Servicio diario - 16 de diciembre de 2018


 

Ángelus: Invitación a la alegría del Adviento
Raquel Anillo

Ángelus: “No os olvidéis de orar por mi”
Raquel Anillo

Migración: El Papa Francisco llama a la comunidad internacional a la responsabilidad
Anita Bourdin

Ángelus: El Papa habla a los niños y bendice los “Bambinelli”
Anita Bourdin

San Josep Manyanet i Vives, 17 de diciembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

16/12/2018-12:59
Raquel Anillo

Ángelus: Invitación a la alegría del Adviento

(ZENIT — 16 dic. 2018).- En este tercer domingo de Adviento antes del Ángelus, desde la ventana del despacho que da a la Plaza san Pedro y ante unas 25.000 personas, el papa nos invita a preguntarnos que podemos hacer nosotros para participar en la alegría del Adviento.

 

Palabras del Papa Francisco antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este tercer domingo de Adviento la liturgia nos invita a la alegría. Con estas palabras, el profeta Sofonías se dirige a la pequeña porción del pueblo de Israel: "¡Alégrate, hija de Sión, clama de alegría, Israel, regocíjate y proclama con todo tu corazón, hija de Jerusalén!" (3:14) gritar de alegría, exultar, alegrarse.

Los habitantes de la ciudad santa están llamados a regocijarse porque el Señor ha revocado su condena (véase el versículo 15). Dios ha perdonado, no quiso castigar! En consecuencia, para la gente ya no hay una razón para la tristeza ni de desaliento, sino que todo conduce a una gratitud gozosa a Dios, que siempre quiere redimir y salvar a los que ama. Y el amor del Señor por su pueblo es incesante, comparable a la ternura del padre por los hijos, del novio por la novia, como dice Sofonías: "Se alegra y goza contigo, te renueva con su amor, exulta y se alegra contigo con gritos de alegría "(v. 17).

Como se llama hoy el domingo de la alegría, tercer domingo de adviento antes de Navidad. Este llamado del profeta es especialmente apropiado en el momento en que nos preparamos para la Navidad, porque se aplica a Jesús, Emmanuel, Dios con nosotros: su presencia es la fuente de alegría. De hecho, Sofonías proclama: "El rey de Israel el Señor esta en medio de ti"; y un poco más tarde, repite: "El Señor tu Dios está en medio de ti, valiente y salvador poderoso" (versículos 15.17).

Este mensaje encuentra su pleno significado en el momento de la Anunciación a María, narrado por el evangelista Lucas. Las palabras dirigidas por el ángel Gabriel a la Virgen, son como un eco de las del profeta: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo" (Lc 1, 28). Alégrate le dice a la Virgen en una aldea remota de Galilea, en el corazón de una joven desconocida para el mundo, Dios enciende la chispa de felicidad para todo el mundo. Y hoy, la misma proclamación está dirigida a la Iglesia, llamada a acoger el Evangelio para que se convierta en carne, en una vida concreta y dice a la Iglesia, a todos nosotros: "Alégrate, pequeña comunidad cristiana, pobre y humilde pero hermosa a mis ojos porque deseas ardientemente mi Reino, tienes hambre y sed de justicia, pacientemente teje la paz, no persigas a los poderosos de turno sino mantente fielmente cerca de los pobres.

Y entonces no tendrás miedo de nada, sino que tu corazón está en alegría". Ante la presencia del Señor, nuestro corazón, está siempre en la alegría. La Paz es la alegría más pequeña. Hoy, también, san Pablo nos exhorta a no preocuparnos por nada, pero en todas las circunstancias a hacer presente a Dios nuestras peticiones, nuestras necesidades, nuestras preocupaciones "con oraciones y peticiones" (Fil 4,6). Con la conciencia de que en las dificultades siempre podemos recurrir al Señor y que Él nunca rechaza nuestras invocaciones, es una gran razón para la alegría.

