son una preparación inapreciable para los logros en la carrera de la vida. En una palabra, el deporte siempre se piensa para estar al servicio de la humanidad”, ha declarado el Papa Francisco.

Hoy, 13 de junio de 2019, el Santo Padre se ha reunido en audiencia con los miembros de la Federación Internacional de Patinaje y les ha dirigido unas palabras.

El Papa Francisco ha reseñado que esta federación no solo tiene como objetivo promover el patinaje sobre hielo en el mundo, sino también lograr que cada vez más personas disfruten de la belleza de dicho deporte.

El patinaje en concreto “ofrece una experiencia emocionante de la vida y de la libertad de movimiento, junto con un entrenamiento de disciplina, de trabajo en equipo y de búsqueda de la excelencia personal”, dijo el Papa.

Igualmente, el Pontífice ha subrayado el carácter inclusivo de este deporte “capaz de superar las barreras sociales y abierto a personas de todas las edades” y les ha pedido que “la alegría de patinar” también esté presente en los momentos de alta competición.

En este sentido, el Papa confía en que, a través de dicha competición, sepan “madurar como miembros activos de la sociedad en su conjunto”.

Finalmente, el Papa ha ofrecido sus “mejores deseos”, su oración por todos los miembros de la Federación Internacional de Patinaje y sus familias, así como su bendición.

A continuación exponemos el texto completo del saludo del Papa Francisco.

***

 

Saludo del Santo Padre

Queridos amigos,

Os doy la bienvenida, miembros del Consejo de la Federación Internacional de Patinaje, y agradezco al Presidente sus amables palabras de saludo en nombre de todos.

El objetivo de vuestra Federación no es solo promover el patinaje sobre hielo en todo el mundo, sino también y sobre todo, hacer que más y más personas experimenten la belleza de este deporte. De hecho, todos los deportes son causa y expresión de alegría: “la alegría de moverse, la alegría de estar juntos, la alegría por la vida y  los dones que el Creador nos hace cada día” (Exhortación apostólica Christus Vivit, 227 ). Y esto es cierto también para aquellos que practican el patinaje que ofrece una experiencia emocionante de la vida y de la libertad de movimiento, junto con un entrenamiento de disciplina, de trabajo en equipo y de búsqueda de la excelencia personal.

Tradicionalmente, el patinaje es un deporte inclusivo, capaz de superar las barreras sociales y abierto a personas de todas las edades. Me gustaría alentar vuestros esfuerzos para garantizar que la alegría de patinar también marque eventos altamente competitivos. Mientras os esforzáis por llevar más y más jóvenes al deporte, confío en que vuestra guía los ayudará, a través de la competición a madurar como miembros activos de la sociedad en su conjunto. Los valores de respeto, valor, altruismo, equilibrio y autocontrol, aprendidos en el deporte, son una preparación inapreciable para los logros en la carrera de la  vida. En una palabra, el deporte siempre se piensa para estar al servicio de la humanidad.

Con estos sentimientos, os brindo mis mejores deseos, acompañados de  la oración, a vosotros y a vuestras  familias junto con todos los miembros de la Federación Internacional de Patinaje. Dios os bendiga así como a vuestro trabajo Y yo os  bendigo a vosotros, a cada uno de vosotros con la bendición de Dios. Amén.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

13/06/2019-08:41
Redacción

Perú: Mons. Cabrejos pide al gobierno continuar con la ayuda a los venezolanos

(ZENIT — 13 junio 2019).- Ayer, 12 de junio de 2019, Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en una carta dirigida al Presidente de la República, Martín Vizcarra Cornejo, hizo un llamamiento al Gobierno peruano a seguir dando muestras de solidaridad con los hermanos venezolanos ante la difícil situación que atraviesan.

En la misiva, Monseñor Cabrejos destaca "la disposición del Gobierno peruano para recibir a los venezolanos que vienen al Perú, encontrando en nuestra Patria una tierra de paz y solidaridad donde pueden proyectar sus sueños y reconstruir sus vidas y las de sus familiares".

Asimismo, destaca cómo esta migración colabora con un mayor intercambio cultural entre dos pueblos hermanos. "Los aproximadamente 800.000 venezolanos que han ingresado hasta la fecha están contribuyendo a formar una sociedad multicultural, fraterna, tolerante y respetuosa de la interculturalidad", sostiene el también Presidente del CELAM.

