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Sínodo 2018: la vocación no nace en laboratorios, sino en las comunidades

 

8° Congregación General. La tarde de este 10 de octubre, en el Vaticano se tuvo la Octava Congregación General del Sínodo de los Obispos, con la participación de 255 Padres sinodales. En el centro del debate estuvo la reflexión sobre la segunda parte del Instrumentum laboris, dedicada al tema “Interpretación: fe y discernimiento vocacional”.

 

 

11 octubre 2018, 13:40 | Isabella Piro – Ciudad del Vaticano


 

 

Cuando hablamos de “Iglesia y jóvenes”, la “y” esta demás, porque los jóvenes son el presente activo y no sólo el futuro esperado para la Iglesia: parte de esta reflexión la Octava Congregación General del Sínodo de los Obispos sobre los Jóvenes, que se lleva a cabo en el Vaticano hasta el 28 de octubre. De ahí, la exhortación del Aula a apoyar el genio juvenil, pero también la llamada a una renovada cultura vocacional: la Pastoral juvenil, – dicen los Padres Sinodales – debe ayudar a los jóvenes a discernir los deseos del corazón y a descubrir qué “tesoro” lo hace latir.

 

El diálogo entre ancianos y jóvenes sea simbiótico

La vocación – subraya el Sínodo – no nace en el laboratorio, sino en la comunidad: para ser verdaderamente un “hospital de campaña”, y no una clínica exclusiva, la Iglesia debe enriquecerse con relaciones verdaderas, ser un espacio de comunión, estar llena de sentido. El discernimiento vocacional, por tanto, debe incluir un encuentro de miradas y la pastoral juvenil nunca debe perder de vista el “con”, es decir, la relación directa con los jóvenes, el hablar con ellos, y no sólo de ellos. Sólo así ese diálogo entre los sueños de los ancianos y las visiones de los jóvenes, recordado por el profeta Joel, será simbiótico, porque en los jóvenes la Iglesia se mira a sí misma y su fuerza está precisamente en ser el lugar donde los jóvenes pueden encontrar a Cristo resucitado.

 

Promover las responsabilidades de los jóvenes

De aquí, la llamada a pensar fuera de los esquemas, mirando a un discernimiento verdadero y a la escucha recíproca, para que el mensaje salvífico se transmita de manera comprensible y atractiva para las nuevas generaciones. En efecto, no se les debe “subcontratar” con paternalismo, sino que se les debe responsabilizar e involucrar en la vida de la Iglesia, para que puedan soñar a lo grande.

 

Educar al amor por los pobres

Otro punto central de la vocación es la educación en el amor a los pobres: si no está el pobre, no hay vocación cristiana, afirma el Sínodo, porque los pobres ayudan a comprender la Palabra. Por esta razón, es necesario que la Iglesia hable también con los sectores más débiles de la juventud, porque ellos también son esenciales para el mayor trabajo en equipo, es decir, para seguir a Jesús. En esta perspectiva, la llamada del Sínodo es a forjar un camino más humano frente a un individualismo exasperado, con vistas a la justicia social, el respeto de los derechos humanos y la consolidación de una cultura de la vida.

 

La Familia, cuna de la vida y la vocación

La familia, la Iglesia doméstica – recuerda el Sínodo – sigue siendo la cuna de la vida y de las vocaciones: en efecto, es en la familia donde la Iglesia siente, con alegría y esperanza, el primer peregrinaje de una vocación y le corresponde a la Iglesia consolidarla en la fe y en la alegría de la misión. A menudo – se nota – los primeros signos de vocación se manifiestan en los juegos que juegan los niños: por eso es bueno que los padres jueguen con sus hijos, para ayudarles a comprender su vocación.

 

El modelo de Jesús con los discípulos de Emaús

Mirando, pues, al mundo de hoy, que a veces ridiculiza los valores del Evangelio, los Padres Sinodales reflexionan sobre los jóvenes que se alejan de la Iglesia para refugiarse en falsos paraísos. ¿Qué hacer por ellos? La respuesta es: mirar el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, es decir, la necesidad de caminar junto a los jóvenes, pero convirtiéndose en “uno de ellos”.

 

Acompañamiento

Estar con los jóvenes, por tanto, sin condenar su comportamiento, sino estando a su lado, perdiendo el tiempo con ellos, encendiendo sus corazones: éste es el corazón del verdadero acompañamiento pastoral. Sin olvidar que los niños también buscan el acompañamiento de sus compañeros, con el fin de compartir las experiencias de cada uno de ellos. En esta perspectiva, algunas intervenciones proponen una peregrinación en la que los Padres Sinodales y los jóvenes participantes en el Sínodo caminan juntos hacia los lugares sagrados presentes en Roma.

 

La verdadera libertad es ser uno mismo en el corazón de Jesús

La sugerencia del Sínodo es también conocer mejor el mundo digital, para que incluso un teléfono móvil se convierta, para los niños, en un camino hacia Cristo, el verdadero “norte” de la vida. Se recuerda, de hecho, que a menudo los jóvenes buscan respuestas en los motores de búsqueda, pero lo que encuentran es sólo información técnica o científica, no amor, comprensión, empatía o una adecuada guía espiritual, como la Iglesia, que les ayuda a poner en práctica sus opciones. Después de todo – afirma el Aula – los jóvenes buscan una auténtica libertad, es decir, ser ellos mismos en el corazón de Jesús, allí donde puedan sentirse acogidos, amados y verdaderamente en casa. Además, las nuevas tecnologías, donde ayudan a reducir el consumo – por ejemplo, el consumo de papel –, responden a la sensibilidad de los jóvenes más atentos a la protección de la Creación.

 

La importancia de la madurez afectiva

La Asamblea Sinodal también insiste en la importancia de la madurez emocional, es decir, en la conciencia de la centralidad del amor en la existencia humana. La educación sexual correctamente entendida – subraya el Sínodo – debe apuntar a la comprensión y realización de esta verdad, dando cabida también al amor a la castidad, virtud que permite respetar y promover el sentido “nupcial” del cuerpo. Finalmente, el pensamiento de los Padres Sinodales se dirige a los jóvenes cristianos perseguidos y a los muchos sacerdotes que han muerto en diferentes partes del mundo, a veces asesinados precisamente porque están comprometidos en la defensa de los jóvenes: para ellos esperamos no sólo ayuda material, sino también y sobre todo cercanía y apoyo espiritual.