Servicio diario - 20 de septiembre de 2018


 

Santa Marta: El Papa llama a "no condenar" a los demás
Rosa Die Alcolea

Video mensaje: "La libertad es un tesoro que debe ser defendido y transmitido"
Rosa Die Alcolea

Trabajadores Mutilados e Inválidos: Un chispazo de humanidad — Discurso del Papa
Rosa Die Alcolea

Papa Francisco: "En Cristo, la tolerancia se transforma en amor fraternal"
Rosa Die Alcolea

Hijos de Santa María Inmaculada: Amad las "nuevas generaciones"
Redacción

Anunciados los ganadores del Premio Ratzinger' de 2018
Rosa Die Alcolea

San Mateo, 21 de septiembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

20/09/2018-16:15
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: El Papa llama a "no condenar" a los demás

(ZENIT — 20 sept. 2018).- El Papa Francisco ha invitado esta mañana en la Eucaristía a pedir a Jesús que proteja siempre "con su misericordia y perdón" a nuestra Iglesia, "que como madre es santa, pero llena de hijos pecadores como nosotros", reporta 'Vatican News' en español.

La reflexión del Santo Padre en la Misa celebrada este jueves, 20 de septiembre de 2018, en la Capilla de Santa Marta ha sido en torno a la Primera Carta de San Pablo Apóstol de los Corintios y sobre el Evangelio de Lucas de hoy, centrado en las palabras de Jesús: "sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor".

En las lecturas de hoy, el Pontífice ha reconocido "tres grupos de personas", recoge el portal informativo Vatican News': Jesús y sus discípulos; Pablo y la mujer, una de aquellas cuyo destino era "ser visitada en secreto", incluso por los "fariseos", o inclusive de "ser apedreada"; y los doctores de la Ley.

Francisco destaca cómo la mujer se hacía ver "con amor, con tanto amor por Jesús", sin ocultar "ser una pecadora". Lo mismo ocurre con Pablo, quien afirma: "A ustedes de hecho les he transmitido, ante todo, lo que yo también he recibido, es decir, que Cristo murió por nuestros pecados".

 

Pequeño gesto de amor

Ambos, por lo tanto, buscaban a Dios "con amor, pero amor a medias". Pablo porque —ha matizado el Papa— "pensaba que el amor era una ley y tenía su corazón cerrado a la revelación de Jesucristo: perseguía a los cristianos, pero por el celo de la ley, por este amor inmaduro". Y la mujer buscaba el amor, el "pequeño amor".

Ante los comentarios de los fariseos —relata Francisco— Jesús explica: "A ella se le ha perdonado tanto porque ha amado mucho. ¿Pero cómo amar? Estos no saben amar. Buscan el amor. Y Jesús, hablando de estos, dice —una vez dijo— que estarán ante nosotros, en el Reino de los Cielos. 'Pero qué escándalo ...' —los fariseos— `¡pero esta gente!' Jesús mira el pequeño gesto de amor, el pequeño gesto de buena voluntad, y lo toma y lo lleva adelante. Esta es la misericordia de Jesús: siempre perdona, siempre recibe".

 

La hipocresía de los "justos"

Asimismo, el Pontífice ha señalado que los "doctores de la ley" tienen una actitud que solo los hipócritas utilizan a menudo: "se escandalizan". Y dicen: "Pero mira, ¡qué escándalo! ¡No se puede vivir así! Hemos perdido los valores ... Ahora todos tienen derecho de entrar en la iglesia, incluso los divorciados, todos. ¿Pero dónde estamos?"

Esto es el "escándalo de los hipócritas", ha advertido el Papa. "Este es el diálogo entre el gran amor que perdona todo, de Jesús, el amor 'a medias' de Pablo y de esta señora, y también el nuestro, que es un amor incompleto porque ninguno de nosotros es un santo canonizado. Digamos la verdad. Y la hipocresía: la hipocresía de los 'justos', de los 'puros', de los que se creen salvados por sus propios méritos externos".

 

Misericordia

El Papa Francisco ha exhortado, en conclusión, a "no olvidar que Jesús perdona, recibe, usa misericordia", una "palabra tan a menudo olvidada cuando cotilleamos de los demás", ha dicho.

La invitación es entonces "ser misericordiosos, como Jesús, y no condenar a los demás". Jesús en el centro ". De hecho, Cristo perdona tanto a Pablo, "pecador, perseguidor, pero con un amor a medias", como a la mujer, "pecadora, también ella con un amor incompleto". Sólo de esta manera pueden encontrar el "verdadero amor", que es Jesús, mientras que los hipócritas "son incapaces de encontrar el amor porque tienen el corazón cerrado".

 

 

20/09/2018-17:24
Rosa Die Alcolea

Video mensaje: "La libertad es un tesoro que debe ser defendido y transmitido"

(ZENIT — 20 sept. 2018).- "Aunque vengo como Pastor de la Iglesia Católica, me gustaría abrazar a todos y ofrecer un mensaje de paz, buena voluntad y esperanza para el futuro" expresa el Papa Francisco en un vídeo mensaje dirigido a todos los habitantes de Lituania, Letonia y Estonia, a quienes visitará a partir del próximo sábado, 22 de septiembre.

El viaje apostólico a los Países bálticos, del 22 al 25 de septiembre de 2018, se enmarca en el centenario de la independencia de estas naciones —recuerda el Papa en el vídeo— y honrará naturalmente a todos aquellos cuyos sacrificios en el pasado han hecho posibles las libertades del presente.

La Oficina de Prensa de la Santa ha difundido este jueves, 20 de septiembre de 2018, el mensaje que el Pontífice ha enviado a las personas naturales de estos países.

