Servicio diario - 12 de diciembre de 2018


 

Misa Guadalupana: "Hijo latinoamericano, sin miedo, canta y camina como lo hizo tu Madre"
Rosa Die Alcolea

Audiencia general, 12 de diciembre de 2018 — Catequesis del Papa
Redacción

El 'Padre Nuestro' hunde sus raíces "en la realidad concreta del hombre"
Rosa Die Alcolea

Atentado en Estrasburgo: Compasión del Papa por las víctimas
Redacción

Brasil: Atentado en la Catedral de Campinas, solidaridad del Papa Francisco
Anita Bourdin

Programa del viaje apostólico del Papa a los Emiratos Árabes Unidos
Redacción

Papa Francisco: "Que la Virgen de Guadalupe nos ayude a entregarnos al amor providente de Dios"
Rosa Die Alcolea

Consejo de Cardenales: Reducción de costos y Reforma en el Dicasterio de Comunicación
Rosa Die Alcolea

Mons. Felipe Arzimendi: ¿Por culpa del neoliberalismo?
Felipe Arizmendi Esquivel

Beato Juan Marinoni, 13 de diciembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

12/12/2018-18:55
Rosa Die Alcolea

Misa Guadalupana: "Hijo latinoamericano, sin miedo, canta y camina como lo hizo tu Madre"

(ZENIT – 12 dic. 2018).- “Hijo y hermano latinoamericano, sin miedo, canta y camina como lo hizo tu Madre” ha exhortado el Papa Francisco en la Santa Misa, celebrada en la Basílica de San Pedro en honor a la “Virgen Morenita”, María Santísima de Guadalupe, este 12 de diciembre, día en que se conmemora el 487 aniversario de las apariciones en el cerro del Tepeyac al indio Juan Diego.

María, “pedagoga del evangelio”, caminó y cantó “nuestro Continente” –ha relatado el Pontífice argentino– y así, la Guadalupana no es solamente recordada como indígena, española, hispana o afroamericana, ha matizado Francisco.

“Simplemente es latinoamericana”, ha señalado: “Madre de una tierra fecunda y generosa en la que todos, de una u otra manera, nos podemos encontrar desempeñando un papel protagónico en la construcción del Templo santo de la familia de Dios”.

A continuación, ofrecemos la homilía completa del Santo Padre en la Santa Misa dedicada a la Virgen de Guadalupe, este 12 de diciembre de 2018, en el Vaticano.

***

 

Homilía del Papa Francisco

«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora» (Lc 1,46-48). Así comienza el canto del Magníficat y, a través de él, María se vuelve la primera «pedagoga del evangelio» (CELAM, Puebla, 290): nos recuerda las promesas hechas a nuestros padres y nos invita a cantar la misericordia del Señor.

María nos enseña que, en el arte de la misión y de la esperanza, no son necesarias tantas palabras ni programas, su método es muy simple: caminó y cantó.

 

María caminó

Así nos la presenta el evangelio después del anuncio del Ángel. Presurosa —pero no ansiosa— caminó hacia la casa de Isabel para acompañarla en la última etapa del embarazo; presurosa caminó hacia Jesús cuando faltó vino en la boda; y ya con los cabellos grises por el pasar de los años, caminó hasta el Gólgota para estar al pie de la cruz: en ese umbral de oscuridad y dolor, no se borró ni se fue, caminó para estar allí.

Caminó al Tepeyac para acompañar a Juan Diego y sigue caminando el Continente cuando, por medio de una imagen o estampita, de una vela o de una medalla, de un rosario o Ave María, entra en una casa, en la celda de una cárcel, en la sala de un hospital, en un asilo de ancianos, en una escuela, en una clínica de rehabilitación … para decir: «¿No estoy aquí yo, que soy tu madre?» (Nican Mopohua, 119). Ella más que nadie sabía de cercanías. Es mujer que camina con delicadeza y ternura de madre, se hace hospedar en la vida familiar, desata uno que otro nudo de los tantos entuertos que logramos generar, y nos enseña a permanecer de pie en medio de las tormentas.

En la escuela de María aprendemos a estar en camino para llegar allí donde tenemos que estar: al pie y de pie entre tantas vidas que han perdido o le han robado la esperanza.

En la escuela de María aprendemos a caminar el barrio y la ciudad no con zapatillas de soluciones mágicas, respuestas instantáneas y efectos inmediatos; no a fuerza de promesas fantásticas de un seudo-progreso que, poco a poco, lo único que logra es usurpar identidades culturales y familiares, y vaciar de ese tejido vital que ha sostenido a nuestros pueblos, y esto con la intención pretenciosa de establecer un pensamiento único y uniforme.

En la escuela de María aprendemos a caminar la ciudad y nos nutrimos el corazón con la riqueza multicultural que habita el Continente; cuando somos capaces de escuchar ese corazón recóndito que palpita en nuestros pueblos y que custodia —como un fueguito bajo aparentes cenizas— el sentido de Dios y su trascendencia, la sacralidad de la vida, el respeto por la creación, los lazos de solidaridad, la alegría del arte del buen vivir y la capacidad de ser feliz y hacer fiesta sin condiciones, ahí llegamos a entender lo que es la América profunda (cf. Encuentro con el Comité Directivo del CELAM, Colombia, 7 septiembre 2017).

