Servicio diario - 29 de octubre de 2018


 

Indonesia: Pésame del Papa por las víctimas del accidente de aviación en Yakarta
Redacción

Scalabrinianos: La Evangelización se hace caminando con los migrantes
Redacción

Irán: El Papa recibe al nuevo embajador de la República Islámica
Redacción

Señor de los Milagros: La fe del pueblo peruano celebra al Cristo Moreno
Esther Nuñez Balbín

Sínodo 2018: "Los jóvenes no tienen una voz uniforme"
José Antonio Varela Vidal

Beato Ángel de Acri, 30 de octubre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

29/10/2018-21:15
Redacción

Indonesia: Pésame del Papa por las víctimas del accidente de aviación en Yakarta

(ZENIT — 29 oct. 2018).- Publicamos a continuación el telegrama de pésame por las víctimas del accidente de aviación que tuvo lugar ayer en Yakarta (Indonesia), enviado por el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, en nombre del Santo Padre al nuncio apostólico en Indonesia, Mons. Piero Pioppo:

 

Telegrama

Al recibir la noticia del reciente accidente de aviación en Yakarta, Su Santidad el Papa Francisco envía su pésame a todos los afectados por esta tragedia. Asegura sus oraciones por los fallecidos y por los que lloran su pérdida. Sobre la nación y todos los que trabajan en las operaciones de rescate y ayuda, Su Santidad invoca la fortaleza y la paz de Dios Todopoderoso.

Cardenal Pietro Parolin
Secretario de Estado

 

 

29/10/2018-19:01
Redacción

Scalabrinianos: La Evangelización se hace caminando con los migrantes

(ZENIT – 29 octubre 2018).- La evangelización se hace caminando con los migrantes”. El Papa Francisco declaró una vez más a los religiosos scalabrinianos: “Es necesario ante todo, continuó, escuchar a las personas, escuchar la historia de las comunidades, sobre todo las esperanzas decepcionadas, las expectativas de los corazones, las pruebas de la fe… Escuchar, ante todo, y hacerlo en una actitud de compasión, de sincera cercanía”.

El Papa Francisco recibió en audiencia a los participantes en el XV Capítulo General de la Congregación de los Misioneros de San Carlos (Scalabrinianos), en la mañana de este lunes, 29 de octubre de 2018, en el Salón del Consistorio del palacio Apostólico. Los invitó a vivir “una vida sana comunitaria, simple pero no banal, no mediocre”.

“Es fascinante hacer conocer a Jesús a través de las Escrituras a personas de diferentes culturas”, se entusiasmó el Papa, “para contarles su misterio de amor: la encarnación, la pasión, la muerte y la resurrección. ¿Compartid con los migrantes el asombro ante una salvación histórica, localizada y sin embargo, universal, que es para todos!”.

Esta es nuestra traducción del discurso del Papa Francisco, pronunciado en italiano.

HG

 

Discurso del Santo Padre

Queridos hermanos,

Me alegra encontrarme con vosotros con motivo del Capítulo General y dirigir a cada uno mi saludo cordial, empezando por el nuevo Superior General, a quien agradezco sus palabras y deseo todo el bien en su ministerio.

En el centro de vuestra reflexión en estos días habéis puesto el tema Encuentro y camino «Jesús caminaba con ellos» (cfr. Lc 24,15). La referencia es a la historia de los discípulos de Emaús, que se encuentran con Jesús resucitado en el camino. Se acerca para caminar con ellos y explicarles las Escrituras. El Capítulo representa un tiempo privilegiado de gracia para vuestra Familia religiosa, llamada a asumir esta actitud dual del Maestro divino hacia aquellos que son objeto de vuestra atención pastoral: anunciarles la Palabra y caminar con ellos. Se trata de encontrar caminos siempre nuevos de evangelización y de cercanía, para cumplir con fidelidad dinámica vuestro carisma que os pone al servicio de los migrantes.