 

Libertad, herencia preciosa

"La libertad, como sabemos, es un tesoro que debe ser constantemente defendido y transmitido, como una herencia preciosa, a las nuevas generaciones", les comunica el Papa.

En tiempos de oscuridad, violencia y persecución, la llama de la libertad no se extingue, sino que "inspira la esperanza de un futuro en el que se respeta la dignidad dada por Dios a cada persona" y "todos nos sentimos llamados a colaborar en la construcción de una sociedad justa y fraterna".

 

Servicio al bien común

Así, Francisco hace un llamamiento a los lituanos, letones y estonios: "Hoy ese sentido de solidaridad y servicio al bien común es más que nunca necesario".

Espero que mi visita sea una "fuente de aliento" —indica el Santo Padre— para todas las personas de buena voluntad que, inspiradas en los más profundos valores espirituales y culturales heredados del pasado, trabajan pacíficamente para "aliviar el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas necesitados y promover la unidad y la armonía en la sociedad en todos los niveles".

Al terminar el mensaje, el Papa no ha querido dejar de agradecer "de todo corazón" a los "muchos" que están trabajando "con ahínco" para preparar la visita: "A todos vosotros aseguro mi cercanía en la oración y envío mi bendición. Y os pido, por favor, que recéis por mí".

 

 

20/09/2018-16:55
Rosa Die Alcolea

Trabajadores Mutilados e Inválidos: Un chispazo de humanidad — Discurso del Papa

(ZENIT – 20 sept. 2018).- El Papa Francisco ha valorado la labor que lleva a cabo la Asociación Nacional de Trabajadores Mutilados e Inválidos: “ANMIL realiza una tarea noble y esencial, y lanza un llamamiento a toda la sociedad al deber de gratitud y ayuda concreta con aquellos que se han infortunado mientras trabajaban”.

Así, el Santo Padre se ha encontrado este jueves, 20 de septiembre de 2018, a las 12 horas, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, con los miembros de la Asociación Nacional de Trabajadores Mutilados e Inválidos (ANMIL), ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

“Nuestro mundo necesita un chispazo de humanidad –ha anunciado el Papa– que nos lleve a abrir los ojos y ver que los que están frente a nosotros no son una mercancía, sino una persona y un hermano en la humanidad”.

En concreto, el Papa les ha felicitado por su colaboración con las instituciones civiles, y en particular con el Ministerio de Trabajo y con el de Educación, Universidad e Investigación, así como por el importante Texto único sobre seguridad y el Informe sobre salud y seguridad en el lugar de trabajo.

“Habéis dado vida a muchos proyectos de capacitación –les ha agradecido– dirigidos a estudiantes y trabajadores, directivos y jefes de empresas, para que se vuelvan más conscientes de las necesidades de seguridad y protección de la salud de los trabajadores”.

 

Testimonio

El testimonio de vuestra dedicación y concreción –ha expresado el Papa– revela que las batallas que combatís desde hace 75 años “con compromiso y determinación”, no atañen solamente a quienes han sido víctimas del trabajo o llevan a cabo tareas peligrosas y extenuantes, sino a “todos los ciudadanos”, porque junto con la cultura del trabajo y la seguridad están en juego la esencia misma de la “democracia”, basada en el “respeto y la protección de la vida” de cada persona.

Publicamos a continuación el discurso que el Papa ha dirigido a los participantes en la Audiencia:

***

 

Discurso del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Dirijo mi saludo afectuoso a todos vosotros, al Presidente, a quien agradezco las palabras que me ha dirigido, y a todos los miembros de vuestra Asociación. Reuniendo y apoyando a aquellos que han sufrido mutilaciones o invalidez en su trabajo, y esforzándose por promover una cultura y una práctica que esté atenta a la salud y la seguridad, ANMIL desarrolla una función social muy importante, por la cual, en nombre del pueblo de Dios, os manifiesto estima y gratitud.

Aquellos que, en el trabajo, sufren un infortunio con consecuencias permanentes y debilitantes, viven en una particular situación de sufrimiento, especialmente cuando su discapacidad les impide seguir trabajando y mantenerse a sí mismos y a sus seres queridos, como solían hacer. A todos ellos les expreso mi cercanía. Dios consuela a los que sufren, habiendo sufrido Él mismo, y se acerca a cada situación de indigencia y de humildad. Con su fuerza, todos están llamados a un compromiso activo de solidaridad y apoyo con aquellos que son víctimas de accidentes en el trabajo; apoyo que debe extenderse a las familias, igualmente afectadas y necesitadas de confortación. Haciendo así, ANMIL realiza una tarea noble y esencial, y lanza un llamamiento a toda la sociedad al deber de gratitud y ayuda concreta con aquellos que se han infortunado mientras trabajaban. La escasez de recursos que, justamente preocupa a los gobiernos, no puede tocar ciertamente, ámbitos delicados como éste, porque los recortes deben afectar al despilfarro, ¡pero nunca hay que recortar la solidaridad!

La dimensión indispensable de la asistencia no agota las tareas de la sociedad y de la propia Asociación, que en el Estatuto (véase el Artículo 3) prevé la inserción o reintegración profesional y social, y está atenta a que la solidaridad siempre se conjugue con la subsidiariedad, que representa su completamiento, para que todos puedan ofrecer su propia contribución al bien común. La enseñanza social de la Iglesia, en la que os exhorto a inspiraros siempre, recuerda constantemente este equilibrio entre solidaridad y subsidiariedad. Debe buscarse y construirse en cada circunstancia y contexto social, para que, por un lado, nunca falte la solidaridad y, por otro, nunca nos limitemos a ella haciendo pasivos a quienes pueden dar todavía una contribución importante al mundo del trabajo, sino a involucrarlos activamente, haciendo uso de sus capacidades.