 

María caminó y María cantó

María camina llevando la alegría de quien canta las maravillas que Dios ha hecho con la pequeñez de su servidora. A su paso, como buena Madre, suscita el canto dando voz a tantos que de una u otra forma sentían que no podían cantar. Le da la palabra a Juan —que salta en el seno de su madre—, le da la palabra a Isabel —que comienza a bendecir —, al anciano Simeón —y lo hace profetizar y soñar —, enseña al Verbo a balbucear sus primeras palabras.

En la escuela de María aprendemos que su vida está marcada no por el protagonismo sino por la capacidad de hacer que los otros sean protagonistas. Brinda coraje, enseña a hablar y sobre todo anima a vivir la audacia de la fe y la esperanza. De esta manera ella se vuelve trasparencia del rostro del Señor que muestra su poder invitando a participar y convoca en la construcción de su templo vivo. Así lo hizo con el indiecito Juan Diego y con tantos otros a quienes, sacando del anonimato, les dio voz, les hizo conocer su rostro e historia y los hizo protagonistas de esta, nuestra historia de salvación. El Señor no busca el aplauso egoísta o la admiración mundana. Su gloria está en hacer a sus hijos protagonistas de la creación. Con corazón de madre, ella busca levantar y dignificar a todos aquellos que, por distintas razones y circunstancias, fueron inmersos en el abandono y el olvido.

En la escuela de María aprendemos el protagonismo que no necesita humillar, maltratar, desprestigiar o burlarse de los otros para sentirse valioso o importante; que no recurre a la violencia física o psicológica para sentirse seguro o protegido. Es el protagonismo que no le tiene miedo a la ternura y la caricia, y que sabe que su mejor rostro es el servicio. En su escuela aprendemos auténtico protagonismo, dignificar a todo el que está caído y hacerlo con la fuerza omnipotente del amor divino, que es la fuerza irresistible de su promesa de misericordia.

En María, el Señor desmiente la tentación de dar protagonismo a la fuerza de la intimidación y del poder, al grito del más fuerte o del hacerse valer en base a la mentira y a la manipulación. Con María, el Señor custodia a los creyentes para que no se les endurezca el corazón y puedan conocer constantemente la renovada y renovadora fuerza de la solidaridad, capaz de escuchar el latir de Dios en el corazón de los hombres y mujeres de nuestros pueblos.

María, «pedagoga del evangelio», caminó y cantó nuestro Continente y, así, la Guadalupana no es solamente recordada como indígena, española, hispana o afroamericana. Simplemente es latinoamericana: Madre de una tierra fecunda y generosa en la que todos, de una u otra manera, nos podemos encontrar desempeñando un papel protagónico en la construcción del Templo santo de la familia de Dios.

Hijo y hermano latinoamericano, sin miedo, canta y camina como lo hizo tu Madre.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

12/12/2018-19:38
Redacción

Audiencia general, 12 de diciembre de 2018 —Catequesis del Papa

(ZENIT – 12 dic. 2018).- La oración –nos enseña Jesús– se anida donde quiera que haya un hombre, cualquier hombre que tenga hambre, que llore, que luche, que sufra y se pregunte “por qué”, ha explicado el Papa Francisco, en la catequesis de hoy, la segunda sobre el ‘Padre Nuestro’.

La audiencia general ha tenido lugar este miércoles, 12 de diciembre de 2018, a las 9:20 horas en el Aula Pablo VI donde el Santo Padre ha encontrado grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.

El Pontífice, continuando el ciclo de catequesis dedicado al ‘Padre nuestro’, ha hablado hoy del tema Una oración que pide con confianza (Pasaje bíblico: del Evangelio según Lucas 11, 9-13).

Asimismo, Francisco ha indicado que la oración “no solo precede a la salvación, sino que de alguna manera ya la contiene”, porque “nos libera de la desesperación de quien no cree” que haya una salida para tantas situaciones insoportables.

Tras resumir su discurso en diversas lenguas, el Papa ha saludado en particular a los grupos de fieles presentes procedentes de todo el mundo.

La audiencia general ha terminado con el canto del Pater Noster y la bendición apostólica.

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Catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Continuamos el camino de catequesis sobre el “Padre nuestro” que comenzó la semana pasada. Jesús pone en los labios de sus discípulos una oración breve, audaz, compuesta de siete peticiones: un número que en la Biblia no es accidental, indica plenitud. Digo audazmente porque, si Cristo no lo hubiera sugerido, probablemente ninguno de nosotros – todavía más, ninguno de los teólogos más famosos-  se atrevería a rezar a Dios de esta manera.

En efecto, Jesús invita a sus discípulos a acercarse a Dios y a dirigirle con confianza algunas peticiones: En primer lugar para Él y luego para nosotros. No hay preámbulos en el “Padre Nuestro”. Jesús no enseña fórmulas para “congraciarse” con el Señor; por el contrario, invita a rezarle, derrumbando  las barreras de la sujeción y el temor. No dice que hay que dirigirse a Dios llamándole “Todopoderoso”, “Altísimo”. “Tú que estás tan lejos de nosotros, yo soy un mísero”: no, no dice así” sino simplemente “Padre”, con toda simplicidad, como los niños hablan al papá. Y esta palabra, “Padre”, expresa la confianza y la seguridad filial.