 

Preocupación por la percepción negativa

No obstante, Monseñor Cabrejos también expresa su preocupación con respecto a "que se haya dado un incremento en la percepción negativa a los migrantes, por parte de algunos gobiernos regionales y/o locales. Estas reacciones expresadas en discursos o regulaciones reflejan una mirada discriminatoria contra nuestros hermanos venezolanos, incentivando la xenofobia y el prejuicio, y poniendo en un mismo nivel a toda una comunidad, a partir de los hechos cometidos por algunos desadaptados, que se pueden encontrar en toda sociedad".

En ese sentido, el Presidente del Episcopado Peruano mencionó las cifras de detenidos de ciudadanos venezolanos dentro del sistema penitenciario del país. "Sabemos, de acuerdo a la información del Instituto Nacional Penitenciario, que hasta el 15 de marzo de este año había 299 ciudadanos venezolanos detenidos, lo que representa sólo el 0,04% del total de la población venezolana en el país", expresa en la carta.

 

Visado humanitario

Monseñor Cabrejos, además, llama la atención sobre la implementación del visado humanitario para los venezolanos que quieran ingresar al Perú, el cual exige la posesión del pasaporte y el certificado de antecedentes penales, ambos de difícil acceso en su país. "Esta exigencia podría ser un peligro inminente y una tentación de limitar y/o restringir el acceso al sistema de refugio ante el aumento del número de solicitantes. Y, aunque el acceso a las solicitudes de refugio permanece abierto, el peligro no desaparece", se menciona en la misiva.

Finalmente, Monseñor Cabrejos expresa que "la Iglesia estará siempre dispuesta a colaborar para realizar las gestiones pertinentes a efectos que la comunidad internacional sea corresponsable y solidaria de manera efectiva y tangible, con el esfuerzo que vienen realizando países como el Perú, a través de la cooperación humanitaria y económica para evitar el impacto económico para el Estado y facilitar la inserción social, económica y cultural de la población venezolana en nuestras tierras".

 

 

 

13/06/2019-11:40
Rosa Die Alcolea

"Abriendo caminos": V Encuentro de Nuevas Formas de Vida Consagrada

(ZENIT — 13 junio 2019).- Esta mañana, jueves, 13 de junio de 2019, ha comenzado en Roma el V Encuentro Mundial de las Nuevas Formas de Vida Consagrada, celebrado por quinta vez. En esta ocasión el tema es: "Abriendo caminos: consagración y estados de vida en las nuevas formas de vida consagrada".

En esta 5ª reunión, reflexionarán sobre la consagración y los estados de vida en la Nuevas Formas de Vida Consagrada (NFVC), señalan los organizadores en un comunicado.

La reunión tiene lugar hasta el 15 de junio y se espera la participación de unas 40 instituciones. Para esta edición, estarán 130 representantes de 22 países de África, Sur y Norteamérica, Asia y Europa.

El objetivo del congreso es "reunir institutos y asociaciones de derecho pontificio y diocesano, ya aprobados como una vida consagrada", o en proceso de serlo, "para profundizar en las características comunes de estos nuevos carismas", aclaran los organizadores.

 

Familias eclesiales

La primera jornada comenzará con el saludo de los responsables de 3 grupos representativos de vida consagrada: Hablarán M. Margaret Binder, Responsable Internacional de la Familia Espiritual “La Obra”; P. Rodrigo Carrizo Moya, Presidente de la Familia Misionera Verbum Dei; y Presidente del Instituto “Id de Cristo Redentor”, el padre Jesús Fernández Hernández.

La primera conferencia será sobre la Consagración en el marco evangélico, y la abordará Lourdes Grosso García, misionera idente, directora del Secretariado de la Comisión para la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española, y consultora de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

"Nuevas formas y familias eclesiales" será el tema que tratará el P. Friedrich Bechina, de la Familia Espiritual La Obra (FSO), Subsecretario de la Congregación para la Educación Católica, en la 2a sesión del encuentro.

