Servicio diario - 07 de diciembre de 2018


 

Viernes de la Misericordia: El Papa visita 2 casas, de personas pobres y niños enfermas
Rosa Die Alcolea

Navidad: Francisco agradece en persona a los donantes y escultores del Pésebre y el Árbol
Rosa Die Alcolea

Video del Papa: “Oigamos cómo los demás hablan, viven, y comuniquemos el Evangelio”
Rosa Die Alcolea

Emiratos Árabes: El Papa visitará Abu Dhabi del 3 al 5 de febrero de 2019
Rosa Die Alcolea

España: María del Carmen de la Peña Corcuera, nueva embajadora ante la Santa Sede
Rosa Die Alcolea

Amazonía: Nace en el Perú iniciativa que protege los bosques tropicales
Esther Nuñez Balbín

Vaticano: Redacción de una nueva Ley sobre el Gobierno del Estado
Redacción

“¡Dios existe!”: Primera predicación de Adviento 2018
Redacción

El Por qué de la JMJ: Catequesis
Redacción

P. Antonio Rivero: “La Inmaculada Concepción es un monumento a la misericordia de Dios”
Antonio Rivero

Mons. Enrique Díaz Díaz: “Vino la Palabra”
Enrique Díaz Díaz

Santa Narcisa de Jesús Martillo Morán, 8 de diciembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

07/12/2018-18:21
Rosa Die Alcolea

Viernes de la Misericordia: El Papa visita 2 casas, de personas pobres y niños enfermas

(ZENIT — 7 dic. 2018).- En las vísperas de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, este viernes, 7 de diciembre de 2018, el Papa Francisco quiso cumplir su gesto personal de misericordia yendo a dos realidades de los suburbios del sur de Roma "para mostrar cercanía con algunas personas pobres y enfermas", ha informado la Santa Sede.

Son los acogidos en la organización sin ánimo de lucro CasAmica onlus, la estructura de Trigoria que recibe a enfermos para ser tratados con atención hospitalaria continua, acompañados por sus familiares con quienes el Santo Padre ha pasado la tarde y con los niños con enfermedades mentales que viven en la comunidad terapéutica de rehabilitación El puente y el árbol ubicada en uno de los "puentes" del distrito de Laurentino 38.

En ambas visitas, que forman parte del Viernes de la Misericordia, inaugurado con el Jubileo de 2016, estuvo Monseñor Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, para acompañar al Papa.

 

 

07/12/2018-17:54
Rosa Die Alcolea

Navidad: Francisco agradece en persona a los donantes y escultores del Pésebre y el Árbol

(ZENIT – 7 dic. 2018).- Este viernes, 7 de diciembre de 2018, se han inaugurado el Pesebre y el Árbol de de Navidad en la plaza de San Pedro, donados al Papa Francisco por la localidad italiana de Jesolo y por la diócesis de Concordia-Pordenone, respectivamente.

Como es tradición, una región de cualquier parte del mundo le ofrece al Papa el pesebre y el árbol de navidad. Por ello, el Pontífice ha querido agradecer a los donantes y escultores, con los que se ha reunido en audiencia, junto a las delegaciones procedentes de Friuli-Venecia Giulia y del Véneto, donantes este año del  árbol de Navidad y el Nacimiento colocados en la Plaza de San Pedro.

El árbol y el Pesebre, “dos signos que nunca dejan de fascinarnos” –ha descrito Francisco–“nos hablan de la Navidad y nos ayudan a contemplar el misterio de Dios hecho hombre para estar cerca de cada uno de nosotros”. Pero también pueden llevar a las familias y a los lugares de encuentro “un reflejo de la luz y la ternura de Dios, para ayudar a todos a vivir la fiesta del nacimiento de Jesús”.

“Dirijo mis cordiales saludos a cada uno de ustedes, comenzando por el Patriarca de Venecia y el Obispo de Concordia-Pordenone, un saludo deferente a las autoridades civiles y a todos los habitantes de Jesolo, Pordenone, Veneto y Friuli-Venecia Julia, que ustedes representan aquí”, les ha dicho el Papa.

Asimismo, el Papa se ha dirigido a todos los que han cooperado para la realización de los signos natalicios, agradeciendo especialmente a “los cuatro escultores” que tallaron el pesebre, “a los técnicos” y “al personal de la Gobernación”.

El abeto rojo que este año se coloca en la Plaza de San Pedro, procedente del bosque de Cansiglio, al norte de Italia, y con una altura de 20 metros, simboliza “a Dios que con el nacimiento de su Hijo Jesús se ha entregado al hombre para elevarlo a sí mismo y levantarlo de las nieblas del egoísmo y el pecado” ha dicho el Papa. Además, con sus luces nos recuerda “que Jesús es la luz del mundo, es la luz del alma que aleja la oscuridad de las enemistades y deja espacio para el perdón”, ha dicho el Santo Padre.

La arena, “material pobre” con la que está hecho el Pesebre de este año, ubicado en el centro de la Plaza, de arena jesolana, originaria de los Dolomitas, “recuerda la simplicidad, la pequeñez con que Dios se mostró con el nacimiento de Jesús en la precariedad de Belén”, ha indicado el Pontífice.

En este sentido, el Pontífice señaló que puede parecer que esta pequeñez “vaya en contradicción con la divinidad”, tanto que alguno desde el principio la ha considerado solo como una apariencia; “pero no” – dice Francisco – “porque la pequeñez es libertad”.

Sigue el discurso que ha ofrecido el Papa Francisco a los presentes en la audiencia:

***

 

Palabras del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas,

¡Gracias por vuestra visita! Os doy la bienvenida y recibo con tanta gratitud los dones que habéis venido a traerme: el árbol de Navidad y el Belén, ya instalados en la Plaza de San Pedro y que serán admirados por muchos peregrinos de todo el mundo. Saludo cordialmente a cada uno de vosotros, comenzando por el Patriarca de Venecia y el obispo de Concordia-Pordenone, a quienes agradezco sus palabras fraternales. Un saludo deferente a las autoridades civiles, y un pensamiento afectuoso a todos los habitantes de Jesolo, Pordenone, Véneto y Friuli-Venecia Giulia, a los que representáis aquí. Doy las gracias a todos los que han colaborado  en la realización de estos signos navideños, especialmente a los cuatro escultores, de diferentes países, que han esculpido el Nacimiento  y a los técnicos y al personal de la Gobernación.

El árbol y el Nacimiento son dos signos que nunca dejan de fascinarnos; nos hablan de la Navidad y nos ayudan a contemplar el misterio de Dios que se hizo hombre para estar cerca de cada uno de nosotros. El árbol de Navidad con sus luces nos recuerda que Jesús es la luz del mundo, es la luz del alma que ahuyenta las tinieblas de la enemistad y abre espacio al  perdón. El abeto rojo que este año se coloca en la Plaza de San Pedro, procedente del bosque de Cansiglio, nos sugiere otra reflexión. Con su altura de más de veinte metros, simboliza a Dios que con el nacimiento de su Hijo, Jesús se abajó hasta el hombre para elevarlo a sí y levantarlo de las nieblas del egoísmo y el pecado. El Hijo de Dios asume la condición humana para atraerla a sí y hacerla participar en su naturaleza divina e incorruptible.

El Nacimiento, situado en el centro de la Plaza, está hecho con arena de Jesolo, originaria de los Dolomitas. La arena, material pobre, recuerda la simplicidad, la pequeñez y también la fragilidad- como ha dicho el Patriarca- con que Dios se mostró con el nacimiento de Jesús en la precariedad de Belén.

Nos podría parecer que esta pequeñez contradijese  la divinidad, tanto es así que alguno, desde el principio la ha considerado solamente como una apariencia, un revestimiento. En cambio no, porque la pequeñez es libertad. Los que son pequeños, -en sentido evangélico-, no solo son ligeros, sino que también están libres de cualquier deseo de aparecer y de cualquier pretensión de éxito; como los niños que se expresan y se mueven con espontaneidad. Todos nosotros estamos llamados a ser libres ante Dios, a tener la libertad de un niño ante su padre. El Niño Jesús, Hijo de Dios y nuestro Salvador, que colocamos en el pesebre, es Santo en pobreza, pequeñez, simplicidad, humildad.

El Nacimiento y el árbol, símbolos fascinantes de la Navidad, puedan llevar a las familias y lugares de encuentro un reflejo de la luz y la ternura de Dios, para ayudar a todos a vivir la fiesta del nacimiento de Jesús. Contemplando al niño Dios que emana luz en la humildad del Nacimiento podamos también convertirnos en testigos de humildad, ternura y bondad.

Queridos amigos, os renuevo mi gratitud y os brindo mis mejores deseos de una Feliz Navidad. ¡Una santa y feliz Navidad! Os pido que recéis por mí y os  bendigo de todo corazón, así como a vuestra familia y a vuestros conciudadanos. Gracias.

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

07/12/2018-18:32
Rosa Die Alcolea

Video del Papa: "Oigamos cómo los demás hablan, viven, y comuniquemos el Evangelio"

(ZENIT — 7 dic. 2018).- "Si uno quiere compartir su fe con la palabra, tiene que escuchar mucho. Imitemos el estilo de Jesús que se adaptaba a las personas que tenía ante Él para acercarles el amor de Dios" dice el Papa en el video de diciembre de 2018. "Aprendamos a escuchar".

La intención de oración del Santo Padre para este mes se ha hecho público el 6 de diciembre de 2018, a través de la Red Mundial de Oración del Papa (Apostolado de la Oración), con la iniciativa El Video del Papa.

En su mensaje, Francisco pide que "recemos para que las personas dedicadas al servicio de la transmisión de la fe encuentren un lenguaje adaptado al presente, en diálogo con la cultura, en diálogo con el corazón de las personas y sobre todo escuchando mucho".

