Cáritas | Análisis y reflexión • 21 Diciembre 2018

 

Una NaVIDAd para encontrarle y encontrarnos

 

Mensaje de Navidad del Delegado Episcopal de Cáritas Española

 

 

 


 

 

“Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres” (Tt 2,11). Este es el gran regalo de la Navidad: Dios, en la persona de Jesús, sale al encuentro de la humanidad convirtiéndose en el “Dios-con-nosotros”, y nos pone a todos en situación de encuentro.

Dios sale a nuestro encuentro con la limitación humana, aceptando el riesgo y la aventura de ser persona. Efectivamente, el misterio de la encarnación revela la auténtica imagen de Dios y nos ayuda a reconocerlo en la debilidad, en los límites, en la finitud, enmarcado en la historia y ligado al mundo, “como uno de tantos”.

Los límites de Dios son “un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc 2,12). Este es el signo de siempre para encontrarse con Dios, la sencillez de un niño recién nacido, la dulzura al verlo recostado, la ternura de los pañales que lo cubren… Ahí está el Dios limitado, cuyos límites tienen que ver con lo personal, lo ambiental, lo social, lo cultural y lo religioso. Encarnarse es exponerse a los límites, vivir a la intemperie y hacerse vulnerable contando con las reglas de juego, propias del ser humano.

La Navidad es al mismo tiempo un misterio de tristeza y de esperanza. Tiene un sabor amargo y triste porque el amor no ha sido acogido, la vida es marginada: “No tenía sitio en la posada” (Lc 2,7). Jesús nace ante la indiferencia de la mayoría y el rechazo de algunos. Pero la Navidad también tiene un sabor dulce y de esperanza porque a pesar de las tinieblas una luz brilla resplandeciendo la paz, la alegría y dando un sentido luminoso a la vida.

 

¿Cómo vivir una Navidad para el encuentro?

Cáritas ofrece unas pistas para una Navidad auténtica y original:

  •  “Abre la puerta”, de tu casa, de tu vida, como hicieron los pastores que estaban entre los marginados de entonces. Sólo desde un corazón que reconoce los propios límites y debilidades se puede acoger al Dios que está a la puerta.
  • Supera el miedo. Donde hay amor no hay lugar para el temor (1Jn 4,18). Él es la luz que disipa las tinieblas. Viene para romper muros y fronteras; para tender puentes y favorecer el encuentro entre todos.
  • “Déjate tocar”, en primer lugar, por Él, consiente que se te acerque, te acaricie y te envuelva con su ternura y compasión, para desde Él, dejarte afectar por las heridas de los otros, fijándote en lo que pasa a nuestro alrededor y en lo que “pasan” muchos de nuestros hermanos.
  • “Sal al encuentro” del que sufre, moviliza el amor, la acogida y la compasión que habita en ti para acudir al que necesita ser escuchado y acompañado para recuperar su vida y dignidad.
  • Comparte el viaje en comunidad. Se trata de hacer camino con los vecinos, con otras generaciones, con los que piensan distinto, con los que son de otras culturas y están descartados. En el caminar nos vamos reconociendo hermanos. Se requiere para el camino gratuidad, apuesta por el diálogo y mística para vivir juntos. Y todo ello vivido en comunidad, compartiendo la tarea de acoger y promover para integrar e incluir.

Desde Cáritas invitamos a todos a vivir una Navidad de “projimidad” y encuentro, que sea respuesta a las llagas de este tiempo caracterizado por la pobreza creciente y el drama de migraciones forzadas. La Navidad es dejarse encontrar por Dios y volverse visita de Dios para otros, es salir al encuentro de la vida. Feliz NaVIDAd.