Servicio diario - 19 de octubre de 2018


 

"El Papa ha expresado la disponibilidad para ir a Pyongyang" afirma el Card. Parolin
Rosa Die Alcolea

Sínodo 2018: La Iglesia también debe vivir en el mundo digital
Anne Kurian

Santa Marta: "Los cristianos cometen errores y caen, pero se corrigen y se levantan de nuevo"
Anne Kurian

Sínodo: "Los jóvenes descubren cómo Dios está presente en su historia concreta"
Redacción

Santa María Bertilla Boscardín, 20 de octubre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

19/10/2018-17:38
Rosa Die Alcolea

"El Papa ha expresado la disponibilidad para ir a Pyongyang" afirma el Card. Parolin

"El Papa ha expresado la disponibilidad para ir a Pyongyang", ha declarado el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, informa 'Vatican News' en español.

Así lo ha dicho a los medios en el marco de la presentación del volumen El nacimiento de una encíclica. Humanae Vitae, publicado por la Librería Editora Vaticana.

El Cardenal Parolin ha confirmado que Moon Jae-in, Presidente de Corea del Sur, trasladó la invitación del líder norcoreano, Kim Jong-un, a que el Papa visite Pyongyang.En una entrevista al periodista Michele Raviart, de Vatican News'.

Ante la posibilidad de preparar el viaje del Santo Padre a Corea del Norte, el Secretario de Estado ha respondido que "ahora habrá que esperar un momento que se formalice más", reporta Vatican News'. "Ha sido solo un primer paso pero que va en el sentido de lo que se había dicho: que el Presidente habría llevado verbalmente, habría manifestado al Papa verbalmente este interés".

Una vez que se comienza a pensar seriamente en la posibilidad de este viaje, ha añadido Mons. Parolin, evidentemente se deberá pensar, aunque deberán ser requeridas algunas condiciones para poderlo realizar.

El Cardenal ha afirmado que el Papa está "disponible a ir", pero "evidentemente —ha expresado Mons. Parolin— un viaje de este tipo tiene necesidad de una preparación, de una seria consideración".

La visita del presidente de Corea del Sur —ha explicado Parolin— sirvió de parte de Corea del Sur para apoyar el proceso de pacificación y desnuclearización de la península coreana.

 

 

19/10/2018-19:05
Anne Kurian

Sínodo 2018: La Iglesia también debe vivir en el mundo digital

(ZENIT — 19 oct. 2018).- La Iglesia también debe habitar el mundo digital. Esto es particularmente evidente en la reunión informativa sobre el Sínodo de los Obispos que tuvo lugar el 19 de octubre de 2018 en el Vaticano.

Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación, dijo que los grupos lingüísticos darán sus informes sobre la tercera parte del Instrumentum laboris el 20 de octubre, y que las comisiones para el documento final y la carta a los jóvenes están trabajando.

 

Derecho al voto de la mujer

Yadira Vieyra, auditora, asistente de familias inmigrantes en los Estados Unidos, abogó en su discurso por una mejor participación de las mujeres en el Sínodo y por su derecho al voto, como los hermanos religiosos: "Es importante reconocer el trabajo que hacen las mujeres por los más pobres y vulnerables".

Casada desde hace dos meses, Yadira también expresó su expectativa de un acompañamiento de la Iglesia para parejas jóvenes. Ella también ha expresado su deseo de dar la bienvenida a los homosexuales que no se sienten acogidos en la Iglesia. Se trata de hacerles sentir que Jesús está allí para ellos, como para todos los hombres, dijo.

 

Internet con "libertad, prudencia, responsabilidad"

Para el padre Valdir José De Castro, Superior General de la Sociedad de San Pablo, la Iglesia debe "aprender a habitar en el mundo digital, es un desafío". Y debe educar a los jóvenes para que estén presentes en Internet con "libertad, prudencia, responsabilidad". Dijeron que son ellos quienes mejor pueden inculturar el Evangelio en Internet, porque conocen mejor el idioma.