El estilo subsidiario, al que ahora me refiero, ayuda a toda la comunidad civil a superar la falaz y dañina equivalencia entre trabajo y productividad, que lleva a medir el valor de las personas en función de la cantidad de bienes o riqueza que producen, reduciéndolas a un sistema, y ​​envileciendo su peculiaridad y riqueza personal. Esta mirada enferma lleva dentro de sí el germen de la explotación y la esclavitud, y hunde sus raíces en una concepción utilitaria de la persona humana.

Precisamente por esta razón, es inapreciable la actividad incansable de ANMIL en favor de los derechos de los trabajadores, comenzando por los más débiles y menos protegidos, como las mujeres, los ancianos y los inmigrantes. Nuestro mundo necesita un chispazo de humanidad, que nos lleve a abrir los ojos y ver que los que están frente a nosotros no son una mercancía, sino una persona y un hermano en la humanidad.

En este sentido, no puedo dejar de alegrarme por vuestro compromiso de colaboración con las instituciones civiles, y en particular con el Ministerio de Trabajo y con el de Educación, Universidad e Investigación. Habéis dado vida a muchos proyectos de capacitación, dirigidos a estudiantes y trabajadores, directivos y jefes de empresas, para que se vuelvan más conscientes de las necesidades de seguridad y protección de la salud de los trabajadores. Esta sinergia también ha producido, hace ahora diez años, el importante Texto único sobre seguridad, cuya plena implementación estáis llamado a monitorear. Esta atención constante a la esfera legislativa, así como al compromiso de la solidaridad, revela por vuestra parte la conciencia de que la creación de una nueva cultura del trabajo no puede prescindir de un marco legislativo más adecuado, que satisfaga las necesidades reales de los trabajadores, así como de una sensibilidad social más profunda sobre el problema de la protección de la salud y la seguridad, sin la cual las leyes seguirían siendo papel mojado.

El detallado y valioso Informe sobre salud y seguridad en el lugar de trabajo, que habéis presentado hace días tiene como objetivo el perfeccionamiento del plan legislativo, así como la formación de una cultura más atenta a la seguridad en el trabajo. El mismo testimonio de vuestra dedicación y concreción y revela, a quien lo lea, que las batallas que combatís desde hace 75 años con compromiso y determinación, no atañen solamente a quienes han sido víctimas del trabajo o llevan a cabo tareas peligrosas y extenuantes, sino a todos los ciudadanos, porque junto con la cultura del trabajo y la seguridad están en juego la esencia misma de la democracia, basada en el respeto y la protección de la vida de cada persona.

Queridos amigos, os exhorto a continuar con esta noble misión, que contrasta la indiferencia y la tristeza y aumenta la fraternidad y la alegría. Os acompaño con mi oración y mi bendición. Y vosotros también, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

20/09/2018-13:08
Rosa Die Alcolea

Papa Francisco: "En Cristo, la tolerancia se transforma en amor fraternal"

(ZENIT – 20 sept. 2018).- El Papa Francisco ha recibido a las 9:30 horas, este jueves, 20 de septiembre de 2018, a los participantes en la Conferencia Mundial de Xenofobia, Racismo y Nacionalismo Populista en el contexto de la Migración Global, en la Sala Clementina del  Palacio Apostólico Vaticano.

Francisco se ha mostrado muy cercano a los presentes, improvisando unas palabras “de todo corazón” y dejando al margen el discurso que llevaba preparado para leer por ser “algo largo”, ha explicado. El Papa les ha ofrecido unas breves palabras y les ha querido saludar “uno por uno”: “esto es muy importante para mí”, ha revelado.

Estas personas participan en un curso en Roma del 18 al 20 de septiembre de 2018, organizada por el Dicasterio para el Servicio del desarrollo humano integral y por el Consejo Mundial de Iglesias, en colaboración con el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.

 

Todos iguales en Cristo

En el discurso que llevaba escrito, el Santo Padre les transmite que “la dignidad de todos los hombres, la unidad fundamental del género humano y la llamada a vivir como hermanos, se confirman y refuerzan aún más en la medida en que se acoge la Buena Nueva, de que todos son igualmente salvos y reunidos por Cristo”.

En esta perspectiva, “el otro” no es solo un ser que debe ser respetado en virtud de su dignidad intrínseca, sino “sobre todo un hermano o hermana para ser amado”, ha matizado el Papa. “En Cristo, la tolerancia se transforma en amor fraternal, ternura y solidaridad operativa”.

“Ser cristiano es un llamado a ir a contracorriente, a reconocer, acoger y servir a Cristo mismo descartado en los hermanos”, invita Francisco a los participantes en la Conferencia sobre xenofobia y racismo.

 

Demasiada frecuencia

El Pontífice ha advertido que “vivimos tiempos en los que parecen reavivarse y difundirse sentimientos que muchos consideraban superados”, y ha indicado que estos sentimientos, “con demasiada frecuencia”, inspiran propios y verdaderos “actos de intolerancia, discriminación o exclusión”.

Estos actos “dañan gravemente la dignidad de las personas involucradas” y sus derechos fundamentales, incluido el mismo “derecho a la vida” y a la “integridad física y moral”.

Todos estamos llamados –ha exhortado Francisco– en nuestras respectivas funciones, a “cultivar y promover el respeto de la dignidad inherente a toda persona humana”, empezando por la “familia”, pero también en los diversos “contextos sociales” en los que operamos.