La oración del “Padre Nuestro” hunde sus raíces en la realidad concreta del hombre. Por ejemplo, nos hace pedir pan, el pan de cada día: solicitud simple pero esencial, que dice que la fe no es una cuestión “decorativa”, separada de la vida, que interviene cuando todas las demás necesidades están satisfechas. Si acaso, la oración comienza con la vida misma. La oración – nos enseña Jesús – no empieza en la existencia humana después de que el estómago esté lleno: más bien, se anida donde quiera que haya un hombre, cualquier hombre que tenga hambre, que llore, que luche, que sufra y se pregunte “por qué”. Nuestra primera oración, en cierto sentido, fue el vagido que acompañó el primer aliento. En ese llanto de recién nacido, se anunciaba el destino de toda nuestra vida: nuestra hambre continua, nuestra sed constante, nuestra búsqueda de la felicidad.

Jesús, en la oración, no quiere extinguir lo humano, no quiere anestesiarlo. No quiere que moderemos las solicitudes y las peticiones aprendiendo a soportar todo. En cambio, quiere que todo sufrimiento, toda inquietud, se eleve hacia el cielo y se convierta en diálogo.

Tener fe, decía una persona, es acostumbrarse al grito.

Todos tendríamos que ser como el Bartimeo del Evangelio (cf. Mc 10, 46-52), -recordemos ese pasaje del Evangelio, Bartimeo, el hijo de Timeo- ese ciego que mendigaba en Jericó. A su alrededor había tanta gente educada que le decían que se callara: “¡Pero, cállate! Pasa el Señor. Cállate. No molestes, El Maestro tiene tanto que hacer; no le molestes. Molestas con tus gritos. No molestes”. Pero él,  no escuchaba esos consejos: con santa insistencia,  pretendía  que su condición miserable pudiera encontrarse finalmente con Jesús. ¡Y gritaba más fuerte!. Y la gente educada: “Pero no, es el Maestro ¡por favor!. ¡Qué mal estas quedando!”. Y él gritaba porque quería ver, quería que le curase: “Jesús, ten piedad de mí!” (V. 47). Jesús le devuelve la vista y le dice: “Tu fe te ha salvado” (v.52), casi como para explicar que lo decisivo para su recuperación había sido la oración, esa invocación gritada con fe, más fuerte que “el sentido común” de tantas personas que querían que se callara. La oración no solo precede a la salvación, sino que de alguna manera ya la contiene, porque nos libera de la desesperación de quien no cree que haya una salida para tantas situaciones insoportables.

Por supuesto, los creyentes también sienten la necesidad de alabar a Dios. Los Evangelios recogen la exclamación de alegría que brota del corazón de Jesús, lleno de asombro agradecido por el Padre (cf. Mt 11, 25-27). Los primeros cristianos sentían incluso la necesidad de agregar al texto del “Padre nuestro”  una doxología: “Porque tuyo es el poder y la gloria por los siglos de los siglos” (Didache, 8, 2).

Pero ninguno de nosotros tiene por qué abrazar la teoría propuesta en el pasado por algunos, es decir que la oración de petición sea una forma débil de fe, mientras que la oración más auténtica sería la de alabanza pura, la que busca a Dios sin el peso de petición alguna. No, eso no es verdad. La oración de petición es auténtica, espontánea, es un acto de fe en  Dios que es el Padre, que es bueno, que es todopoderoso. Es un acto de fe en mí, que soy pequeño, pecador, necesitado. Y por eso la oración para pedir algo es muy noble. Dios es el Padre que tiene una compasión inmensa por nosotros y quiere que sus hijos le hablen sin miedo, llamándole directamente “Padre”; o en medio de las dificultades diciendo: “Pero, Señor, ¿qué me has hecho?”. Por eso podemos contarle todo, incluso las cosas que en nuestra vida siguen estando torcidas e incomprensibles. Y nos ha prometido  que estará con nosotros para siempre, hasta el último día que pasemos en esta tierra. Recemos el Padre nuestro empezando así, simplemente: “Padre” o “Papá”. Y Él nos entiende y nos ama tanto.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

12/12/2018-11:12
Rosa Die Alcolea

El 'Padre Nuestro' hunde sus raíces "en la realidad concreta del hombre"

(ZENIT – 12 dic. 2018).- Continuando el nuevo ciclo de catequesis dedicado al ‘Padre Nuestro’, el Papa Francisco ha anunciado a los peregrinos y visitantes en la audiencia general que “Jesús no quiere que nuestra oración sea una evasión, sino un presentarle al Padre cada sufrimiento e inquietud. Que tengamos la osadía de convertirla en una invocación gritada con fe“.

Esta mañana, 12 de diciembre de 2018, el Santo Padre ha ofrecido la segunda catequesis sobre el ‘Padre Nuestro’, en la audiencia general, y ha felicitado la gran fiesta mariana de la Virgen de Guadalupe a los numerosos fieles mexicanos y latinoamericanos desde el Aula Pablo VI, en el Vaticano.