 

Carisma y consagración

Asimismo, el P. José Cristo Rey García Paredes, claretiano y Teólogo de la Vida Consagrada, intervendrá sobre "Carisma y Consagración. Perspectiva pneumatológica y sacramental". El sacerdote es también consultor de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

La cuarta y última sesión del congreso la abordará el Presidente de la Familia Misionera Verbum Dei, el padre Rodrigo Carrizo Moya: "Consagración y Misión en los estados de vida".

 

 

 

13/06/2019-10:00
Redacción

iMisión: Primera iJornada tuitera de formación

(ZENIT — 13 junio 2019).- Este jueves 13 de junio a las 19 horas de Madrid, ¡Misión convoca a la I iJornada tuitera de formación 100% gratuita y de calidad para misioneros digitales hispano hablantes.

¡Misión es una asociación sin ánimo de lucro que reúne a varias instituciones y personas católicas con inquietudes por evangelizar el Continente Digital. Nació en el año 2012 del encuentro en Twitter del Padre Daniel Pajuelo sm. y la Hermana Xiskya Valladares rpm.

 

Objetivos

El encuentro tiene tres objetivos:

1) Crear una red de iMisioneros que se formen, ayuden y trabajen juntos en Internet.
2) Ofrecer formación de calidad a todos los interesados en ser misioneros digitales.
3) Convocar a eventos formativos presenciales.

 

iJornada tuitera

Fundamentalmente en una "quedada tuitera" que ofrece formación gratuita a sus participantes. La formación técnica y espiritual de los misioneros digitales es uno de los objetivos de ¡Misión, por lo que anualmente convoca a una jornada de formación presencial que este año se realizó el sábado pasado en Mallorca.

Pero en esta ocasión, se traslada a Twitter de modo gratuito, con el fin de alcanzar a todos los que queriendo participar no pudieron hacerlo por encontrarse lejos o faltos de recursos. Es la primera vez que ¡Misión hace una apuesta de formación 100% vía Twitter.

 

Evento online

Este jueves 13 de junio a las 19 horas (ahora de Madrid) será el gran día. Vamos a emitir por Twitter nueve ponencias a través de hilos de Twitter que iniciarán con un vídeo y terminarán con el PDF de cada ponencia completa. Y propondremos la interacción a nuestra audiencia.

 

Temas a tratar

1. 10 claves para evangelizar Internet. Por Xiskya Valladares y Daniel Pajuelo
2. Recursos materiales para la Evangelización Digital. Por Gabriel López Santamaría
3. Mide, comprende y toma decisiones: Analítica en Redes Sociales. Por Javier Sánchez-Collado.
4. Planifica y gestiona mejor tu tiempo en la Red con estas herramientas digitales. Inmaculada de Juan Pardo
5. Lenguaje, tono y estilo para comunicar la fe en Internet. Por Cristina González Hevia
6. Una espiritualidad para estar en las Redes Sociales. Por Paulina Nuñez
7. Inteligencia colaborativa para la sinodalidad cotidiana. Por Leticia Soberón
8. Qué hacen los jóvenes en las Redes Sociales: Nuevos usos e implicaciones personales y sociales. Por José Fernando Juan.
9. La ternura como canal de comunicación del Papa Francisco. Por mons. Lucio Ruiz

 

 

 

13/06/2019-15:16
Redacción

Filipinas: El Papa nombra obispo de Iligan a Jose R. Repadas

(ZENIT — 13 junio 2019).- El Santo Padre Francisco ha nombrado obispo de Iligan (Filipinas) al reverendo Jose R. Repadas, hasta ahora vicario del clero y párroco de S. Nino en Malangas.

El obispo electo nació en Tondo, Manila, Filipinas en 1972 y fue ordenado sacerdote en 1999. Es licenciado en Teología Dogmática en la Loyola School of Theology de la Universidad de Manila en Quezon City.

En su ministerio ha sido entre otros: vicario parroquial, coordinador de Pastoral Social Diocesana profesor de seminario, director de la Oficina de Catequesis para la Familia y la Vida, Rector del St. Joseph College Seminary profesor de estudios religiosos en la Universidad de Zamboanga.