En este sentido, el Papa insiste en un llamamiento a escuchar a los demás: "Oigamos cómo los demás hablan, viven, y comuniquemos el Evangelio de tal forma que puedan acogerlo en su corazón. Así, seguro que nos entenderán".

El Video del Papa difunde cada mes las intenciones de oración del Santo Padre por los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia. Por la Red Mundial de Oración del Papa (Apostolado de la Oración).

 

 

07/12/2018-11:51
Rosa Die Alcolea

Emiratos Árabes: El Papa visitará Abu Dhabi del 3 al 5 de febrero de 2019

(ZENIT — 7 dic. 2018).- El Papa Francisco visitará Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos) del 3 al 5 de febrero de 2019 para participar en el Encuentro Interreligioso Internacional sobre la "Fraternidad humana".

El viaje es una iniciativa del Santo Padre que responde a la invitación de Su Alteza el Jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan, Príncipe heredero de Abu Dhabi, y también a la propuesta de la Iglesia Católica en los Emiratos Árabes Unidos.

Es una información publicada por Greg Burke, Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en un declaración difundida el jueves, 6 de diciembre de 2018.

 

Haz de mí un canal de tu paz

El tema de la visita es Haz de mí un canal de tu paz: frase tomada de las palabras iniciales de la Oración de la Paz de San Francisco de Asís, que expresa la oración para que la visita del Papa Francisco a los Emiratos Árabes Unidos "pueda difundir de manera especial la paz de Dios en los corazones de todas las personas de buena voluntad", informó la Santa Sede.

El Papa Francisco ha tomado su nombre de San Francisco de Asís, santo que fue un luminoso ejemplo de cómo poner en práctica las palabras de Jesucristo: "Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios" (Mateo 5:9).

La paz de Dios, tema de esta visita, sana toda forma de hostilidad en la persona humana y acompaña la Buena Nueva proclamada por Jesucristo de un Dios que reconcilia al mundo consigo mismo.

 

Logotipo de la visita

Una paloma con una rama de olivo en el símbolo central del logotipo de la visita del Santo Padre Francisco a tierra emiratí, informó ayer el Vaticano.

Los colores de la paloma, blanco con contorno amarillo, están tomados de los colores de la bandera del Vaticano. Los colores de la bandera de los Emiratos Árabes Unidos están incorporados en el cuerpo de la paloma, simbolizando la visita del Papa al país como heraldo de la paz.

 

 

07/12/2018-15:29
Rosa Die Alcolea

España: María del Carmen de la Peña Corcuera, nueva embajadora ante la Santa Sede

(ZENIT — 7 dic. 2018).- María del Carmen de la Peña Corcuera, nueva embajadora de España ante la Santa Sede, presentó ayer, jueves, 6 de diciembre de 2018, sus cartas credenciales al Santo Padre, en el Vaticano, a las 9:30 horas.

La diplomática sustituye a Gerardo Bugallo, quien comenzó su mandato hace poco más de un año, en el Palacio de la bella plaza de España, en Roma.

De la Peña es la segunda mujer que desempeña este cargo, después de la embajadora del gobierno de Zapatero María Jesús Figa.

Hasta ahora, la diplomática española era cónsul en Berna. Además, ha sido embajadora en Etiopía, Seychelles, Yibuti, Qatar y observadora permanente ante la Unión Africana. También ha estado destinada en las Embajadas de Pekín, Brasilia, Londres y Tel Aviv.

 

María del Carmen de la Peña Corcuera

La nueva Embajadora de España ante la Santa Sede nació el 2 de noviembre de 1952 en Madrid, es licenciada en Derecho. Está casada y tiene dos hijas. Habla español, francés, inglés, portugués.

María del Carmen ingresó en el servicio diplomático el 1 de junio de 1979 y desde entonces ha sido Secretaria de la embajada en Beijing (1979-1980); Directora de la Sección de Energía Nuclear y Nuevas Fuentes de Energía en la Dirección General de Cooperación Internacional en el Ministerio de Asuntos Exteriores (1980 — 1982); Directora de Personal Diplomático y Consular Extranjero y Organismos Internacionales, en los Servicios de Protocolo, Cancillería y Órdenes del Ministerio de Asuntos (1980-1982); Agregada cultural de embajada en Brasilia (1983-1987);

Asimismo, la nueva embajadora de España ante la Santa Sede ha fue Consejera técnica en la ONU de la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas (1987¬1991); Jefa del Área de Política Exterior para África del Norte en el Ministerio de Asuntos Exteriores (1991); Subdirectora General de Acción Cooperativa del Instituto de Cooperación para el Desarrollo en el Ministerio de Asuntos Exteriores (1991 — 1993).

Así como experta nacional de Comisión en la delegación de la Comisión de la CEE en Pekín (1993-1994); Subdirectora General para África Subsahariana en el Ministerio de Asuntos Exteriores (1994-1996); Consejera de embajada en Londres (1996-2001); Ministra consejera de la embajada en Tel Aviv (2001-2004);Embajadora en Addis Abeba con acreditación para Seychelles y Gibuti; Observadora Permanente de España ante la Unión Africana (2004-2005); Directora General de Política Exterior para África en el Ministerio de Asuntos Exteriores (2005-2008); Embajadora en Doha (2011-2015); Asesora de la Subdirección General de África Subsahariana, para Asuntos Jurídicos y Asuntos Consulares (2016); Cónsul General en Berna (2017-2018).

 

 

07/12/2018-12:12
Esther Nuñez Balbín

Amazonía: Nace en el Perú iniciativa que protege los bosques tropicales

(ZENIT — 7 dic. 2018). El Perú es uno de los cinco países que poseen el 70% del bosque tropical del planeta. Durante miles de años los bosques han dado vida al planeta tierra como fuente de agua erosionan los suelos y mantienen grandes cantidades de agua de lluvia 18 veces más que el propio suelo. Esta vez el milagro sucedido en el Perú es la unión de diversas voluntades para la protección de sus recursos naturales.

Promover el buen vivir de los pueblos, y la convivencia armoniosa con la naturaleza, es uno de los compromisos de la Declaración presentada por la iniciativa interreligiosa para los bosques tropicales en el Perú durante una conferencia de prensa, realizada el miércoles 5 de diciembre.

Este esfuerzo tiene como objetivo erradicar la deforestación de los bosques en la Amazonía vulnerada en un 65% de manera alarmante. Y es que no solo los pueblos indígenas están en riesgo, sino también los "guardianes" que habitan en ella.

Es por eso que diversas comunidades de fe y miembros de los pueblos originarios junto a las Naciones Unidas, el gobierno noruego, y diversas ONGs comprometidas, decidieron preservar la casa común, como lo pidió el Papa Francisco tras su visita al Perú en enero de este año.

Camino al próximo Sínodo 2019 que se realizará en Roma los promotores de esta iniciativa ponen en vitrina la defensa de la Amazonía peruana y de quienes la habitan.

 

¿Qué sucede con los bosques en la Amazonía?

La pérdida de los bosques ha alcanzado en nuestro país ocho mil kilómetros cuadrados en el último año como consecuencia de ello las constantes sequías e inundaciones causan un grave impacto social y cultural para las comunidades amazónicas.

"La desapación de los bosques tropicales es la pérdida de nuestra vida misma" nos recuerda el Papa Francisco en su encíclica Laudato SI, señaló el obispo de Jaén monseñor Alfredo Vizcarra también presidente de la Red Eclesial Pan Amazónica REPAM, quien lleva adelante esta iniciativa junto a otros líderes de fe de diversos credos existentes en el país.

En otro momento el obispo Samuel Aguilar, máximo representante de la iglesia Metodista en el Perú sostuvo que "No se trata tan solo de garantizar la vida de los bosques tropicales sino más bien de defender los derechos humanos de quienes la habitan". Con este motivo como uno de los principales desafíos de esta iniciativa se ha considerado también contactar a las poblaciones indígenas que aun viven en aislamiento.

 

Conectados con la naturaleza

Historicamente los pueblos indígenas tienen una relación vital y espiritual con los bosques, con sus ríos, plantas animales, y seres espirituales. De esta forma transmiten sus conocimientos a través de las generaciones, indica la declaración que según manifestó el Presidente de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) Lizardo Cauper Pezo estas inquietudes serán presentadas al Presidente de la República del Perú, Martín Vizcarra para que se incorporen en el debate tanto del parlamento como del ejecutivo.

En la declaración las comunidades de fe también piden perdón por haberse mantenido en silencio durante todo este tiempo tras la extracción indiscriminada de los recursos naturales, la tala ilegal de la madera, la minería y la extracción de hidrocarburos, así como la destrucción de infraestructura vial y represas amazónicas, según lo indica la declaración presentada también por el pastor Pedro Merino presidente del Concilio Nacional Evangélico del Perú.

El documento finaliza con el listado de compromisos que urge llevar adelante en el país para erradicar y hacer frente a la trata de personas, la trata de personas y el contrabando enquistados al interior de la Amazonía.

En los próximos meses los miembros de esta iniciativa peruana, que por primera vez llevan a delante la defensa de estos temas, se comprometieron también a realizar una serie de actividades para el cumplimiento de los acuerdos alcanzados.

 

 

07/12/2018-12:34
Redacción

Vaticano: Redacción de una nueva Ley sobre el Gobierno del Estado

(ZENIT – 7 idc. 2018).- El Santo Padre con quirógrafo del 22 de febrero de 2017 ha delegado a Su Eminencia Reverendísima, el Cardenal Giuseppe Bertello, “el poder y toda la facultad necesaria para redactar una nueva Ley sobre el Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano y los reglamentos correspondientes necesarios para el funcionamiento del aparato administrativo del Estado“, en vista “de la urgente necesidad de reorganizar la estructura del Estado y hacer que responda a las necesidades de hoy “para” que sea todavía más clara la peculiar finalidad institucional del Estado de la Ciudad del Vaticano, llamado por su naturaleza a garantizar a la Sede de Pedro la independencia absoluta y visible “.