Frente al fenómeno migratorio de hoy, muy vasto y complejo, vuestra Congregación obtiene los recursos espirituales necesarios del testimonio profético del Fundador, tan actual como siempre, y de la experiencia de tantos hermanos que han trabajado con gran generosidad desde vuestros orígenes, hace 131 años, hasta hoy. Hoy como ayer, vuestra misión tiene lugar en contextos difíciles, a veces caracterizados por actitudes de sospecha y prejuicio, o incluso de rechazo hacia la persona extranjera. Esto os empuja todavía más a un entusiasmo apostólico valiente y perseverante, para llevar el amor de Cristo a aquellos que, lejos de su patria y de su familia, están en peligro de sentirse también lejos de Dios.

La imagen bíblica de los discípulos de Emaús muestra que Jesús explica las Escrituras mientras camina con ellos. La evangelización se hace caminando con las personas. En primer lugar debemos escuchar a las personas, escuchar la historia de las comunidades; sobre todo las esperanzas defraudadas, las expectativas de los corazones, las pruebas de la fe… Antes que nada escuchar, y hacerlo con una actitud de con-pasión, de sincera cercanía. ¡Cuántas historias hay en los corazones de los migrantes! Historias hermosas y feas. El peligro es que sean removidas: las feas, es obvio; pero también las hermosas, porque el recuerdo les hace sufrir. Y, por lo tanto, el riesgo es que el migrante se convierta en una persona desarraigada, sin rostro, sin identidad. Pero esta es una pérdida muy grave, que se puede evitar escuchando, caminando junto a las personas y las comunidades de migrantes. Poder hacerlo es una gracia, y también es un recurso para la Iglesia y para el mundo.

Después de escuchar, como Jesús, debemos dar la Palabra y la señal del Pan partido. Es fascinante hacer conocer a Jesús a través de las Escrituras a personas de diferentes culturas; contarles su misterio de Amor: encarnación, pasión, muerte y resurrección. Compartir con los migrantes el asombro de una salvación que es histórica, está situada, y, no obstante,  es universal, ¡es para todos! Disfrutar juntos de la alegría de leer la Biblia, de recibir de ella la Palabra de Dios para nosotros hoy; de descubrir que a través de las Escrituras, Dios quiere darles  a estos hombres y mujeres concretos su Palabra de salvación, de esperanza, de liberación, de paz. Y luego, invitarlos a la Mesa de la Eucaristía, donde las palabras callan y queda el Signo del Pan partido: Sacramento en el que se resume todo, en el que el Hijo de Dios ofrece su Cuerpo y su Sangre por la vida de esos viandantes. de esos hombres y mujeres que corren el peligro de  perder la esperanza y para no sufrir prefieren cancelar el pasado.

Cristo resucitado os envía también hoy, en la Iglesia, a caminar junto con tantos hermanos y hermanas que recorren, como migrantes, el camino desde Jerusalén a Emaús. Misión antigua y siempre nueva; cansina, y a  veces dolorosa, pero también capaz de hacer llorar de alegría. Os aliento a llevarla adelante con vuestro propio estilo, madurado en el fructífero encuentro entre el carisma del beato Scalabrini y las circunstancias históricas. De este estilo forma parte la atención que prestáis a  la dignidad de la persona humana, especialmente donde está más herida y amenazada. De ella son parte el compromiso educativo con las nuevas generaciones, la catequesis y el cuidado pastoral familiar.

Queridos hermanos, no olvidemos que la condición de toda misión en la Iglesia es que estemos unidos a Cristo resucitado como los sarmientos a la vid (cf. Jn 15, 1-9). De lo contrario hacemos activismo social. Por eso os repito, también a vosotros,  la exhortación a permanecer en Él.  Nosotros, en primer lugar,  tenemos necesidad de ser renovados en la fe y la esperanza por Jesús vivo en la Palabra y en la Eucaristía, pero también en el perdón sacramental. Necesitamos estar con Él en la adoración silenciosa, en la lectio divina, en el Rosario de la Virgen María.