 

 

 

13/06/2019-07:00
Enrique Díaz Díaz

Monseñor Enrique Díaz Díaz: "El Dios de la Vida"

 

Proverbios 8, 22-31: "Antes de que existiera la tierra, la sabiduría ya había sido engendrada"
Salmo 8: "¡Qué admirable, Señor, es tu poder!"
Romanos 5, 1-5: "Vayamos a Dios por Cristo mediante el amor que nos ha infundido el Espíritu Santo"
San Juan 16, 12-15: "Todo lo que tiene el Padre es mío.- El Espíritu recibirá de mí lo que les vaya comunicando a ustedes"

¡Duele contemplar su imagen! Parecería un viejo, acabado, deformado, sucio y maloliente, y ¡es apenas un joven! Pero las drogas, el alcohol, los excesos y una vida sin rumbo, lo han dejado hecho una basura. En medio de la calle, con la mirada perdida, agresivo, hace que todos se aparten de él. ¿Qué habrá en su interior? Esta imagen de un hombre sumido en la inconsciencia, en el hedor y la suciedad, contrasta fuertemente con el salmo 8 que hoy proclamamos: "Señor Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra... hiciste al hombre un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus manos y todo lo sometiste bajo sus pies" ¿Este es el hombre que soñó el Señor? ¿Esta es la imagen del Dios amor, del Dios comunidad, del Dios familia que hoy celebramos? Ciertamente que no. No es el modelo de hombre que Dios desea. El hombre se ha prostituido y ha abandonado la imagen a la que estaba destinado. No es el plan de Dios; el hombre, cegado por su egoísmo, ha deformado la imagen de Dios y se ha deformado a sí mismo.

El hombre se ha convertido en un lobo para el hombre. Se ataca, se muerde y se destruye y al mismo tiempo destruye la naturaleza que le fue confiada. Lo vivimos constantemente en nuestras familias, ciudades y pueblos, sitiados y asediados por el narcotráfico que acaban aniquilándose. Jóvenes, familias, niños, todos viven en angustia. Esto es consecuencia del rumbo que ha escogido el mundo. Solamente cree en la fuerza, en el dinero y en el poder. Al final el hombre se encuentra solitario,

abandonado y ha perdido su rumbo. Queriendo olvidarse de Dios, acaba por olvidar su propio destino y pervertir la propia imagen. Cuánto duele contemplar al hombre en toda su miseria, extraviado y perdidos los ideales.

Y hoy se nos presenta el verdadero Dios, uno y Trino. La Trinidad es la hermosa relación interior del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Cada uno persona distinta, cada uno persona diferente y sin embargo todos un solo Dios. Se dan mutuamente, se reciben mutuamente, y no se entiende el uno sin el otro. La revelación de Dios como misterio trinitario constituye el núcleo fundamental y estructurante de todo el mensaje del Nuevo Testamento. El misterio de la Santísima Trinidad, que hoy celebramos con gran solemnidad, antes que doctrina ha sido evento salvador. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo han estado siempre presentes en la historia de la humanidad, donando la vida y comunicando su amor; introduciendo y transformando el devenir de la historia en la comunión divina de las Tres Personas.

Este día, fiesta de la Santísima Trinidad, no quisiera detenerme en elucubraciones teológicas que nos lleven a descubrir las relaciones de tres personas en una misma esencia. Sino quisiera que contempláramos a este Dios familia, trinidad, comunicación y que experimentáramos su amor y su invitación a participar de su misma vida. Porque de la imagen y de la experiencia que tengamos de Dios, dependerá la valoración y la imagen que tengamos de nosotros mismos y de nuestros hermanos.

Son bastantes los que llamándose "religiosos", "cristianos", o de cualquier denominación, viven una vida triste y sin sentido. Tienen una idea aburrida y lejana de Dios. Dios sería para ellos un dios nebuloso, gris, "sin rostro". Algo impersonal, frío e indiferente. Y si les queremos decir que Dios es "Trinidad", harán un gesto de enfado, de un enredo sin sentido que no tiene nada que ver con su vida. Y sin embargo es, en toda su profundidad, sin querer dar explicaciones, la experiencia del Dios cercano que nos presenta Jesús. El misterio no es la oscuridad, sino el amor y la vida que nos manifiesta Jesús que hay en Dios.

