Solidaridad

 

Sophie, 13 años y niña soldado, vio como mataban a sus padres. Hoy es modista

 

Hoy se conmemora el Día Internacional contra la utilización de menores soldado. Más de 240 millones de niños viven en zonas de conflictos armados

 

 

12/02/19


 

 

Hoy 12 de febrero se conmemora el Día Internacional contra la utilización de menores soldado. En el mundo, más de 240 millones de niños viven en zonas afectadas por alguno de los 30 conflictos armados activos actualmente. A pesar de que no se dispone de datos exactos sobre el número total de menores soldado, se calcula que ascenderían a 300.000.

Según Child Soldiers International, 46 ejércitos militares siguen reclutando a menores de 18 años para realizar tareas que sustentan la actividad militar. Además, en al menos 18 de los 30 conflictos armados activos en el mundo, los menores participan directamente en los enfrentamientos.

 

Entrenados bajo coacción

Los menores que viven en países en conflicto, muchas veces se ven obligados a abandonar sus hogares convirtiéndose en un blanco fácil para ser reclutados ya que muchas veces carecen de protección y de educación, lo que les hace más fácilmente manipulables.

Estos menores son entrenados, bajo coacción, amenazas y abusos, para aprender a luchar y matar, y se ven envueltos en actividades de espionaje, apoyo a grupos armados como informantes o mensajeros o participando en actividades ilícitas como la producción de drogas. En ocasiones son también sexualmente explotados. Muchos de ellos no sobreviven o son gravemente heridos o acaban prisioneros.

 

El caso de República Centroafricana

En República Centroafricana, en los últimos 6 años, 14.000 niños y niñas han sido reclutados por grupos armados para formar parte en los combates. Niñas como Sophie (nombre ficticio) que “tenía 13 años cuando la guerra comenzó en su pueblo, Bria.

"Vi como mataron a mi padre y a mi madre delante de mí”, comenta. En los grupos armados, algunas chicas son utilizadas como esclavas sexuales o encargadas de preparar la comida, hacer las tareas de la casa o ser enfermeras. Sophie tenía un rol de combatiente. Cuando le preguntan por las tareas que realizaba en el grupo, responde: “Yo hacía lo mismo que ellos habían hecho con mis padres”.

Tras abandonar el grupo armado en el que pasó un año y tres meses, Sophie entró a la formación que Entreculturas, junto al Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), realiza en Bambari para el apoyo psicosocial a menores, promoviendo la subsistencia de sus familias, trabajando en la rehabilitación de niños y niñas desmovilizados de conflictos armados, y promoviendo valores como la reconciliación y la construcción de la paz.

 

Una nueva vida

Sophie junto a otras 22 chicas forma parte del programa La Luz de las Niñas. “Gracias a este proyecto decidí dejar las armas y aprender un oficio. Desde que estoy en la formación he perdonado para seguir el buen camino. Un día llegué a Bambari con mi grupo armado, escuché que había una sensibilización de Entreculturas y el JRS que estaba buscando a menores excombatientes y sentí mucha curiosidad. Conseguí escabullirme para ir a ver. Durante la charla nos propusieron una nueva vida, en ese momento sentí que la cólera disminuía un poco y ese mismo día decidí tomar la decisión correcta. Si me hubiese quedado en el grupo armado nunca habría aprendido un oficio. Ahora sé que estoy en la buena vía”, cuenta su historia.

República Centroafricana se encuentra actualmente sumida en una crisis humanitaria, política y económica desde el año 2012. Esta situación  conlleva desplazamientos masivos tanto fuera como dentro del país: hoy en día se cuentan 418.638 personas.

Por otro lado, el contexto de inseguridad y violencia que persiste en el país dificulta el acceso a las zonas donde la población es más vulnerable. El JRS y Entreculturas trabajan en el sur y centro del país, concretamente en Bangui y Bambari, ofreciendo educación en situaciones de emergencia, atendiendo a menores para que recuperen una vida normal, para que vuelvan al lugar donde deberían estar: el colegio.

 

Proyecto Bangui

En este contexto de violencia se enmarca el proyecto con el objetivo de acompañar, servir y defender a la población refugiada, entre las cuales las mujeres y las niñas son las principales víctimas de violencia. A través de esta iniciativa se ha logrado movilizar a las comunidades de 12 aldeas del eje Bangui-Mbata siguiendo dos líneas de intervención: por un lado, la instalación de ciclos educativos de preescolar y primaria y cursos de alfabetización; por otro, la realización de campañas formativas o de sensibilización sobre cuestiones transversales, como el valor de la educación, la planificación familiar, la prevención de VIH/SIDA o la gestión de la higiene menstrual.

Desde el año 2016 el nuevo gobierno de la República Centroafricana viene impulsando la estabilización del país a través de la reconciliación de las fuerzas armadas, que se han comprometido a desmovilizar a niños y niñas de sus filas. Desde entonces, en la ciudad de Bambari 350 niños y niñas han sido liberados de los grupos rebeldes.

De todos ellos, un número importante de niñas ha participado activamente con las mismas funciones que los niños (combatientes, cocineros, espías, cargando municiones…), y también han sido utilizadas sexualmente por los combatientes. El proyecto ofrece una atención integral a las niñas de Bambari, a partir de un acompañamiento psicosocial y formativo. Entre las iniciativas del proyecto se encuentran el apoyo psicológico a las niñas en edad de reinsertarse en el sistema escolar y el desarrollo de cursos de formación profesional para jóvenes que no están en edad de retornar a la escuela.

 

Petición al gobierno español

Desde Entreculturas, aconsejamos al Gobierno español a utilizar su vicepresidencia en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas para instar a los Estados que se encuentran en conflictos armados a: Proteger a escolares y escuelas del uso militar durante conflictos armados; Realizar todos los esfuerzos posibles a nivel nacional para recabar datos fiables sobre reclutamiento de menores, a través de mecanismos existentes de supervisión y  a  informar de manera transparente a las Naciones Unidas y finalmente, a brindar oportunidades de reinserción en la sociedad a los menores que reclutados.