Servicio diario - 18 de diciembre de 2018


 

El Papa insta a los obispos a "acercarse y visitar a víctimas" antes del encuentro de febrero
Rosa Die Alcolea

Mensaje del Papa Francisco para la 52 Jornada Mundial de la Paz
Redacción

Santa Marta: "Soñar es abrir las puertas al futuro"
Anne Kurian

Andrea Tornielli, nombrado Director Editorial del Dicasterio para la Comunicación
Rosa Die Alcolea

El Profesor Andrea Monda, nombrado Director de `L'Osservatore Romano'
Rosa Die Alcolea

Mensaje del Papa: La política favorece la paz "reconociendo los carismas de cada persona"
Rosa Die Alcolea

Antonio Martín de las Mulas: "Mi obra es un kerigma poético para la conversión"
Redacción

Beato Urbano V, 19 de diciembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

18/12/2018-13:47
Rosa Die Alcolea

El Papa insta a los obispos a "acercarse y visitar a víctimas" antes del encuentro de febrero

(ZENIT — 18 dic. 2018).- El Papa urge a los presidentes de las conferencias episcopales que participarán en el encuentro para la protección de los menores en la Iglesia, en febrero, a "acercarse y visitar a víctimas que han sufrido abusos por parte del clero en sus respectivos países antes de la reunión de Roma", y "aprender así de primera mano el sufrimiento que han soportado".

"El primer paso debe ser tomar conciencia de la verdad de lo ocurrido", dice Francisco la carta enviada a todos los obispos que participarán en esta reunión, que tendrá lugar en el Vaticano del 21 al 24 de febrero de 2019, publicada el martes, 18 de diciembre de 2018, por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Dichos encuentros personales son una "forma concreta de reafirmar que los supervivientes del abuso clerical son "la prioridad" en la mente de todos durante el encuentro de febrero, a medida que se unen "en solidaridad, humildad y penitencia" para avanzar en la crisis de los abusos, aclara el comunicado emitido por la Oficina de Prensa.

 

Cuestionario preparatorio

Además, la carta incluye un breve cuestionario que será utilizado para la preparación interna del encuentro. "La reunión se centrará en tres temas principales: responsabilidad, asunción de responsabilidades y transparencia, y los participantes trabajarán juntos para responder a este grave desafío", ha declarado Greg Burke, Director de la Oficina de Prensa Vaticana.

Ofrecemos la carta completa del Santo Padre, enviada a todos los presidentes de las conferencias episcopales, que participarán en el encuentro de febrero.

***

 

Carta del Papa Francisco

Queridos hermanos en Cristo:

"Si un miembro sufre, todos sufren con él" (1 Corintios 12,26). Con estas palabras, el Papa Francisco comenzaba su Carta al Pueblo de Dios (agosto de 2018) en respuesta a la crisis de abusos a la que se enfrenta la Iglesia. Los abusados por los clérigos también sufrieron daños cuando "descuidamos a los pequeños abandonándolos". Y así, "si en el pasado la omisión pudo convertirse en una forma de respuesta, hoy queremos que la solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierta en nuestro modo de hacer la historia presente y futura".

Mientras no haya una respuesta completa y comunitaria, no solo no lograremos curar a las víctimas/supervivientes de los abusos, sino que la credibilidad de la Iglesia para llevar a cabo la misión de Cristo estará en peligro en todo el mundo.

El primer paso debe ser reconocer la verdad de lo que ha sucedido. Por esta razón, urgimos a cada presidente de conferencia episcopal a acercarse y visitar a víctimas que han sufrido abusos por parte del clero en sus respectivos países antes de la reunión de Roma, y aprender así de primera mano el sufrimiento que han soportado.

Además, os pedimos que respondáis al cuestionario adjunto a esta carta. Proporciona una herramienta para que todos los participantes en el encuentro de febrero expresen sus opiniones de manera constructiva y crítica a medida que progresamos en la identificación de dónde se necesita ayuda para llevar a cabo reformas ahora y en el futuro, y para ayudarnos a tener una visión completa de la situación en la Iglesia.

Con esto en mente, el Santo Padre nos ha pedido que os demos las gracias por vuestro apoyo a la hora de completar el cuestionario adjunto para prepararnos mejor para el encuentro y a invitaros con urgencia a emprender este camino juntos. El Santo Padre está convencido de que, a través de la cooperación colegial, se pueden enfrentar los desafíos que tiene ante sí la Iglesia.
Pero cada uno de nosotros debe asumir este desafío, uniéndonos en solidaridad, humildad y penitencia para reparar el daño causado, compartiendo un compromiso común de transparencia y responsabilizando a todos en la Iglesia.

Por favor, tened en cuenta que agradeceríamos recibir vuestras respuestas lo antes posible, pero no más tarde del 15 de enero.

Que Dios os bendiga en este tiempo de Adviento,

Cardenal Blase J. Cupich
Cardenal Oswald Gracias
Arzobispo Charles J. Scicluna
P. Hans Zollner SJ

 

 

18/12/2018-12:19
Redacción

Mensaje del Papa Francisco para la 52 Jornada Mundial de la Paz

(ZENIT — 18 dic. 2018). El Mensaje del Santo Padre para la 52 Jornada Mundial de la Paz, con el lema La buena política está al servicio de la paz, se ha presentado esta mañana en la Oficina de Prensa Santa Sede.