Joseph Naffah, obispo auxiliar de Joubbe, Sarba y Jounieh de los maronitas en el Líbano, habló sobre su iniciativa de red en línea de jóvenes libaneses dispersos por todo el mundo, incluso en prisión, durante 5 años. En árabe, este Instituto de Ciencias Religiosas, que reúne a 550 estudiantes, permite la comunicación y la formación.

 

Una Iglesia de esperanza

El obispo sugirió al Sínodo una oficina especial que reúna todas las experiencias católicas con el "mundo digital", que es el "nuevo ágora" y donde la Iglesia está llamada a estar presente.

Al confesar las dificultades de los jóvenes que deben emigrar debido a los conflictos en el Medio Oriente, Mons. Naffah dijo: "somos una Iglesia de esperanza" y estas pruebas son "una oportunidad para dar testimonio de la fe, especialmente en tiempos difíciles".

Emmanuel Kofi Fianu, obispo de Ho en Ghana, habló sobre su experiencia del apostolado bíblico en línea: "Nuestros jóvenes viven en un mundo digital hoy en día", dijo. "Leer libros ya no está a orden del día". Entonces, para que estén en contacto con la Biblia, es necesario difundir más la Palabra de Dios en las plataformas digitales, incluso en el ordenador portátil.

 

 

19/10/2018-18:43
Anne Kurian

Santa Marta: "Los cristianos cometen errores y caen, pero se corrigen y se levantan de nuevo"

(ZENIT — 19 oct. 2018).- Los cristianos "a veces cometen errores, pero se corrigen a sí mismos; A veces caen, pero se levantan de nuevo. También pecan a veces, pero se arrepienten; siempre se giran "hacia el exterior, destacó el Papa Francisco durante la misa de la mañana, el 19 de octubre de 2018, en la Casa Santa Marta en el Vaticano.

Hay una levadura "mala" que "arruina", señaló el Santo Padre, en su homilía, informada por Vatican News'. "La hipocresía" de las personas que están "encerradas en sí mismas, que piensan en las apariencias, que pretenden dar limosna y luego" tocan la trompeta "para darla a conocer. Su preocupación es proteger su "egoísmo", su "seguridad": "cuando algo les pone en dificultades", "miran a otra parte", según sus "leyes internas".

"Esta levadura es peligrosa... Jesús no tolera la hipocresía, continuó el Pontífice. "Por fuera, eres hermoso como los sepulcros, pero dentro hay putrefacción o destrucción, hay impurezas... es una levadura que nos hace crecer sin futuro, porque en el egoísmo, en la introspección, no hay futuro, no hay futuro ". Jesús dice: "Cuidado".

La buena levadura se dirige hacia "el exterior, explicó el Pontífice. Los cristianos "cometen errores a veces, pero se corrigen a sí mismos. A veces caen, pero se levantan de nuevo". También pecan a veces, pero se arrepienten, pero siempre están hacia el exterior, hacia esa herencia, porque ha sido prometido. Y estas personas siempre están alegres porque se les ha prometido una gran felicidad: que serán la gloria, la alabanza de Dios.

El Papa Francisco animó a todos a estar "siempre en camino, con la levadura del Espíritu Santo que nunca hace que uno crezca hacia el interior... como los hipócritas".

El Espíritu Santo "empuja a uno hacia el exterior, "hacia el horizonte". Y, a pesar de las "dificultades, los sufrimientos, los problemas, las caídas, los cristianos esperan "encontrar la "herencia" prometida.

Para resumir a modo de conclusión: uno debe elegir entre ser "guiado por su egoísmo", crecer "hacia el interior, estar preocupado "solo para parecer equilibrado, bueno: que no se vean los malos hábitos" o "cristianos".

"La levadura de los cristianos es el Espíritu Santo, que nos empuja hacia afuera, nos hace crecer, con todas las dificultades del camino, con todos los pecados también, pero siempre con esperanza... Las personas que tienen el Espíritu Santo como levadura son alegres, incluso en problemas y en dificultades. Los hipócritas se han olvidado de lo que es alegrarse".