Con el mismo Quirógrafo, se ha instituido una comisión de trabajo para ayudar en la tarea asignada al Cardenal Presidente, que se reunió por primera vez el 21 de marzo de 2017 y luego, periódicamente, hasta julio de 2018.

Premisa

La Comisión, en cumplimiento de su mandato, inició su actividad de redacción del marco regulatorio de la nueva Ley de Gobierno, inspirándose en el trabajo realizado por el Grupo Consultivo, instituido por el Cardenal Presidente el 16 de octubre de 2015, que tenía el objetivo ” de proporcionar opiniones y propuestas” con la elaboración de un esquema orgánico general de la estructura de la Gobernación y de un proyecto para las modificaciones de  la Ley de Gobierno, de acuerdo con los principios de racionalización, economía, simplificación y siguiendo los criterios de funcionalidad, transparencia , coherencia normativa y flexibilidad organizativa.

La fase sucesiva de elaboración y redacción del texto normativo tuvo como objetivo reexaminar las observaciones e ideas  previamente evidenciadas por el Grupo Consultivo antes mencionado.

Características

En línea con el objetivo establecido de racionalización, economía y simplificación, la nueva Ley de Gobierno prevé la reducción de los órganos operativos: las Direcciones, de las nueve actuales  pasarán a siete  (además de la Specola Vaticana como organismo científico), las Oficinas Centrales pasan de los actuales cinco (que ya han visto la unificación del Estado civil, el Registro y la Notaría con la Oficina Jurídica y la supresión de la Oficina de Peregrinos y Turistas) a dos (Título III: Artículos 7-8, Título IV, Capítulo I: Art 9-16, Capítulo II: Artículos 17-18).

Las funciones y competencias de los organismos operativos reorganizados se han revisado y unificado de acuerdo con el principio de funcionalidad y eficiencia (Título VII), para poder operar de manera efectiva con respecto a los problemas, las emergencias y la gestión ordinaria.

La transparencia se persigue con una responsabilidad mayor y más consciente por parte de los dirigentes de los Órganos Operacionales, llamados a cumplir con las directivas de los Órganos de Gobierno  y de los procedimientos operativos, con el establecimiento de una Unidad de Control e Inspección, en el ámbito de la Gobernación. Esta nueva figura tendrá tareas específicas de verificación del cumplimiento de los reglamentos y procedimientos y de la evaluación de la eficiencia y la eficacia de las actividades de los mismos Organismos (Título I, Capítulo III: Artículo 5, cuarto párrafo, Título VII, Capítulo II: Arts 24-26, Capítulo III: Artículo 28-29).

La coherencia normativa se implementa con una referencia más estricta a los principios jurídicos del ordenamiento canónico y vaticano y está firmemente anclada en el Tratado de Letrán y en la Ley Fundamental del Estado (Artículo 1, Artículo 2, segundo párrafo, Artículo 3, segundo párrafo , Art. 4, Artículo 6, primer párrafo, Artículo 11, tercer párrafo, Artículo 24, párrafo segundo, Artículo 29, cuarto párrafo, Artículo 30, Artículo 32).

La nueva Ley de Gobierno implementa concretamente la flexibilidad organizativa introduciendo la posibilidad de satisfacer necesidades operativas contingentes sin tener que modificar la estructura administrativa (Título I, Capítulo III: Artículo 5, párrafo sexto; Título III: Artículo 7, quinto párrafo ; Título VI: Artículo 20, párrafo segundo, Título VII, Capítulo I: Artículo 23).

Contenidos
La centralidad de la contribución laboral de cada uno que, “con cualquier título y con diferentes funciones y responsabilidades”, desempeña su actividad para la Gobernación constituye el elemento constitutivo de la comunidad de trabajo y requiere dedicación, profesionalismo, espíritu de servicio y responsabilidad
(Art. 21).

La nueva Ley de Gobierno presta la mayor atención al dimensionamiento y la capacidad del personal, con un interés particular por la complejidad y el nivel de las funciones requeridas para cada estructura y de los Responsables, con un atento cuidado y consideración del personal dependiente, mientras que del mismo espera un servicio prestado con compromiso y competencia, junto con la necesidad de recalificación profesional. (Artículo 22).

La nueva Ley de Gobierno tiende a una  descentralización moderada, combinada con el fortalecimiento de las actividades de auditoría interna (Artículo 5, cuarto párrafo, Artículo 18, párrafo segundo, Artículo 28, párrafo tercero), de planificación estratégica en la preparación de los balances  (Art. 6, artículo 29) e informes (Artículo 11), consciente de tener que enfrentar un trabajo de verificación y reelaboración de todas las modalidades operativas de cara a una funcionalidad mayor y más eficiente.

El fortalecimiento de la función de gobierno, liberada de múltiples obligaciones administrativas formales, vinculadas a una excesiva verticalidad de los procedimientos, responsabiliza a los titulares de las  Direcciones u Oficinas, llamados a responder de cada acto en sí, de los resultados alcanzados respecto a los objetivos asignados, de la seguridad de los lugares de trabajo y de la protección de datos (Artículo 24).

En este sentido, se prefigura el posible uso de herramientas flexibles, que se adaptan a las características variables de las funciones y de las profesiones: planificación, delegación y avocación (Artículo 2, primer párrafo, Artículo 7, párrafo quinto, Artículo 11, tercer párrafo, Artículo 20, párrafo segundo, artículo 23, artículo 25, párrafo primero, artículo 27, artículo 29, artículo 31, párrafo tercero).

 

La nueva Ley de Gobierno: estructura

La estructura que concierne a los Órganos de Gobierno (Presidencia y Secretaría General) (Artículos 2-5) permanece sustancialmente sin cambios en el aspecto estructural, pero con un consistente fortalecimiento de las funciones de verificación y control en los diversos Órganos operativos.

El Consejo de Directores (Artículo 6) mantiene la competencia de asesoría y cooperación con el Cardenal Presidente, como prevé la Ley Fundamental (L.F. Art. 11, primer párrafo).

Como se mencionó más arriba, en la representación de las funciones de la Secretaría General (Artículo 5), se ha delineado un mayor desarrollo de sus estructuras destinadas al apoyo y la asistencia de los Órganos de Gobierno: por estas razones, las actuales funciones de secretaría se complementarían con las funciones de  personal, que se agregan a la actividad administrativa y de coordinación previstas en la Ley Fundamental,( Art. 9, ap. b), además de  una función de auditoría interna, que informa directamente a los Órganos de gobierno.

En la estructura de la Secretaría operan:

– el Protocolo General y el Archivo Central.

– la Unidad de Control e Inspección.

– la Coordinación de eventos.

Con respecto a los Organismos Auxiliares (Artículo 20), la nueva Ley prevé el mantenimiento del Comité Disciplinario, de la Comisión de Personal, la inserción del Comité para asuntos monetarios (ya establecido de conformidad con el Acuerdo Monetario entre la Unión Europea y el Estado de la Ciudad del Vaticano),de la Comisión para la selección de personal laico (instituida por Decreto del Presidente de la Gobernación el 30.05.2017) y la supresión del Comité de Seguridad.

Las peculiaridades funcionales, históricas y científicas de la Specola Vaticana (Artículo 19) han llevado a la Comisión a no modificar el estado de los Organismos Científicos.

Las Oficinas Centrales (Artículo 8) siguen siendo dos:

La Oficina de Personal (Artículo 18), que, junto con las tareas desempeñadas actualmente, sin perjuicio de la competencia del “Presidente de la Comisión […] asistido por el Consejo de Directores” (Ley Fundamental, Artículo 11), sostiene funcionalmente a la Comisión de Personal y a la Comisión para la selección de personal laico, controla la correcta aplicación del Reglamento General para el personal de la Gobernación y las normas sobre relaciones laborales, verifica la necesidad y la adecuación del recurso al trabajo externo, monitorea la regularidad de las relaciones laborales de los empleados de empresas extranjeras que operan en el Estado, promueve y planifica la formación del personal.

La Oficina Jurídica (Artículo 17), que mantiene las distintas funciones actuales de Fiscalía (asesoría y asistencia jurídico legal y representación procesal), Oficina de Registro, Estado Civil y Notaria, junto con la de depositaria de las leyes del Estado (Archivo de las Leyes del Estado), de acuerdo con la Ley de Fuentes del Derecho, art. 2.3.

En esta Oficina confluyen las funciones relativas al mantenimiento de los Registros de las personas jurídicas del Vaticano (canónicas, civiles, organizaciones voluntarias y organizaciones sin fines de lucro), del Registro de Vehículos del Vaticano (funciones administrativas y de seguros), del Registro Naval y las relacionadas con la gestión del Registro de Proveedores del Estado de la Ciudad del Vaticano con la actividad aneja de verificación continua de los requisitos de inscripción.
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La nueva Ley de Gobierno, siguiendo los principios de simplificación y racionalización de la organización administrativa, delinea los “ámbitos operativos”, donde se colocan las Direcciones (Artículo 7), que se reducen a siete, además de la Specola Vaticana.

Cabe precisar que cada Dirección tiene su propia Secretaría (Artículo 16) con tareas de asistencia y coordinación a nivel de personal.