Publicamos a continuación el discurso que el Papa había preparado para esta ocasión y que ha sido entregado a los presentes, publicado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

***

 

Discurso del Papa Francisco

Sr. Cardenal,

Venerables hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,

Queridos hermanos y hermanas:

Me complace recibiros con motivo de la Conferencia Mundial sobre el tema Xenofobia, racismo y nacionalismo populista en el contexto de las migraciones mundiales (Roma, 18-20 de septiembre de 2018). Saludo cordialmente a los representantes de las instituciones de las Naciones Unidas, del Consejo de Europa, de las Iglesias cristianas, en particular del Consejo Ecuménico de Iglesias y de otras religiones. Doy las gracias al cardenal Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, por las amables palabras que me ha dirigido en nombre de todos los participantes.

Vivimos tiempos en los que parecen reavivarse y difundirse sentimientos que muchos consideraban superados. Sentimientos de sospecha, de miedo, desprecio y hasta de odio frente a individuos o grupos considerados diferentes a causa de su origen étnico, nacional o religioso y, como tales, no considerados lo suficientemente dignos de participar plenamente en la sociedad. Estos sentimientos, con demasiada frecuencia, inspiran propios y verdaderos actos de intolerancia, discriminación o exclusión, que dañan gravemente la dignidad de las personas involucradas y sus derechos fundamentales, incluido el mismo derecho a la vida y a la integridad física y moral.

Desafortunadamente, también sucede que en el mundo de la política se ceda a la tentación de explotar los temores o las dificultades objetivas de algunos grupos y de usar promesas ilusorias para intereses electorales miopes.

La gravedad de estos fenómenos no puede dejarnos indiferentes. Todos estamos llamados, en nuestras respectivas funciones, a cultivar y promover el respeto de la dignidad inherente a toda persona humana, empezando por la familia – el lugar en el que se aprenden desde muy temprana edad los valores de compartir, de la hospitalidad, de la hermandad y solidaridad- pero también en los diversos contextos sociales en los que operamos.

Antes que nada, pienso en los formadores y educadores, a quienes se les pide que renueven su compromiso para que en la escuela, en la universidad y otros lugares de formación se enseñe el respeto de cada persona humana, no obstante  las diferencias físicas y culturales que la distinguen, superando los prejuicios.

En un mundo en el que el acceso a los instrumentos de información y comunicación está cada vez más extendido, una responsabilidad particular recae sobre aquellos que trabajan en el mundo de las comunicaciones sociales, que tienen el deber de ponerse al servicio de la verdad y difundir la información preocupándose de favorecer la cultura del encuentro y la  apertura hacia el otro, en el respeto mutuo por la diversidad.

Los que, además, se benefician económicamente del clima de desconfianza ante los extranjeros, en el que la irregularidad y  la  ilegalidad de su estancia fomenta y alimenta un sistema de precariedad y  de explotación – a veces hasta un nivel que comporta verdaderas formas de esclavitud – deben hacer un profundo examen de conciencia, sabiendo que  algún día tendrán que dar cuenta ante Dios de las decisiones que han tomado.

Ante la proliferación de nuevas formas de xenofobia y racismo, también los líderes de todas las religiones tienen una importante misión: difundir entre sus fieles los principios y valores éticos grabados por Dios en el corazón humano, conocidos como  ley moral natural. Se trata de cumplir e  inspirar acciones que ayuden a construir sociedades basadas en el principio de la sacralidad de la vida humana y del respeto por la dignidad de cada persona, sobre  la caridad, la fraternidad – que va mucho más allá de la tolerancia – y sobre la solidaridad.

En particular, que las Iglesias cristianas sean testigos humildes e industriosos del amor de Cristo. En efecto, para los cristianos, las responsabilidades morales mencionadas anteriormente asumen un significado aún más profundo a la luz de la fe.

El origen común y el vínculo singular con el Creador hacen a todas las personas miembros de una única  familia, hermanos y hermanas, creados a imagen y semejanza de Dios, como enseña la Revelación bíblica.

La dignidad de todos los hombres, la unidad fundamental del género humano y la llamada a vivir como hermanos, se confirman y refuerzan aún más en la medida en que se acoge la Buena Nueva, de que todos son igualmente salvos y reunidos por Cristo, hasta el punto que – como dice San Pablo – “no hay judío o griego; no hay esclavos ni libres; no hay hombre y mujer, porque todos [… somos] uno en Cristo Jesús “(Gal 3:28).

En esta perspectiva, el otro no es solo un ser que debe ser respetado en virtud de su dignidad intrínseca, sino sobre todo un hermano o hermana para ser amado. En Cristo, la tolerancia se transforma en amor fraternal, ternura y solidaridad operativa. Esto es especialmente cierto en el caso de los más pequeños de nuestros hermanos, entre los que podemos reconocer al extranjero, al forastero, con quien se identificó el mismo Jesús. En el día del juicio universal, el Señor nos recordará: “Fui forastero y no me recibiste” (Mt 25,43). Pero ya hoy nos interpela: “Soy extranjero, ¿no me reconocéis?”.

Y cuando Jesús dijo a los Doce: “No sea así entre vosotros” (Mt 20,26), no se refería solamente al dominio de los líderes de las naciones por cuanto respecta al poder político, sino a todo el ser cristiano. De hecho, ser cristiano es un llamado a ir a contracorriente, a reconocer, acoger y servir a Cristo mismo descartado en los hermanos.

Consciente de las muchas expresiones de cercanía, acogida e integración hacia los extranjeros ya existentes, espero que de la reunión que acaba de concluir surjan muchas otras iniciativas de colaboración para que juntos podamos construir sociedades más justas y solidarias.

Encomiendo a cada uno de vosotros y a vuestras familias a la intercesión de María Santísima, Madre de la ternura, y os imparto de corazón la bendición apostólica a vosotros y a todos vuestros seres queridos.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

20/09/2018-18:26
Redacción

Hijos de Santa María Inmaculada: Amad las "nuevas generaciones"

(ZENIT – 20 sept. 2018).- “Queridos hermanos, vuestro carisma os empuja a algunos de los desafíos cruciales del momento histórico-eclesial en que vivimos”: ha dicho el Santo Padre Francisco a los Hijos de Santa María Inmaculada.