Del mismo modo, el texto completo del Mensaje ha sido publicado por la Santa Sede este martes, 18 de diciembre de 2018. Ofrecemos el Mensaje en español:

***

 

La buena política está al servicio de la paz

1. "Paz a esta casa"

Jesús, al enviar a sus discípulos en misión, les dijo: «Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros» (Lc 10,5-6).

Dar la paz está en el centro de la misión de los discípulos de Cristo. Y este ofrecimiento está dirigido a todos los hombres y mujeres que esperan la paz en medio de las tragedias y la violencia de la historia humana.[] La "casa" mencionada por Jesús es cada familia, cada comunidad, cada país, cada continente, con sus características propias y con su historia; es sobre todo cada persona, sin distinción ni discriminación. También es nuestra "casa común": el planeta en el que Dios nos ha colocado para vivir y al que estamos llamados a cuidar con interés.

Por tanto, este es también mi deseo al comienzo del nuevo año: "Paz a esta casa".

 

2. El desafío de una buena política

La paz es como la esperanza de la que habla el poeta Charles Péguy; [2] es como una flor frágil que trata de florecer entre las piedras de la violencia. Sabemos bien que la búsqueda de poder a cualquier precio lleva al abuso y a la injusticia. La política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción.

Dice Jesús: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos» (Mc 9,35). Como subrayaba el Papa san Pablo VI: «Tomar en serio la política en sus diversos niveles ¿local, regional, nacional y mundial? es afirmar el deber de cada persona, de toda persona, de conocer cuál es el contenido y el valor de la opción que se le presenta y según la cual se busca realizar colectivamente el bien de la ciudad, de la nación, de la humanidad».[3]

En efecto, la función y la responsabilidad política constituyen un desafío permanente para todos los que reciben el mandato de servir a su país, de proteger a cuantos viven en él y de trabajar a fin de crear las condiciones para un futuro digno y justo. La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad.

 

3. Caridad y virtudes humanas para una política al servicio de los derechos humanos y de la paz

El Papa Benedicto XVI recordaba que «todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la pólis. [...] El compromiso por el bien común, cuando está inspirado por la caridad, tiene una valencia superior al compromiso meramente secular y político. [...] La acción del hombre sobre la tierra, cuando está inspirada y sustentada por la caridad, contribuye a la edificación de esa ciudad de Dios universal hacia la cual avanza la historia de la familia humana».[4] Es un programa con el que pueden estar de acuerdo todos los políticos, de cualquier procedencia cultural o religiosa que deseen trabajar juntos por el bien de la familia humana, practicando aquellas virtudes humanas que son la base de una buena acción política: la justicia, la equidad, el respeto mutuo, la sinceridad, la honestidad, la fidelidad.

A este respecto, merece la pena recordar las "bienaventuranzas del político", propuestas por el cardenal vietnamita Frangois-Xavier Nguy?n Ván Thu?n, fallecido en el año 2002, y que fue un fiel testigo del Evangelio:

Bienaventurado el político que tiene una alta consideración y una profunda conciencia de su papel.
Bienaventurado el político cuya persona refleja credibilidad.
Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés.
Bienaventurado el político que permanece fielmente coherente.
Bienaventurado el político que realiza la unidad.
Bienaventurado el político que está comprometido en llevar a cabo un cambio radical.
Bienaventurado el político que sabe escuchar.
Bienaventurado el político que no tiene miedo.[5]

Cada renovación de las funciones electivas, cada cita electoral, cada etapa de la vida pública es una oportunidad para volver a la fuente y a los puntos de referencia que inspiran la justicia y el derecho. Estamos convencidos de que la buena política está al servicio de la paz; respeta y promueve los derechos humanos fundamentales, que son igualmente deberes recíprocos, de modo que se cree entre las generaciones presentes y futuras un vínculo de confianza y gratitud.

 

4. Los vicios de la política

En la política, desgraciadamente, junto a las virtudes no faltan los vicios, debidos tanto a la ineptitud personal como a distorsiones en el ambiente y en las instituciones. Es evidente para todos que los vicios de la vida política restan credibilidad a los sistemas en los que ella se ejercita, así como a la autoridad, a las decisiones y a las acciones de las personas que se dedican a ella. Estos vicios, que socavan el ideal de una democracia auténtica, son la vergüenza de la vida pública y ponen en peligro la paz social: la corrupción —en sus múltiples formas de apropiación indebida de bienes públicos o de aprovechamiento de las personas—, la negación del derecho, el incumplimiento de las normas comunitarias, el enriquecimiento ilegal, la justificación del poder mediante la fuerza o con el pretexto arbitrario de la "razón de Estado", la tendencia a perpetuarse en el poder, la xenofobia y el racismo, el rechazo al cuidado de la Tierra, la explotación ilimitada de los recursos naturales por un beneficio inmediato, el desprecio de los que se han visto obligados a ir al exilio.