Y necesitamos una saludable vida comunitaria, simple pero no trivial, no mediocre. Me gustó cuando el Superior General dijo que el Espíritu os llama a vivir entre vosotros  la comunión en la diversidad. Sí, como testimonio, pero ante todo como alegría para vosotros, como una riqueza humana y cristiana, eclesial. También os animo a continuar el camino de compartición con los laicos, enfrentando juntos los desafíos de hoy; así como a cuidar de  los itinerarios de formación permanente.

Hermanos, os doy las gracias por este encuentro. ¡Rezo por vuestro Capítulo, que dé muy buenos frutos!  Lo pedimos por intercesión de María, nuestra Madre, de San Carlos Borromeo y del beato Giovanni Battista Scalabrini. Os bendigo de todo corazón, así como a todos los Misioneros Scalabrini.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

29/10/2018-18:16
Redacción

Irán: El Papa recibe al nuevo embajador de la República Islámica

(ZENIT — 29 oct. 2018).- Esta mañana, a las 10 horas, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia al Sr. Seyed Taha Hashemi, embajador de la República Islámica de Irán ante la Santa Sede, con motivo de la presentación de sus cartas credenciales.

Seyed Taha Hashemi nació en Zarand-Kerman, el 23 de noviembre de 1958. Está casado y tiene cinco hijos.

Obtuvo un Doctorado en Medicina (Universidad de Teherán, 1989), un Doctorado en Derecho Islámico (Estudio Teológico de Teherán y Qom,2007), una especialización en Psicología del Comportamiento (Universidad Berkeley de Yakarta, 2013) y una especialización en Psicología. General (Universidad Peyam-e Nur, 2017).

El nuevo embajador ha sido Director adjunto del Consejo de Coordinación de Propaganda Islámica y Director del Cuerpo Dahe-ye Fajr de la Revolución Islámica; Director del Centro de Investigación Informática sobre Ciencias Islámicas; y Miembro de la Junta Directiva y del Consejo de Garantes de la Oficina para la Propaganda Islámica del Estudio Teológico de Qom.
Asimismo, ha trabajado como Representante parlamentario de Qom y miembro de la Dirección de la Asamblea Legislativa Islámica de 1996 a 2000, y como Director del Consejo de Supervisión de la Organización de Radiotelevisión de la República Islámica de Irán (1997-2000).

Del mismo modo, el embajador iraní ha dirigido el periódico nacional Entekhab, del año 98 al 2004; ha sido Director jurídico adjunto e internacional de la Organización para el Patrimonio Cultural, la Artesanía y el Turismo (2004-2005); y Director del Comité de Patrimonio Cultural y Natural — Comisión Nacional de la UNESCO (2004-2007).

También ha ocupado los cargos de: Miembro del Comité de Cultura y Civilización del Consejo Supremo de la Revolución Cultural (2004-2017); Director del Instituto de Investigación sobre Patrimonio Cultural y Turismo (2005-2007); Vicerrector cultural y social de la Universidad Islámica Libre (2013-2016); Miembro del Consejo de Cultura General (2013-2017); Asesor Médico del Rector de la Universidad Islámica Libre (2016¬2017); y Miembro del Consejo Científico del Instituto de Investigación sobre Patrimonio Cultural y Turismo y Asesor del Director Ejecutivo del Instituto de Seguridad Social.

 

 

29/10/2018-14:25
Esther Nuñez Balbín

Señor de los Milagros: La fe del pueblo peruano celebra al Cristo Moreno

(ZENIT – 29 oct. 2018).- En medio del tumulto, al ritmo del cajón y del fervor de un pueblo que no deja de agradecer las bendiciones recibidas pasa el Señor de los Milagros. Las andas del Cristo de Pachacamilla lucen ataviadas llevan consigo joyas, luces y flores que adornan su estructura. Para alzarla en hombros se requiere entre 32 y 38 personas, y es que pesa aproximadamente 1.400 kilos.

Una corona, un paño de pudor y los clavos de plata son las joyas que muestra la imagen a su paso. Joyas protegidas por las hermanas Carmelitas Descalzas del Monasterio de las Nazarenas y que se exhiben en el Museo del Señor de los Milagros.