 

 

19/10/2018-11:49
Redacción

Sínodo: "Los jóvenes descubren cómo Dios está presente en su historia concreta"

(ZENIT — 19 oct. 2018).- En el Sínodo de los Obispos que estos días se celebra en Roma bajo el tema Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, se encuentra participando como Auditor de parte del Camino Neocatecumenal D. Hilaire K. Kouaho, Rector del Seminario Diocesano Internacional Redemptoris Mater de Madagascar.

El sacerdote leyó un discurso ante la asamblea sinodal el pasado 16 de octubre de 2018, en el que señaló que el tema de la escucha es "crucial para entender a nuestros jóvenes" y añadió que también es "necesario" educarlos a "escuchar la voz de quien verdaderamente los ama tal y como son: Cristo".

A continuación, publicamos la intervención que el sacerdote leyó ante el Papa Francisco y el resto de la asamblea sinodal en la tarde del martes 16 de octubre:

***

 

Discurso de Hilaire K. Kouaho

1. Beatísimo Padre, reverendos Padres Sinodales, queridos amigos jóvenes. Me llamo Hilaire. Soy de Costa de Marfil.

2. Doy las gracias a Su Santidad, que es también mi obispo, de poder participar en este gran momento eclesial en representación de todas las comunidades del Camino Neocatecumenal.

3. Cuando tenía 18 años el Señor me hizo iniciar la experiencia del Camino Neocatecumenal. Provengo de una familia alejada de la Iglesia y junto a ellos he conocido la fe y la Iglesia a través de una pequeña comunidad. Hoy toda mi familia está viviendo esta experiencia de fe en Costa de Marfil. En 1992 entré en el Seminario Redemptoris Mater de Roma, y después de un tiempo de formación fui ordenado sacerdote para la diócesis de Roma. Desde hace 12 años soy rector del Seminario Redemptoris Mater de Madagascar.

4. El tema de la escucha es crucial para entender a nuestros jóvenes. En cada situación a lo largo de su crecimiento, sobre todo en los momentos de crisis, debemos escucharlos. También es necesario educarlos a escuchar la voz de quien verdaderamente los ama tal y como son: Cristo. En el centro de la Revelación está Dios mismo que llama a su pueblo a la escucha.

5. La experiencia que los jóvenes hacen en las comunidades neocatecumenales es la de la celebración semanal de la Palabra de Dios y de la posibilidad, en cada celebración, de ser escuchados dando su experiencia. Cada cristiano está llamado a poner su vida bajo la luz de la Palabra de Dios. Esta educación a escuchar y ser escuchados acontece en primer lugar en la familia a través de una "liturgia doméstica", el domingo, donde los padres transmiten la fe a los hijos, según la costumbre del Camino Neocatecumenal.

6. La comunidad a la cual los jóvenes pertenecen, los ayuda a sentirse tomados en serio. Crecer en una comunidad compuesta de personas de todas las edades, sexo y condición social ayuda a destruir las barreras generacionales y a crecer juntos en la fe.

7. A través de la escucha de la Palabra, los jóvenes descubren cómo Dios está presente en su historia concreta, también en sus implicaciones más problemáticas y dolorosas. Descubren un Dios que es cercano y venda sus heridas, descubren el misterio de la cruz gloriosa que es la única que da un sentido a la existencia del hombre.

8. En el interior de las comunidades, jóvenes y adultos viven una educación gradual a la fe a través de una iniciación cristiana que no presupone la fe, sino que en varias etapas ayuda a redescubrir toda la riqueza contenida en el bautismo.

9. Este proceso se hace bajo la guía de un equipo de catequistas compuesto por laicos (hombres y mujeres) y sacerdotes que acompañan al joven a lo largo de su camino catecumenal. En esta fase del paso de la familia a la comunidad, el Camino ha descubierto la belleza de una pastoral de la post-confirmación que ayuda a los jóvenes a permanecer en el seno de la Iglesia y a experimentar sus riquezas en la edad crítica de la pubertad y de la adolescencia.

10. En la pequeña comunidad pueden experimentar el calor fraterno que tanto desean los chicos. Las Jornadas Mundiales de la Juventud son ocasiones de gran respiro para los jóvenes que viven momentos de evangelización y fraternidad con coetáneos de otras partes del mundo.