“Es importante que estéis presentes en este proceso, sin delirios de grandeza sino con el deseo de hacer todo lo que podáis, manteniendo en el corazón la actitud evangélica de los siervos inútiles”.

Esta mañana, a las 11:30 horas, en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a los Hijos de Santa María Inmaculada en el 150º aniversario de la muerte del venerable Giuseppe Frassinetti, fundador de la Congregación de los Hijos de Santa María Inmaculada, ha indicado la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Así, el Papa les ha recordado que “Don Frassinetti, como su amigo Don Bosco, se dieron cuenta del papel estratégico de las nuevas generaciones en una sociedad dinámica y proyectada en el futuro”.

Y les ha exhortado a “amar las nuevas generaciones”, a “haceros compañeros de viaje de su camino”, a veces confuso pero lleno de sueños, que también son parte de la llamada de Dios.

Publicamos a continuación el discurso que el Papa ha dirigido a los presentes en la audiencia:

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Discurso del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Os doy la bienvenida con motivo de vuestro congreso para celebrar el 150 aniversario del pasaje a la vida eterna del Venerable Giuseppe Frassinetti; y agradezco al Superior General, Padre Amici, las palabras que me ha dirigido en nombre de todos. He apreciado que en el congreso haya habido una colaboración fraterna entre clérigos y laicos, con la presencia de numerosos religiosos. Es uno de los signos de los tiempos de la Iglesia hoy, pero también es uno de los elementos que caracterizaron el ministerio del Fundador: la promoción del apostolado de los laicos, hombres y mujeres. Os exhorto a continuar por este camino, haciendo de vuestras comunidades  parroquiales y religiosas lugares donde se respire un espíritu de familia, de acogida, de respeto y de generosa colaboración apostólica.

Este congreso ha tenido lugar aproximadamente un año después de vuestro Capítulo General, en el cual se trataron temas importantes. Por lo tanto, es un paso adelante en el compromiso de implementar las líneas que surgieron del Capítulo y de hacer cada vez más partícipes a los fieles a vosotros confiados según la misión y el carisma de la Congregación. La Iglesia no se cansa de exhortar a los religiosos a una fidelidad dinámica a su propia identidad carismática, con docilidad al Espíritu y un fuerte sentido eclesial. Esta fidelidad dinámica requiere un discernimiento constante, que a su vez es un don sobrenatural (cf., Exhortación Apostólica Gaudete et exsultate, 170), pero también requiere compromiso, escucha, diálogo. El lema de vuestro Capítulo General fueron las palabras del Señor recogidas en el Evangelio de Juan: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, en que os améis los unos a los otros” (Jn 13, 35). Os animo a vivir el mandamiento de Jesús cada vez más como un verdadero distintivo de vuestro ser cristianos y consagrados, siguiendo la estela de Giuseppe Frassinetti, que cultivó las amistades espirituales y promovió  la fraternidad entre los sacerdotes.

El Concilio Vaticano II ha reafirmado clara y profundamente la vocación universal de los fieles a la santidad, enraizada en la llamada bautismal. Mis predecesores han desarrollado este tema con una gran riqueza de motivaciones y creatividad de expresiones. Se ha hablado de la medida alta de la vida cristiana, de la necesidad de difundir la vida buena del Evangelio con ternura, coherencia y coraje.

Entre los pastores que, en el siglo XIX, difundieron el ideal de la santificación del pueblo de Dios, merece también un lugar destacado el Venerable Frassinetti, tanto por el ejemplo de su vida y de sus relaciones, como por sus escritos ricos de ánimo para un camino humilde, sereno y valiente en el seguimiento de Cristo. Él pone en la base de la amistad con Dios, el deseo de amar y  el ofrecimiento de todo su ser a Él. Es bueno, por tanto, que os dediquéis a la fructificación de los ideales “frassinettianos” en la vida diaria, atesorando de la espiritualidad eclesial cosas nuevas y cosas antiguas (ver Mt 13:52).

Un elemento importante de vuestro carisma se refiere al compromiso vocacional, con particular atención a todas las dimensiones de la vida de consagración especial. Sabemos que siempre es Dios quien llama, pero podemos y debemos trabajar juntos para crear buenos terrenos donde la semilla desbordante de la llamada pueda echar raíces y no desperdiciarse. La Iglesia también se preocupa con  solicitud de la formación inicial y permanente de los llamados, tanto a la vida sacerdotal como a la religiosa. En vuestro último capítulo, esta cuestión  ha sido tratada adecuadamente, haciéndoos eco del gran ardor vocacional de Giuseppe Frassinetti. Espero que este compromiso de oración, de catequesis, de acompañamiento, de formación vocacional siempre tenga un lugar privilegiado en la vida y la pastoral de vuestra congregación.

Me gustaría referirme al próximo Sínodo de los Obispos sobre el tema: Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. La participación espiritual en este evento, que interesa a todos los fieles, debería encontraros particularmente sensibles y colaboradores en virtud de la dimensión educativa y juvenil de vuestro carisma. Don Frassinetti, como su amigo Don Bosco, se dieron cuenta del papel estratégico de las nuevas generaciones en una sociedad dinámica y proyectada en el futuro. Os exhorto a amar las nuevas generaciones, a haceros compañeros de viaje de su camino, a veces confuso pero lleno de sueños, que también son parte de la llamada de Dios.