Con suave cadencia viajan los banderines que los fieles incrustan en el anda. Una suerte de pines que simbolizan los milagros concedidos. Y es que en el mes de octubre no solo las calles de Lima en Perú se pintan de morado, New York y Roma también rinden homenaje al Cristo de Pachacamilla.

Desde el pontificado de Juan Pablo II el Señor de los Milagros visita la Plaza San Pedro el domingo más cercano al 18 de octubre a la hora del Ángelus, para recibir la bendición del Santo Padre. Así lo ha hecho hasta ahora Benedicto XVI y Francisco. Mientras que en New York lo reciben en la Quinta Avenida. Sale desde St. Patrick, la catedral. En París vive todo el año en Notre Dame tiene un espacio especial junto a la Virgen de Guadalupe.

Incluso en Latinoamérica en Chile suele ser muy festiva la procesión. Concluye en la catedral cuando los asistentes entonan el Himno Nacional de Perú y Chile. Pero qué representa esta manifestación de fe y cultura de repercusión mundial.

 

Una tradición que sigue viva

La devoción al Cristo morado es parte de la identidad de los limeños, sin embargo trasciende fronteras. Como lo solía hacer su madre, la integrante del equipo que lleva adelante la Casa Museo del Señor de los Milagros, en el centro histórico de la ciudad de los Reyes, María Rosa Alvarez-Calderón Larco siembra orquídeas. Ella cosecha desde hace años la devoción por esta imagen, cuyas piezas con más de 300 años de antigüedad, permanecen custodiadas en el Monasterio de las Nazarenas.

“Esta es una devoción con vida propia” afirma Álvarez-Calderón responsable de comunicaciones del Museo del Señor de los Milagros, en una entrevista para la prensa peruana. Esta tradición crece con vida propia. Cuenta la historia que desde 1617 el muro donde apareció la imagen del Señor había sido abandonado. Hasta que un hombre enfermo, lo limpió y le colocó una protección especial. Al cabo de unos meses quedó sano.

Cuando intentaban desaparecer esta imagen, simplemente no se podía. El virrey Amat impresionado manda al famoso pintor José de la Parra a dibujar la imagen del calvario que vemos ahora. La imagen está siempre en los sitios más recónditos.

 

¿Cómo nació el Museo dedicado al Cristo Moreno?

Una corona, un “paño del pudor” y clavos de plata son algunas de las joyas que se conservan bajo la custodia de las religiosas carmelitas. Desde 1730 llegaron al Perú dos nuevas religiosas carmelitas las madres María Rosa y María Soledad quienes fueron las gestoras de este recinto que alberga en su interior reliquias y antigüedades desde que este muro surgió en la vida de la gente.

La priora del Monasterio María soledad partió a la casa del padre el último 21 de setiembre cuando se cumplía precisamente 303 años de que se declarara al Señor de los Milagros como “Patrono Jurado” de la capital peruana. Parte de su trabajo fue empezar el proceso de restauración de las piezas que se tenían. Las religiosas Siempre tuvieron la idea de contar con un museo para exponer estas obras, cuenta María Rosa en una entrevista para un diario local.

Desde muy pequeña sus padres la vestían con una mantilla morada para ver pasar al Señor desde la oficina donde trabajaba su padre, es una imagen que lleva desde siempre en el corazón. Desde 2014 asumió esta responsabilidad de dar a conocer el Museo y procurar su conservación.

En este duro caminar, un libro clave que nos ha servido de guía para ir dando sentido a las piezas fue “Historia del Santo Cristo de los Milagros” de Rubén Vargas Ugarte. Se trata del primer libro que tuvo acceso a los archivos de las madres del monasterio. Con este documento en mano se pudo armar documentos y disponer mejor los ornamentos que dan vida a esta casa museo ubicada en el corazón de Lima virreinal, a tan solo unos metros del Santuario de las Nazarenas.