 

5. La buena política promueve la participación de los jóvenes y la confianza en el otro

Cuando el ejercicio del poder político apunta únicamente a proteger los intereses de ciertos individuos privilegiados, el futuro está en peligro y los jóvenes pueden sentirse tentados por la desconfianza, porque se ven condenados a quedar al margen de la sociedad, sin la posibilidad de participar en un proyecto para el futuro. En cambio, cuando la política se traduce, concretamente, en un estímulo de los jóvenes talentos y de las vocaciones que quieren realizarse, la paz se propaga en las conciencias y sobre los rostros. Se llega a una confianza dinámica, que significa "yo confío en ti y creo contigo" en la posibilidad de trabajar juntos por el bien común. La política favorece la paz si se realiza, por lo tanto, reconociendo los carismas y las capacidades de cada persona. «¿Hay acaso algo más bello que una mano tendida? Esta ha sido querida por Dios para dar y recibir. Dios no la ha querido para que mate (cf. Gn 4,1ss) o haga sufrir, sino para que cuide y ayude a vivir. Junto con el corazón y la mente, también la mano puede hacerse un instrumento de diálogo».[6]

Cada uno puede aportar su propia piedra para la construcción de la casa común. La auténtica vida política, fundada en el derecho y en un diálogo leal entre los protagonistas, se renueva con la convicción de que cada mujer, cada hombre y cada generación encierran en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales. Una confianza de ese tipo nunca es fácil de realizar porque las relaciones humanas son complejas. En particular, vivimos en estos tiempos en un clima de desconfianza que echa sus raíces en el miedo al otro o al extraño, en la ansiedad de perder beneficios personales y, lamentablemente, se manifiesta también a nivel político, a través de actitudes de clausura o nacionalismos que ponen en cuestión la fraternidad que tanto necesita nuestro mundo globalizado. Hoy más que nunca, nuestras sociedades necesitan "artesanos de la paz" que puedan ser auténticos mensajeros y testigos de Dios Padre que quiere el bien y la felicidad de la familia humana.

 

6. No a la guerra ni a la estrategia del miedo

Cien años después del fin de la Primera Guerra Mundial, y con el recuerdo de los jóvenes caídos durante aquellos combates y las poblaciones civiles devastadas, conocemos mejor que nunca la terrible enseñanza de las guerras fratricidas, es decir que la paz jamás puede reducirse al simple equilibrio de la fuerza y el miedo. Mantener al otro bajo amenaza significa reducirlo al estado de objeto y negarle la dignidad. Es la razón por la que reafirmamos que el incremento de la intimidación, así como la proliferación incontrolada de las armas son contrarios a la moral y a la búsqueda de una verdadera concordia. El terror ejercido sobre las personas más vulnerables contribuye al exilio de poblaciones enteras en busca de una tierra de paz. No son aceptables los discursos políticos que tienden a culpabilizar a los migrantes de todos los males y a privar a los pobres de la esperanza. En cambio, cabe subrayar que la paz se basa en el respeto de cada persona, independientemente de su historia, en el respeto del derecho y del bien común, de la creación que nos ha sido confiada y de la riqueza moral transmitida por las generaciones pasadas.

Asimismo, nuestro pensamiento se dirige de modo particular a los niños que viven en las zonas de conflicto, y a todos los que se esfuerzan para que sus vidas y sus derechos sean protegidos. En el mundo, uno de cada seis niños sufre a causa de la violencia de la guerra y de sus consecuencias, e incluso es reclutado para convertirse en soldado o rehén de grupos armados. El testimonio de cuantos se comprometen en la defensa de la dignidad y el respeto de los niños es sumamente precioso para el futuro de la humanidad.

 

7. Un gran proyecto de paz

Celebramos en estos días los setenta años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que fue adoptada después del segundo conflicto mundial. Recordamos a este respecto la observación del Papa san Juan XXIII: «Cuando en un hombre surge la conciencia de los propios derechos, es necesario que aflore también la de las propias obligaciones; de forma que aquel que posee determinados derechos tiene asimismo, como expresión de su dignidad, la obligación de exigirlos, mientras los demás tienen el deber de reconocerlos y respetarlos».[7]

La paz, en efecto, es fruto de un gran proyecto político que se funda en la responsabilidad recíproca y la interdependencia de los seres humanos, pero es también un desafío que exige ser acogido día tras día. La paz es una conversión del corazón y del alma, y es fácil reconocer tres dimensiones inseparables de esta paz interior y comunitaria:

— La paz con nosotros mismos, rechazando la intransigencia, la ira, la impaciencia y ?como aconsejaba san Francisco de Sales? teniendo "un poco de dulzura consigo mismo", para ofrecer "un poco de dulzura a los demás";
— La paz con el otro: el familiar, el amigo, el extranjero, el pobre, el que sufre...; atreviéndose al encuentro y escuchando el mensaje que lleva consigo;
— La paz con la creación, redescubriendo la grandeza del don de Dios y la parte de responsabilidad que corresponde a cada uno de nosotros, como habitantes del mundo, ciudadanos y artífices del futuro.

La política de la paz ?que conoce bien y se hace cargo de las fragilidades humanas? puede recurrir siempre al espíritu del Magníficat que María, Madre de Cristo salvador y Reina de la paz, canta en nombre de todos los hombres: «Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; [...] acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre» (Lc 1,50-55).