El ‘Padre Nuestro’ hunde sus raíces “en la realidad concreta del hombre”. Nos hace pedir lo que es esencial, como el “pan de cada día”, ha indicado el Papa, porque “como nos enseña Jesús”, la oración “no es algo separado de la vida”, sino que “comienza con el primer llanto de nuestra existencia humana”.

La oración “no solo precede la salvación, sino que ya la contiene” –ha aclarado Francisco– porque libra de la desesperación de creer que las situaciones insoportables no se pueden resolver.

 

Confianza filial

Asimismo, el Pontífice ha apuntado que Jesús invita a sus discípulos con esta “oración audaz” a dejar atrás el miedo y a acercarse a Dios con confianza filial, llamándolo familiarmente “Padre”.

Jesús enseña esta oración a sus discípulos, es una oración breve, con siete peticiones, “número que en la Biblia significa plenitud”, ha aclarado Francisco.

La oración está presente donde quiera que haya un hombre “que tiene hambre, que llora, que lucha, que sufre y anhela una respuesta que le explique su destino”, ha explicado el Pontífice en la audiencia general.

A ejemplo del ciego Bartimeo que gracias a su llamado perseverante, “Jesús, ten compasión de mí” (Mc 10, 47), obtuvo del Señor el milagro de recobrar la vista, ha expuesto el Santo Padre.

 

 

 

12/12/2018-21:33
Redacción

Atentado en Estrasburgo: Compasión del Papa por las víctimas

(ZENIT — 12 dic. 2018).- El Papa Francisco expresa su compasión en un telegrama enviado el día después del ataque que acabó con la vida de 2 personas y que causó 16 heridos en Estrasburgo, Francia, en la noche del 11 de diciembre de 2018.

En un telegrama de condolencias, dirigido a monseñor Luc Ravel, arzobispo de Estrasburgo, a través del cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, expresa "una vez más, su firme condena contra tales actos".

Un hombre radicalizado disparó en el mercado navideño de la ciudad, alrededor de las 20 horas. Dos personas murieron y otra se encuentra en estado de muerte cerebral, según los últimos informes.

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Telegrama del Papa Francisco

A su excelencia
Monseñor Luc RAVEL, C.R.S.V.
Arzobispo de Estrasburgo — ESTRASBURGO

Con tristeza y preocupación, el Papa Francisco recibió la noticia del ataque que tuvo lugar anoche en el mercado navideño de Estrasburgo, que causó varias víctimas. El Santo Padre nuevamente expresa su firme condena de tales actos.

Muestra su compasión especialmente a las familias afectadas y a todos los afectados por este ataque, asegurándoles su oración. Mientras confía a los fallecidos a la misericordia de Dios, el Santo Padre tiene un pensamiento especial para los profesionales y los voluntarios que cuidan de los heridos.

Como promesa de consuelo, él implora la abundancia de bendiciones divinas para las víctimas, para quienes las asisten y para todos los franceses.

Cardenal Pietro Parolin
Secretario de Estado

 

 

12/12/2018-21:10
Anita Bourdin

Brasil: Atentado en la Catedral de Campinas, solidaridad del Papa Francisco

(ZENIT — 12 dic. 2018).- El Papa Francisco envió un telegrama de condolencias después del ataque mortal a los católicos en la Catedral de Campinas, Brasil, al final de la misa el martes 11 de diciembre de 2018.

El telegrama, firmado por su secretario de estado, el cardenal Pietro Parolin, está dirigido al administrador diocesano de Campinas, monseñor José Eduardo Meschiatti. Es publicado por la Santa Sede, en portugués, este miércoles por la tarde, 12 de diciembre.

El Papa dice que está "profundamente enojado" por el "ataque dramático" que tuvo lugar durante la misa en la catedral de la archidiócesis de Campinas, y que "confía a las víctimas a la misericordia de Dios".

Así, Francisco expresa a sus familias afligidas ya toda la comunidad diocesana su "solidaridad" y "consuelo espiritual", y les desea una "pronta recuperación" a todos los heridos.

Él invita a todos "en estos momentos de dolor", "a encontrar consuelo y fortaleza en el Jesús resucitado". Asimismo, reza que "la esperanza no fallará en este tiempo de prueba y que el perdón y el amor prevalecerán sobre el odio y la venganza".

Como promesa de "consuelo", otorga a toda la bendición apostólica.

 

Atentado

Un hombre entró a la Catedral de Campinas a la 13:15 horas del 11 de diciembre, al final de la Misa de las 12:15 horas, disparando contra la asamblea que todavía rezaba, llegando a matar a cuatro personas antes dispararse a él mismo.

La Conferencia Episcopal de Brasil dice que desconoce por el momento las razones de esta violencia. Lanza un llamado a dejar las armas: las de las "manos" y las de los "corazones".

 

 

12/12/2018-11:44
Redacción

Programa del viaje apostólico del Papa a los Emiratos Árabes Unidos

(ZENIT – 12 dic. 2018).- La visita oficial del Papa Francisco al príncipe heredero de Abu Dhabi, el Jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan, será el lunes, 4 de febrero de 2019, a las 12 horas.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha hecho público el programa del Santo Padre para su visita apostólica a Abu Dhabi.

