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Uruguay celebra el Día de la Educación Católica

 

Este 10 de septiembre se celebra en Uruguay, el “Día de la Educación Católica”, con el fin de fortalecer la identidad de escuelas católicas y su rol formativo en medio de la sociedad.

 

 

10 septiembre 2018, 12:32 | Renato Martinez – Ciudad del Vaticano


 

 

La Iglesia católica en Uruguay celebra este 10 de septiembre, el “Día de la Educación Católica”. Una celebración que parte de la alegría del acceso y la participación en la educación católica de un gran porcentaje de niños y niñas, pero al mismo tiempo de la conciencia que no todas las familias y los niños del mundo y de Uruguay pueden acceder a la educación católica a la que tienen derecho.

 

Calidad e identidad de la Educación Católica

En este sentido, la Asociación Uruguaya de Educación Católica (AUDEC) reitera que, como educación católica en el Uruguay se identifican con dos grandes desafíos: “la calidad y la identidad”. Por ello, “esta celebración – del Día de la Educación Católica explica la AUDEC – apunta a reforzar la identidad y a desencadenar procesos y reflexiones sobre lo que somos y estamos llamados a ser”.

 

¿Por qué el 10 de setiembre?

El 10 de setiembre del año 1815 el General José Artigas, en plena revolución, “dirige una nota al Cabildo de Montevideo solicitando fundar en Purificación ‘la escuela de la patria’, una escuela de primeras letras para la enseñanza de los jóvenes, confiada al sacerdote José Benito Lamas”.

De allí nace esta fecha conmemorativa, con el liderazgo caudillista de Artigas, católico confeso, y en el marco del prolífero año de 1815, donde imperó la perspectiva evangélica de que “los más infelices sean los más privilegiados”. Este hecho, del 10 de setiembre de 1815, día que vinculamos al primer documento que se conoce en el que Artigas manifiesta su voluntad de fundar dicha escuela, es el que finalmente escogió AUDEC, para la conmemoración del “Día de la Educación Católica del Uruguay”.

 

La educación católica en el contexto uruguayo

En el contexto uruguayo se hace necesario compartir la identidad católica en toda su amplitud bimilenaria, buscando con ello contribuir a una comprensión positiva de la laicidad.

En este contexto, recordamos las palabras que dirigió el Papa Benedicto XVI al entonces Presidente de Francia: “Usted, Señor Presidente, utilizó la bella expresión ‘laicidad positiva’ para designar esta comprensión más abierta”, de la relación entre la Iglesia y el Estado”. “En este momento histórico en el que las culturas se entrecruzan cada vez más entre ellas, estoy profundamente convencido de que una nueva reflexión sobre el significado auténtico y sobre la importancia de la laicidad es cada vez más necesaria”.

“En efecto, es fundamental – precisaba Benedicto XVI – por una parte, insistir en la distinción entre el ámbito político y el religioso para tutelar tanto la libertad religiosa de los ciudadanos, como la responsabilidad del Estado hacia ellos y, por otra parte, adquirir una más clara conciencia de las funciones insustituibles de la religión para la formación de las conciencias y de la contribución que puede aportar, junto a otras instancias, para la creación de un consenso ético de fondo en la sociedad”. (Papa Benedicto XVI, Viaje apostólico a Francia con ocasión del 150 aniversario de las apariciones de Lourdes, Ceremonia de Bienvenida, Encuentro con las autoridades, 12 de septiembre de 2008).