Vaticano, 8 de diciembre de 2018

FRANCISCO

 

[11 Cf. Lc 2,14: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».
[2] Cf. Le Porche du mystére de la deuxiéme vertu, París 1986.
[3] Carta ap. Octogesima adveniens (14 mayo 1971), 46.
[41 Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 7.
[51 Cf. Discurso en la exposición-congreso "Civitas" de Padua: "30giorni" (2002), 5.
[6] Benedicto XVI, Discurso a las Autoridades de Benin (Cotonou, 19 noviembre 2011).
[7] Carta enc. Pacem in terris (11 abril 1963), 44.

 

 

18/12/2018-17:58
Anne Kurian

Santa Marta: "Soñar es abrir las puertas al futuro"

(ZENIT — 18 dic. 2018).- "Soñares abrir las puertas al futuro", ha expresado el Papa Francisco en la Misa el 18 de diciembre de 2018, en la Casa de Santa Marta, en el Vaticano.

En su homilía, recogida por Vatican News, el Papa meditó sobre la figura de San José, presentada en las Escrituras como “un hombre justo, un observador de la ley, un trabajador, humilde, amante de María … Dios le revela su misión”, José abraza su papel y acompaña el crecimiento del Hijo de Dios “en silencio, sin juzgar, sin hablar, sin repetir”.

San José ayudó a Jesús a “crecer, a crecer”, continuó el Papa: “Buscó así un lugar para que nazca su hijo; cuidaba de él; le ayudó a crecer; le enseñó su misión: tantas cosas… En silencio. Nunca vio a su hijo como una propiedad: lo dejó crecer en silencio”.

Él lo dejó crecer: “esa sería la palabra que puede ayudar tanto, nosotros que, por naturaleza, siempre queremos poner nuestra nariz en todas partes, especialmente en la vida de los demás. ¿Y por qué está haciendo esto? ¿Por qué el otro? Y empezamos a comportarnos… Y él le deja crecer. Él protege. Él ayuda, pero en silencio”.

El Papa también señaló que San José es “el hombre de los sueños. El sueño es un lugar privilegiado para buscar la verdad porque allí no nos defendemos de la verdad. Y Dios también habla en los sueños”. No siempre, porque generalmente es nuestro inconsciente, pero Dios a menudo elige hablar en sueños… se muestra en la Biblia, ¿no es así? A través de los sueños”.

“José era el hombre de los sueños, pero no era un soñador, ¿eh? Él no era un aficionado. Un soñador es otra cosa: el que cree… ven, está en las nubes, no tiene ojos en la tierra. José tenía los pies en el suelo. Pero estaba abierto”, aseguró el Papa.

Instó a “no perder la capacidad de soñar el futuro”, alentando: “Cada uno de nosotros: soñar para nuestra familia, para nuestros hijos, para nuestros padres. Mirar cómo me gustaría que fuera su vida. Los sacerdotes también: soñar con nuestros fieles, a lo que queramos. Para soñar como sueñan los jóvenes, quienes son “avergonzados” en el sueño y encuentran un camino”.

Esto –concluyó– “no pierde la capacidad de soñar, porque soñar es abrir las puertas en el futuro”. Es para ser fructífero en el futuro”.

Durante la celebración, el Papa oró especialmente por los niños discapacitados de Eslovaquia que hicieron los adornos del árbol de Navidad instalado cerca del altar de la capilla.

 

 

18/12/2018-13:20
Rosa Die Alcolea

Andrea Tornielli, nombrado Director Editorial del Dicasterio para la Comunicación

(ZENIT — 18 dic. 2018).- El Papa Francisco ha nombrado a Andrea Tornielli Director Editorial del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, y ha nombrado director responsable de L'Osservatore Romano al Andrea Monda, otorgando el título de título de Director Emérito del mismo a Giovanni Maria Vian.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha hecho público el nombramiento esta mañana, 18 de diciembre de 2018.

Asimismo, Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, ha declarado que el nombramiento del Director Editorial y del nuevo Director de L'Osservatore Romano "son dos pasos importantes" en el proceso de reforma de los medios vaticanos que le fue confiado hace pocos meses por el Santo Padre, al ser nombrado Prefecto del Dicasterio de la Comunicación.

"Como ha dicho el Papa —añade Ruffini— no tenemos que tener miedo de esta palabra, reforma", y ha anotado que reforma no es "blanquear un poco las cosas, es organizarlas de otro modo".

 

Coordinar todos los medios vaticanos

Con Andrea Tornielli, la Dirección Editorial (que será el responsable de coordinar todos los medios del Vaticano) tendrá una guía segura, autoritaria y con visión de futuro; consciente de la gran historia que los medios de comunicación del Vaticano tienen detrás de ellos, y del futuro que sin abandonar el miedo pueden ser construido juntos y no de manera inmediata, ha aclarado el Prefecto.

Andrea Tornielli y Andrea Monda "tienen en común ser periodistas que miran más allá de la apariencia de las cosas, que saben declinar la pluralidad de idiomas que caracterizan nuestro tiempo con la unidad de pensamiento y de persona; que saben profundizar; que saben escuchar", señala Paolo Ruffini.

"Ambos son periodistas y escritores. Ambos pueden hablar a todas las generaciones, también a los jóvenes. Ambos son constructores de puentes".