Las salidas ordinarias que realiza la imagen son cinco, el primer sábado de octubre, el 18, 19 y 28 del mismo mes y el 1 de noviembre día en el que se celebra a todos los Santos. Ese día la sagrada imagen lleva consigo los banderines de los cinco santos peruanos.

 

 

 

29/10/2018-21:41
José Antonio Varela Vidal

Sínodo 2018: "Los jóvenes no tienen una voz uniforme"

(ZENIT — 29 oct. 2018).- Hay algunos sectores de la Iglesia que van a ser favorecidos de manera especial con las conclusiones del Sínodo, especialmente en lo que se refiere al diagnóstico sobre la juventud, y los nuevos espacios que se proponen para acompañarlos en su vida de fe. Nos referimos a las congregaciones religiosas, que tienen el apostolado de la educación.

Para hablar de este y otros temas, entrevistamos al padre Fernando Milán Romeral, prior general de la Orden Carmelita de la Antigua Observancia, quien desde Roma siguió con especial atención los días del Sínodo.

 

ZENIT: ¿Cómo han recibido los Carmelitas el documento final del Sínodo, y la carta a los jóvenes?

Padre Millán: No he tenido ocasión todavía en profundizar al detalle el documento, pero he leído la carta que manda el Sínodo a los jóvenes y me gusta mucho el tono que es humilde. Reconocen nuestras debilidades humanas, y piden que estas no impidan que los jóvenes tengan fe, la disfruten, la practiquen y la contagien. Me gusta también el tono propositivo con que se lanza este reto. Y también que debemos escuchar a los jóvenes, que es algo que ha recorrido todo el Sínodo, y el hecho de que los jóvenes deben ser protagonistas activos de su vivencia de fe, es decir, ser evangelizadores y no solo evangelizados. La carta recoge muy bien el tono que se ha intentado vivir, que espero sea una experiencia eclesial muy rica y fecunda, en la que tendremos todos que profundizar.

 

ZENIT: ¿Qué espacios de trabajo identifica usted para los jóvenes, a fin de que puedan entusiasmarse con la Iglesia?

Padre Millán: Hay muchos ámbitos. En el caso concreto del Carmelo, yo diría dos. El primero serían los colegios, que es un ámbito privilegiado porque allí entra no solamente el aspecto estrictamente religioso sino el aspecto cultural, el aspecto solidario. El colegio es un ámbito donde se pueden desarrollar muchas iniciativas de todo tipo.

 

ZENIT: ¿Y el segundo ámbito?

Padre Millán: Sería a través de un movimiento que nosotros tenemos en la Orden, y que está muy extendido en varios países, sobre todo en España y en el Perú, la Juventud Carmelitana (JUCAR). Hace ya unos treinta años que se está intentando vivir el espíritu del Carmelo en el lenguaje de los jóvenes y desde la iniciativa juvenil.

 

ZENIT: Justamente una Orden antigua como es la Carmelita, ¿Cómo se esfuerza para ser joven a la vez?

Padre Millán: Le contestaría desde la convicción profunda de que el carisma Carmelita al ser un carisma, tiene el don del Espíritu Santo y por lo tanto es siempre joven. El carisma se encarna en distintas realidZades históricas, y como todo lo relacionado con Dios tiene la frescura de lo juvenil. Al carisma a veces queremos encerrarlo en ciertos moldes culturales, en ciertos lenguajes, en ciertas prácticas que se pueden convertir en prácticas rutinarias. Entonces son los jóvenes los que nos hacen un gran regalo, renovando la expresión del carisma.

 

ZENIT: En el Sínodo se vieron algunos errores o fallos que ha tenido la Iglesia con los jóvenes, a pesar que ha manifestado una opción preferencial por ellos. ¿Cuáles han sido esos errores?

Padre Millán: Creo que uno de los errores ha sido hablar a los jóvenes, pero sin escucharles. Es verdad que no es tan fácil escuchar a los jóvenes porque no tienen una voz uniforme, sino que hay muchos jóvenes con experiencias muy diversas. Deberíamos haber dejado un mayor espacio a sus iniciativas, a sus cuestiones, a sus interrogantes. Yo admiro mucho a los carmelitas que trabajan con los jóvenes porque no es un trabajo fácil pues hay que estar allí, hay que acompañar, hay que querer al joven.