Ámbito de Infraestructura y Servicios Generales

 

Opera  la Dirección de Infraestructuras y Servicios (Artículo 9) que se divide en dos sectores de diferente rango:

el sector de infraestructuras, en el que se colocan las oficinas de Estudio y Planificación, Construcción (Interior y Exterior), Laboratorios e Instalaciones, Aprovisionamiento y Almacén Central;

el área de servicios logísticos y ambientales, donde se colocan el servicio Jardines y Ambiente y la Florería.

Ámbito de Telecomunicaciones

Opera la Dirección de Telecomunicaciones y Sistemas Informáticos (Artículo 10) manteniendo las funciones anteriores con la exclusión de las atribuidas que se han transferido a la Secretaría de Comunicaciones.

La Dirección está constituida por  el servicio Correos y Filatelia (relativa a la actividad de emisión filatélica), los servicios de Telefonía, el servicio Provider Internet y el servicio de Sistemas Informativos.

 

Ámbito Financiero-contable y Económico.

Opera la Dirección de Economía (Art. 11) subdividida en un:

sector financiero-contable, constituido por la  Contaduría del Estado  (Balance y Contabilidad, Gestión Patrimonial y Financiera, Auditoría interna, Casa de la Moneda y acuñación).

sector de actividades económicas, constituido por la Gestión de Actividades Comerciales, el Servicio de Tránsito de Mercancías y la Dotación de vehículos.

La comercialización numismática también se incluirá en la gestión de las actividades comerciales del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Ámbito de los Servicios de Seguridad y Protección civil.

Opera la Dirección de los Servicios  de Seguridad y de Protección Civil (Artículo 12), que mantiene las funciones hasta ahora desempeñadas.

La Dirección está estructurada en el Cuerpo de la Gendarmería Vaticana (funciones y servicios de policía, incluidos los judiciales y penitenciarios, la actividad de detención y prisión, de conformidad con la Convención contra la Tortura de 1984, a la que la Santa Sede se ha adherido “en nombre del Estado de la Ciudad del Vaticano “, dependiente  de la Autoridad Judicial del Estado, además de las tareas solicitadas por la Santa Sede: la seguridad del Sumo Pontífice en colaboración con la Guardia Suiza Pontificia y  el Cuerpo de Bomberos y Protección Civil.

A la Dirección puede ser propuesto el Comandante del Cuerpo de la Gendarmería.

 

Ámbito sanitario

Opera la Dirección de Salud e Higiene (Art. 13), con el anejo Servicio de Salud y Seguridad de los Trabajadores que mantiene las mismas funciones hasta ahora atribuidas.

Respondiendo a la necesidad de cumplir con los criterios de racionalización y coherencia en las funciones de salud e higiene, también opera la Farmacia Vaticana, que mantiene su “autonomía técnica y administrativa” debido a su peculiaridad histórica y tradicional.

Ámbito Cultural Artística Monumental.

 

Opera la Dirección de Museos y Bienes Culturales (Art.14), que administra los Museos Vaticanos, con las mismas funciones que ahora desempeña la Dirección de Museos, junto con la actividad museística en el Palacio Pontificio y las Villas de Castel Gandolfo,  que se implementará a través de la colaboración con la Dirección de las Villas Pontificias.

A la actividad de la Dirección, que se subdivide en un Sector Artístico-Científico y un Sector Administrativo de la Gestión, también atañe  la superintendencia sobre el patrimonio artístico y cultural de la Santa Sede y la protección del patrimonio cultural, de conformidad con la ley del Estado.

Gestión de las Villas Pontificias

La Dirección de las Villas Pontificias (Artículo 15) mantiene una unidad organizativa separada de gestión de la zona extraterritorial de Castel Gandolfo para el mantenimiento del conjunto de edificios, jardines y de la gestión de la granja.
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Ciudad del Vaticano 4 de diciembre de 2018

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

07/12/2018-18:43
Redacción

"¡Dios existe!": Primera predicación de Adviento 2018

(ZENIT – 7 dic. 2018).- El padre Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia, ofreció su primera predicación de Adviento en la Capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico, ante la presencia del Santo Padre y los demás miembros de la Casa Pontificia.

El tema de sus reflexiones en preparación a la Navidad fue el versículo del Salmo que reza: “Mi alma tiene sed del Dios vivo”.

A continuación, ofrecemos el texto completo de la meditación del Padre Cantalamessa.

***

 

Introducción

En la Iglesia estamos tan presionados por tareas, problemas que afrontar, retos a los que responder, que corremos el riesgo de perder de vista, o dejar como en el trasfondo, el «porro unum necessarium» del Evangelio, es decir, nuestra relación personal con Dios. Además de todo, sabemos por experiencia que una relación personal auténtica con Dios es la primera condición para abordar todas las situaciones y problemas que se presentan, sin perder la paz y la paciencia.

He pensado, pues, venerables Padres, hermanos y hermanas, dejar de lado, en estas predicaciones de Adviento, cualquier referencia a problemas de actualidad. Trataremos de hacer lo santa Ángela de Foligno recomendaba a sus hijos espirituales: «Recogernos en unidad y abismar nuestra alma en el infinito que es Dios»[1]. Hacer un baño matutino de fe, antes de comenzar la jornada de trabajo.

El tema de estas predicaciones de Adviento (y, si Dios lo quiere, también de la Cuaresma) será el versículo del Salmo: «Mi alma tiene sed del Dios vivo» (Sal 42,2). Los hombres de nuestro tiempo se apasionan buscando señales de la existencia de seres vivos e inteligentes en otros planetas. Es una búsqueda legítima y comprensible aunque muy incierta. Pocos, sin embargo, buscan y estudian señales del Ser vivo que ha creado el universo, que entró en él, en su historia, y vive en él. «En Él vivimos, nos movemos y existimos» (Hch 17,28) y no nos damos cuenta. Tenemos al Viviente real en medio de nosotros y lo descuidamos para buscar seres vivientes hipotéticos que, en el mejor de los casos, podrían hacer muy poco por nosotros, ciertamente no salvarnos de la muerte.

Cuántas veces nos vemos obligados a decir a Dios, con san Agustín: «Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo»[2]. Al contrario que nosotros, en efecto, el Dios viviente nos busca, no hace otra cosa desde la creación del mundo. Sigue diciendo: «Adán, ¿dónde estás?» (Gén 3,9). Nosotros nos proponemos captar señales de este Dios viviente, responder a su llamamiento, «llamar a su puerta», para entrar en un contacto nuevo, vivo, con él.

Nos apoyamos en la palabra de Jesús: «Buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» (Mt 7,7). Cuando se leen estas palabras, se piensa inmediatamente que Jesús promete darnos todas las cosas que le pedimos y nos quedamos perplejos porque vemos que esto rara vez se realiza. Sin embargo, Él trataba de decir, sobre todo, una cosa: «Buscadme y me hallaréis, llamad y os abriré». Promete darse a sí mismo, más allá de las cosas pequeñas que le pedimos, y esta promesa se mantiene siempre infaliblemente. Quien lo busca, lo encuentra; a quien llama, Él abre y una vez que lo ha encontrado, todo lo demás pasa a un segundo plano.

El alma que tiene sed del Dios viviente lo encontrará infaliblemente y con él y en él encontrará todo, como nos recuerdan las palabras de santa Teresa de Jesús: «Nada te turbe, nada te espante; todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta». Con estos sentimientos comenzamos nuestro camino de búsqueda del rostro de Dios vivo.

 

¡Volver a las cosas!

La Biblia está salpicada de textos que hablan de Dios como del «vivo». «Él es el Dios vivo», dice Jeremías (Jer 10,10); «Yo soy el viviente», dice Dios mismo en Ezequiel (Ez 33,11). En uno de los salmos más bellos del salterio, escrito durante el exilio, el orante exclama: «Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo» (Sal 42,2). Y también: «Mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo» (Sal 84, 3). Pedro, en Cesarea de Filipo, proclama a Jesús «Hijo del Dios vivo» (Mt 16,16).

Se trata evidentemente de una metáfora sacada de la experiencia humana. Israel se ha resignado a usarla para distinguir a su Dios de los ídolos de las gentes que son divinidades «muertas». En contraste con ellos, el Dios de la Biblia es «un Dios que respira» y su respiración o soplo (ruah) es el Espíritu Santo.

Tras el largo predominio del idealismo y el triunfo de la «idea», en tiempos más cercanos a nosotros, también el pensamiento secular ha advertido la necesidad de un regreso a la «realidad» y lo ha expresado en el grito programático: «¡Volver a las cosas!»[3]. Es decir: no detenerse en las formulaciones dadas de la realidad, en las teorías construidas sobre ella, a lo que comúnmente se piensa en torno a ella, sino apuntar directamente a la realidad misma que está a la base de todo; quitar las diferentes capas de tierra arrastrada y descubrir la roca subyacente.

Debemos aplicar este programa también al ámbito de la fe. Sobre la fe, en efecto, santo Tomás de Aquino escribió que «no termina en los enunciados, sino en las cosas»[4]. Cuando se trata de la «cosa» suprema en el ámbito de la fe, es decir de Dios, «volver a las cosas» significa volver al Dios vivo; romper, por así decirlo, el terrible muro de la idea que nos hemos hecho de él y correr, como con los brazos abiertos, al encuentro de Dios en persona. Descubrir que Dios no es una abstracción, sino una realidad; que entre nuestras ideas de Dios y el Dios vivo existe la misma diferencia que entre un cielo pintado sobre una hoja de papel y el cielo verdadero.