 

Agradecimiento de Andrea Tornielli

El periodista italiano ha expresado su agradecimiento al Papa Francisco por este nombramiento, así como al Prefecto Paolo Ruffini por pensar en él.

Los medios de comunicación de la Santa Sede tienen una larga historia, ha declarado el doctor Tornielli: basta con mencionar la importancia que ha tenido la Radio Vaticana en muchas situaciones más o menos recientes de nuestro pasado.

 

Contar los hechos

Estos medios continúan "transmitiendo el mensaje de los Sucesores de Pedro y dando voz a quienes no la tienen", gracias a una oferta en muchos idiomas diferentes, única en el mundo.
"Estoy convencido de que hay una creciente necesidad de que el periodismo cuente los hechos antes de comentarlos", ha indicado Tornielli. Un periodismo que, en la era de los slogans, "es capaz de analizar la realidad teniendo siempre en cuenta todos sus factores".

En este contexto, el nuevo Director Editorial de los medios vaticanos ha asegurado que tratará de ponerse "al servicio de la estructura de información de la Santa Sede y de la gran profesionalidad periodística y técnica que expresa", para ayudar a comunicar, con todos los medios y utilizando todas las plataformas, de manera simple y directa, el magisterio del Papa que -como demuestran las homilías diarias de Santa Marta - "acompaña al pueblo de Dios en todas las partes del mundo".

 

Andrea Tornielli

El doctor Andrea Tornielli nació en Chioggia, Venecia, el 19 de marzo de 1964, frecuentó el liceo de letras y luego la Universidad de Padua, donde se graduó en Historia de la Lengua Griega.

Ha sido redactor de la revista 30 Giorni, de 1992 a 1996. A partir de ese año, trabajó para el periódico II Giornale hasta2011. En abril de 2011 pasó al periódico La Stampa, donde ha coordinado el sitio web de Vatican Insider. Colabora con diferentes secciones internacionales y se ocupa del blog "Palacios Sacros" dedicado a la información vaticana (www.andreatornielli.it).

Ha publicado unos cincuenta títulos entre libros y ensayos dedicados a la historia de la Iglesia, muchos de ellos traducidos a distintos idiomas. Actualmente, el periodista vive entre Roma y Milán, está casado y tiene tres hijos.

 

 

18/12/2018-16:19
Rosa Die Alcolea

El Profesor Andrea Monda, nombrado Director de `L'Osservatore Romano'

(ZENIT — 18 dic. 2018).- El periodista y profesor Andrea Monda ha sido nombrado Director responsable de L'Osservatore Romano por el Papa Francisco, quien a su vez, ha otorgado el título de Director emérito del mismo a Giovanni Maria Vian.

Este nombramiento ha sido difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede este martes, 18 de diciembre de 2018.

Al mismo tiempo, el Santo Padre ha nombrado a Andrea Tornielli Director Editorial del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede.

 

Reforma

Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, ha emitido un comunicado, en el que declara que estos nombramientos "son dos pasos importantes" en el proceso de reforma de los medios vaticanos que le fue confiado hace pocos meses por el Santo Padre, al ser nombrado Prefecto del Dicasterio de la Comunicación.

"Como ha dicho el Papa —añade Ruffini— no tenemos que tener miedo de esta palabra, reforma", y ha anotado que reforma no es "blanquear un poco las cosas, es organizarlas de otro modo".
Andrea Tornielli y Andrea Monda "tienen en común ser periodistas que miran más allá de la apariencia de las cosas, que saben declinar la pluralidad de idiomas que caracterizan nuestro tiempo con la unidad de pensamiento y de persona; que saben profundizar; que saben escuchar", señala Paolo Ruffini.

 

L' Osservatore Romano

Con Andrea Monda, el diario L'Osservatore Romano podrá "continuar comprometiendo nuevos proyectos en su historia secular", ha asegurado Ruffini.

El periódico de la Santa Sede es "uno de los pilares de nuestra comunicación", explica el Prefecto, llamado a participar cada vez más en el proceso de integración del sistema de información del Vaticano, tal como lo solicitó el Santo Padre en el Motu Proprio que estableció el Dicasterio para la Comunicación.

La elección de Andrea Monda como nuevo Director, matiza Ruffini, es un "desafío y una respuesta" al llamado del Papa Francisco a ser una "Iglesia en salida", a "iniciar nuevos procesos" también en la comunicación.

 

Necesidades de los jóvenes

El Profesor Monda "ha sabido comunicar la belleza del Evangelio y la riqueza de la vida cristiana en ámbitos e idiomas diferentes: de la literatura a la no ficción, desde la música a la televisión".

Como profesor de religión, Monda también conoce bien las necesidades, preocupaciones y sueños de los jóvenes de hoy. Tiene la experiencia de haber coordinado la redacción de los textos para el Vía Crucis de 2018, confiados por el Papa a Monda y a sus estudiantes.

 

Trayectoria

El profesor Andrea Monda, escritor y ensayista, nació en Roma el 22 de marzo de 1966, está casado y tiene un hijo. Se graduó en Derecho en la Universidad La Sapienza de Roma y en Estudios Religiosos en la Pontificia Universidad Gregoriana.

Trabajó durante algunos años en la Oficina Jurídica de los Impuestos de la Municipalidad de Roma por cuenta de una entidad bancaria.