 

ZENIT: Una pastoral juvenil diferente...

Padre Millán: Hay una frase de Don Bosco que a mí me llama mucho la atención, de que el joven no solamente tiene que ser querido sino que tiene que saberse querido. Entonces la pastoral juvenil muchas veces no es una pastoral de grandes discursos ni de muchas palabras, sino que es una pastoral de acompañar, de vivir con el joven y esto el joven lo percibe, lo agradece y es cuando da lo mejor de sí.

 

ZENIT: Por los colegios como los suyos, y de otras congregaciones, pasan muchos jóvenes que después dirigirán sus países en la política, o en el mundo empresarial. ¿Ustedes son conscientes de esto, en el sentido de que se debe trabajar un perfil del estudiante para que sea un hombre del mañana?

Padre Millán: Esto es un reto y una responsabilidad tremenda. De nuestros colegios, no digo Carmelitas sino de nuestros colegios religiosos en general, han salido grandes empresarios, grandes periodistas, grandes políticos, pero han salido también algunos de los dictadores de América Latina. Casi todos han estudiado en colegios religiosos, entonces esto nos tiene que cuestionar mucho. Evidentemente es algo que no es controlable, pues por nuestras aulas pasan miles de jóvenes y lógicamente hay de todo.

 

ZENIT: Y seguirá sucediendo...

Padre Millán: Es un reto en el sentido de que tenemos que ser muy conscientes, de que nuestros colegios no buscan formar triunfadores; no buscan solamente eso sino que buscan formar personas, personas más libres, más justas y en último término, más felices. Ciertamente, un colegio tiene que dar calidad, porque los padres llevan a los niños para que se les eduque bien, para que se les forme bien profesionalmente, técnicamente, etcétera.

 

ZENIT: Aunque eso no es lo principal ¿verdad?

Padre Millán: Lo fundamental es que se les ayude a ser personas más libres, más justas. Es darles una serie de valores que le van acompañar durante toda su vida, y crear un estilo de relaciones humanas. Yo creo que eso es prioritario en cualquier colegio Carmelita. Tenemos que seguir profundizando en esa misión, que no solamente se abre a los jóvenes católicos, porque en muchos colegios nuestros hay jóvenes que no son católicos...

 

ZENIT: ¿También forman jóvenes de otras religiones?

Padre Millán: Sí, sobre todo en Europa, donde la legislación impide que el colegio este reducido solamente a jóvenes católicos. Entonces hay jóvenes que son de otras religiones o que no tienen religión o que sus familias no son creyentes. Yo creo que el colegio puede ser un ámbito de encuentro humano precioso, y que luego se va
reproducir en la sociedad.

 

ZENIT: Ha usado un término que es educar para que sean libres... ¿Cómo entender la libertad en los jóvenes, en un mundo tan estimulado?

Padre Millán: Algo que sintoniza mucho con el carisma Carmelita, es ayudar al joven a descubrir una cierta hondura en su vida. Hoy vivimos la época de las redes sociales, de los medios de comunicación que son maravillosos, que son estupendos, pero hay un peligro grande de superficialidad, de inmediatez. Entonces, debemos ayudar al joven a descubrir otro mundo, que es el de la interioridad, un mundo de la riqueza interior, de la espiritualidad del silencio.

 

ZENIT: Un tema que salió en el Sínodo fue que los jóvenes responden bien con las nuevas tecnologías, desde una "cultura digital". ¿Qué nivel de prioridad le debe dar la Iglesia a este campo, donde los jóvenes se encuentran e interactúan tanto?

Padre Millán: Yo soy un convertido en ese sentido. Hace veinte años dudaba que a través de las redes sociales, pudieran venir vocaciones. A mí me parecía una cosa ridícula, pero ahora la gran mayoría de nuestras vocaciones vienen a través de páginas web, son jóvenes que contactan con la Orden, buscan, encuentran. Realmente hay que estar allí, de forma responsable y de forma gozosa.

