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Oración del Papa: “Señor, que no seamos sordos al grito de los que claman al cielo”

 

Lituania: Oración del Papa Francisco y Visita al Museo de la Ocupación y de la lucha por la libertad de Vilna, en el marco de su 25° Viaje Apostólico Internacional a los Países Bálticos.

 

 

23 septiembre 2018, 16:30 | Renato Martinez – Ciudad del Vaticano


 

 

“En tu grito, Señor, encuentra eco el grito del inocente que se une a tu voz y se eleva hacia el cielo. Es el Viernes Santo del dolor y de la amargura, de la desolación y de la impotencia, de la crueldad y del sinsentido que vivió este pueblo lituano ante la ambición desenfrenada que endurece y ciega el corazón”, lo dijo el Papa Francisco durante la Oración y Visita al Museo de la Ocupación y de la lucha por la libertad de Vilna, Lituania, en el marco de su 25° Viaje Apostólico Internacional a los Países Bálticos.

 

El Museo de la Ocupación y de la lucha por la libertad

Después de haber celebrado la Santa Misa y orado a la Madre de Dios en el Parque Santakos en Kaunas, el Santo Padre encontró a los sacerdotes, religiosos, consagrados y seminaristas en la Catedral de esta ciudad lituana. Enseguida se trasladó al Museo de la Ocupación y de la lucha por la libertad de Vilna, sin antes haberse detenido brevemente en oración ante el Monumento a las víctimas del gueto en la Plaza Rudniku.

Aquí – en el Museo de la Ocupación y de la lucha por la libertad – en este lugar símbolo de la dominación soviética, sede de la KGB y en su momento sede de la Gestapo, el Papa Francisco oró por las víctimas que en este edificio perdieron la vida en los años sesenta. “Tu grito, Señor, no deja de resonar, y hace eco en estas paredes que recuerdan los padecimientos vividos por tantos hijos de este pueblo – afirmó el Pontífice comentando el pasaje de Mt 27,47 – Lituanos y provenientes de diferentes naciones han sufrido en su carne el afán prepotente de quienes pretendían controlarlo todo”. “En este lugar de la memoria – invocó el Papa Francisco – te imploramos Señor que tu grito nos mantenga despiertos. Que tu grito, Señor, nos libre de la enfermedad espiritual al que como pueblo estamos siempre tentados: olvidarnos de nuestros padres, de lo que se vivió y padeció”.

 

Oración del Santo Padre

 

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt 27,47)”

 

Tu grito, Señor, no deja de resonar, y hace eco en estas paredes que recuerdan los padecimientos vividos por tantos hijos de este pueblo. Lituanos y provenientes de diferentes naciones han sufrido en su carne el afán prepotente de quienes pretendían controlarlo todo.

En tu grito, Señor, encuentra eco el grito del inocente que se une a tu voz y se eleva hacia el cielo. Es el Viernes Santo del dolor y de la amargura, de la desolación y de la impotencia, de la crueldad y del sinsentido que vivió este pueblo lituano ante la ambición desenfrenada que endurece y ciega el corazón.

En este lugar de la memoria, te imploramos Señor que tu grito nos mantenga despiertos. Que tu grito, Señor, nos libre de la enfermedad espiritual al que como pueblo estamos siempre tentados: olvidarnos de nuestros padres, de lo que se vivió y padeció.

Que en tu grito y en las vidas de nuestros mayores que tanto sufrieron encontremos la valentía para comprometernos decididamente con el presente y con el futuro; que aquel grito sea estímulo para no acomodarnos a las modas de turno, a los slogans simplificadores, y a todo intento de reducir y privar a cualquier persona de la dignidad con la que tú la has revestido.

Señor, que Lituania sea faro de esperanza. Sea tierra de la memoria operosa que renueve compromisos contra toda injusticia. Que promueva intentos creativos en la defensa de los derechos de todas las personas, especialmente de los más indefensos y vulnerables. Y que sea maestra en cómo reconciliar y armonizar la diversidad.

Señor, no permitas que seamos sordos al grito de todos los que hoy siguen clamando al cielo.

 

Firma del Papa en el libro del Museo

Durante su visita al Museo de la Ocupación y de la lucha por la libertad de Vilna, el Papa Francisco firmó el libro de los huéspedes de este Museo y escribió: “En este lugar que conmemora a las muchas personas que sufrieron a causa de la violencia y el odio, y que sacrificaron sus vidas en aras de la libertad y la justicia, he rezado para que Dios Todopoderoso conceda siempre el don de la reconciliación y la paz al pueblo lituano”.