Desde el 2000 es profesor de religión; durante aproximadamente una década ha impartido seminarios sobre cristianismo y literatura en las Pontificias Universidades Lateranense y Gregoriana.
Es miembro de la Asociación de Periodistas, sector publicistas; colabora con la página cultural de varios periódicos, entre ellos Avvenire; escribe críticas para La Civiltá Cattolica.

Organiza talleres y eventos culturales y es autor de varios ensayos y libros.

 

Giovanni Maria Vian

Así, Paolo Ruffini ha expresado su gratitud al profesor Giovanni Maria Vian, quien, durante un ciclo de más de 11 años, ha guiado L'Osservatore Romano con "pasión y competencia".

Durante su dirección, el periódico de la Santa Sede ha experimentado una "renovación" en sus contenidos, en su idioma, en el diseño gráfico, ha apuntado. Particularmente significativo fue el diálogo cultural emprendido por el periódico con figuras y realidades de alto nivel, incluso no eclesiales, que enriqueció y amplió la oferta de contenido del periódico. Igualmente, importante es la apertura del personal editorial a la contribución de las periodistas, una novedad fructífera en la historia de cien años del periódico.

 

 

18/12/2018-16:51
Rosa Die Alcolea

Mensaje del Papa: La política favorece la paz "reconociendo los carismas de cada persona"

(ZENIT — 18 dic. 2018).- La política favorece la paz si se realiza "reconociendo los carismas y las capacidades de cada persona". Es importante saber que "cada uno puede aportar su propia piedra para la construcción de la casa común, escribe el Santo Padre en su Mensaje para la 52 Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el próximo 1 de enero de 2019.

La auténtica vida política, fundada en el derecho y en un diálogo leal entre los protagonistas —apunta el Papa— "se renueva con la convicción de que cada mujer, cada hombre y cada generación encierran en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales".

El Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, cuyo lema es La buena política está al servicio de la paz, ha sido presentado esta mañana, 18 de diciembre de 2018, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, por el Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y el reverendo Mons. Bruno Marie Duffé, Secretario del mismo dicasterio.

El Cardenal Turkson recuerda que Francisco señala que la paz es un don que se ofrece gratuitamente a cada hogar y a las personas dentro de él que solamente deben disponerse a ella y cooperar con ella como hijos de paz.

 

Casa común

En este Mensaje de Paz, el Papa Francisco identifica "la casa" que ofrece la paz de Cristo con "nuestros hogares, nuestras familias, nuestras comunidades, nuestros países y todas las personas dentro de ellos", así como la tierra/mundo, "nuestra casa común".

Mons. Turkson ha mencionado algunas causas que atentan contra la paz, como los "vicios de la política": Corrupción, negación del derecho, violencia, ya sea guerra activa o guerra fría, desprecio y abuso de los derechos de las personas (pobres) a la atención médica, al trabajo (seguridad laboral), a la vivienda, a la educación y a la comunicación, a la alimentación y al agua; a no verse forzado a emigrar o a buscar la paz como refugiado, xenofobia y racismo, abuso del medio ambiente y desastres naturales.

Y servir a la paz en el hogar (que está / o puede estar afligido por estos males) es lo que el Papa Francisco asigna a la Política, como su verdadera función y atributo en su Mensaje de Paz para 2019.

 

"La paz nace en cada persona"

La responsabilidad de la paz "comienza en el corazón de la persona y en el corazón de cada familia", ha apuntado Mons. Bruno Marie Duffé. "La paz nace en cada persona. Somos miembros de un solo cuerpo, dice San Pablo, tenemos un solo Padre que da su paz a todos".

"Esta paz es siempre paz con los demás: paz social, pero también paz con la naturaleza y paz con nuestra conciencia", ha expresado el secretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

 

Política, forma de caridad

"La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad", anuncia el Pontífice Francisco el texto.

El compromiso por el bien común, cuando está inspirado por la caridad, "tiene una valencia superior al compromiso meramente secular y político", escribió Benedicto XVI.

Francisco recoge las palabras del papa emérito en este Mensaje: "La acción del hombre sobre la tierra, cuando está inspirada y sustentada por la caridad, contribuye a la edificación de esa ciudad de Dios universal hacia la cual avanza la historia de la familia humana".

 

Jóvenes talentos

El Papa llama a los políticos a la búsqueda de "estímulo de los jóvenes talentos y de las vocaciones que quieren realizarse", la paz se propaga en las conciencias y sobre los rostros. Se llega a una "confianza dinámica", que significa "yo confío en ti y creo contigo" en la posibilidad de "trabajar juntos por el bien común".

Leer el Mensaje del Papa Francisco

 

 

18/12/2018-17:40
Redacción

Antonio Martín de las Mulas: "Mi obra es un kerigma poético para la conversión"

(ZENIT — 18 dic. 2018).- De la abogacía al laicado misionero, del agnosticismo al enamoramiento de Dios, Antonio Martín de las Mulas Baeza (Madrid, 1977) nos hace transitar con él en esta entrevista por algunas de sus vivencias que le llevaron hasta Viernes Santo, la obra ganadora del 38 Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística, fallado el pasado 13 de diciembre en el Instituto Cervantes de Nueva York.


