IGLESIA | Nicaragua

 

Card. Brenes: Si la familia reza unida permanece unida

 

Como cada año, la Iglesia de Nicaragua llama a los fieles a participar en la procesión por la paz en Nicaragua. La procesión es de todos, es un momento de oración. El Cardenal Leopoldo Brenes espera apoyo policial para controlar tráfico en procesión del 1 de enero

 

 

31 diciembre 2018, 11:47 | Patricia Ynestroza - Ciudad del Vaticano


 

 

El purpurado espera recorrer con la feligresía católica las calles aledañas a la catedral. Brenes reveló que otras parroquias también han solicitado este apoyo. "Cuando tenemos esta actividad las parroquias piden apoyo a la policía sobre todo para la cuestión del tránsito".  Sin embargo, el cardenal explicó que como en otros años nunca reciben respuesta, pero siempre se les da el apoyo. Sobre cómo pretende garantizar la seguridad de los que asistan a la procesión, Brenes declaró que la seguridad "estará con Dios y la virgen María".

Recordó que la procesión es un momento para orar y se irá rezando el rosario. Aseguró que si las personas quieren llevar sus banderas de Nicaragua pueden hacerlo, pero “lo más importante es ir en un ambiente de oración”, expresó Brenes. La procesión del primero de enero, con la imagen de Jesús Sacramentado y la cual se efectúa en cada inicio de año desde 1968, se realizará sin necesidad de un permiso policial, porque nunca se ha requerido, afirmaron representantes de la Iglesia Católica de Managua.

 

Una familia que reza unida es una familia unida

Mons. Rolando Alvarez, obispo de Matagalpa, ayer en su homilía en la celebración de la Fiesta de la Sagrada Familia de Nazareth, dijo que después de encontrar en este Dios hecho niño el amor eterno de Dios con nosotros, contemplamos cómo la pobreza, la indefensión, la sencillez, la debilidad y la limitación de aquella criatura contradice esencial y directamente todo espíritu de soberbia, de vanidad, de prepotencia y de violencia. Cómo no va a contradecir este niño la arrogancia, la prepotencia, la soberbia, el poder desmedido, si El siendo Dios, se hizo pobre.

Nuestras familias, dijo el prelado en su homilía, enfrentan grandes amenazas humanas, enfrentan la grave amenaza del odio que puede filtrarse en cualquier corazón; la amenaza de la división, de la prepotencia, el fanatismo, la condena, la arrogancia a lo interno de la propia familia. Son amenazas lacerantes, es decir flagelos que atentan contra la integridad y por su puesto contra la unidad familiar.

Por último. Mons. Alvarez dijo que es urgente para los nicaragüenses en este día de gracia volver su mirada a Jesús, María y José, porque en estos misterios, Dios en esa pequeña y sencilla familia ha querido inaugurar los cielos nuevos y la tierra nueva; Dios ha querido inaugurar en esa sencilla familia, nuevos tiempos. No lo hizo en la grandeza de los palacios de Herodes o Pilato; lo hizo en esta pequeña y sencilla familia, por eso los nicaragüenses deberíamos tener la valentía y coraje de dejarnos moldear en la gracia de Dios, de entrar en estos cielos nuevos y tierra nueva, porque hoy el Señor nos llama a bajar nuestras propias barreras de división.

“No habrá reconciliación en Nicaragua, si no hay reconciliación en la familia. La cultura del Diálogo, de la reconciliación, de la fraternidad, de la justicia, del respeto, de los Derechos Humanos, nace en nuestras familias. Si la familia no se encuentra, no habrá encuentro en Nicaragua, si en nuestras familias no respetamos las diferencias que nos enriquecen, si en la familia no detenemos ese caballo de la soberbia, para ceder espacio al otro, no lo lograremos en la sociedad. Esta es la importancia de esta fiesta que celebramos”, afirmó Mons. Alvarez.

 

 

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