Queridos hermanos, vuestro carisma os empuja a algunos de los desafíos cruciales del momento histórico-eclesial en que vivimos. Es importante que estéis presentes en este proceso, sin delirios de grandeza sino con el deseo de hacer todo lo que podáis, manteniendo en el corazón la actitud evangélica de los siervos inútiles. No os desaniméis por las dificultades de este testimonio y pedid a la Virgen María que os acompañe así como a los jóvenes que os han sido confiados en plena comunión con Jesucristo. Ella, Madre de la Iglesia y de cada uno de nosotros, quiere ayudarnos a vivir plenamente la gracia de Dios y a vivir como discípulos misioneros que dan fruto en el anuncio, en el encuentro y el servicio. Os bendigo a todos y a vuestro apostolado, y os pido por favor que recéis por mí. ¡Gracias!

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

20/09/2018-18:09
Rosa Die Alcolea

Anunciados los ganadores del Premio `Ratzinger' de 2018

(ZENIT — 20 sept. 2018).- La teóloga alemana Marianne Schlosser y el arquitecto suizo Mario Botta son los ganadores de la edición de 2018 del Premio Ratzinger. La entrega de premios se celebrará el próximo 17 de noviembre en la Ciudad del Vaticano.

Sus nombres fueron anunciados el 20 de septiembre de 2018, en una conferencia de prensa en la Sala de Prensa de la Santa Sede, en la que se han presentado las próximas iniciativas de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger— Benedicto XVI.

Los ganadores serán premiados el día posterior al 8° Simposio Internacional organizado en Roma por la Fundación, junto con la Universidad LUMSA (15-16 de noviembre). El tema del simposio será: Derechos fundamentales y conflictos entre los derechos.

Asimismo, esta mañana se ha presentado la segunda edición del Premio "Razón abierta", en colaboración con la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid), que tendrá lugar el 24 de septiembre de 2018, en la sede de la Academia de Ciencias, en el Vaticano.

Han intervenido en el acto el cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Consejo Pontificio para la Cultura y miembro del Comité Científico de la Fundación; P. Federico Lombardi, S.I., Presidente del Consejo de Administración de la Fundación; Prof. Giuseppe Dalla Torre, ex Rector de la Libera Universitá Maria Santissima Assunta (Roma) y el Sr. Max Bonilla, Jefe de Relaciones Externas de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid).

 

Fundación Joseph Ratzinger— Benedicto XVI

La Fundación se estableció en 2010 con el objetivo de "promover estudios y publicaciones sobre la obra y el pensamiento de J. Ratzinger-Benedicto XVI", y más en general de promover estudios teológicos y disciplinas relacionadas, ha explicado el P. Federico Lombardi, Presidente del Consejo de Administración de la Fundación.

Las iniciativas concretas indicadas en el estatuto abarcan principalmente tres ámbitos: premios para estudiosos y obras meritorias; conferencias y reuniones de estudio y publicaciones; y becas para estudiantes de doctorado, ha indicado el cardenal.

 

Premio 'Razón abierta'

El Premio Razón abierta nació de la colaboración con la Universidad española Francisco de Vitoria. Esta iniciativa ya no es una novedad: Este año se trata de la segunda edición del Premio, que se titula Razón abierta porque está inspirada en una "idea central en el pensamiento de Ratzinger", ha señalado el padre Lombardi.

Él insiste en la necesidad de tener una visión amplia y abierta de la razón y su ejercicio en la búsqueda de la verdad y de la respuesta a las preguntas fundamentales sobre la humanidad y su destino. Esta idea es fundamental para el diálogo entre la Iglesia y la cultura moderna, y entre las ciencias y la filosofía y la teología y, por lo tanto, también es una idea fundamental para la forma de pensar acerca de la universidad y su función.

La iniciativa para este premio provino precisamente de la Universidad Francisco de Vitoria y nuestra Fundación se unió de buen grado. Como quizás recuerden, la ceremonia de premiación de la primera edición tuvo lugar en Roma, el 27 de septiembre del pasado año, en la Academia de Ciencias, y dado el éxito, continuaremos este año de manera análoga.

Las obras sometidas -con fecha tope en abril de 2018- a la atención del Jurado Internacional, escritas en inglés o español, fueron más de 170, provenientes de más de 100 universidades en muchos países diferentes. Varios y muy distintos los temas tratados: ciencias jurídicas, económicas y sociales; ciencias de la comunicación; ciencias físicas, biológicas, ambientales, biomédicas y de salud; ingeniería y arquitectura; humanidades, filosofía y teología.

Cuatro han sido las obras ganadoras elegidas por el Jurado, reunido en Madrid los días 18 y 19 de julio: dos en la sección "Investigación" y dos en la sección "Enseñanza".

 

Investigación

Los ganadores del ámbito de Investigación son: Javier Sánchez Cañizares, de la Universidad de Navarra (España), con un trabajo titulado Universo singular, -una reflexión sobre las singularidades que se observan en la historia del universo a la luz de los resultados de las investigaciones cosmológicas y físicas actuales- y Juan Arana, de la Universidad de Sevilla (España), por la obra La conciencia inexplicada. Ensayo sobre los límites de la comprensión naturalista: una defensa convincente y fascinante de la singularidad de la conciencia humana frente a los diversos intentos de darle una explicación reduccionista (a través de la neurociencia, la inteligencia artificial, etc.).

 

Enseñanza

Los ganadores del ámbito de Enseñanza son: Gonzalo Génova y María del Rosario González, de la Universidad Carlos III de Madrid y de la Universidad Complutense, por el curso de Ética para Ingenieros: Entre la Supervivencia y la Dignidad: Con un método pedagógico muy participativo se ayuda los jóvenes ingenieros en formación a interrogarse y reflexionar sobre sus responsabilidades éticas en la construcción y transformación del mundo. Mientras John C. Cavadini, James Martin, Patricia Bellm y Christopher T. Baglow, de la Universidad de Notre Dame (Indiana, EE.UU.), han desarrollado un amplio programa de capacitación para maestros de escuelas intermedias: Catholic Educators to engage the Dialogue between Science and Religion: El diálogo entre la ciencia y la religión, justamente, no debe darse solo a nivel universitario o académico, sino también, -de manera adecuada- en las etapas de educación previas.