Dios no es un ser solitario condenado a estar encerrado en sí mismo, sino comunión interpersonal, comunicación gozosa de vida. Dios es familia. Dios es vida compartida, amor comunitario, comunión de personas. Por eso el hombre que vive la experiencia de Dios no puede aislarse, cerrar su corazón a los hermanos y morir de narcisismo contemplándose a sí mismo. Si el hombre se cierra a los demás, no puede decirnos que tiene experiencia de Dios. Porque este Dios no es lejano a nosotros, está en las raíces mismas de nuestra vida y de nuestro ser. En él vivimos, nos movemos y somos.

Creer en la Trinidad es creer que el origen, el modelo y el destino último de toda vida es el amor compartido en fraternidad. Si estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, no descansaremos hasta que podamos disfrutar de ese amor compartido y encontrarnos todos en esa "familia", en la que cada uno pueda ser él mismo en plenitud, feliz en la entrega y en la solidaridad total con el otro. Celebramos a la Trinidad cuando descubrimos con gozo que la fuente de nuestra vida es un Dios-familia, Dios-comunidad, y cuando nos sentimos llamados desde lo más íntimo de nuestro ser, a buscar nuestra verdadera felicidad en el compartir, en el amar, en la fraternidad, en ser imagen de Dios.

Qué triste sería que este día de La Trinidad, nos quedáramos solos y encadenados a nuestro egoísmo. Habrá que abrir el corazón y los ojos para experimentar y hacer experimentar este Dios amor. Ojalá vengan a cada uno de nosotros muchos cuestionamientos: ¿Cómo puedo hacer que se refleje mucho más claramente en mi vida cristiana el ser "comunitario" de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo? ¿En qué aspectos concretos de mi vida se manifiesta el misterio del Dios trinitario como amor y vida? ¿Cómo podría abrirme más a la acción del Espíritu de la Verdad en mi vida, para que me lleve a un conocimiento existencial y actualizado del evangelio de Jesús?

Trinidad Santísima, haz de la humanidad creada a tu imagen una sola familia que sea siempre un vivo reflejo de tu misterio comunitario de amor y fermento de unidad y de paz para todo el género humano. Por Cristo, nuestro Señor.

 

 

 

13/06/2019-07:00
Isabel Orellana Vilches

Beata Francisca de Paula de Jesús, 14 de junio

«Madre de los pobres, la brasileña Nhá Chica atrajo a incontables personas hacia Cristo y María con su fe y oración. Vivió bajo el amparo de la Virgen en cuyo honor erigió una ermita, actual santuario de Nuestra Señora de la Concepción»

Ante la vida de esta gran mujer vienen a la memoria las palabras de san Pablo en su himno de la caridad: toda ciencia es necedad si no está alumbrada por este mandamiento instituido por Cristo. Formación faltó a Nhá Chica, que no supo nunca leer ni escribir, pero tenía el amor por bandera. Fue el santo y seña de su quehacer cotidiano, lo único que precisó para traspasar las fronteras de la gloria. Y así, el 4 de mayo de 2013 la ciudad de Baependi no ocultaba su alborozo por la beatificación de su compatriota, primera laica y negra brasileña en subir a los altares, y escuchaba jubilosa las palabras que el papa Francisco dirigía a todos en un mensaje, sintetizando su admirable existencia. Recordó ese día que fue «una mujer de asidua oración y perspicaz testigo de la misericordia de Cristo con los necesitados del cuerpo y del espíritu». Al hilo de estas palabras en la mente de tantos agraciados por su generosidad se abría paso su luminosa presencia, mientras el corazón latiría emocionado con el eco de sus múltiples gestos de piedad.

De humilde condición social nació hacia 1808 (hay fuentes que señalan 1810 porque la fecha es imprecisa), en la hacienda Porteira dos Vilellas del municipio de Santo António do Rio das Mortes Pequeno, perteneciente a Minas Gerais, aunque desde sus 8 años toda su vida discurrió en Baependi. Traía consigo excelsas virtudes trazadas en su oscura piel que evocaba ancestrales tradiciones y culturas, un pasado de injusta esclavitud que no supuso para ella obstáculo alguno. Tampoco para sus contemporáneos que nunca tuvieron en cuenta sus raíces ni sus carencias educativas. Únicamente repararon en su alma limpia, la poderosa fuerza que emanaba de sus palabras, la dulzura que enmarcaba su rostro y ese caudal de bondad hecho incontenible dádiva que se filtraba entre sus dedos buscando paliar el sufrimiento ajeno.

