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Papa: Que en Oriente Medio los cristianos sean reconocidos ciudadanos

 

Al recibir en audiencia a los miembros de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales Francisco recordó que Dios nos llama al testimonio de vida coherente y a la búsqueda sincera de la unidad

 

 

01 febrero 2019, 13:27 | María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano


 

 

Con las palabras del Salmo que reza: “¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía!”, el Santo Padre dio su cordial bienvenida a los veintiséis miembros de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales. Y les agradeció el hecho de que se empeñen en caminar por los senderos de la unidad. De ahí que los haya animado fraternalmente a proseguir por este camino y les manifestó su alegría por este encuentro que realizan cada dos años en Roma con ocasión de su reunión de diálogo, que el año pasado se llevó a cabo en la Sede de Santa Echmiadzín por invitación de la Iglesia Apostólica Armenia.

A través de los presentes, Francisco extendió su saludo, a sus venerables y queridos hermanos que encabezan las Iglesias Ortodoxas Orientales, a la vez que agradeció las palabras pronunciadas previamente por el Obispo Kyrillos, nuevo Copresidente de la Comisión, a quien le aseguró su oración y le deseó buen trabajo de corazón. Asimismo el Papa recordó con gratitud a su predecesor, el querido Metropolita Anba Bishoy, fallecido recientemente, quien fue el primer Copresidente de la Comisión, razón por la cual se unió a ellos en su oración por él.

 

Agradecer al Señor los frutos ya recogidos

El Obispo de Roma afirmó que al término de esta semana de trabajo, que corresponde a la 16ª sesión de su Comisión, se debe dar gracias al Señor conjuntamente por los frutos ya recogidos a lo largo del camino. Sí, porque como les dijo el Papa, “su diálogo ilustra bien cómo entre Oriente y Occidente las “diversas fórmulas teológicas, más bien que oponerse entre sí, se completan”, tal como declaró el Concilio Vaticano II en el Decreto sobre el ecumenismo Unitatis redintegratio (n. 17).

Por esta razón el Pontífice afirmó que reza y los anima a fin de que su actual reflexión sobre los Sacramentos los ayude a proseguir el recorrido hacia la plena comunión, hacia la celebración común de la santa Eucaristía. Además, Francisco destacó que dedicaron esta sesión a reflexionar acerca del Sacramento del Matrimonio.

 

Dios es comunión de amor

Y les dijo que le “agrada pensar en cuanto afirma el libro del Génesis”, es decir que el hombre está hecho plenamente a imagen de Dios, no cuando está solo, sino cuando vive en la comunión estable del amor, “porque Dios es comunión de amor”. Al mismo tiempo el Papa Bergoglio les manifestó su certeza de que el trabajo que realizan, en un clima de gran concordia, será beneficioso para la familia de los hijos de Dios, la Esposa de Cristo, a la que “deseamos presentar al Señor sin que tenga mancha ni arruga (Ef 5, 27), sin heridas y sin divisiones, sino en la belleza de la comunión plena”.

 

Cercanía a la tierra única en el plan salvífico de Dios

El Santo Padre también recordó que muchos de estos miembros pertenecen a las Iglesias de Oriente Medio que se encuentran terriblemente probadas por la guerra, la violencia y las persecuciones. Por eso volvió con la memoria al reciente encuentro de Bari en que se reunieron en su calidad de Jefes de las Iglesias durante una intensa jornada de oración y de reflexión por la situación en esa zona geográfica, manifestando su deseo de que pueda repetirse aquella experiencia.

 

Que en Oriente Medio se entrevea un alba de paz

Naturalmente el Pontífice aseguró su cercanía a todos los fieles en Oriente Medio, con su pensamiento y oración constante a fin  de que aquellas tierras, “únicas en el plan salvífico de Dios”, después de “la larga noche de los conflictos” puedan “entrever un alba de paz”. Oriente Medio – prosiguió Francisco – debe convertirse en tierra de paz, no puede seguir siendo terreno de enfrentamiento”. Que “la guerra, hija del poder y de la miseria, ceda el lugar a la paz, hija del derecho y de la justicia”, y que también “nuestros hermanos cristianos sean reconocidos como ciudadanos por propio derecho”.

 

Muchos santos son semillas de paz florecidas en el cielo

Por último, el Papa destacó que las vidas de numerosos santos son semillas de paz echadas en aquellas tierras y florecidas en el cielo que desde allí nos sostienen en el camino hacia la plena comunión, camino que Dios desee, camino que pide que se proceda no según las conveniencias del momento, sino dóciles a la voluntad del Señor: que “todos sean una sola cosa” (Jn 17, 21). Y añadió que “Él nos llama, cada vez más, al testimonio coherente de la vida y a la búsqueda sincera de la unidad”. Mientras “la semilla de esta comunión, también gracias a su valioso trabajo, ha germinado y sigue siendo irrigado por la sangre de los testigos de la unidad, por la tanta sangre derramada por los mártires de nuestro tiempo: los miembros de las diversas Iglesias que, unidos por el común sufrimiento en nombre de Jesús, ahora comparten la misma gloria”.

Por intercesión de estos mártires, al renovarles su cordial agradecimiento por esta visita, Francisco invocó sobre ellos y su ministerio la bendición del Señor y los invitó a rezar juntos un Padrenuestro, cada uno en su propio idioma.

 

A propósito de esta Comisión mixta internacional

Recordamos que la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales se constituyó en enero del año 2003 por iniciativa conjunta del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y de las Autoridades de las Iglesias orientales ortodoxas (de la Iglesia copta ortodoxa, la Iglesia siro-ortodoxa, la Iglesia armenia apostólica, representada por dos Catolicosados, el de Echmiadzín (o Ejmiatsin) y el de Cilicia, la Iglesia ortodoxa de Etiopía, la Iglesia ortodoxa de Eritrea y la Iglesia ortodoxa siria del Malankar).