Se gradúa en Derecho en la Universidad CEU-San Pablo de Madrid, aunque tenía vocación de filósofo, carrera que estudia durante dos años. Se dedica en libre ejercicio al derecho con bastante éxito por cerca de quince años hasta que en el 2015 decide trasladarse a Medellín (Colombia) y entregarse, como esposo y padre de una niña, a la vida misionera.

Es catequista de niños en uno de los barrios más desfavorecidos de la localidad de Bello, e igualmente forma parte del grupo Reina de la Paz, de Medellín, vinculado a la espiritualidad católica de Medjugorje.

Como poeta tiene en su haber varios reconocimientos, entre los que destaca el primer premio del XII certamen de poesía Rodrigo Caro en 2003. Sus poemas han sido publicados en diversas revistas literarias y antologías.

Su encuentro, siendo un joven de 20 años agnóstico, con otro poemario vencedor del Premio Fernando Rielo de Poesía Mística, Mientras espero, de +Julio Eladio Martín de Ximeno, cambiarían su vida veinte años después.

Antonio Martín admite que al principio rechazó el libro porque le pareció demasiado simple pero a medida que se adentró en él la inocencia y el candor del autor le cautivaron. No era todavía el momento de su conversión.

Ofrecemos la entrevista del ganador del 38 Premio Fernando Rielo de poesía mística con Zenit:

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Procedente del ámbito del derecho, ¿cómo desemboca en un arte tan particular como el de la poesía mística?

Por un proceso de conversión tras estar 17 años sin pisar una iglesia. Fue la experiencia de un encuentro personal con el Señor, que viví como un enamoramiento, el que me hizo querer ofrecérselo todo a Él, incluido la poesía.

 

¿Y cómo comenzó a escribir poesía?

Creo que fue en el colegio, en el bachillerato, tenía unos 16 o 17 años, los que teníamos ciertas inquietudes artísticas nos hicimos amigos. Íbamos juntos a las clases de guitarra, pintábamos, escribíamos poesía, leíamos filosofía, conversábamos sobre lo divino y lo humano. Luego en la universidad pasó lo mismo, unos días íbamos al metro a tocar flamenco, otro a la facultad de filosofía para colarnos en la clase de algún profesor. Escribíamos pequeñas obras de teatro a tres manos, hacíamos dibujos, nos pasábamos los poemas. Después de eso acabé en un taller de poesía de la universidad. Allí estuve un año y aprendí muchas cosas que no sabía sobre el ritmo, la rima, y otras técnicas que me vinieron luego muy bien. Supongo que estaba un poco inmerso en el arte y así una cosa te lleva a la otra.

 

¿Por qué poesía mística?

Después de convertirme todo cambió. Yo siempre había sido un muchacho con una cierta sensibilidad para las cosas del arte. Era muy intenso, tenía muchas inquietudes. Pero conocer a Jesucristo me ha cambiado totalmente la vida. La filosofía ya no tiene sabor para mí, ni la poesía mundana, ni la literatura, ni la música en cualquiera de sus géneros, ni el arte. Para un enamorado todo lo demás queda en un segundo plano. Ahora me han cambiado los gustos. Prefiero leer las Sagradas Escrituras, y escuchar música de alabanza a Nuestro Señor, y leer los salmos, admirar la pintura religiosa. El evangelio dice que cuando uno encuentra la perla, vende todo lo que tiene para comprar el campo donde se haya. Todos mis ímpetus están ordenados al Señor. Es algo así. Todo en mi vida gira en torno Él, y soy feliz, no quiero lo de antes. Estaba ciego y ahora veo. Y por eso si toco la guitarra sólo pienso en componer una canción para Jesús. Si hago un poema solo quiero darle gloria a Él. Todo que tengo es para Él.

 

¿Qué le llevó a escribir Viernes Santo?

El amor a Dios. Además Viernes Santo no es sólo un libro de poesía mística. Los poetas místicos casi siempre hablan con Dios a través de sus poemas, le dicen cosas. En "Viernes Santo" es Nuestro Señor el que toma la palabra para decirnos que nos ama, que está muriendo por nosotros. Y digo que no es sólo un libro de poesía mística porque también contiene el Kerigma, es decir la buena noticia: que Cristo nos ama y ha dado su vida por nosotros. Esta noticia -y no otra- es la que dice San Pablo (en la carta a los Corintios) que es la que tenemos que predicar a las naciones para llevar las almas al Señor. Podemos decir entonces que "Viernes Santo" es también un especie de kerigma poético que Nuestro Señor anuncia a los lectores para su conversión. De este modo la poesía y la evangelización convienen a un mismo fin: las almas, las almas, el tesoro más preciado del Señor.

 

María Luján González Portela
Directora de Prensa
Instituto Id de Cristo Redentor
Misioneros y misioneras identes

 

 

18/12/2018-07:03
Isabel Orellana Vilches

Beato Urbano V, 19 de diciembre

«Elegido pontífice siendo monje, sin haber ostentado antes una alta misión eclesial. Fue un gran pacificador y defensor de la unidad de la Iglesia en una época difícil marcada históricamente por las reservas contra el papado»

Vino al mundo hacia el año 1310 en la fortaleza familiar de Grizac perteneciente al actual Lozére, Francia. Sus padres eran creyentes y le inculcaron los principios cristianos. Se formó en Montpellier y en Toulouse. Sus aptitudes y excepcional inteligencia le abrían las puertas de la universidad para impartir derecho, pero ya había decidido cuál iba a ser su forma de vida: la monástica. Ingresó en la abadía benedictina de Chirac siendo un adolescente de 12 años, con el agrado de sus padres, confiados porque su prior era miembro de la familia, aunque el paso del futuro pontífice por ella fue breve.