El programa: «¡Volver a las cosas!» tuvo una aplicación justamente famosa: la que llevó al descubrimiento de que las cosas… existen. Vale la pena releer la famosa página de Sartre:

«Hace un rato estaba yo en el jardín público. La raíz del castaño se hundía en la tierra, justo debajo de mi banco. Yo ya no recordaba que era una raíz. Las palabras se habían desvanecido, y con ellas la significación de las cosas, sus modos de empleo, las débiles marcas que los hombres han trazado en su superficie. Estaba sentado, un poco encorvado, baja la cabeza, solo frente a aquella masa negra y nudosa, enteramente bruta y que me daba miedo. Y entonces tuve esa iluminación. Me cortó el aliento. Jamás había presentido, antes de estos últimos días, lo que quería decir “existir”. Era como los demás, como los que se pasean a la orilla del mar con sus trajes de primavera. Decía como ellos: “el mar es verde”, “aquel punto blanco, allá arriba, es una gaviota”, pero no sentía que aquello existía, que la gaviota era una “gaviota-existente”; de ordinario la existencia se oculta. Está ahí, alrededor de nosotros, en nosotros, ella es nosotros, no es posible decir dos palabras sin hablar de ella y, finalmente, queda intocada…. Y de golpe estaba allí, clara como el día: la existencia se descubrió de improviso»[5].

El filósofo que hizo este «descubrimiento» se declaraba ateo y por eso no fue más allá de la constatación de que yo existo, que el mundo existe, que las cosas existen. Pero nosotros no podemos partir de esta experiencia y convertirla en el trampolín de lanzamiento para el descubrimiento de otro Existente, la chispa que hace posible otra iluminación. Lo que fue posible con la raíz del castaño, ¿por qué no debería ser posible con Dios? ¿Acaso Dios, para la mente del hombre, es menos real de cuanto lo es la raíz de castaño para su ojo? Los padres no dudaban en poner al servicio de la fe las intuiciones de verdad presentes en los filósofos paganos, incluso de aquellos cuya autoridad venía gustosamente adoptada contra los cristianos. Nosotros debemos imitarlos y hacer lo mismo en nuestro tiempo.

¿Qué podemos, pues, considerar de la «iluminación» de aquel filósofo? Ninguna aplicación directa, o de contenido, sino solo una indirecta y de método. Leído ese relato con una cierta disposición de ánimo favorecida por la gracia, parece hecho a propósito para sacudirnos de la costumbre, para suscitar en nosotros primero la sospecha, luego la certeza de que existe un conocimiento de Dios que todavía nos es desconocido. Que, quizás, antes de ahora, ni siquiera nosotros hemos intuido nunca lo que quiere decir que «Dios existe», que él es un Dios-existente, o, como dice la Biblia, un Dios vivo. Que tenemos, pues, una tarea ante nosotros, un descubrimiento que realizar: descubrir que Dios «existe», hasta el punto de que tener, también nosotros, por un instante, ¡la respiración cortada! Sería la aventura de la vida.

Nos ayuda a comprender de qué se trata la experiencia de algunos convertidos, a los cuales la existencia de Dios se les revela repentinamente, en un cierto momento de la vida, después de haberla ignorado o negado tenazmente.

Uno de ellos fue el periodista francés Andrè Frossard, muerto el 2 de febrero de 1995. Así describe su vida antes de la conversión:

«Dios no existía. Su imagen, en fin, las imágenes que evocan su existencia o aquellas de lo que podría llamarse su descendencia histórica, los santos, los profetas, los héroes de la Biblia, no figuraban en parte alguna de nuestra casa. (…) Éramos ateos perfectos, de esos que ni se preguntan por su ateísmo. Los últimos militantes anticlericales que todavía predicaban contra la religión en las reuniones públicas nos parecían patéticos y un poco ridículos, exactamente igual que lo serían unos historiadores esforzándose por refutar la fábula de Caperucita Roja».

En una jornada de verano, cansado de esperar al amigo con el que se había citado, el joven Frossard entra en la iglesia cercanaobserva su arquitectura y mira a las personas que rezan en ella. Y he aquí cómo narra lo que sucedió:

«Antes que nada, se me sugieren estas palabras: vida espiritual. No se me dicen, no las formo yo mismo, las escucho como si fuesen pronunciadas cerca de mí, en voz baja, por una persona que vería lo que yo no veo aún. La última sílaba de este preludio murmurado alcanza apenas en mí la orilla de lo consciente, que comienza una avalancha al revés.[…] ¿Cómo describirlo con estas palabras huidizas, […] un mundo distinto de un resplandor y de una densidad que despiden al nuestro a las sombras frágiles de los sueños incompletos. Él es la realidad, él es la verdad, la veo desde la ribera oscura donde aún estoy retenido. Hay un orden en el universo, y en su vértice, más allá de este velo de bruma resplandeciente, la evidencia de Dios; la evidencia hecha presencia y la evidencia hecha persona de Aquel mismo a quien yo habría negado un momento antes.[…] Su irrupción desplegada, plenaria, se acompaña de una alegría que no es sino la exultación del salvado».

Al salir de la iglesia, su amigo, viendo que algo había sucedido, le pregunta: «¿Que te pasa?» — Responde: «Soy católico», y, como si temiera no haber sido suficientemente explícito, añadió: «apostólico y romano».

La expresión que expresa mejor este acontecimiento es: darse cuenta de Dios. «Darse cuenta» indica un repentino abrirse de los ojos, un sobresalto de la conciencia, por el que empezamos a ver algo que estaba allí también antes, pero que no veíamos.

Probemos a releer, sobre la ola de la «iluminación» descrita por Sartre, el episodio de la zarza ardiente. Nos servirá, entre otras cosas, para constatar cómo también el pensamiento moderno «existencial» nos puede ayudar a descubrir, en la Biblia, algo nuevo, que el pensamiento antiguo, todo el orientado en sentido ontológico, aun con toda su riqueza, no era capaz de captar.

La página de la Biblia que narra la zarza ardiente (Éx 3,1ss.) es ella misma una zarza ardiente. Arde, pero no se consume. A distancia de milenios no ha perdido nada de su poder de transmitir el sentido de lo divino. Muestra, mejor que cualquier discurso, qué sucede cuando se encuentra realmente al Dios vivo. «Moisés pensó: “Quiero acercarme…”». Todavía piensa y quiere. Es dueño de sí; él es quien conduce (o cree conducir) el juego. Pero he aquí que lo divino irrumpe con su ser e impone su ley. «¡Moisés, Moisés! No te acerques. Yo soy el Dios de tu padre». Todo cambió de repente. Moisés se hace dócil de golpe, sumiso. «¡Heme aquí!», responde y se cubre el rostro, como los serafines se cubrían los ojos con las alas (cf. Is 6, 2). Lo numinoso está en el aire. Moisés entra en el misterio.

En esta atmósfera Dios revela su nombre: «Yo soy el que soy». Trasplantada en el terreno cultural helénico, ya con los Setenta, esta palabra fue interpretada como una definición de lo que Dios es, el Ser absoluto, como una afirmación de su esencia más profunda. Pero semejante interpretación, dicen hoy los exégetas, es «completamente ajena al modo de pensar del Antiguo Testamento». La frase significa: «Yo soy aquel que estoy; o, más simplemente todavía: «¡Yo estoy (o yo estaré) para vosotros!»[6]. Se trata de una afirmación concreta, no abstracta; se refiere más a la existencia de Dios que a su esencia, más a su «estar», que no a lo «que es». No estamos lejos del «Yo vivo», «Yo soy el viviente», que Dios pronuncia en otras partes de la Biblia.

Aquel día, pues, Moisés descubrió algo muy simple, pero capaz de poner en marcha y apoyar todo el proceso de liberación que seguirá. Descubrió que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob existe, está, es una realidad presente y operante en la historia, uno con el que se puede contar. Esto era, por lo demás, lo que Moisés tenía necesidad de saber en ese momento, no una abstracta definición de Dios.

Hay algo que une la experiencia del filósofo ante la raíz del castaño y la de Moisés ante la zarza ardiente. Ambos descubren el misterio del ser: el primero, el ser de las cosas, el segundo, el Ser de Dios. Pero mientras que descubrir que Dios existe es fuente de valor y de alegría, descubrir solo que las cosas existen no produce, según dice ese mismo filósofo, más que «náusea».

 

Dios, sentimiento de una presencia

«Qué significa y cómo se define el Dios vivo? Por un momento he acariciado el propósito de responder a esta pregunta, trazando un perfil del Dios vivo, a partir de la Biblia, pero luego he visto que sería una gran tontería. Querer describir al Dios vivo, trazar su perfil, aun basándose en la Biblia, es recaer en el intento de reducir el Dios vivo a idea del Dios vivo.

Lo que podemos hacer, incluso respecto del Dios vivo, es superar «los tenues signos de reconocimiento que los hombres han trazado sobre su superficie», romper las pequeñas cáscaras de nuestras ideas de Dios, o las «vasijas de alabastro» en las que lo tenemos encerrado, de modo que su perfume se expanda y «llene la casa». En esto nos es maestro san Agustín. El santo nos ha dejado una especie de método para elevarnos con el corazón y la mente al Dios vivo y verdadero. Consiste en repetirnos a nosotros mismos, después de cada reflexión sobre Dios: «¡Pero Dios no es esto, pero Dios no es esto!» Piensa en la tierra, piensa en el cielo, piensa en los ángeles o en cualquier cosa o persona; piensa, finalmente, en lo que tú mismo piensas de Dios, y repite cada vez: «¡Sí, pero Dios no es esto, Dios no es esto!» «Busca por encima de nosotros», responden, una a una, todas las criaturas preguntadas[7]. ¡Debemos creer en un Dios que está más allá del Dios en el que creemos!

El Dios vivo, en cuanto vivo, se puede intuir vagamente, tener de él una especie de sensación o pre-sentimiento. Se puede suscitar su deseo, la nostalgia. Más no. No se puede encerrar la vida en una idea. Por esto se puede tener de él más fácilmente el sentimiento, o la sensación, que la idea, porque la idea circunscribe la persona, mientras que el sentimiento revela su presencia, dejándola en su totalidad e indeterminación. San Gregorio de Nisa habla de la más alta forma de conocimiento de Dios como un «sentimiento de presencia»[8].