11. San Pablo VI, a través de la Humanae Vitae, ha ayudado a muchas familias en la Iglesia a estar abiertos a la vida. Esta apertura a la vida en el Camino ha dado como fruto vocaciones a la vida consagrada, al presbiterado y al matrimonio. Muchas familias jóvenes, después de un tiempo de gestación de la fe en el interior de su comunidad, llamados por los obispos y enviados por el Santo Padre, salen en misión a las zonas más secularizadas del mundo.

12. El Espíritu Santo está llamando a muchos jóvenes de las comunidades a la vida sacerdotal. Han sido erigidos por los obispos diocesanos 122 seminarios diocesanos misioneros internacionales. Esta internacionalidad, que he experimentado yo el primero durante mi formación, la estoy viviendo ahora de nuevo con los seminaristas y los sacerdotes formados en nuestro seminario que proceden de 15 naciones de Europa, África y América.

13. Un joven en el fondo busca sólo una cosa: sentirse amado y acogido. La Iglesia, que es maestra en humanidad y que posee la riqueza del Evangelio, es la única en poderles ofrecer esta belleza del amor.

14. Allí donde se encuentre un joven en la tierra, también para él Jesucristo ha dado la vida y ha derramado su Sangre, aunque no lo sepa. Todos los jóvenes tienen el derecho de escuchar la Buena Noticia de que es posible ser feliz no viviendo egoístamente para sí mismo, sino para los demás. Los jóvenes esperan que nosotros, en cuanto Iglesia, salgamos para ir a encontrarlos en lo profundo de su alma, donde residen sus interrogantes más profundos y donde anida la impronta de Dios.

Gracias, Santo Padre, por el bien que quiere para los jóvenes.

Camino Neocatecumenal

 

 

19/10/2018-18:50
Isabel Orellana Vilches

Santa María Bertilla Boscardín, 20 de octubre

«Tildada de tontita, en su breve existencia recorrió un sendero espiritual admirable, calificado por Pío XII como 'camino de los coches': humilde, oculto, edificante. Inundó con su caridad a los pobres y a los enfermos»

Por fortuna, la eficacia ni es requisito ni influye en la santidad; tampoco el juicio humano tiene que ver con el divino, algo que se ha recordado ya en este santoral en otras ocasiones. La vida de esta joven italiana, Anna Francesca, fue esa luz fulgurante que brilló en medio de quienes se apresuraron a negarle la gloria, tildándola de «tontita» dentro y fuera de la Iglesia. Relevando misteriosamente al fundador de la Orden en la que se santificaría, Giovanni Antoni Farina, nació el 6 de octubre de 1888, justamente el año en el que este virtuoso prelado entró en el cielo. Anna vio la luz en Bréndola, Italia. Y tal vez si hubiese venido al mundo en un hogar amable y atento, hubiera tenido una infancia y juventud distintas, aunque quién sabe si de ese modo habría conquistado la gloria de los altares.

Lo de menos fue la pobreza de su familia campesina. Pero a su frágil salud y cortedad de miras, se unieron los malos modales de un padre ebrio, apresado por los celos y violento, carácter seguramente agriado por las carencias económicas, que la maltrató cotidianamente. No es de extrañar que a sus 16 años, con este panorama y un desajuste que afectaba también a sus estudios, soñara con otra clase de vida y dejara atrás su empleo doméstico en casa de unos vecinos. Se comprende que mirase con esperanza un futuro mejor junto a las Hermanas Maestras de Santa Dorotea Hijas de los Sagrados Corazones, máxime cuando ya a sus 12 años había consagrado a Dios su virginidad.