Como el año pasado, también se atribuyeron dos menciones especiales de mérito. Atañen la importante labor en el campo de historia de la cultura de Brad Gregory, Universidad de Notre Dame: The Unintended Reformation: How a Religious Revolution secularized Society y el estudio de David Wilkinson, de la Universidad de Durham (Reino Unido) sobre Science, Religion and the Search for Extra-terrestrial Intelligence.

La segunda edición ha tenido un número menor de candidatos que la previa, pero de un nivel superior: los candidatos se han dado cuenta de la calidad requerida en sus
trabajos. "Consideramos que esto es positivo", ha explicado el Cardenal Lombardi.

 

Premio Ratzinger, 8a edición

La segunda iniciativa importante es el ya conocido Premio Ratzinger, que llega a su octava edición. Los ganadores son presentados al Papa Francisco por el Comité Científico (compuesto por cinco miembros: Los cardenales Amato, Koch, Ravasi, Ladaria y el obispo de Ratisbona, Mons Rudolf Voderholzer.).

 

Marianne Schlosser

Nacida en 1959 en Donauwórth, Baviera. Teóloga católica. Profesora de Teología de la espiritualidad en la Facultad de Teología Católica de la Universidad de Viena desde 2004.

Profunda conocedora de la teología y la espiritualidad de la Patrística y de la Baja Edad Media, con especial atención a las órdenes mendicantes, ha traducido al alemán una gran parte de la obra de San Buenaventura y se ocupó del Volumen II de la Opera Omnia de Joseph Ratzinger sobre L'idea di Rivelazione e la Teología della storia di Bonaventura. En 2014, el Papa Francisco la nombró miembro de la Comisión Teológica Internacional.

 

Mario Botta

Nacido en 1943 en Mendrisio, Suiza. Es un arquitecto de fama internacional. Ha realizado numerosas intervenciones y proyectos y participado en muchos concursos. Su arquitectura está influenciada por Le Corbusier, Carlo Scarpa y Louis Kahn.

Ha trabajado en muchos tipos de edificios: viviendas, escuelas, bibliotecas, museos, bancos, pero también, en particular, en diferentes lugares importantes de culto, entre los cuales podemos mencionar la iglesia de San Giovanni Battista en Mogno, la catedral de Evry, cerca de París, la con-catedral del Santo Volto en Turín. Es autor de una de las capillas expuestas en el "pabellón" de la Santa Sede en la Isla de San Giorgio, en la Bienal de Arquitectura de Venecia.

Veo dos características de la elección de este año —ha comunicado el P. Lombardi—: Por segunda vez el premio es otorgado a una mujer, una prueba del calificado y creciente aumento de la contribución de las mujeres en el campo de las ciencias teológicas (en 2014 el premio fue otorgado a la profesora Anne-Marie Pelletier). También sigue la línea inaugurada el año pasado de incluir las artes entre las actividades de los ganadores: mientras que el año pasado fue un músico el galardonado con el Premio, este año es la vez de un famoso arquitecto.

La adjudicación del Premio está programada para el 17 de noviembre, el día siguiente a la conclusión del Simposio de Estudios Internacionales.

 

VIII Congreso Internacional de Estudios

Este año se organiza en Roma, junto con la Universidad LUMSA los días 15 y 16 de noviembre.

El título es un reto: "Derechos fundamentales y conflictos entre los derechos" y tiene la intención de recordar dos importantes aniversarios: el 70 aniversario de la aprobación por la Asamblea General de las Naciones Unidas de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y el 20 aniversario de la atribución del título honoris causa al entonces cardenal Joseph Ratzinger por la LUMSA con motivo de su "contribución fundamental en el curso de sus estudios a la fundación del derecho".

El tema elegido para el Simposio es considerado particularmente importante en la actualidad por el Papa Emérito, quien ha dedicado muchas intervenciones y reflexiones al respecto, y que ha apreciado mucho esta decisión.

Los temas son de gran interés, ha indicado el Cardenal Lombardi: La libertad religiosa, el derecho natural, la laicidad positiva en el pensamiento de J.Ratzinger, la génesis y la aplicación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la multiplicación de los derechos y el peligro de la destrucción de la idea de derechos, la postura de la Iglesia en el debate sobre los derechos humanos, etc.

Los oradores son notables y provienen de diferentes áreas culturales. No sólo del mundo de la cultura romana e italiana (los profesores Dalla Torre, Ska, Cartabia, Baratta), sino también de los Estados Unidos (profesores George, Glendon, Weiler), Alemania (Prof. Zehnpfennig), Argentina (Prof. Massini). Presiden e introducen personalidades eclesiásticas y académicas muy autorizadas. Intervienen con contribuciones preparadas para el debate otros profesores, además de los participantes. La relación final correrá a cargo del Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin.

 

 

20/09/2018-16:03
Isabel Orellana Vilches

San Mateo, 21 de septiembre

«Apóstol y evangelista, primero en redactar la vida de Cristo. El llamamiento de este publicano y recaudador de impuestos es otro signo de esperanza para quienes se juzgan indignos de esta gracia»

Leví, el hijo de Alfeo, fue uno de los privilegiados a los que Cristo llamó. Nunca hubiera pensado este galileo, publicano y recaudador de impuestos al servicio del imperio romano, que Cristo iba a fijarse en él cuando ejercía su oficio. Pero así fue. Lo hizo con otros discípulos y sigue procediendo de igual modo con aquellos a los que elige en cualquier momento y situación. No hay mirada que penetre tan hondamente como la divina; traspasa todas las fibras de nuestro ser. Mateo no se resistió a ella.