No habían discurrido más que diez años de su vida cuando perdió a su madre Isabel María, que había sido esclava y seguramente debió concebirla a través de algún terrateniente. Francisca quedaba sola en el mundo junto a su hermano Teotónio, cuatro años mayor que ella. Se desconoce si ambos tuvieron el mismo padre, ya que los apellidos de aquél pertenecían a una relevante familia, mientras que ella había sido inscrita con el nombre de Francisca de Paula de Jesús. Isabel María le aconsejó que no se casase, que dedicara su vida a socorrer a los necesitados sostenida por la fe. Cuando su madre murió, la Virgen, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, fue el exclusivo referente de Nhá Chica. La llamaba familiarmente «Mi Señora»; no hacía nada sin exponérselo a Ella. Al trasladarse a Baependi, entre las escasas pertenencias que portaron llevaban una imagen suya. Por tanto, había crecido contemplándola, sintiéndola tan cerca que esa intimidad que mantenía con la Madre era natural.

Nunca le atrajo la cultura, sí la Palabra de Dios que a su tiempo comenzaron a leerle. De todos modos, hay que tener en cuenta su procedencia y la escasa atención que en la época se prestaba a la formación de la mujer. A ello se añadía haberse quedado sin protección familiar siendo una niña; son factores que explican también la deficiencia educativa que marcó su vida. Al margen de ello, tenía unas cualidades excepcionales para llegar al corazón de los demás con sus atinados consejos. La gente acudía a su encuentro confiada en su buen juicio y sugerencias para solventar los distintos problemas que cada cual tenía. Como acertaba en sus pronósticos, y veían que los hechos discurrían tal como aventuraba, no podían ocultar su impresión. Ante su sorpresa invariablemente respondía que la clave estaba en su ferviente oración. «... Es porque rezo con fe», justificaba con sencillez, atribuyendo todo a la Virgen.

Llegada la edad de casarse mantuvo viva la sugerencia de su madre y rehusó las propuestas de compromiso matrimonial que surgieron. Entretanto, su hermano hizo acopio de cierta fortuna y fue escalando puestos relevantes en la sociedad. Llegó a ser oficial de la Guardia Nacional y juez de una localidad. Era uno de los directivos de la Hermandad de Nuestra Señora de la Buena Muerte. Se había desposado, pero no hubo descendientes y al morir en 1861 legó todos sus bienes a su hermana. Nhá Chica tenía una idea fija: construir una pequeña capilla dedicada a la Inmaculada. Fue una petición expresa que María le hizo en 1865 señalando para ello el alto del Cavaco. Así que, distribuyó entre los pobres gran parte de la cuantiosa herencia y el resto lo dedicó a esta obra. Luego impulsaría numerosas colectas para concluirla.

Erigió la pequeña ermita —convertida después en el actual santuario de Nuestra Señora de la Concepción— en la cima de la colina, al lado de su casa que nunca quiso abandonar. En un altar colocó la imagen heredada de su madre ante la que solía rezar la novena que compuso, rogando por el cumplimiento de las numerosas peticiones que recibía. Tanta era la fe de Francisca y tal su vínculo con la Virgen que quienes solicitaban su ayuda, sabedores de esta intimidad filial, la abordaban directamente: pide a María que me sane de esto, o que me resuelva lo otro... Y los milagros se sucedían en vida de la beata. Los pobres, los abandonados, los que sufrían por la razón que fuese tenían en ella una excepcional valedora ante la Madre que también le encomendaba misiones con un conmovedor: «mi hija, yo, tu Señora María», para añadir a continuación sus demandas relacionadas con la Iglesia, con la caridad de los desamparados... A veces Nhá Chica quedaba suspensa en el aire rezando la Salve Regina.

Murió el 14 de junio de 1895 con fama de santidad debido a una complicación gástrica. Por expreso deseo suyo, sus restos yacen en la iglesia que mandó construir. Tras su deceso siguieron obrándose los prodigios obtenidos por la mediación de esta mujer, modelo de fe, de caridad y de vínculo indisoluble con la Iglesia, que pasó por este mundo alumbrada por María consolando a los desvalidos.