El Papa Francisco visitará Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos) del 3 al 5 de febrero de 2019 para participar en el Encuentro Interreligioso Internacional sobre la “Fraternidad humana”.

El Encuentro Interreligioso se celebrará el lunes, 4 de febrero, a las 18:10 horas, donde el Santo Padre leerá un discurso. Un momento antes, las 17 horas, se llevará a cabo el encuentro privado del Papa con los miembros del Muslim Council of Elders en la Gran Mezquita del Jeque Zayed.

El martes, 5 de febrero de 2019, el Pontífice visitará la Catedral de Abu Dhabi a primera hora de la mañana ya las 10:30 horas celebrará la Santa Misa en el Zayed Sports City.

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Domingo 3 de febrero 2019
ROMA – ABU DHABI

  • 13 horas: Salida en avión de Roma/Fiumicino para Abu Dhabi
  • 22 horas: Llegada al aeropuerto presidencial de Abu Dhabi. Recibimiento oficial

Lunes 4 de febrero 2019
ABU DHABI

  • 12 horas: Ceremonia de bienvenida en la entrada principal del Palacio Presidencial
  • 12:20 horas: Visita oficial al príncipe heredero en el Palacio Presidencial
  • 17 horas: Encuentro privado con los miembros del Muslim Council of Elders en la Gran Mezquita del Jeque Zayed
  • 18:10 horas: Encuentro Interreligioso en el Founder’s Memorial. Discurso del Santo Padre

Martes 5 de febrero de 2019
ABU DHABI – ROMA

  • 9:15 horas: Visita en privado a la Catedral
  • 10:30 horas: Santa Misa en el Zayed Sports City. Homilía del Santo Padre
  • 12:40 horas: Ceremonia de despedida en el Aeropuerto Presidencial de Abu Dhabi
  • 13 horas: Salida en avión para  Roma
  • 17 horas: Llegada al aeropuerto internacional de Roma/Ciampino

 

 

 

12/12/2018-21:23
Rosa Die Alcolea

Papa Francisco: "Que la Virgen de Guadalupe nos ayude a entregarnos al amor providente de Dios"

(ZENIT — 12 dic. 2018).- "Que Nuestra Señora de Guadalupe nos ayude a entregarnos al amor providente de Dios y a poner en Él toda nuestra esperanza", ha pedido el Papa en la audiencia general, el miércoles, 12 de diciembre de 2018, coincidiendo con la festividad de la Virgen de Guadalupe, Patrona de América.

Así ha saludado el Santo Padre a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica, en la audiencia celebrada esta mañana en el Aula Pablo VI.

"De modo especial saludo a los latinoamericanos y a los mexicanos en este día de nuestra Patrona, la Madre de Guadalupe", ha indicado.

"Que el Señor Jesús nos dé la gracia de una total confianza en Dios, Padre compasivo que nos ama y permanece siempre a nuestro lado".

 

 

12/12/2018-18:15
Rosa Die Alcolea

Consejo de Cardenales: Reducción de costos y Reforma en el Dicasterio de Comunicación

(ZENIT — 12 dic. 2018).- Tras 3 días de trabajo, desde el 10 al 12 diciembre de 2018, hoy ha concluido la 27a reunión que el Papa Francisco ha celebrado con el Consejo de Cardenales, antes compuesta por 9 y ahora por 6.

Esta vez, en la reunión de los cardenales consejeros de Francisco, no han contado con la presencia de George Pell, prefecto de la Secretaría de Economía, Francisco Javier Errázuriz, arzobispo emérito de Santiago de Chile, y Laurent Monsengwo Pasinya, primado de República Democrática del Congo.

Por lo tanto, solo han participado en estas jornadas el Card. Oscar Rodríguez Maradiaga, el Card. Reinhard Marx, el Card. Seán Patrick O'Malley, el Card. Giuseppe Bertello y el Card. Osvald Gracias.

Así lo ha indicado este miércoles, 12 de diciembre de 2018, a las 13 horas, el Director de la Oficina de Prensa, Greg Burke, en el briefing informativo sobre la )O(Vll reunión de los Cardenales Consejeros con el Santo Padre.

Siguiendo la solicitud expresada por los cardenales, al final de la XXVI reunión del Consejo de Cardenales (10-12 de septiembre de 2018), con respecto a una reflexión sobre el trabajo, la estructura y la composición de dicho Consejo, también teniendo en cuenta la edad avanzada de algunos miembros, el Santo Padre escribió, a finales de octubre a Mons. George Pell, a Mons. Francisco Javier Errázuriz y a Mons. Laurent Monsengwo Pasinya, agradeciéndoles el trabajo realizado en estos cinco años.

 

No está previsto ningún nombramiento

Dada la fase de trabajos del Consejo, "no está previsto de momento el nombramiento de nuevos miembros", aclara el Director de la Oficina de Prensa del Vaticano.