Lo divino es una categoría absolutamente distinta de cualquier otra, que no puede ser definida, sino solo aludida; se puede hablar de ella solo por analogías y contraposiciones. Una imagen que en la Biblia nos habla así de Dios es la roca. Pocos títulos bíblicos son capaces de crear en nosotros un sentimiento tan vivo de Dios —sobre todo de lo que Dios es para nosotros— como este de Dios-roca. Tratemos también nosotros de libar, como dice la Escritura, «miel de la roca» (cf. Dt 32,13).

Más que un simple título, roca aparece, en la Biblia, como una especie de nombre personal de Dios, hasta el punto de que es escrito, a veces, con letra mayúscula. «Él es la Roca, perfecta es su obra» (Dt 32,4); «El Señor es una roca eterna» (Is 26, 4). Pero para que esta imagen no nos infunda miedo y sujeción por la dureza y la impenetrabilidad que evoca, la Biblia agrega enseguida otra verdad: él es «nuestra» Roca, «mi» roca. Es decir, una roca para nosotros, no contra nosotros. «El Señor es mi roca» (Sal 18,3), la «roca de mi defensa» (Sal 31, 4), la «roca de nuestra salvación» (Sal 95,1).

Los primeros traductores de la Biblia, los Setenta, se asustaron ante una imagen tan material de Dios que parecía abajarlo y sustituyeron sistemáticamente el concreto «roca» con abstractos, como «fuerza», «refugio», «salvación». Pero, con razón, todas las traducciones modernas han restituido a Dios el título original de roca.

Roca no es un título abstracto; no dice sólo lo que Dios es, sino también qué debemos ser nosotros. La roca está hecha para ser escalada, buscar refugio en ella, no sólo para ser contemplada desde lejos. La roca atrae, apasiona. Si Dios es roca, el hombre debe convertirse en un «escalador». Jesús decía: «Aprended del dueño de casa»; «Mirad a los pescadores»; Santiago continúa diciendo: «Mirad a los agricultores». Nosotros podemos añadir: «¡Mirad a los escaladores!». Si cae la noche o viene una tormenta, no cometen la imprudencia de intentar bajar, sino que se agarrán aún más a la roca y esperan a que pase la tormenta.

La insistencia de la Biblia sobre el Dios-roca tiene como objetivo infundir confianza en la criatura, arrojando los miedos de su corazón. «No temamos si tiembla la tierra, si se derrumban los montes en el fondo del mar», dice un salmo; y el motivo que se aduce es: «Nuestra roca es el Dios de Jacob» (Sal 46, 3.8).

 

¡Dios existe y eso basta!

El primer biógrafo de san Francisco de Asís, Tomás de Celano, describe un momento de oscuridad, y casi de desánimo, que el santo vivió hacia el final de su vida, a causa de las desviaciones que veía, en torno a sí, del primitivo estilo de vida de sus hermanos.

Estando turbado —escribe— por los malos ejemplos, y habiendo recurrido un día, tan amargado, a la oración, se sintió amonestado de este modo por el Señor: ¿Por qué tú, insignificante, te turbas? ¿Acaso te he establecido pastor de mi Orden de manera que olvidaras que yo sigo siendo el patrón principal? […] No te turbes, pues, sino espera tu salvación, porque si la Orden se redujera incluso a sólo tres frailes, permanecerá mi ayuda siempre estable»[9].

El estudioso franciscano francés P. Eloi Leclerc, el que mejor de todos ha expuesto esta fase atormentada de la vida de Francisco, dice que el santo fue tan reanimado por las palabras de Cristo que iba repitiendo dentro de sí una exclamación: «Dieu est, et cela suffit». ¡Francisco, Dios existe y eso basta! ¡Dios existe y eso basta!»[10].

Aprendamos a repetir también nosotros estas sencillas palabras cuando, en la Iglesia o en nuestra vida, nos encontremos con situaciones similares a las de Francisco y muchas nubes se desvanecerán.

 

© Traducido del original italiano por Pablo Cervera Barranco

 

[1] Santa Ángela de Foligno.

[2] San Agustín.

[3] «Zu den Sachen selbst»: es el programa de la Escuela fenomenológica de Husserl.

[4] Santo Tomás de Aquino, S.Th. II-IIae, q.1,a.2, 2.

[5] J.-P. Sartre, La nausea(Mondadori, Milán 1984) 193s [trad. esp. La náusea(Alianza, Madrid 2016).

[6] Cf.G. von Rad, Theologie des alten Testaments, I (Múnich 1966) 194 [tras. Esp. Teología del Antiguo Testamento(Sígueme, Salamanca 92002).

[7] San Agustín, Comentario al Salmo 85, 12: CCL 39, 1136); cf. también Confesiones, X, 6, 9.

[8] San Gregorio de Nisa, Cant. XI,5,2: PG 44,1001.

[9] Celano, Vida Segunda CXVII, 158: Fuentes Franciscanas, n. 742.

[10] Eloi Leclerc, Sagesse d’un Pauvre(Editions Franciscaines, París 1959) 75-78 [tras. esp. Sabiduría de un pobre(Encuentro, Madrid 2007)].

 

 

07/12/2018-18:48
Redacción

El Por qué de la JMJ: Catequesis

(ZENIT — 7 dic. 2018).- La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) se celebrará del 22 al 27 de enero de 2019. En este marco, Zenit publica una serie de 10 artículos sobre "El Por qué de la JMJ", escritos por el diácono Pedro Guevara Mann, Director Artístico de la JMJ Toronto 2002 (Leer el primer artículo).

Durante los próximos meses, Pedro Guevara compartirá un poco de su experiencia con la JMJ — la Jornada Mundial de la Juventud y explicarles un poco del por qué de la JMJ. Pedro es panameño y diácono permanente en la arquidiócesis de Toronto, en Canadá donde trabaja como productor de TV para Salt + Light Catholic Television.

Sigue la reflexión del diácono Pedro Guevara:

***

 

Catequesis

La vez pasada aprendimos que la Jornada Mundial de la Juventud o JMJ, es un encuentro entre la Iglesia Jerárquica y la Iglesia Laica, y ocurre al pie de la Cruz. Aunque el primer encuentro con el papa fue en Roma en 1984 y en 1985 hubo otro, la primera JMJ oficial, ocurrió en Roma en 1986. Desde entonces, la JMJ se celebra todos los años, en todas las diócesis del mundo, el Domingo de Ramos.

Pero sabemos que también ocurren a nivel internacional cada 2 o 3 años. ¿Cómo ocurrió eso?

En 1987, el papa Juan Pablo II iba a estar en Buenos Aires para el Domingo de Ramos e invitó a los jóvenes del mundo a encontrarlo allá. Este encuentro duró solo dos días y fue una oportunidad para que los jóvenes, no solo aprendieran algo más de nuestra fe, pero que influyeran a la Iglesia jerárquica y se beneficiaran de este "encuentro con la Iglesia".

De ahí viene la idea de un aspecto importante de la JMJ: Las Catequesis. Las Catequesis son para esto, para que los jóvenes aprendan de su fe, pero también que puedan influenciar a la jerarquía de la iglesia. Es por eso que las Catequesis son gran parte del programa de la JMJ.

Una catequesis es una enseñanza en la fe. Es aprender el catecismo. Y lo jóvenes quieren aprender su fe y quieren aprender qué es lo que enseña la Iglesia.

Y uno puede asistir a un catecismo en cualquier lado y con quien sea — pero durante la JMJ, todos los jóvenes deben asistir a una catequesis en las mañanas del miércoles, jueves y viernes con un obispo en su idioma.

Todos conocemos a sacerdotes. Ellos son la cara de la Iglesia para el mundo. Pero muchos de nosotros no conocemos a un obispo. ¡La mayoría de católicos en muchas partes del mundo ni siquiera han visto a un obispo! Se supone que los obispos son los Pastores de la Iglesia, pero frecuentemente, estos servidores quedan siendo solo administradores. Las Catequesis les dan a los obispos la oportunidad de ser Pastores y les dan a los jóvenes la oportunidad de participar activamente en ser ovejas.

Muchos de estos obispos catequistas son cardenales y al final de la catequesis, los jóvenes tienen la oportunidad de hacer preguntas. Es más, las mejores catequesis son las más pequeñas en la que los peregrinos pueden conversar con los obispos. La catequesis es de verdad un encuentro entre los jóvenes y los obispos: entre la Iglesia laica y la Iglesia jerárquica.

Durante la JMJ en Toronto, 250 Obispos vinieron de todas partes del mundo y hubieron 408 Catequesis en 17 idiomas. Y estas sesiones estaban repletas de jóvenes. La asistencia fue increíble.

Para la JMJ 2016 en Cracovia hubo — solamente en inglés —27 catequesis; la más grande, en el Tauron Arena, acogió a 15,000 peregrinos a la vez. Los jóvenes quieren aprender acerca de la Iglesia y de la Fe. Ellos quieren aprender el catecismo y participar en la Iglesia.

La JMJ es un encuentro entre los jóvenes, la Iglesia Laica y el Papa y los obispos, la Iglesia institucional. Es también un aprender que se hace bajo la Cruz.

En 1989, el Papa Juan Pablo II invitó a los jóvenes del mundo a hacer un peregrinaje con él a Santiago de Compostela, en España.

La próxima vez vamos a ver que es un peregrinaje. [568]

 

 

07/12/2018-18:37
Antonio Rivero

P. Antonio Rivero: "La Inmaculada Concepción es un monumento a la misericordia de Dios"

 

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

Ciclo C

Textos: Gn 3, 9-15.20; Ef 1, 3-6.11-12; Lc 1, 26-38

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: María Inmaculada es un monumento a la misericordia de Dios.

