Tribunas

Avanza el proceso para la reforma de la ley bioética francesa

 

 

Salvador Bernal


 

Perdonará el lector mi insistencia, pero sigo pensando que el derecho francés resulta ejemplar en este campo, aunque no necesariamente todos estén de acuerdo con todo. A mi entender, muestra un gran equilibrio entre el principio de cautela y la asunción de progresos científicos, con la correspondiente valoración de los criterios éticos ante las nuevas técnicas: no siempre las soluciones que permite el desarrollo de las investigaciones, se pueden ni se deben aceptar en el ordenamiento. La complejidad de los problemas justificó que, desde la primera ley, de 1994, el legislador estableciera la necesidad de una revisión periódica, como se hizo en 2004 y 2011.

Cuando llegue el momento de analizar la próxima ley, desde luego, si de algo no se podrá acusar al legislador es de improvisación ni precipitaciones, muy al contrario de lo que sucede por estos pagos. El Comité nacional de ética organizó durante el primer semestre del año los "estados generales" de la bioética en Francia, con todo tipo de actos e intervenciones. Se publicó a comienzo del verano una síntesis amplia de unas doscientas páginas, para general conocimiento. Ya en septiembre, el comité hizo sus propuestas al ejecutivo, muy ceñidas a las grandes tendencias reflejadas en los estados generales, con discrepancias y consensos.

Antes de perfilar el proyecto de ley, el gobierno puso en marcha una misión informativa parlamentaria de diputados, que comenzó su trabajo a comienzos de julio. Aunque con visión de conjunto, es conocido que los macronianos querían plantear, sobre todo, la extensión de la procreación médica asistida (PMA), aunque tampoco hay unanimidad en el partido del gobierno.

Esta misión de investigación parlamentaria acaba de finalizar, tras unas sesenta audiciones, más de 150 oradores, muchas horas de debate y un solo incidente notable. Han pasado por la Asamblea científicos, médicos, representantes de asociaciones y grupos de presión, para explicar a la veintena de miembros de la misión el estado de la investigación o las opiniones sobre temas tan complejos como la inteligencia artificial, la genética, la investigación con células madre o la neurociencia: “en un ambiente de extrema cortesía”, a juicio del presidente, Jean-Louis Touraine, diputado por el Rhône (de La République en marche, el partido de Macron). Se espera su informe para finales de noviembre, con el resumen del trabajo realizado y las recomendaciones para el proyecto de ley, que se va retrasando lógicamente.

El gran tema que sigue suscitando una gran división es la PMA: mi impresión es que se ampliará en el proyecto, a pesar de las dificultades no sólo éticas sino de técnica jurídica que plantea; pero la presión es muy fuerte, también con estereotipos y descalificaciones de los contrarios, acusados de homofobia... Desde luego, Emmanuel Macron no tiene inconveniente en que se alarguen las discusiones, para evitar la fuerza de una oposición tipo Manif pour tous, que tanto horadó los planteamientos de François Hollande, en el anterior quinquenio presidencial. Por esto, el ejecutivo ha creado un nuevo grupo de trabajo, compuesto por diputados y senadores, que comenzará su trabajo a partir del informe de la misión parlamentaria, en intento de elaborar un proyecto definitivo que procure el consenso en los temas aún conflictivos. No se cumplirá así el calendario previsto: presentar el texto en otoño al Consejo de Estado, para ser examinado por la Asamblea Nacional a principios de 2019.

Sí parece haberse llegado a un acuerdo en materia del fin de la vida, a pesar de que no cesan las presiones de los partidarios de la eutanasia, que están provocando también una seria reacción social. Una muestra para mí significativa es la de cerca de doscientas asociaciones de voluntarios de cuidados paliativos. Representan a miles de personas que participan diariamente en el apoyo a los pacientes y a sus familias, en la etapa final de la vida. Desarrollan en silencio su importante actividad –más allá de las exigencias legales o administrativas-, pero han visto necesario hacer oír su voz, en un manifiesto que expone, con claridad y altura, “12 razones para decir no a la eutanasia (y sí a los cuidados paliativos)". El documento, como su propia actividad, aporta un profundo testimonio de solidaridad humana. Tuve noticia a través del diario La Croix, y se puede consultar, así como la relación de firmantes, en http://laviepaslamort.fr/. Se podrá conocer en castellano en www.aceprensa.com.

El punto de partida es nítido: todos deben vivir con dignidad hasta el final de su vida: la dignidad de la persona no depende de su salud. Incluso en las situaciones más difíciles y menos deseables, los equipos de cuidados paliativos entregan su corazón y experiencia para salvaguardar la dignidad de los pacientes. Al contrario, optar por la muerte no garantiza esa dignidad y supone una renuncia a la condición humana.