Los cardenales consejeros han abordado diversos temas, entre ellos la contención de los costos de la Santa Sede, la reunión con los Presidentes de las Conferencias Episcopales de la Iglesia Católica sobre el tema de la "protección de menores", que tendrá lugar en el Vaticano del 21 al 24 de febrero de 2019 y la Constitución apostólica de la Curia romana. Además, los asesores del Santo Padre han profundizado cuestiones relacionadas con el Dicasterio para la Comunicación.

 

Secretario Adjunto del Consejo

Monseñor Maro Mellino, nombrado en octubre pasado Secretario Adjunto del Consejo de Cardenales para ayudar al Santo Padre en el gobierno de la Iglesia Universal y estudiar el proyecto de revisión de la Constitución Pastor Bonus sobre la Curia Romana, fue presentado a los cardenales por el Papa Francisco. Se ha entregado al Santo Padre una nueva propuesta de la Constitución apostólica, cuyo título provisional es Predicate evangelium.

 

Reunión La protección de los menores en la Iglesia

Los cardenales han hablado de la próxima reunión que se celebrará con los Presidentes de las Conferencias Episcopales en el Vaticano, del 21 al 24 de febrero de 2019, sobre la protección de los menores programada para febrero, reiterando firmemente su importancia.

El Santo Padre designó el pasado 23 de noviembre a los miembros del Comité Organizador del encuentro La protección de los menores en la Iglesia, que tendrá lugar en el Vaticano del 21 al 24 de febrero de 2019, ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el viernes, 23 de noviembre de 2018.

 

Reducción de costos

El cardenal Reinhard Marx, Coordinador del Consejo para Economía, ha abordado la cuestión relativa a la reducción de los costos operativos de la Santa Sede. "El costo más alto está sin duda representado por el personal", se ha aclarado.

Se ha reiterado una vez más que no hay proyecto ni intención de proceder a despidos por motivos de una eventual reducción de personal, pero sería necesario realizar job descriptions para hacer más eficaz el trabajo de cada Dicasterio, evaluando también la posibilidad de reubicaciones a través de la movilidad y, cuando fuera posible, la prejubilación.

El sentido de responsabilidad requiere un plan a largo plazo para reducir los costos, y el cardenal Marx ha propuesto la elaboración de multi-year budgets para que el Consejo de Economía pueda formular proyecciones a 5 y 10 años para dar una idea más clara de la situación y de cómo afrontarla.

 

Reforma en el Dicasterio para la Comunicación

El Consejo de Cardenales ha escuchado a Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación, quien después de haber ilustrado los progresos de la Reforma que creó el Dicasterio para la Comunicación, se ha centrado en los próximos pasos para llevarla a cabo de acuerdo con el Motu Proprio del 27 de junio de 2015, agrupando todas las instituciones interesadas y garantizando una gestión coordinada y una colaboración cada vez más eficaz de los recursos también gracias a las nuevas herramientas tecnológicas.

El Prefecto ha subrayado el valor de los diferentes medios de comunicación (radio, televisión, web, redes sociales) en el contexto multimedia actual y la importancia de una sinergia integrada entre ellos.

A continuación el Dr. Ruffini ha ilustrado los criterios para asegurar una estrategia unitaria de comunicación de la Santa Sede, destacando el valor único de la oferta multilingüe de los medios del Vaticano.

Por último, el profesor Vincenzo Bonomo, Rector de la Pontificia Universidad Lateranense y Consejero del Estado de la Ciudad del Vaticano, ha informado a los cardenales sobre la nueva Ley de Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano.

 

Intervención de Parolin en Marrakech

El cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, no estuvo presente —ha informado Burke— porque ha representado a la Santa Sede en la Conferencia Intergubernamental para la adopción formal por parte de los Estados miembros de la ONU del Pacto Mundial para las migraciones, que tuvo lugar en Marrakech (Marruecos) del 10 al 10 al 11 de diciembre.

La próxima reunión del Consejo de Cardenales tendrá lugar los días 18, 19 y 20 de febrero de 2019.

 

 

12/12/2018-21:38
Felipe Arizmendi Esquivel

Mons. Felipe Arzimendi: ¿Por culpa del neoliberalismo?

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Emérito de San Cristóbal de Las Casas

 

VER

En su discurso inaugural, el nuevo Presidente de México arremetió insistentemente contra el neoliberalismo, culpándolo de todos los males del país. En gran parte tiene razón, pero hay que matizar muchas cosas. No somos una nación en quiebra, a pesar de la enorme deuda externa, del fracaso de la política petrolera, de la pobreza extrema en algunos sectores, de la vergonzosa corrupción, la violencia, la inseguridad y la impunidad. Eso es totalmente cierto, pero no todo es por el sistema económico vigente. En muchos aspectos, el país ha avanzado; no se vive ahora como hace unos años. Es demagógico decir lo contrario. Estuve en Chiapas 27 años, y sostengo que ya no es la misma pobreza que hace pocos años, sino que ha habido mejorías, aunque no se niega su rezago en comparación con otras regiones del país.