Síntesis del mensaje: El Papa Francisco dice: "Esta fiesta litúrgica indica el modo de obrar de Dios desde los albores de nuestra historia. Después del pecado de Adán y Eva, Dios no quiso dejar la humanidad en soledad y a merced del mal. Por esto pensó y quiso a María santa e inmaculada en el amor (cfr Ef 1,4), para que fuese la Madre del Redentor del hombre. Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona. En la fiesta de la Inmaculada Concepción tendré la alegría de abrir la Puerta Santa. En esta ocasión será una Puerta de la Misericordia, a través de la cual cualquiera que entrará podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza"(Bula, Misericordiae Vultus, n. 3).

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, las tres personas divinas derramaron su misericordia sobre esta mujer, de la estirpe humana. Primero, Dios Padre al querer asociarla al misterio de la Encarnación y hacerla Madre de su propio Hijo, escoge una mujer a quien, desde el origen de su existencia, adornó de una santidad esplendorosa. Segundo, Dios Hijo, al elegir a su propia Madre, debía mostrar para ella el amor del mejor de los hijos, de un hijo que quiere hacer a su madre todo el bien posible, admitiéndola a la participación de sus tesoros y de sus riquezas; por eso desde el primer instante de la concepción la adornó con la más alta pureza y santidad, no borrando una mancha ya contraída sino preservándola de todo pecado. Y tercero, Dios Espíritu Santo, por su parte, para formar en María al Verbo Encarnado y así elevarla a la dignidad de Esposa suya, requería una creatura que siempre hubiera sido perfectamente santa; no bastando para ello los dones correspondientes a los demás hombres, desde toda la eternidad se decidió llevar a cabo este privilegio que enriquecía a María con todas las gracias inimaginables y la elevaría a una santidad muy superior a la de todos los ángeles y santos juntos: "Toda hermosa eres, María, no hay mancha en ti", canta la Iglesia.

En segundo lugar, ¿qué hizo María delante de este plan maravilloso y misericordioso de Dios? María no puso obstáculos a Dios. Al contrario, se puso a disposición de Él, desde la humildad, y dio el consentimiento de su fe al anuncio de su vocación. Aquí María demostró también su gran misericordia para con el género humano. Y asíaparece como la primicia de la salvación, como la estrella de la mañana que anuncia a Cristo, " sol de justicia" (Cf. Mal 3,20), como la primera creatura surgida del poder redentor de Cristo, como aquella que ha sido redimida de modo eminente y misericordioso por Dios en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano. El plan del Padre que quería enviar a su Hijo a la humanidad exigía, para la mujer destinada a llevarlo en su seno, una perfecta santidad que fuese reflejo de la santidad divina. Ella que no conoció el pecado, está en el centro de esta enemistad entre el demonio y la estirpe humana redimida por Jesucristo, la estirpe de los hijos de Dios. Ella aparece en medio de esta singular batalla como la aurora que anuncia la victoria definitiva de la luz sobre la obscuridad. Ella va al frente de ese grande peregrinar de la Iglesia hacia la casa del Padre. En medio de las tempestades que por todas partes nos apremian, ella, Madre llena de misericordia, no abandona a los hombres que peregrinan en el claro oscuro de la fe. Ella es signo de segura esperanza y ardiente caridad.

Finalmente, ¿a qué nos invita esa solemnidad de la Inmaculada Concepción a nosotros? San Pablo nos responde en la segunda lectura de hoy, escrita a los efesios: el Padre nos ha elegido desde la eternidad en Cristo para ser santos e inmaculados en su presencia en el amor. Esto requiere de nosotros una lucha ascética, que dura toda nuestra vida, contra el pecado. Sabemos que el pecado original, aunque es cancelado por el bautismo, normalmente deja en el interior del hombre un desorden que tiene que ser superado, deja una propensión hacia el pecado, que tiene que ser vencida con la gracia y con el esfuerzo humano (Cf. Conc. Trid. Decretum De iustificationecap. 10). El hombre se da cuenta de que en su interior, por ser creatura herida por el pecado, se combaten dos fuerzas antagónicas: el bien y el mal. No todo aquello que nace espontáneamente en el interior del hombre, es bueno por sí mismo. Se requiere un sano y serio discernimiento de los propios pensamientos e intenciones para elegir, a la luz de Dios y de su palabra, aquello que es bueno y santo. En consecuencia, la vida humana y cristiana se revela como una "lucha" contra el mal (Cf. Gaudium et spes13,15). Una lucha en la que Dios está de parte del hombre y en la que el hombre debe elegir libremente la parte de Dios. El cristiano, pues, tiene la misión de entablar este combate contra el pecado en sí mismo, pero al mismo tiempo debe luchar para que los demás no caigan en el pecado. Debe luchar para que la buena noticia de la salvación en Jesucristo, llegue a todos los hombres. El cristiano, así, se encuentra con María, en el centro de esa enemistad entre el demonio y la estirpe humana y su responsabilidad no es pequeña en la historia de la salvación. Con su vida y con su muerte debe dar testimonio de que la salvación está presente en Cristo Jesús, camino, verdad y vida, y que el amor de Dios es más fuerte que todo pecado. Somos colaboradores de la misericordia de Dios, luchando contra el pecado en nuestra vida y en la vida de nuestros hermanos.

Para reflexionar: ¿lucho contra el pecado,contra el demonio y sus acechanzas? ¿Vigilo atentamente para rechazar las tentaciones que me ofrece el mundo: el placer desordenado, la avaricia, el desenfreno sexual, las pasiones? ¿Tengo misericordia del mundo ante las amenazas del maligno hoy: la manipulación genética, la corrupción del lenguaje que llega a ser ya guerra semántica, la amenaza de una destrucción total, el eclipse de la razón ante temas fundamentales como son la familia, la defensa de la vida desde su concepción hasta su término natural, el relativismo y el nihilismo que conducen a la pérdida total de los valores?

Para rezar: Meditemos en estos versos:

Mirad hoy, resplandeciente,
a la Reina celestial.
Mirad cómo tiembla el mal
y se esconde la serpiente.
Vestida de sol ardiente,
la luna por pedestal
y, cual corona nupcial,
doce estrellas en la frente.
Es la Sierva y la Señora,
la Virgen profetizada,
del Sol naciente la Aurora.
Viene de gracia colmada,
pues su Hijo, en buena hora,
quiso hacerla Inmaculada.

 

 

07/12/2018-18:54
Enrique Díaz Díaz

Mons. Enrique Díaz Díaz: "Vino la Palabra"

Baruc 5, 1-9: "Paz en la justicia y gloria en la piedad"

Salmo 125: "Grandes cosas has hecho por nosotros, Señor"

Filipenses 1, 4-6. 8-11: "Llenos de frutos de justicia"

San Lucas 3, 1-6: "Hagan rectos sus senderos"

¿Fenómenos sicológicos, paranormales, curación o milagro? No lo sé, pero así aconteció. Después de un largo tiempo de oración, el maestro se acercó a la niña que le presentaban, le frotó el cuello, le hizo unos masajes y pequeñas pulsaciones con el dedo en los oídos, y la niña empezó a hacer sonidos. "¿Cuántos años tiene?" Preguntó a la mamá. Ella con los ojos llorosos le dijo: "Ya tiene 12 años. Así nació: sorda y muda". El maestro la miró de reojo, en silencio, y puso toda su atención en la niña. "Fernanda es su nombre, pero siempre le he dicho Ferdy" añadió la mamá. Él comenzó a emitir sonidos cerca de sus oídos, como un mantra, como un pequeño murmullo que llegara a lo profundo de sus oídos. Y ante la sorpresa de todos, la niña, torpemente, empezó a emitir los mismos sonidos que el maestro: "¡Ferdy!, ¡Ferdy!..." repitió, el maestro una y otra vez, recalcando cada letra. "Ffffeeerrrdddyyy.." repitió la niña con gran dificultad. Después otras palabras: mamá, papá... y cada palabra fue repetida con dificultad. Todos estaban asombrados. La madre lloraba de emoción y los ojos de Ferdy brillaban y se abría para ella un nuevo horizonte. "Ya oye, que es lo más importante. Escuchar la palabra es primero. Que siga escuchando para que pueda aprender. Después, poco a poco, aprenderá a hablar", concluyó el maestro.

"Vino la Palabra", nos dice san Lucas situando la predicación de Juan tanto en la historia del mundo pagano como en la historia del pueblo de Israel. Y, aunque todos los datos que enmarcan este comienzo son verificables, él está más interesado en hacer resaltar el símbolo que representan: por una parte, el poder civil estructurado a modo de pirámide; y por otra, el poder religioso representado por dos personajes emparentados entre sí, Caifás, sacerdote en activo, títere de Anás que había sido destituido. Poder político y religión judía no son capaces de dar respuesta a los anhelos del pueblo pobre y humilde. En un punto de la historia, Dios envía su Palabra, se mensaje a Juan, hijo de Zacarías. Y continúan las contradicciones y llamadas de atención: Juan, hijo de aquel que había sido mudo, recibe ahora la Palabra; el hijo de la mujer que había sido estéril, ahora tiene la misión de presentar la vida. Y junto a la solemnidad y precisión del comienzo, la imprecisión respecto al lugar: "en el desierto". La llegada de Jesús no es pura casualidad en la historia, ni está al margen de la historia concreta de los hombres. Está encarnada, llega silenciosa, callada, en algún lugar muy concreto. La Palabra sale en búsqueda de quien quiera escucharla. En el principio está la Palabra.