 

ZENIT: Se le puede ver como una prioridad...

Padre Millán: Para mí, sí que sería una prioridad. Admiro mucho a los religiosos que trabajan en este campo, pues es una misión en que hay que estar allí de corazón, con alegría, con mensaje fresco y juvenil. Creo que es un desafío prioritario para la
comunicación hoy, y para la iglesia en todos los sentidos.

 

ZENIT: Ustedes tienen un beato que puede ser un modelo también para jóvenes, en el caso de los comunicadores, y los periodistas. Me refiero al padre Tito Brandsma. ¿Qué mensaje encontraría en él para la juventud de hoy?

Padre Millán: Es una figura impresionante, porque él da su vida por un tema que hoy calificaríamos de ética periodística. Él era el representante de la jerarquía católica ante los medios de comunicación católicos en Holanda, y él se niega a que los periódicos católicos publiquen las consignas nazis, sobre todo contra los judíos. Entonces eso fue lo que le costó su detención en enero de 1942, y su muerte el 26 de julio del mismo año. Yo creo que nos manda un mensaje de autenticidad en nuestra información católica. Creo que la figura del padre Titonos invita a un tipo de información más serena, más veraz, menos "partidista", una información más auténtica. En definitiva, nos invita a una ética periodística, a buscar la verdad con un espíritu franco y abierto, que nos pueda ayudar y edificar.

 

ZENIT: Un mensaje final a la familia Carmelitana en el mundo, que trabajan especialmente con la juventud...

Padre Millán: Envío un mensaje de ánimo a todos los que trabajan con los jóvenes, que sigan acompañando y escuchando a los jóvenes, que sigan queriendo a los jóvenes, pues el amar es la clave de la pastoral. Necesitamos de los jóvenes.

 

 

29/10/2018-21:49
Isabel Orellana Vilches

Beato Ángel de Acri, 30 de octubre

«Este capuchino, denominado el predicador calabrés y el apóstol de las Calabrias, hasta en tres ocasiones tuvo que iniciar su noviciado. Las dudas se apoderaban de él, devolviéndole al mundo. Luego fue bendecido con numerosos dones»

Lucas Antonio Falcone nació en Acri, Cosenza, Italia, el 19 de octubre de 1669. Sus padres, el campesino Francisco Falcone, y Diana Enrico, panadera, le educaron en la fe. Diana era devota de la Virgen de los Dolores y de san Francisco de Asís, lo cual influyó en el pequeño Lucas que creció en un hogar de mínimos recursos, pero amasando una fortaleza que sería su mayor legado. Travieso, como son la mayoría de los niños, hallándose en la iglesia con su madre intentó descolgar la imagen de la Virgen, pero algo percibió en su mirada y desistió. Se hincó de rodillas colocando debajo unos granos de trigo y en un momento dado vio que la imagen resplandecía ante él «ceñida de rayos», hecho que le causó gran conmoción.

En 1689, mientras escuchaba el sermón del capuchino padre Antonio de Olivadi, creyó que tenía vocación para integrarse en su comunidad y fue admitido en ella ese mismo año. Contra el parecer de su madre, y de un tío sacerdote, ingresó en Dipignano. Al no hallar conformidad con la vida que se encontró, regresó con su familia. Pero íntimamente le parecía percibir una voz haciéndole ver que su lugar era otro. Volvió a las puertas del convento de los frailes, solo que en este caso eran las de Acri, confiando en que sería acogido y perdonado, como así fue. Por segunda vez reinició el noviciado en 1689, en esta ocasión en Belvedere. Le atenazaron las dudas, se dejó llevar de pensamientos mundanos, y nuevamente se marchó.