Ninguna preocupación, ningún temor podrá quitarnos jamás la serenidad que proviene no de cosas humanas, de consuelos humanos, no, no, la serenidad que viene de Dios de saber que Dios guía amorosamente nuestra vida siempre, también en medio de los problemas y sufrimientos, esta certeza nutre la esperanza y el coraje. Pero para recibir la invitación del Señor a la alegría, necesitamos ser personas dispuestas a cuestionarnos a nosotros mismos. Pero, ¿Qué significa esto? Al igual que aquellos que, después de haber escuchado la predicación de Juan el Bautista, pregúntale: Tu predicas así pero nosotros "¿Qué debemos hacer?" "¿Qué debo hacer?"(Lc 3, 10). Esta pregunta es el primer paso en la conversión que estamos invitados a tomar en este tiempo de Adviento. Cada uno de nosotros se pregunte: ¿Qué puedo hacer?, algo pequeño. ¿Qué puedo hacer, que debo hacer? Que la Virgen María nos ayude a abrir nuestros corazones al Dios que viene, para que El inunde toda nuestra vida con alegría.

 

 

16/12/2018-14:51
Raquel Anillo

Ángelus: "No os olvidéis de orar por mi"

(ZENIT — 16 dic. 2018).- "No se olviden de orar por mí": el Papa Francisco completó así, como de costumbre, su discurso, después del Ángelus del 16 de diciembre de 2018, el tercer domingo de Adviento — "Gaudete" — en la Plaza de San Pedro, en presencia de unos 25.000 visitantes.

El Papa también pidió a la comunidad internacional que "asuma la responsabilidad" de la gestión de la migración.

También bendijo a los santones del "Niño Jesús" de los pesebres de los niños,de las familias, de las escuelas, de las parroquias, de las comunidades presentes en el Ángelus del mediodía.

Antes del Ángelus, el Papa había ido al Dispensario de Santa Marta del Vaticano para saludar a los niños y al personal, invitándolos a cultivar la "humildad" de quién "se inclina" para servir a los demás.

Aquí está nuestra traducción.

AB

 

Palabras del Papa Francisco después del Angelus

Queridos hermanos y hermanas,

El Pacto Mundial para la Migración Segura, Regular y Ordinaria fue aprobado la semana pasada en Marrakech, Marruecos, el pacto mundial para una migración segura, ordenada y regular, que pretende ser un marco de referencia para la comunidad internacional. Espero que, gracias a este instrumento, ella pueda trabajar con responsabilidad, solidaridad y compasión hacia quienes, por diversas razones, han abandonado su país y confío esta intención a sus oraciones.

Os saludo a todos, familias, grupos parroquiales y asociaciones de Roma, Italia y el mundo entero. Saludo en particular a los peregrinos de Sevilla, Hamburgo, Múnich y Chapelle en Bélgica. Saludo a los fieles de Pescara, Potenza, Bucchianico, Fabriano y Blera; a los laicos misioneros combonianos; y a los scouts de jesolo y ca (savio.

Y ahora, les hablo especialmente a ustedes, queridos niños de Roma, que vinieron por la bendición de las estatuillas del "Niño Jesús", acompañados por el obispo auxiliar Monseñor Ruzza.

Agradezco al Centro del Patronato Romano y a los voluntarios. Queridos niños, cuando, en casa, se reúnan para orar frente al pesebre, fijando sus ojos en el Niño Jesús, sentirán estupor y ustedes me preguntarán, ¿Qué es el estupor? un sentimiento, es más que una emoción, es ver a Dios con el corazón. Estupor por el gran gran misterio de Dios hecho hombre. Y el Espíritu Santo pondrá en tu corazón la humildad, la ternura y la bondad de Jesús, Jesús es bueno, Jesús es tierno, Jesús es humilde: ¡esta es la verdadera Navidad! no se olviden. Que sea así para ustedes y para los miembros de su familia.

Bendigo a todas las estatuillas del Niño Jesús y a todos ustedes les deseo un buen domingo y una buena tercera semana de Adviento con tanta alegría tanta paz. Por favor, no os olvides orar por mí. Buen almuerzo y adiós.

 

 

16/12/2018-17:04
Anita Bourdin

Migración: El Papa Francisco llama a la comunidad internacional a la responsabilidad

(ZENIT — 16 dic. 2018).- El Papa Francisco instó a la comunidad internacional a asumir la responsabilidad de la migración, refiriéndose al Pacto de Marrakech "por una migración segura" después del Ángelus de este domingo, 16 de diciembre de 2018.