Partió a Marsella a la abadía de Saint-Victor, y allí emitió sus votos. Después de su ordenación, que se produjo en Chirac, y teniendo el doctorado en derecho canónico, impartió clases en Toulouse, Montpellier, París y Avignon. En 1349 fue vicario general en Clermond. Tres años más tarde el papa Clemente VI le encomendó la abadía de San Germán de Auxerre, y en 1357 hizo lo propio con Uzés. Guillaume se mantuvo al frente de esta misión hasta que en 1361 Inocencio VI lo nombró abad de San Víctor. Eso da idea de la confianza y aprecio de los pontífices que vieron en él sus virtudes y fidelidad a Cristo y a su Iglesia, unido a su excelente formación intelectual.

A los demás tampoco les pasó desapercibido que estaban ante un hombre de oración, obediente y humilde, cuyo único afán era ser santo. Tenía la gracia de saber llegar al corazón de la gente; ricos y pobres le buscaban para recibir sus sabios consejos. En ese momento la situación política no era favorable al papado. Desde principios del siglo XIV la sede del pontífice se hallaba en Avignon donde los sucesivos papas se habían visto obligados a recluirse huyendo de las tropelías que se consumaban en Roma. El futuro beato medió en varias cuestiones difíciles de esta índole por indicación de Clemente VI, y luego a requerimiento de Inocencio VI mostró su capacidad de disuasión y dotes diplomáticas.

Cuando este último papa murió en 1362, Guillaume era nuncio de Nápoles, y fue elegido para sucederle pese a que no era más que un humilde abad. Tan hondo era su anhelo de alcanzar la santidad que al ser elevado a esta suprema Cátedra de Pedro, eligió el nombre de Urbano que también llevaron otros predecesores porque apreció en todos ellos rasgos de santidad; fue el quinto pontífice que lo escogía. La ceremonia de consagración se efectuó en Avignon. Llevando consigo el espíritu monástico, desechó lujos y prebendas en su entorno dando ejemplo con su vida de una edificante austeridad a todos los niveles.

En abril de 1367 pudo regresar a Roma, previa escala en Génova y en Viterbo, una vez que el cardenal español Albornoz pudo restaurar la paz en los estados pontificios, misión por la que llevaba luchando desde 1353. En los tres años que residió en la Ciudad Eterna actuó con firmeza reformando el clero, cercenando de raíz cualquier ápice de ostentación. Y, por supuesto, iba a la cabeza de todos viviendo con espíritu monástico: frugalidad en su alimentación, ayunos varias veces por semana, y mínimo descanso, entre otros signos. Se ha dicho de él: «Solamente desahogaba su corazón en Dios, solamente tenía sus pensamientos en Dios, y se consagraba por entero a su servicio».

Era un esteta, amante de la belleza del arte y de la liturgia; fue un gran impulsor de los creadores en amplio espectro. Promotor de la cultura, fundó universidades, puso en marcha centros de estudio con acceso para todos, aunque no tuvieran recursos, disponiendo becas para estos casos porque sabía, y así lo subrayaba, que la formación es necesaria para todos; sean cuales sean las circunstancias personales de cada uno, la utilidad de lo aprendido es incuestionable. Es más veía el carácter vehicular de la ciencia por cuanto ayuda a vivir la virtud. Se ocupó de atender las necesidades de los pobres, combatió la simonía, así como distintas corrientes heréticas, defendió la autonomía del papado frente a las injerencias de los monarcas, actuó con mano firme contra la usura, y condujo a la práctica de los sacramentos a millares de personas. Fue un hombre de paz, un ardiente apóstol que evangelizó gran parte de Europa dando el salto a Mongolia y a China, contando con la ayuda de órdenes mendicantes.

Excelente estratega y conciliador logró la conversión del emperador bizantino Juan V Paleólogo. Cuando retornaron los conflictos políticos entre Francia e Inglaterra, vio oportuno abandonar Roma (Italia se hallaba a merced de los insurgentes), y regresar a Avignon confiando en que podría mediar entre los regentes de ambos países. Santa Brígida, que lo abordó en las inmediaciones del lago de Bolsena, vaticinó que esta decisión supondría su muerte. Y así fue. Partió el 5 de septiembre de 1370, y falleció el 19 de diciembre de ese año. No pudo ver cumplido el sueño que plasmó en la encíclica que había promulgado esa misma primavera: «¡Oh!, si Dios nos concediera la gracia de que, durante nuestro pontificado, la Iglesia Latina y la Iglesia de Oriente pudieran reunificarse, después de haber estado tanto tiempo separadas, cerraríamos con gusto nuestros ojos a la luz y entonaríamos el cántico del viejo Simeón 'Num dimittis, Domine' (Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo se vaya en paz)». Fue beatificado el 10 de marzo de 1870 por Pío IX.