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El Papa: “Las religiones sean puentes sólidos de diálogo, mediadores de paz”

 

Mensaje del Papa Francisco a los participantes en el Encuentro de Oración por la Paz, “Puentes de Paz – Religiones y culturas en diálogo”, evento organizado por el Arzobispado de Bolonia y la Comunidad de San Egidio en la ciudad de Bolonia, Italia, en el marco del histórico encuentro de Asís hace 32 años atrás.

 

 

14 octubre 2018, 16:14 | Renato Martinez – Ciudad del Vaticano


 

 

“Las religiones, si no buscan caminos de paz, se niegan a sí mismas. Sólo pueden construir puentes, en el nombre de Aquel que no se cansa de unir el cielo y la tierra. Nuestras diferencias no deben, por tanto, ponernos unos contra otros: el corazón de los que creen de verdad nos exhorta a abrir, siempre y en todas partes, los caminos de la comunión”, lo dijo el Papa Francisco en su Mensaje a los participantes en el Encuentro de Oración por la Paz, “Puentes de Paz – Religiones y culturas en diálogo”, evento organizado por el Arzobispado de Bolonia y la Comunidad de San Egidio en la ciudad de Bolonia, Italia.

 

Pedir el don de la Paz

En el marco del histórico encuentro que tuvo lugar hace treinta y dos años en Asís, el Santo Padre recuerda que, desde entonces, los escenarios de la historia han cambiado ampliamente, a menudo dramáticamente; en cambio, estos encuentros han permanecido, como un hilo conductor que a lo largo de los años atestigua la continua necesidad de implorar juntos, sin cansarse, el don de la paz.

 

Sanar las heridas de la historia

“Es urgente elaborar juntos memoriass de comunión que sanen las heridas de la historia, es urgente tejer parcelas de convivencia pacífica para el futuro”. Por ello, afirma el Papa, en este mundo globalizado, donde desgraciadamente parece más fácil cavar distancias y esconderse en interés propios, estamos llamados a trabajar juntos para unir a las personas y a los pueblos. “Las religiones, si no buscan caminos de paz, se niegan a sí mismas. Sólo pueden construir puentes, en el nombre de Aquel que no se cansa de unir el cielo y la tierra. Nuestras diferencias no deben, por tanto, ponernos unos contra otros: el corazón de los que creen de verdad nos exhorta a abrir, siempre y en todas partes, los caminos de la comunión”.

 

Asís 2016

En su Mensaje, el Papa Francisco cita el encuentro organizado por la Comunidad de San Egidio en Asís en 2016, con ocasión del 30º aniversario del primer encuentro en la ciudad de San Francisco, cuando San Juan Pablo II convocó a las religiones del mundo para orar por la paz. “Nosotros aquí, juntos y en paz, creemos y esperamos en un mundo fraterno. Queremos hombres y mujeres de diferentes religiones, dondequiera que se reúnan y creen armonía, especialmente donde hay conflictos. Nuestro futuro es vivir juntos. Por eso debemos liberarnos de las pesadas cargas de la desconfianza, el fundamentalismo y el odio”.

Nosotros, como líderes religiosos, estamos destinados a ser puentes sólidos de diálogo, mediadores creativos de la paz. Apelamos también a quienes tienen la más alta responsabilidad en el servicio de los pueblos, a los dirigentes de las naciones, para que no se cansen de buscar y promover caminos de paz, mirando más allá de los intereses del partido y del momento: la llamada de Dios a las conciencias, el grito de paz de los pobres y las buenas expectativas de las generaciones más jóvenes no deben quedar desatendidas.

 

Construir puentes para construir la Paz

Los invito a implicar a los jóvenes de manera audaz, invoca el Papa Francisco, para que crezcan en la escuela de la paz y se conviertan en constructores y educadores de la paz. En estos días la Iglesia Católica se pregunta de manera particular por las generaciones más jóvenes. El mundo en el que viven a menudo parece hostil a su futuro y violento con los débiles: muchos aún no han visto la paz y muchos no saben lo que es una vida digna. Como creyentes, sólo podemos sentir la urgencia de captar el fuerte grito de paz que surge de sus corazones y de construir juntos ese futuro que les pertenece. Por eso es necesario construir puentes entre las generaciones, puentes por los que caminar de la mano y escucharnos.