Parecía como si su reticencia para huir atrajese sobre él más gracia divina. A mediados de noviembre de 1690 por tercera vez se planteó la posibilidad de ser capuchino. Según confesó después, fue el diablo bajo una poderosa apariencia física, quien lo transportó permitiéndole atravesar de ese modo una peligrosa corriente; interpretó el hecho como un castigo divino impuesto al maligno que había influido en su voluntad en las dos ocasiones anteriores. Ángel llegó al convento de Belvedere tembloroso, cargado de humildad, pertrechado por su fe y el espíritu de un neófito. Los religiosos volvieron a dar pruebas de bondad y de caridad acogiéndole. Y el beato, decidido a todo por Cristo, en esta ocasión perseveró en la vivencia de las enseñanzas que fue recibiendo, entregado a la oración y a la penitencia. No obstante, tuvo que luchar contra las tentaciones de abandono que pugnaban por abrirse paso dentro de sí con inusitada fuerza. Por algo advierte Cristo que se debe ser fiel en las cosas pequeñas. Los resquicios que dejan las dudas no hacen más que aventar la indecisión. Si se le dan alas una vez, la vida espiritual comienza a derrapar por un peligroso desfiladero porque la debilidad se asienta cómodamente en el interior. En cambio, toda negativa a volver la vista atrás fortalece.

Ángel se había dejado llevar de sus temores en tres ocasiones, y la lucha se le presentaba más enconada. Así que, conocer la vida de fray Corleone, y su combate contra las tendencias humanas, le ayudó muchísimo. Casi desfallecido por la batalla que mantenía contra el envite del maligno, suplicó: «¡Ayúdame, Señor! No resisto más». Y escuchó esta respuesta: «Compórtate como fray Bernardo de Corleone». Entonces, tomó al fraile como modelo y, con la ayuda de su formador Juan de Orsomarso, que le animó en todo momento, profesó en 1691, habiendo encomendado su vocación a María. Lo encaminaron a la vida sacerdotal, cursó estudios teológicos y en 1700 fue ordenado sacerdote en la catedral de Cassano Jonio.

Destinado a predicar, supo llegar al corazón de las pobres gentes, campesinos y pastores en su mayoría, que malvivían trabajando de sol a sol, mientras los beneficios iban a parar a los señores. Les hablaba del amor de Dios con un mensaje sencillo, comprensible, despojado de retóricas y artificios, en conformidad con el espíritu franciscano. Obtuvo muchas conversiones. Fueron treinta y ocho años los que pasó predicando cuaresmas, ejercicios espirituales, misiones populares, etc., por muchas regiones de Italia, pasando por encima de penalidades y contratiempos. No se amilanaba a la hora de defender a los débiles. Denunciaba con pasión los abusos que cometían contra ellos lesionando sus derechos esenciales, y reclamaba a las autoridades civiles y a miembros de la nobleza el trato justo que merecían. Fue un gran confesor y pacificador. En el púlpito no le temblaba el pulso a la hora de condenar la gravedad de la conducta de los pecadores, aunque en el confesionario acogía a los penitentes con misericordia y piedad.

Hizo de su celda un centro de consulta para los que demandaban su consejo, que eran de todas las clases y condiciones sociales: la nobleza y el clero también acudía a él. Dirigió espiritualmente a religiosos y religiosas. Notable fue la atención que tuvo con el VIII príncipe de Bisignano, Giuseppe Leopoldo Sanseverino, siendo autorizado por Benedicto XIII para que residiera en el palacio a efecto de poder confortarle espiritualmente. Contando con la ayuda de Sanseverino, Ángel impulsó la construcción del convento de capuchinas en Acri, donde ingresaría la hija de este noble: sor María Ángela del Crucificado.

El beato aceptó por obediencia las misiones que se le encomendaron: maestro de novicios, guardián, visitador, definidor, ministro provincial y pro-visitador general. Fue un gran humanista y poeta, un excelso religioso agraciado con dones extraordinarios: milagros, profecía, bilocación, dirección y penetración de conciencias, éxtasis y curaciones. Murió en Acri el 30 de octubre de 1739. Fue beatificado por León XII el 18 de diciembre de 1825.