Cáritas | Cooperación internacional • 05 Abril 2019

 

Mozambique: “El agua se lo llevó todo”

 

Casi cuatro semanas después del paso del ciclón, varias personas afectadas por las inundaciones relatan sus intentos de volver a sus vidas.

 

 

 


 

 

La joven de la fotografía que abraza a su hijo y descasa junto a su familia bajo un árbol de la escuela Muda-Mufo, en Mozambique, es una de las supervivientes de las inundaciones causadas por el ciclón Idai que asolaron el país africano a mediados del mes pasado.

Se llama Rita Farriya y se encuentra entre los miles de personas que hallaron refugio en la escuela de primaria Muda-Mufo –que también resultó destrozada–, en el distrito Nhamatanda, uno de los más afectados por el desastre.

Rita llegó allí con su marido y sus dos hijos después de que el ciclón destruyese su hogar. “Nos refugiamos en la escuela el día de las inundaciones. Nuestra casa fue destruida y todo desapareció. Se lo llevó el agua”. Ahora han vuelto a su hogar y allí duermen, aunque no tengan un techo que les proteja de las inclemencias del tiempo, ni medios de vida para conseguir sustento.

 

Casas y campos de cultivos inundados

Antonio Fernando, trabajador del campo y padre de tres hijos, también ha decidido volver a su casa, tras pasar una semana en Muda-Mufo. “Mi casa estaba construida con ladrillos, y aunque no era de gran calidad, aguantó el viento; pero no pudo con el agua. Mi casa terminó inundada, como la de tantos vecinos”, cuenta Antonio Fernando.

“Decidí volver con mi familia para reconstruirla, pero es muy duro porque perdimos todo en las inundaciones y no tenemos comida”, añade.

El campo donde trabaja quedó muy dañado tras el ciclón. Los árboles se cayeron y el maíz –principal cultivo de la zona fue arrastrado–. Ahora mismo es la temporada de la cosecha en Mozambique, pero todo el maíz se echó a perder o está bajo las aguas. La falta de alimentos y de medios para ganarse la vida hace que algunas personas estén vendiendo maíz estropeado en el mercado.

 

Necesitamos ayuda”

Por eso, Fernando Antonio tiene un mensaje para “todas las personas en el mundo que están observando lo que está sucediendo en Mozambique”. “Necesitamos ayuda, especialmente comida para alimentarnos y plantas para cultivar. Por favor, no se olviden de nosotros”.

Verónica Mavundo, por el contrario, permanece en la escuela de primaria junto a aquellos que han perdido sus casas y no tienen dónde ir. Ella está bien, igual que su familia, y aunque su casa resultó afectada, sigue en pie. Verónica es profesora en el colegio Muda-Mufo.

“Cuando vine a ver lo que había ocurrido con la escuela, fue peor de lo que temía: solo había agua por todas partes. Todas las salas fueron destruidas e inundadas, igual que las residencias de los maestros”, cuenta.

Algunos profesores han arreglado el techo de uno de los edificios y han comenzado a dar clases al aire libre hasta que los techos de los otros edificios estén reparados. “Es difícil enseñar sin nuestras pizarras, mapas, cuadernos, libros…, sin el material escolar que teníamos. Lo hemos perdido todo, pero estamos dispuestos a aprender esta nueva manera de dar clase. Es una nueva experiencia que tenemos que enfrentar”, afirma Verónica.

 

 

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