Vivimos en un mundo de gran comunicación, estamos cada día mejor informados, pero cada día escuchamos menos, nos comunicamos menos. Quedamos aislados e incapaces de entablar relaciones de amor y amistad. El poder y un mundo materialista han substituido al Dios de la vida y el hombre se encuentra vacío y aunque quiere balbucear y comunicarse, no encuentra nada en su corazón porque no ha escuchado la Palabra. También para el hombre de hoy llega la Palabra, también para quienes se sienten abrumados y cargando penosamente su silencio, hay razones de esperanza. El profeta Baruc dirige palabras de esperanza a un pueblo desterrado y disperso. El deseo de Dios es que cambie sus vestidos de luto y aflicción y se vista de esplendor, que vuelva a reunirse, camine seguro y con alegría. A tal punto espera este nuevo retorno que le ofrece un nuevo nombre: "Paz en la justicia y gloria en la piedad", que al mismo tiempo es una meta y un camino para alcanzar la transformación. Sin una verdadera paz donde se enderecen los caminos no podrá haber justicia, no se puede llegar a Dios si no se establecen nuevas relaciones entre los hermanos, si no se tienden puentes entre los que se han dividido y si no reconocen los derechos de quienes han sido marginados. ¡Cuánto anhelamos también nosotros ese nuevo nombre brotado de la paz y la justicia!

El tiempo de Adviento es un tiempo de escucha. Requiere desierto, silencio y soledad. Necesitamos espacios para escuchar la Palabra que hoy llega a nosotros. Solamente después podremos pronunciarla, vivirla y transformar nuestros ambientes. El camino del Adviento exige allanar los senderos, enderezar los caminos torcidos y rellenar los profundos huecos que se han formado en nuestras vidas al margen de Dios. Para que la causa de la paz se abra camino en la mente y el corazón de todos los hombres y, de modo especial, de aquellos que están llamados a servir a sus ciudadanos, es preciso que esté apoyada en firmes convicciones morales, en la serenidad de los ánimos, a veces tensos y polarizados, y en la búsqueda constante del bien común nacional, regional y mundial. Solamente abriendo el corazón podremos hacer fructificar la Palabra. Pero la Palabra no debe quedar estéril, sino penetrar y transformar. El criterio para saber que ha llegado la Palabra es que nos abra a cada persona, sobre todo a los más pobres para que puedan ponerse de pie y caminar con dignidad, para que puedan participar del banquete mismo de la vida.
Las Palabra que escucha en su corazón Juan el Bautista y que hoy nos transmite, pide conversión y un verdadero cambio de corazón. Sólo así alcanzaremos la verdadera paz que nos ofrece Baruc. La consecución de la paz requiere la lucha contra la pobreza y la corrupción, el acceso a una educación de calidad para todos, un crecimiento económico solidario, la consolidación de la democracia y la erradicación de la violencia y la explotación, especialmente contra las mujeres y los niños, requiere además la promoción de una auténtica cultura de la vida, que respete la dignidad del ser humano en plenitud.

¿Qué estamos haciendo para escuchar la Palabra? ¿Cómo estamos construyendo esa nueva paz?

Padre Bueno, que nos has enviado a tu Hijo Jesucristo como Palabra de vida, abre nuestros oídos y nuestros corazones, para que, escuchándolo y siguiéndolo, transformemos nuestro mundo en una comunidad, "Paz en la justicia y gloria en la Piedad". Amén.

 

 

07/12/2018-08:23
Isabel Orellana Vilches

Santa Narcisa de Jesús Martillo Morán, 8 de diciembre

«Gran penitente ecuatoriana que valoró la importancia de la dirección espiritual para su vida de perfección. Imitó a la beata Mariana de Jesús y fue compañera de la también beata Mercedes de Jesús Molina y Ayala»

Hoy, festividad de la Inmaculada Concepción de María, la Iglesia celebra también la vida de esta santa ecuatoriana. Es conocida como la «Violeta de Nobol», porque nació en la hacienda San José perteneciente al cantón de Nobol, cercano a Guayaquil, Ecuador, el 29 de octubre de 1832, festividad de san Narciso. Era la séptima de nueve hermanos y perdió a su madre cuando tenía 6 años, quedando bajo el cuidado de una de sus hermanas; luego ella sería como una madre para los hermanos más pequeños, aunque entre todos sembró paz y alegría. No podía ser menos, ya que sobre los juegos infantiles priorizaba la oración que realizaba bien en su aposento o bajo la sombra de un guayabo de la hacienda. Además, tenía dotes para el canto y gracia para tocar la guitarra.

Aunque sus padres eran campesinos que tuvieron posibilidad de haberle dado estudios porque su economía era buena, simplemente aprendió a leer y a escribir, y es que ellos eran iletrados y seguramente no apreciaban el valor de la formación. Eso sí eran trabajadores ejemplares, y el padre, Pedro Martillo Mosquera, hombre sagaz para los negocios, fue durante un tiempo teniente corregidor de Nobol y teniente de San José. En septiembre de 1839 Narcisa recibió la confirmación y hasta que cumplió 15 años no tuvo otro trabajo que el doméstico. A esa edad aprendió a coser y fue costurera de las gentes del entorno.

Cayó en sus manos la vida de la beata Mariana de Jesús y la tomó como modelo. Para asemejarse a ella en su abrazo a la cruz, inició un itinerario de mortificaciones y renuncias, infligiéndose cilicios y otras severas penitencias corporales que irían minando su salud, a pesar de su fuerte naturaleza. Siempre se destacó en ella su amor a la Eucaristía y su devoción por la Virgen. Fue una de las fundadoras de las Hijas de María y se caracterizó también por dedicar muchas horas diarias a la oración. Destinó al efecto un recinto dentro de su hogar convirtiéndolo en una especie de oratorio. Y ante una imagen de la Divina Infancia se pasaba horas y horas. Cuando le preguntaban con quién conversaba, ella respondía: «con Él, con Él», guardando en su corazón los sobrenaturales coloquios que mantenía. Era devotísima del Santísimo Sacramento, del Corazón de Jesús y de la Virgen, Madre de Misericordia. Sus libros de cabecera fueron las Sagradas Escrituras y «El ejercicio de la perfección y virtudes cristianas» de san Alonso Rodríguez.

Se ve que no tenía más ambición que la de ser santa porque al perder a su padre a la edad de 18 años, no reclamó la parte de su herencia, legado que dejó en manos de sus hermanos. Fue una mujer humilde, sencilla y con un visible espíritu de pobreza. El sustento lo obtenía enseñando religión a los niños de haciendas vecinas. Se estableció en Guayaquil en 1851 y además de ejercer su único oficio, el de costurera, se ocupaba de atender a su sobrina Chepita Hernández. El lugar donde moraban era un modesto y diminuto altillo. Espiritualmente comenzó otra vía que juzgaba esencial para la santificación como es la dirección espiritual. El padre Luís de Tola y Avilés, que sería designado más tarde obispo de Portoviejo, fue su primer director.

En la estancia que ocupaban Chepita y ella comenzó a experimentar éxtasis y otros favores místicos, que se producían en presencia de su sobrina; también fueron testigos otras personas cuando estos arrobamientos le sobrevenían en misa, tras haber recibido la Sagrada Comunión. Por ese motivo su vida y conducta comenzó a estar en boca de la gente. En 1858 dejó el altillo para ocupar nueva minúscula habitación que había debajo de la escalera de la vivienda de otra conocida, situada frente a la iglesia de San Francisco; allí permaneció hasta 1860. Entre tanto, ejercía el apostolado con niños a los que impartía catequesis, visitas a enfermos y moribundos, y se ocupó de atender a jóvenes sin hogar que moraban en la «Casa de las Recogidas», vistiendo un hábito negro. Después del padre Tola tuvo varios confesores. Para asistir a uno de ellos, monseñor Amadeo Millán, aquejado de tuberculosis, se trasladó a Cuenca, y cuando falleció regresó a Guayaquil.

La que sería beata Mercedes de Jesús Molina y Ayala era también hija espiritual del presbítero. Ambas, Narcisa y ella sintonizaron tanto espiritualmente que siguieron caminos muy parejos en sus penitencias. Las compartieron mientras convivían en una casa que fue denominada «Casa de las beatas». En esa época Narcisa siguió enseñando a coser a niñas huérfanas. En 1868 se estableció en Lima para ser dirigida por el franciscano, padre Pedro Gual. Se alojó en el beaterío de Nuestra Señora del Patrocinio, de las dominicanas, sito en la Alameda de los Descalzos, costeándose sus necesidades con su propio trabajo y la ayuda económica que el padre Gual obtuvo de una persona pudiente. La dirigió hasta que abandonó Lima. Entonces la dejó en manos de otro confesor. Narcisa intensificó sus penitencias. Eran de tal calibre que los cercanos vivían con zozobra las consecuencias que podían tener para su salud. Con tan crudas mortificaciones daba lance al demonio que andaba tras ella. No tenía más objetivo que conquistar la santidad, y si alguien le exponía sus temores respecto a los estragos que su conducta podía reportarle, respondía: «para sufrir he venido al mundo».

Y así vivió, consumida en el amor divino, y abrazada a la cruz para obtener la misericordia divina por los pecadores hasta que murió en Lima el 8 de diciembre de 1869 a los 37 años, aunque con la apariencia de una anciana. Dios quiso que falleciese en esa festividad de la Inmaculada Concepción, tan amada por ella. A Él le había hecho ofrenda de sus sufrimientos por los frutos del Concilio Vaticano I que justamente inauguraba en la misma fecha el papa Pío IX. Fue beatificada por Juan Pablo II el 25 de octubre de 1992. Y canonizada por Benedicto XVI el 12 de octubre de 2008.