Por neoliberalismo se entiende el sistema económico en que el dinero manda, lo que prevalece es ganar más y más, sin importar las personas ni el medio ambiente. Los que rigen son el libre mercado, lo que más se vende, las empresas transnacionales, donde los gobiernos poco pueden intervenir. Es un sistema esencialmente injusto e inhumano; sin embargo, muchos países le han puesto contrapesos para una política social en favor de las mayorías, límites a su voracidad financiera, regulaciones a sus desmedidos ingresos. De esta forma, han evitado algunos de sus excesos y han logrado un bienestar generalizado. Es el caso de países europeos, de Canadá y del mismo Estados Unidos. China y Rusia, incluso Cuba, que en un tiempo intentaron otro sistema, un socialismo totalitario, han asumido varios factores del neoliberalismo, y están progresando. En Chiapas, en 1994, se levantó una opción, al principio armada, después sólo política, para rebelarse contra este sistema, e intentar demostrar que se puede vivir de otra forma. Han logrado éxitos sociales y políticos en sus autonomías, pero varias de sus regiones denotan un empobrecimiento que no es el común.

No es posible salirse de este sistema por decreto presidencial, pues la economía depende de muchos factores internacionales, pero sí es posible acotarlo, ponerle límites, obligarlo a una dimensión social en beneficio de las mayorías. Lo ideal es cambiar el sistema, pero lo real es que estamos dentro del mismo. Hay que encontrar mecanismos políticos y económicos, para que no dañe más al pueblo inerme y al cosmos.

 

PENSAR

Los obispos mexicanos, en nuestro Proyecto Global de Pastoral 2031+2033, afirmamos: "La economía crece continuamente y muchas familias y comunidades en el mundo, han disfrutado y experimentado la llegada de importantes beneficios para ellas. Sabemos, por otro lado, que siendo la economía, uno de los pilares más visibles de este proceso globalizador, es también la que más hondos sufrimientos ha traído a muchas personas. Las cifras que arrojan cada día los mercados no son sólo números o gráficas; son muchas historias humanas de dolor y desesperación que se viven a diario en el mundo por falta de salud, educación, viviendas dignas y los más elementales derechos para una vida decorosa. Este modelo neoliberal es un capataz cruel, generador de inequidades e injusticias que marcan tristemente la vida de muchos países pobres, provocando una concentración de poder y riqueza en pocas manos y manteniendo en la pobreza a un gran número de personas. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica... Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro" (No. 31).

"En este esfuerzo de consolidación por tener una patria generosa y justa para todos sus habitantes, vemos que nos falta un largo camino aún por recorrer. Advertimos cómo el fruto de toda esta riqueza se ha concentrado en pocas manos, dejando en desamparo a una gran multitud de hermanos nuestros que, teniendo derecho a ella, se encuentran a la espera de lo necesario para vivir dignamente. Reprobamos este sistema neoliberal agotado, que privilegia lo económico sobre el valor de la persona y que ha lanzado a la calle a tantos hermanos. Hacemos nuestra la voz del Papa Francisco: queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los pueblos. Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco"(No. 47).

"Nuestro país ha ido experimentando un crecimiento y un estado de bienestar en campos como la salud, el trabajo, la educación, la infraestructura de bienes y servicios, y un importante número de personas disfrutan ya de ellos. Consideramos por otro lado, que hay un empobrecimiento de un importante número de familias y que a través de muchos años no hemos podido avanzar lo suficiente en el combate de este azote que consume la vida de innumerables personas, que pasan hambre, frío, enfermedades y que no encuentran la oportunidad para salir de un estado de pobreza que se hereda por generaciones. Nuestro país está catalogado como uno de los campeones de la desigualdad social a nivel mundial. Aquí residen personas de las más ricas y poderosas del mundo y, junto a ellos, un gran número de personas en la indigencia. Esta situación nos duele y nos escandaliza, ya que somos hermanos que vivimos en un país con tantos recursos" (No. 48).

 

ACTUAR

Que no sea el dinero el que mande en nuestra vida personal, familiar, social, política, económica y eclesial, sino las personas, los derechos humanos, el justo salario, el trabajo digno, la solidaridad, el respeto a la ecología, el merecido descanso y, ante todo, Dios.

 

 

12/12/2018-21:44
Isabel Orellana Vilches

Beato Juan Marinoni, 13 de diciembre

«Considerado maestro de los teatinos. Colaborador y compañero del fundador de la Orden, san Cayetano de Thiene, fue un gran apóstol en Nápoles. Pensando en los pobres y desvalidos impulsó una importante red: los Montes de Piedad»

Hoy festividad de santa Lucía, también se celebra la vida del beato Marinoni, en el que pobres y desvalidos tuvieron uno de sus grandes valedores.

Nació en Venecia, Italia, el 25 de diciembre de 1490. Era hijo de una ilustre familia que poseía grandes bienes y que tenía sus raíces en Bergamo. Fue el benjamín de seis hermanos, y lo bautizaron con el nombre de Francisco. Su madre Elisabetta le transmitió su devoción por la Inmaculada. Creció en un hogar donde floreció la fe alumbrada en particular por el influjo de la piedad materna. Tres hermanas, que no contrajeron matrimonio, se dedicaron a las obras de caridad, y sus dos hermanos fueron sacerdotes.