Pero le precedía la apreciación de quienes la rodeaban o la conocían someramente, no tanto por su talante trabajador y su fuerza de voluntad, velada para la mayoría, como por el juicio que les merecía su escasa inteligencia. Y hasta el arcipreste Gresele tomó con cierta chanza la vocación de Anna cuando se la notificó el párroco Capovilla que la había acogido como integrante de las Hijas de María. Él también dudó inicialmente de su valía, pero se aseguró de que al menos serviría para realizar tareas domésticas. Así lo transmitió al arcipreste que habló con otras religiosas; ellas se negaron a admitirla. El caso es que Anna ingresó en el Instituto al que aspiraba, en la ciudad de Vicenza, y en 1905 tomó el hábito y nombre de María Bertilla en honor de la abadesa de Chelles, de origen francés, santa Bertilla. A fuerza de ser descalificada en su entorno, ella misma se creía incapaz; se minusvaloraba. Pero su virtud era una potente luminaria.

Con admirable humildad, teniendo claro que no elegía el convento como refugio para sus males sino como un trampolín para su perfecta consagración, fue directa al grano y dijo a la maestra de novicias: «Yo no sé hacer nada. Soy una inútil, una 'tontita'.

Enséñeme a ser santa».Quizá no impresionara demasiado a la formadora con esta insólita y edificante presentación que hizo de sí misma, aunque era para conmoverse, pero la cuestión es que la destinaron a la cocina, a la panadería y a la lavandería, oficios que desempeñó durante un año. Solamente quería cumplir la voluntad de Dios.

Mostraba su gratitud cuando era reconvenida por algo. Dócil, con gran inocencia evangélica, estaba a merced de su maestra:«me corrija siempre; me hará un gran favor» . Ya estaba trazado su camino, que fue calificado por Pío XII como «camino de los coches', el más común. Nada de éxtasis, nada de milagros en vida, sino una unión con Dios cada vez más profunda en el silencio, en el trabajo, en la oración, en la obediencia. De esa unión venía la exquisita caridad que ella demostraba a los pobres, a los enfermos, a los médicos, a los superiores, a todos».Y así fue. Las palabras de su fundador: «vívase en la obediencia y en la obediencia se muera» cincelaron también su vida consagrada.

Alguien se percataría de que podía tener cualidades para la asistencia a los enfermos, y la enviaron a estudiar enfermería en el hospital regentado por las religiosas en Treviso. Pero la superiora general la devolvió a la cocina hasta que profesó en 1907. Entonces se reveló como un ángel de bondad para los niños afectados de difteria y del resto de enfermos de las diversas salas por las que pasó, algunos con lesiones nauseabundas. En 1909, no sin dificultad, mientras convalecía de una operación se preparó y obtuvo el título de enfermera.

En 1915 asistió a los heridos de guerra en Viggiú, zona cercana a Como. Era más que evidente que poseía unas excepcionales cualidades para ello. La superiora no apreciaba su labor —que, sin embargo, conmovía a los oficiales y al capellán—, y la corregía severamente por su atención a los enfermos y su celo en el trabajo, enviándola a la lavandería. Del interior de la santa brotaba esta ardiente súplica: «Jesús mío, os pido por vuestras santas llagas, hacedme morir mil veces, antes que yo haga alguna acción solo para que me alaben». Así que las disposiciones que se tomaban en relación a ella, como ésta, las acogía con inmensa gratitud; era explícita a la hora de mostrarla. De hecho, cuando le notificaron su misión en el lavadero, manifestó gozosa: «muchas gracias, madre».

Una nueva superiora general la destinó al hospital de Treviso poniéndola al frente del pabellón infantil de infecciosos. Asumió la tarea con obediencia, en silencio, llena de caridad, haciendo vida su lema: «A Dios toda la gloria, para el prójimo toda la alegría y para mí todo el sacrificio». Al final fue hospitalizada. Años atrás había contraído una enfermedad de la que fue operada sin éxito. Un médico que la asistía, y que se declaraba no creyente, comentó después de hacerle una visita: «allá arriba está muriendo una santa». Su tránsito se produjo el 20 de octubre de 1922. Tenía 34 años. Antes de expirar dejó este mensaje a la superiora general: «Diga a las hermanas que trabajen solamente por el Señor, que todo es nada, todo es nada». Le acompañaron fama de santidad y prodigios. Pío XII la beatificó el 8 de junio de 1952. Juan XXIII la canonizó el 11 de mayo de 1961.