"El Pacto Mundial para la Migración Segura, Regular y Ordinaria fue aprobado la semana pasada en Marrakech, Marruecos: es un marco de referencia para la comunidad internacional", dijo el Papa.

Pidió "responsabilidad", pero no sin "solidaridad" y "compasión": "Espero que, gracias a este instrumento, pueda actuar con responsabilidad, solidaridad y compasión hacia quienes, por diversas razones han dejado su país, y confío esta intención a vuestras oraciones".

La Santa Sede hizo oír su voz en Marrakech en dos ocasiones por el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, jefe de la delegación del Vaticano, en particular el 10 de diciembre de 2018.

© Traducción de Zenit, Raquel Anillo

 

 

16/12/2018-17:26
Anita Bourdin

Ángelus: El Papa habla a los niños y bendice los "Bambinelli"

(ZENIT — 16 dic. 2018).- "Y ahora, en particular, me dirijo a ustedes, queridos niños de Roma, que vinieron para la bendición de los Bambinelli " , dijo el Papa Francisco después del Ángelus del domingo 16 de diciembre de 2018, el tercer domingo de Adviento, dicho: "de Gaudete", marcado por la alegría litúrgica y las vestiduras sacerdotales rosas.

El Papa saludó al obispo auxiliar del Centro de Roma, el obispo Gianrico Ruzza, quien acompañó a las familias y representantes de la escuela, y agradeció al Centro Romano del Patronato y a los voluntarios.

Es una tradición en Roma que los niños, sus familias, escuelas, comunidades, parroquias vienen a bendecir a los santones del "Niño Jesús" de sus pesebres por su obispo, el tercer domingo de Adviento, en la plaza San Pedro.

El Papa les explicó a los niños que iban a sentir "estupor" mientras contemplaban al Niño del pesebre: "Queridos hijos, cuando, en casa, se reúnan para orar frente al pesebre, fijando sus ojos en el Niño Jesús, sentirán estupor ... "

Un estupor que el Papa explica de la siguiente manera: "Usted me va a preguntar: ¿qué significa" estupor?" Es un sentimiento más fuerte y más que una emoción ordinaria. Es ver a Dios: el asombro ante el gran misterio de Dios hecho hombre".

El Papa también insistió en la humildad, la ternura y la bondad que proviene del pesebre y de Jesús: "Y es el Espíritu Santo quien pondrá en vuestro corazón la humildad, la ternura y la bondad de Jesús. Jesús es bueno, Jesús es tierno, Jesús es humilde. ¡Esa es la verdadera navidad! Que sea así para vosotros y los miembros de vuestra familia. Os bendigo a todos los "bambinelli ".

© Traducción de Zenit, Raquel Anillo

 

 

16/12/2018-07:46
Isabel Orellana Vilches

San Josep Manyanet i Vives, 17 de diciembre

«Profeta de la Sagrada Familia. Fue un incansable apóstol que extendió en España, puntos diversos de Europa y de América el amor que le profesó. Es impulsor del templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona, obra de Gaudí»

El «evangelio de la familia» tuvo en él a su más insigne difusor. Hoy continúa alumbrando con sus enseñanzas a una sociedad que necesita modelos preclaros para caminar, y especialmente a quienes se han comprometido con un proyecto de vida en común.

Es posible que haber nacido en el seno de una familia numerosa y creyente influyese en su acontecer marcándole con un amor singular a la Sagrada Familia. Nació el 7 de enero de 1833 en Tremp, Lleida, España. Su madre, artífice de su amor a María, siguió la bellísima tradición de consagrarle a la Virgen bajo la advocación de Valldeflors, a la que se honraba en la localidad porque era su patrona. Sintiendo la llamada al sacerdocio recibió formación en Barbastro primeramente, y luego en seminarios de Lleida y Urgell costeándose él mismo los estudios con su trabajo. Virtuoso hombre de oración, devoto de la Eucaristía, prudente y sensible, con encomiable espíritu de servicio, después de ser ordenado sacerdote el 9 de abril de 1859 fue de impagable ayuda para el prelado de Urgell que lo tuvo a su lado durante doce años. Fue su secretario particular, mayordomo, vicesecretario de cámara, secretario de visita pastoral y también se ocupó de la biblioteca del seminario.