Marinoni se convirtió en un joven atractivo, con innegable elegancia natural, que dejaba traslucir una educación exquisita a la que acompañaban sus finos modales. Cursó derecho en la universidad de Padua, pero desestimó la carrera judicial en la que hubiera llegado lejos, y optó por el sacerdocio. Renunció a su herencia y a sus privilegios, repartiendo parte de su bienes entre los pobres tras dejar otra porción en manos de su familia. Era integrante del clero en la colegiata de San Pantaleón, sacristán de la basílica de San Marcos —misión que ya ostentaba en 1515—, y uno de sus canónigos. Durante un tiempo fue capellán y superior del hospital de Incurables. En esta época combinó esta acción apostólica con la predicación y la enseñanza a los niños.

La fundación de Clérigos Regulares iniciada por san Cayetano de Thiene daba sus primeros pasos, y el beato, que quería consagrar su vida a Cristo como religioso, iba quedando seducido por ese carisma. Así que renunció a su canonjía y se integró en la Orden en 1528. Profesó en mayo de 1530 tomando el nombre de Juan. Le impuso el hábito Gian Pietro Carafa, obispo de Chieti y futuro pontífice Pablo IV, ante la presencia del fundador san Cayetano; a partir de entonces comenzó a colaborar estrechamente con él. De hecho, tres años más tarde, a solicitud del papa Clemente VII, ambos Cayetano y él —porque así lo juzgó el superior general Carafa considerándolo idóneo para acompañar al fundador—, se trasladaron a Nápoles y abrieron la primera casa. La establecieron en santa María de la Misericordia, reemplazada luego por el hospital de Incurables al que siguieron otras residencias, hasta que en 1538 se afincaron definitivamente en San Pablo el Mayor. Ambos se fueron relevando sucesivamente en las labores de gobierno.

Marinoni era un hombre admirado por su sencillez, caridad y humildad. Era un gran penitente. Solía aprovechar el tiempo al máximo; no desperdiciaba ni un segundo. Alegre, ponderado y prudente, ponía de manifiesto que vivía unido a Dios. Fue un gran confesor; tenía sabiduría para la dirección espiritual y la formación de los futuros sacerdotes, por lo que es considerado «maestro de los teatinos». Siempre se le hallaba a merced de quienes acudieran a él, disponible, abierto a la escucha. Bajo su enseñanza, entre otros egregios sacerdotes, se apasionaron por Cristo y aprendieron los matices del carisma fundador: el beato cardenal Paolo Burali, Giacomo Tormo, Salvatore Caracciolo, que fue arzobispode Conza,y san Andrea Avellino, primer biógrafo suyo; fue quien le asistió en el momento de su muerte. Avellino retrató a su maestro diciendo que: «...siempre fue de naturaleza amable, por lo que era querido, respetado y admirado por los fieles quienes le rendían honores y lo tenían por un santo...».

Ciertamente ejerció un liderazgo espiritual entre los religiosos porque otras insignes figuras de la Iglesia se forjaron junto a él, subrayando el imponente carisma que tenía. De hecho, se le considera también maestro de santos.

Era un orador excepcional que conmovía a los fieles con sus encendidas palabras; ponían de manifiesto su amor a Cristo. Promovió la fundación de santuarios, monasterios, orfanatos y hogares para jóvenes. Se caracterizó por su devoción a la Pasión, y su sensibilidad por los necesitados. Para poder atenderlos en 1539, de acuerdo con el fundador, alentó los «Montes de Piedad» que tanto bien hicieron en estos colectivos desfavorecidos, rescatándolos con ellos de oportunistas y desaprensivos usureros; tuvieron tanto éxito que se convirtieron luego en el Banco de Nápoles. En el impulso de esta loable tarea respondieron a la llamada de Marinoni: Aurelio Paparo, Gian Domenico di Lega y Leonardo Palma, que pusieron parte del capital inicial; eran discípulos suyos. También las mujeres que dirigía emprendieron iniciativas de gran calado, como hizo Giovanna Scorziata que quiso ofrecer a las niñas una selecta educación cristiana para lo cual fundó II Tempio. A su vez, las cuatro hermanas Palescandalo, que se habían nutrido de las enseñanzas del beato, fundaron el monasterio de San Andrea delle Dame.

En la ejemplar acción apostólica que llevaba a cabo junto a san Cayetano, combatió movimientos contrarios a la Iglesia. En 1547 tras la muerte del fundador quedó al frente de la comunidad napolitana. Pablo IV le ofreció ocupar la sede de Nápoles como arzobispo y cardenal en varias ocasiones, pero sintiéndose indigno de ese honor declinó aceptar la misión. Hasta el final de sus días estuvo orando por todos y creando nuevas vías de ayuda para los pobres y los ancianos. Fue en ese periodo cuando abrió hospicios para ellos y puso en marcha hospitales. En cinco ocasiones fue prepósito de la casa de San Pablo de Nápoles, y en ella murió el 13 de diciembre de 1562. Había sembrado con su celo apostólico las calles de la ciudad durante veintinueve años. Avellino, que se había convertido en su confesor en la última etapa de su vida, quedó muy afectado por su pérdida. Los restos de Marinoni recibieron sepultura en la cripta de la basílica napolitana de San Pablo el Mayor, y se conservan junto a las reliquias de su fundador, san Cayetano. Su culto fue confirmado por Clemente XIII el 11 de septiembre de 1762.