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Arquidiócesis de Santiago de Chile. Mons. Aós: reformas y cambios profundos

 

El Administrador Apostólico sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis, Mons. Celestino Aós O.F.M. CAP. celebró la Misa en la Catedral Metropolitana de Santiago de Chile

 

 

25 marzo 2019, 15:23 | Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano


 

 

Reformas y cambios profundos y no retoques de maquillaje: es lo que necesita el episcopado de Santiago, para atender y servir a los que sufren el atropello a su dignidad de persona, como resultado de los abusos y delitos absolutamente injustificables y absolutamente intolerables por parte de clérigos, según el Administrador Apostólico nombrado por el Papa Francisco este sábado 23 de marzo. Los cambios profundos a los que se refiere el prelado, “parten del corazón de cada uno de nosotros que tiene que buscar la verdad y la justicia para ser cada día más misericordioso”.

Las palabras de Monseñor Celestino Aós, Administrador Apostólico sede vacante et ad nutum Sanctae Sedis, de la Arquidiócesis de Santiago de Chile, demuestran su firme decisión a afrontar los desafíos de la Iglesia chilena, sacudida por el escándalo de los abusos.

Tal como informó la Oficina de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Santiago, “en la eucaristía participaron los cardenales Ricardo Ezzati y Jorge Medina; el Nuncio Apostólico, monseñor Ivo Scapolo; el obispo auxiliar, monseñor Cristián Roncagliolo; sacerdotes, diáconos permanentes y feligreses que acudieron a recibir al nuevo pastor".

El prelado agradeció en la persona del card. Ezzati a los “pastores, obispos, sacerdotes y diáconos de esta Iglesia particular de Santiago que como Moisés supieron de horas de luz y de horas de cruz”. Afirmando que “ninguna comunidad puede olvidar a sus pastores y padres en la fe que Jesucristo le asignó”, expresó por su parte al arzobispo saliente que “así como lo sostuvieron las oraciones de los fieles, cuente”, “con nuestra amistad y nuestras oraciones”, dijo.

 

Promesa de atención y servicio

Mons. Aós agradeció a todos los miembros de la Iglesia católica chilena, laicos y religiosos, familias y consagrados y con esperanza afirmó:

“Sé que juntos nos ocuparemos de los que sufren, en las cárceles y hospitales, de los que están cesantes o en trabajos indignamente remunerados. Por los emigrantes, estudiantes, por quienes no se les da una formación y educación valórica, humana y cristiana”. “De un modo especial, atenderemos y serviremos a los que sufren el atropello a su dignidad de persona, resultado de los abusos y delitos absolutamente injustificables y absolutamente intolerables por parte de clérigos".

Un agradecimiento fue en especial al Papa Francisco, “que en estos momentos y circunstancias – dijo - conociendo mi pequeñez y limitaciones, ha considerado que debía sumar mi colaboración a su tarea por el bien de esta Iglesia de Santiago y de Chile”.

 

Jesucristo siempre puede renovar la vida y la comunidad

“No esperemos un mundo ideal, una comunidad ideal, un discípulo ideal, un pastor ideal para vivir o para evangelizar”, advirtió, manifestando sin embargo que “Jesucristo siempre puede renovar nuestra vida y nuestra comunidad”, y "es a Él a quien le pedimos que tenga misericordia de nosotros, que ponga a nuestro lado a personas misericordiosas, que haga de nosotros personas misericordiosas que van dando frutos y obras de misericordia, imitando a san Francisco de Asís”. Al término de la eucaristía, la canciller, María Francisca San Martín, leyó los primeros decretos del Administrador Apostólico, en los que nombra vicario general y vicarios episcopales y delegados.