En esos años de ejercicio pastoral en la Seu d'Urgell acrecentó su convicción de que la familia es el pilar de la sociedad. Porque ciertamente los valores que se aprenden en ella en gran medida condicionan el resto de la vida; es clave en la educación y enseña el modo de afrontar las vicisitudes y contingencias que se van presentando. «Los primeros y principales educadores de la tierna juventud deben ser los propios padres». La paternidad tenía para él tal valor que no dudaba en calificarla «como un sacerdocio». Y «el principal cuidado de los padres de familia es aprender y saber gobernar su casa en el servicio de Dios» [...]. «La casa y la familia fundadas sin la bendición de Dios no pueden vivir en buena paz y armonía cristianas».Si el devenir de un hogar está anclado en el modelo que ofrece la Sagrada Familia los frutos no se hacen esperar. Josep fue consciente de que la sociedad precisaba este referente inequívoco. «La Sagrada Familia debe ser el modelo de todas las demás familias, si desean paz en la tierra y aspiran a la eterna felicidad». Decía también que «el mundo es como una familia cuyo Padre es Dios».

Tomó conciencia de la importancia de tutelar de forma exquisita la educación dirigida a niños y a jóvenes; sería un semillero de gracias vertidas en la sociedad a través de ellos. De modo que, con este objetivo evangelizador, puso en marcha en 1864 losHijos de la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Y diez años más tarde fundó las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret. Al emprender su obra, pensaba, sobre todo, en ese colectivo infantil y juvenil que no tenía recursos económicos: «Los ricos tienen colegios para educar a sus hijos; hagamos colegios para educar e instruir a los hijos de los obreros». Estaba convencido de que «los padres prefieren más dejar al hijo sabio que rico de bienes temporales».

En medio de conflictos políticos sufrió persecución y clausura de uno de sus centros, pero continuó su labor sin arredrarse. Durante cuatro décadas, marcadas por intensa actividad, se mantuvo al frente de sus hijos e hijas. Bajo su amparo y tutela se multiplicaron escuelas, colegios, talleres y vías diversas de apostolado en distintos puntos de España, que luego se extendieron a parte de Europa y América. Viéndole trabajar con tanto ahínco, lleno de fe y esperanza, escribiendo textos dirigidos a difundir la devoción por la Sagrada Familia, era difícil adivinar que todo ello procedía de un hombre de frágil salud que, además, debía hacer frente a numerosos contratiempos que le salían al paso. Pero así era. En su costado tenía lo que él solía denominar «las misericordias del Señor», unas llagas abiertas que es fácil imaginar lo que debieron suponer de padecimientos durante los últimos 16 años de su vida.

Fue un ejemplo de fortaleza y fidelidad. Se distinguió también por su predicación. Mantuvo viva hasta el fin la urgencia por difundir lo que Juan Pablo II denominó «evangelio de la familia», diseminado en numerosas obras dirigidas a sus hijos, a los escolares que se formaban en los centros regidos por ellos y a las familias. Entre otras, fue autor de La Escuela de Nazaret,Casa de la Sagrada Familia(de carácter autobiográfico), Preciosa joya de familiayEl espíritu de la Sagrada Familia. Impulsó la revista Sagrada Familiay la construcción del templo expiatorio dedicado a ella en Barcelona, obra monumental del genial arquitecto y siervo de Dios, Antoni Gaudí.

Viendo su quehacer en conjunto, se aprecia el afán de Josep por llevar a todos el amor a Jesús, María y José mostrándolos al mundo como ejemplo a imitar. Y el nombre de los tres fue el que brotó de sus labios cuando le llegó la suprema hora el 17 de diciembre de 1901. Quienes le rodeaban le oyeron decir por última vez lo que tantas veces había expresado: «Jesús, José y María, recibid cuando yo muera el alma mía»,jaculatoria que incontables familias han enseñado a recitar a sus hijos desde niños para que la rezaran poco antes de conciliar el sueño. Juan Pablo II lo beatificó el 25 de noviembre de 1984 y él mismo lo canonizó el 16 de mayo de 2004.