Abandonando lo que poseía, rompió drásticamente con su presente sin pensar en el futuro. No sabemos si le costó, pero seguramente no, porque una seducción tal pone alas en el corazón. Desde luego, siguió al Mesías ipso factopermaneciendo a su lado en todo momento; igualaba a otros apóstoles con su inmediatez en la respuesta.

Dejándose elegir por Él, recibió la inmensa gracia de empaparse de su amor, de ser directo acreedor de sus excelsos e incomparables matices, testigo de cómo hablaba, caminaba, actuaba..., un sueño compartidopor los innumerables hombres y mujeres enamorados de Cristo que habrían dado todo por haberle conocido.

Su llamamiento no pasó desapercibido para los escribas y fariseos, quienes, viendo la paja en los ojos ajenos y no la viga en los suyos, seguían los pasos del Redentor maliciosamente, con la intención de sorprenderle en algún desliz que permitiera desacreditarle ante el pueblo. La elección de Mateo por parte de Cristo fue recibida por ellos como una ignominia toda vez que el oficio desempeñado por el evangelista recaudando tributos para el imperio dominador era tomado como una afrenta al pueblo de Israel; se le consideraría una persona sin escrúpulos, afín al opresor. Pero él se mostró ante el Salvador con toda sencillez. Sin modificar inicialmente sus esquemas de vida, convocó a su mesa a los conocidos —sus amigos de siempre, podríamos decir—, para agasajarlos. Cursó la misma invitación para Cristo aunque su casa estuviese atestada de personas de dudosa conducta. Además, con ello ponía un nítido signo apostólico en este primer momento; franqueaba la puerta del camino que emprendía a sus allegados. ¿Qué hace un genuino seguidor de Cristo? Por supuesto, dar a conocer a Dios a los suyos. Y aunque él todavía no concebía a Jesús en su divinidad, algo muy hondo y desconocido experimentaría ante su presencia que le indujo a actuar así.

Conmueve ver cómo aprovecha el Maestro ese instante para manifestarse en un aspecto que quedó como paradigma de consuelo y esperanza para quienes se han propuesto seguirle y piensan en sus muchas debilidades y torpezas: «No necesitan médico los sanos sino los enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores» ( Mc2, 17). Conviene tener en cuenta que el Mesías no se fijó en los máximos exponentes de la sociedad tanto del ámbito religioso como público. Los detractores no entendieron su indulgencia y piedad, un concepto de amor de tal calibre que echaba por tierra toda barrera y prejuicios, ya que elevaba a la condición de hijos de Dios a todas las personas sin distinciones de ningún tipo. La acepción disgregadora quedaba absolutamente destronada para siempre.

Ni qué decir tiene que en lo profundo del corazón humano se produce un estremecimiento ante el misterio del llamamiento. Nos desborda la contemplación de la misericordia divina. Viendo la elección de Mateo que discurre completamente al margen de los cánones de la razón, rompiendo todos los convencionalismos, se comprende el sentimiento que tantos seleccionados por Cristo para seguirle han experimentado y siguen percibiendo: ¿Por qué yo?, ¿qué ha podido ver en mí? Las preguntas penden en la conciencia de indignidad cuando cada uno se asoma a su interior aunque sea levemente. Ese «porqué» enajena, perturba, insta a luchar y a hacerse dignos de tan altísimo honor. Yendo tras Él, este sencillo publicano impregnó su vida de esperanza y la enriqueció con su anhelo indeclinable de apurarla hasta el final. Es otro de los indiscutibles referentes que poseemos.

Aunque no se ofrezcan datos fehacientes al respecto, en el itinerario espiritual de Mateo debió quedar trazada a fuego la confianza del Redentor. Que el Maestro se fijara en él lo sintetiza todo. Y en esa mesa llena de comensales en la que pululaban las murmuraciones, mucho debió pesar en su ánimo el hecho de que Cristo le había abierto sus brazos para siempre amándole como era, con sus debilidades y aciertos, que también los tendría. Este amor dio un giro radical a su existencia. No echó en saco roto la excelsa dádiva que había recibido. Después de la muerte y resurrección de Cristo, bajo el amparo de Pedro contribuyó a la evangelización y extensión de la Iglesia en Palestina. Testigo ocular de los hechos que acontecieron al Hijo de Dios catequizó a su generación, y a las que han ido llegando desde entonces, narrando en su evangelio todo lo que había oído y vivido. El humilde apóstol, denostado por su condición social y trabajo profesional, pasó a ser el primer redactor.

En su exposición, escrita en hebreo, arameo y griego, confirma que Jesús es el Mesías cuya venida había sido vaticinada durante siglos por los profetas. Ensalza el Reino de Dios, que denomina Iglesia constituida por Cristo en la persona de Pedro. Él, como los restantes evangelistas, se ocupó de transmitir fielmente la vida de Jesús y su doctrina. Realizó su apostolado en Palestina y después partió a Etiopía donde obró incontables milagros, entre otros, la resurrección de Ifigenia, una hija del rey Eglipo, que se convirtió junto al resto de su familia. El sucesor del monarca, Hirtaco, pretendía casarse con ella, pero la joven había consagrado su virginidad a Dios alentada por el apóstol. Y al ver que no podía cumplir sus deseos, porque Mateo no se prestó a ayudarle en sus planes rebajando el mensaje evangélico que había transmitido a la joven, el cruel soberano ordenó que le diesen muerte mientras oficiaba misa. Sus reliquias se veneran en Salerno, Italia.